lunes, 24 de marzo de 2014

Desmantelando Yugoslavia, colonizando Bosnia


En una amarga ironía que el llamado Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY) de La Haya esté controlado por los criminales de guerra. No fue el presidente Milosevic sino la OTAN quién comenzó la guerra en Yugoslavia. "Según los jueces en Nuremberg, el crimen de guerra primordial es antes todo empezar una guerra. Todos los demás crímenes de guerra parten de ahí" (1).
Según William Rockler, ex-fiscal del Tribunal de Crímenes de Guerra de Nuremberg:
"Los bombardeos [Guerra de Kosovo, 1999] violan y hacen jirones las disposiciones fundamentales de la Carta de las Naciones Unidas y otras convenciones y tratados; el ataque a Yugoslavia constituye la agresión internacional más descarada desde que los nazis atacaron Polonia para "evitar las atrocidades polacas" contra los alemanes. Los Estados Unidos han descartado toda pretensión de legalidad y decencia internacional, y se han embarccado en una carrera de imperialismo crudo fuera de control".
De acuerdo con la jurisprudencia de Núremberg, los jefes de la OTAN y sus jefes de gobierno son culpables del delito supremo: "el crimen contra la paz".
En consonancia con la definición de Nuremberg de "crímenes contra la paz", este artículo (publicado por primera vez en 1996, con una breve actualización relativa a Kosovo) se centra en cómo la economía y las instituciones de Yugoslavia fueron destruidos mediante las"reformas de libre mercado" impuestas por el FMI, en estrecha coordinación con las intervenciones militares de la OTAN...

Michel Chossudovsky, autor de esta artículo, colaboró a su vez en la realización del documental  "The Weight of Chains" (2010), en el cual se denuncia como occidente utilizó el nacionalismo para destruir Yugoslavia. Asimismo muestra cómo occidente logró provocar la guerra  a través de "ayudas económicas" y programas de ajuste estructural del FMI y como la deuda externa ha acabado con cualquier ilusión de soberanía en los estados sucesores de la antigua Yugoslavia (versión gratuita con subtítulos)
Desmantelando Yugoslavia; colonizando Bosnia (2)
Mientras tropas fuertemente armadas de EEUU y la OTAN imponen la paz en Bosnia, la prensa y los políticos describen la intervención occidental en la antigua Yugoslavia como una respuesta noble, si bien agónicamente tardía, a un brote de masacres étnicas y violaciones de los derechos humanos. A raiz de los Acuerdos de Paz de Dayton de noviembre de 1995, occidente está ansioso de maquillar su autoretrato como salvadores de los eslavos del sur y seguir adelante con "el trabajo de reconstrucción" de los recien creados "estados soberanos".
Pero siguiendo el modelo establecido desde el inicio de la guerra civil, la opinión pública occidental ha sido habilmente engañada. La versión oficial, ejemplificada en los escritos de Robert Zimmermann, antiguo embajador de EEUU para Yugoslavia, es que la dificil situación de los Balcanes es el resultado de un "nacionalismo agresivo", el resultado inevitable de tensiones étnicas y religiosas profundamente arraigadas en la historia (3). De manera similar, se ha hablado mucho de las "lucha por el poder en los Balcanes" y del choque de personalidades de la política yugoslava: "Tudjman y Milosevic están partiendo en pedazos Bosnia" (4).
Perdidos en el aluvión de de imágenes y análisis escritos para servir a los propios intereses están las causas sociales y económicas del conflicto. La crisis económica profundamente arraigada que precedió a la larga guerra civil se olvidó hace mucho. Los intereses estratégicos de Alemania y los EEUU que sentaron las bases para la desintegración de Yugoslavia no se mencionan, ni el papel de los acreedores extranjeros y las instituciones financieras internacionales. A los ojos de los medios de comunicación globales, las potencias occidentales no tienen ninguna responsabilidad por el empobrecimiento y destrucción de una nación de 24 millones de personas.
Pero fué mediante su dominación del sistema financiero mundial como las potencias occidentales, para favorecer sus intereses estratégicos nacionales y colectivos, ayudaron desde el inicio de la década de los 80 a poner la economía yugoslava de rodillas, y contribuyeron a agitar los conflictos étnicos y sociales latentes en el seno de la sociedad. Ahora, los esfuerzos de la comunidad financiera internacional están canalizados en "ayudar a los estados sucesores de Yugoslavia devastados por la guerra". Pero mientras la atención del mundo está centrada en movimientos de tropas y treguas, los acreedores y las instituciones financieras internacionales se están dedicando a cobrar la deuda externa de la antigua Yugoslavia, mientras transforman los Balcanes en un lugar seguro para la libre empresa.
Adoptadas en diversas fases desde inicio de los años 80, las reformas impuestas a Belgrado por los acreedores de Belgrado debilitaron la economía y provocaron el caos que llevó a la desintegración del sector industrial y el desmantelamiento paso a paso del estado del bienestar yugoslavo. A pesar de la no alineación (en la Guerra Fría) de Belgrado y de sus extensas relacciones comerciales con los EEUU y la Comunidad Europea, la administración Reagan puso la economía yugoslava en la Directiva de Decisión para la Seguridad Nacional (National Security Decision Directive / NSDD 133) de 1984, clasificada como «Secret Sensitive» y titulada "Política de EEUU hacia Yugoslavia" («United States Policy towards Yugoslavia»). Una versión censurada de dicho documento desclasificada en 1990 estaba conformada en gran parte siguiendo una Directiva de Decisión para la Seguridad Nacional previa sobre Europa Oriental, establecida en 1982, la NSDD 54, cuyos objetivos incluían "aumentar los esfuerzos para fomentar una 'revolución pacífica' que derribe a los gobiernos y partidos comunistas... y al mismo tiempo reintegre a los países de Europa oriental en la órbita de los mercados mundiales" (5).
Las tendencias secesionistas alimentaron las divisiones sociales y étnicas, que ganaron fuerza precisamente durante un peridodo de empobrecimiento brutal de la población yugoslava. La primera fase de reformas macroeconómicas e inció en 1980 poco antes de la muerte del mariscal Tito "destrozó la economía y provocó un caos político... Un cxrecimiento económico lento, la acumulación de deuda externa y especialmente el costo de devolverla así como la devaluación provocó un hundimiento del nivel de vida de la mayoría de la población yugoslava... La crisis económica amenazó la estabilidad política... y amenazó con agravar las crecientes tensiones étnicas" (6).
Dichas reformas, acompañadas por la firma de acuerdos de reestructuración de la deuda con los acreedores oficiales y comerciales, también sirvieron para debilitar las instituciones del estado federal creando divisiones políticas entre Belgrado y los gobiernos de las Repúblicas y Provincias Autónomas. "El primer ministro Milka Planinc, que se suponía que iba a llevar a cabo el programa de reformas, tuvo que prometer al FMI un incremento inmediato de las tasas de descuento y muchas cosas más del arsenal de medidas de las Reaganomics" (7)


La deuda externa de Yugoslavia creció de manera imparable desde mediados de los 70. Las crisis en Oriente Medio en 1973 y 1979 afectaron enormemente a la economía yugoslava: la crisis económica provocó la caida de las exportaciones, reduciendo el volumen de divisas occidentales en manos del gobierno, justo en el momento en que el precio del petroleo y los intereses de los créditos de la banca occidental (a pagar en dólares) aumentaban enormemente. Yugoslavia no tardó en convertirse en uno de los focos de la crisis de la deuda de los 80.


Tras la fase inicial de reformas macroeconómicas en 1980, el crecimiento industrial cayó a 2,8% en el periodo 1980-87, se hundió a cero en 1987-88 y cayó a -10% en 1990 (8). Las reformas económicas alcanzaron su climax bajo el gobierno pro-EEUU del primer ministro Ante Markovic. En el otoño de 1989, justo antes del colapso del muro de Berlin, el jefe de gobierno federal viajó a Washington a entrevistarse con george Bush. Se le ofreció un "paquete de ayuda financiera" a cambio de acelerar las reformas económicas, incluyendo una devaluación monetaria, la congelación de los salarios, un drástico corte del gasto público y la aliminación de las empresas de propiedad social autogestionadas (9)
La "terapia económica" (lanzada en enero de 1990) contribuyó a tambalear el sistema federal. Los ingresos estatales que deberían haber sido transferidos a las repúblicas y provincias autónomas fueron desviadas para pagar el servicio de la deuda externa de belgrado con los clubs de acreedores de París y Londres. Las repúblics fueron abandonadas a su destino esacerbando el proceso de ruptura política. De un solo golpe, los reformadores habian organizado el abandono de la estructura fiscal federal y dañado mortalmente sus instituciones políticas federales. La crisis presupuestaria provocada por el FMI creó un "fait accompli" (hecho consumado) económico que en parte abrió el camino para la secesión formal de Croacia y Eslovenia en junio de 1991.
El acuerdo con el FMI
El paquete económico fué lanzado en enero de 1990 dentro de un Acuerdo Stand-by (SBA) del FMI y un crédito de ajuste estructural del Banco Mundia (SAL II). Los cortes presupuestarios que requerían redirigir los ingresos federales al pago de la deuda fueron responsables de la suspensión del pado de las transferencias de Belgrado a los gobiernos de las repúblicas y provincias autónomas, elimentando el proceso de balcanización política y el secesionismo. El gobierno de Serbia rechazó categóricamente el programa de austeridad de Markovic dando lugar a una marcha de protesta de 650.000 trabajadores serbios contra el gobierno federal. El movimiento sindical estuvo unido en esta lucha: "la resistencia de los trabajadores superaba las lineas étnicas, ya que se movilizaron serbios, croatas, bosnios y eslovenos (...) hombro con hombro con sus compañeros de trabajo" (10).
Las reformas empresariales de 1989
Las reformas empresariales de 1989 adoptadas por el jefe de gobierno Ante Markovic jugó un papel central en empujar al sector industrial a la bancarrota. En 1990 (11), la tasa anual de crecimiento del PIB había colapsado hasta un -7% (12). En 1991, el PIB cayó otro 15%, la producción industrial collapsó cayendo un 21% (13). Los programas de reestructuración exigidos por los acreedores internacionales de Belgrado buscaba eliminar el sistema enpresas e propiedad social. La Ley Empresarial de 1989 requería abolir las OBTAs ("Organizaciones Básicas de Trabajo Asociado"), las unidades de produccion de propiedad social y autogestionadas por los trabajadores, en las que el Consejo Obrero era el principal órgano de toma de decisiones (14).
La Ley Empresarial de 1989 requería la transformación de las las OBTAs en empresas privadas capitalistas, reemplazando el Consejo Obrero por un "consejo social" controlado por los propietarios de la empresas, acreedores incluidos (15). "El objetivo era llavar a cabo una masiva privatización de la economía yugoslava y el desmantelamiento del sector público. ¿Quién debía llevarlo a cabo? La burocracia del Partido Comunista, y muy especialmente su sector militar y de inteligencia, fueron sondeadas específicamente, ofreciéndolas apoyo político y económico a condición de que se impusiera un corte radical generalizado de las protecciones sociales de la clase trabajadora yugoslava" (16).
Revisando la legislación
Una serie de leyes para apoyar este proceso fueron LEGISLADAS rapidamente con ayuda de abogados y consultores occidentales. Una nueva ley bancaria fué ENACTED con el objetivo de poner en marcha la liquidación de los "Bancos asociados" de propiedad social. Más de la mitad de los bancos del país fueron desmantelados, y se puso especial énfasis en la creación de "instituciones independientes orientadas a generar beneficios" (17) 
En 1990, la totalidad del "sistema bancario de tres pilares", formado por el Banco Nacional de Yugoslavia, los bancos nacionales de las ocho repúblicas y provincias autónomas y los bancos comerciales habían sido desmantelado siguiendo las instrucciones del Banco Mundial (18). Un crédito del Banco Mundial para reestructurar del sector financiero fué negociado en 1990. Sería adoptado por el gobierno de Begrado en 1991...
La quiebra programada
Las empresas industriales fueron cuidadosamente clasificadas. Bajo las reformas organizadas por el FMI y el Banco Mundial, se congelaron los créditos al sector industrial con la intención de acelerar el proceso que los levarßía a la quiebra. Los llamados "mecanismos de salida" (exit mechanisms) habían sido establecidos bajo las provisiones del decreto ley de operaciones financieras de 1989 (19). Dicho decreto ley establecía que si una empresa permanecía insolvente durante 30 días seguidos, o 30 días un periodo de 45 en total, debía convocar una reunión en los siguientes 15 días con sus acreedores para llegar a un acuerdo. 
El proceso de bancarrota permitía a los acreedores (bancos nacionales y extranjeros incluidos) convertir sus deudas de ,manera rutinaria en un paquete de acciones de control en la empresa insolvente. Bajo dicho decreto ley, el gobierno no estaba autorizado a intervenir. En caso de que no se llegase a un acuerdo, el proceso de bancarrota se pondría en marcha, en cuyo caso los trabajadores normalmente serían despedidos sin recibir indemnizaciones (20)
En 1989, de acuerdo con diversas fuentes oficiales, 248 empresas fueron llevadas a la bancarrota o fueron liquidadas, y 89.400 trabajadores habían sido despedidos (21). Durante los primeros nueve meses de 1990, a continuación de la adopción del programa del FMI, otras 889 empresas con una fuerza laboral total de 525.000 trabajadores fueron sometidas a el proceso de bancarrota (22)
En otras palabras, en menos de dos años el "mecanismo de impulso" (bajo el decreto ley de operaciones financieras) había provocado el despido de más de 600.000 trabajadores (de un total de 2,7 millones de trabajadores en la industria). Las mayor parte de las quiebras y los despidos se concentraron en Serbia, Bosnia-Herzegovina, Macedonia y Kosovo (23).

 En caida libre: Hundimiento de la producción industrial en Yugoslavia entre 1989 y 1993. Como puede verse, las sanciones de la Unión Europea (EC) en 1992 fueron en la práctica la continuación de los procesos de reestructuración económica del FMI. La guerra civil misma tan sólo aceleró minimamente el proceso.
Muchas empresas de capital social del Banco Mundial intentaron evitar caer en bancarrota mediante el impgo de los salarios. Medio millones de trabajadores, que representaban en torno al 20% de la fuerza laboral industrial, no recibieron su sueldo durante la primera mitad de 1990, para poder cumplir las exigencias de sus acreedores siguiendo los procedimientos "para llegar a un acuerdo" que estipulaba la ley de organizaciones financieras. Los ingresos de la población estaban en caida libre, los programas sociales habían colapsado y debido a la bancarrota de las empresas industriales había un paro galopante, todo lo cual creó entre la población una atmósfera de desesperación social y falta de esperanza:
"Cuando Mr. Markovic puso finalmente en marcha su «privatización programada», las oligarquías de las republicas, todas las cuales tenían visiones de un «renacimiento nacional» propio, en lugar de elegir entre un mercado genuinamente yugoslavo y la hiperinflación, prefirieron la guerra que permitiría ocultar las causas reales de la catástrofe económica" (24).
El paquete económico de enero de 1990 patrocinado por el FMI contribuyó de manera inequívoca a incrementar las pérdidas de las empresas, llevando a que muchas de las grandes empresas electricas, de refinerías de petróleo, demaquinaria, ingeniería y química entrasen en bancarrota. Además, con la desregulación del regimen comercial de enero de 1990 una verdadera avalancha de productos importados contribuyó a desestabilizar aún más la producción doméstica. 
Esas importaciones se financiaron mediante dinero prestado incluido en el paquete de ayuda del FMI (es decir, los variados "créditos de desembolso rápido" con la garantía del FMI, el Banco Mundial y donacions bilaterales en apoyo de las reformas económicas). Mientras la bonanza en las importaciones estaba dando lugar a un aumento de la deuda externa de Yugoslavia, los bruscos aumentos de los tipos de interés y de los precios de inversión (INPUT PRICES) impuestos a las empresas nacionales había provocado el arrinconamiento y exclusión de los productores domésticos de su propio mercado nacional.
"Librandose de los trabajadores sobrantes"
La situación que prevalecía en los meses precios a la secesión de Croacia y Eslovenia en enero de 1991 (confirmada por los datos de quiebras en el periodo 1989-1990) apunta a la enorme magnitud y brutalidad del proceso de desmantelación industrial. Los datos, no obstante, sólo dan una visión parcial de lo ocurrido, presentando la situación al comienzo del "programa de bancarrotas". Este último continuó sin pausa a través del periodo de guerra civil y sus secuelas... A los estados suvesores de Yugoslavia los acreedores internacionales les impusieron programas de reestructuración similares.

 Zvonimir Trajkovic, consejero politico-economico de cuatro presidentes yugoslavos. El grafico muestra cómo la deuda externa de Yugoslavia, 13.500 millones de dólares en 1988, se ha más que duplicado debido a los intereses; en 2010, la deuda conjunta de las antiguas repúblicas yugoslavas era de nada menos que 184.000 millones de dólares

El Banco Muncial ha estimado que en septiembre de 1990 segían existiendo 2.435 empresas "generando pérdidas" del total de 7.531 que quedaban (25). En otras palabras, esas 2.435 empresas con una fuerza laboral total de más de 1,3 millones de trabajadores habían sido clasificadas como "insolventes" según lo establecido en el decreto ley de operaciones financieras, requiriendo la puesta en marcha inmediata de los procedimientos de quiebra.
Teniendo en cuenta que 600.000 trabajadores habían sido despedidos previamente por empresas en bancarrota antes de septiembre de 1990, esos datos sugieren que unos 1,9 milloned de trabajadores (de un total de 2,7 millones) habían sido clasificados como "redundantes". Las empresas "insolventes", concentradas en los sectores de la energía, la industria pesada, el procesamiento de metales, forestal y el textil, estaban entre las mayores empresas del país, representando (en septiembre de 1990) el 49,7% del total de la fuerza obrera industrial restante que seguía teniendo un empleo (26).
Desintegración política
Defendiendo amplios intereses estratégicos, las medidas de austeridad sentaron las bases para "la recolonización" de los Balcanes. En las elecciones multipartidistas de 1990, la política económica estaba en el centro de los debates políticos, y las coaliciones separatistas expulsaron del poder a los comunistas en Croacia, Bosnia-Herzegovina y Eslovenia.
A continuación de la decisiva victoria de la derechista Unión Democrática en mayo de 1990 bajo el liderazgo de Franjo Tudjman, la secesión de Croacia recibió el visto bueno del Ministro de Asuntos Exteriores alemán Mr Hans Dietrich Genscher que estaba casi a diario en contacto con el ministro de asuntos exteriores de Zagreb (27). Alemania no sólo favorecía la secesión, también se dedicó a "forzar la marcha de la diplomacia internacional" y presionó a sus aliados occidentales para asegurar el reconocimiento diplomático a Eslovenia y Croacia.
Las fronteras de Yugoslavia eran una reminiscencia de la segunda guerra mundial, cuando Croacia (incluidos los territorios de Bosnia-Herzegovina) era un satélite del Eje bajo el regimen fascista Ustacha: "la expansión alemana estuvo acompañada por una ola creciente de nacionalismo y xenofobia... Alemania ambicionaba lograr que sus aliados la permitiesen tener las manos libres para asegurarse la dominación económica del conjunto de Europa central..." (28).
Washington por su parte favorecía "una unidad débil mientras favorecía el desarrollo democrático... (el secretario de estado de EEUU) Baker dijo (al presidente de Croacia) Franjo Tudjman y (al presidente de Eslovenia) Milan Kucan que los EEUU no favorecerían ni apoyarían una secesión unilateral... pero que si tenían que abandonar (Yugoslavia), les instó a hacerlo mediante un acuerdo negociado..." (29).

 Durante los años 60 y 70 los servicios secretos occidentales apoyaron las redes en el exilio de los grupos nacionalistas que habían colaborado con los nazis en la segunda guerra mundial. Los croatas fueron especialmente activos en este sentido, como puede verse en una cronología. Como ejemplo, en Canadá en 1965 nacionalistas croatas pusieron una bomba en el consulado yugoslavo de Toronto, y dos años más tarde pusieron bombas en el consulado y la embajada en Ottawa, esta vez como parte de una campaña de atentados simultaneos en destacamentos diplomaticos yugoslavos en Toronto, Ottawa, Washington, San Francisco, Chicago, y New York

La reconstrucción de la postguerra
Las reformas económicas que se impusieron entonces a los "estados sucesores" eran la extensión natural y la continuación de aquellos previamente implementados en la Yugoslavia federal. En la tragico situación consecuencia de una guerra brutal y destructiva, las perspectivas de reconstruir las repúblicas recién independizadas eran desoladoras. A pesar del apagón informativo al repecto, el pago de la deuda formaba parte del proceso de paz. La antigua Yugoslavia había sido sometida a una estrecha vigilancia por sus acreedores extranjeros, su deuda externa había sido cuidadosamente dividida y repartida en las repúblicas. Los programas de privatización puestos en marcha bajo la supervisión de los donantes contribuyeron a una nueva etapa de dislocación económica y el empobrecimiento de la población. El PIB se había hundido cerca de un 50% en cuatro años (1990-93) (30).
Además, los líderes de los nuevos estados soberanos habían colaborado totalmente con los acreedores: "Actualmente los líderes de las antiguas repúblicas yugoslavas son (antiguos) funcionarios del Partido Comunista y cada uno de ellos compitió por cumplir las demandas del Banco Mundial y el FMI, y cuanto mejor lo hacían mejor se cualificaban para recibir créditos y prebendas sustanciales para los mandos... La industria estatal y la maquinaria fueron saqueadas por los funcionarios. El equipamiento acabó en "compañías privadas" en manos de familiares de la Nomenklatura" (31).
Incluso mientras los enfrentamientos armados estaban en su apogeo, Croacia, Eslovenia y Macedonia entraron por separado en negociaciones para obtener créditos de las instituciones de Brenton Woods (el FMI y el Banco Mundial). En Croacia, el gobierno del presidente Franjo Tudjman firmó en 1993 un acuerdo con el FMI. Bajo dicho acuerdo se impusieron a Croacia enormes recortes presupuestarios, lo que frustró los esfuerzos de Croacia para mobilizar sus propias fuentes de recursos, y de esta forma poniendo en peligro la reconstrucción de la postguerra. El oste de reconstruir la economía destrozada por la guerra en Croacia se estimó en unos 23.000 millones de dólares, para lo cual se requerían nuevos créditos del extranjero. En ausencia de un "perdón de las deudas", el peso de la deuda estará presente hasta bien entrado el siglo XXI.
A cambio de las deudas extranjeras, el gobierno del presidente Franjo Tudjman aceptó poner en marcha nuevas reformas que provocaron nuevos cierres de fábricas y quiebras, hundiendo los salarios a niveles abismales. La tasa de paro oficial se incrementó de 15,5% en 1991 hasta el 19,1% en 1994 (32). Zagreb también puso en marcha una ley de quiebras aún más rigurosa, junto a procedimientos para "desmembrar" las grandes empresas de utilidad pública de propiedad estatal. De acuerdo con su "declaración de intenciones" dirigida a las instituciones de Brenton Woods, el gobierno croata prometió reestructurar y privatizar por completo el sector bancario con la ayuda del Banco Europeo para La reconstrucción y el Desarrollo (EBRD) y el Banco Mundial. Este último también exigió que se estructurase el mercado de capitales de Croacia para aumentar la penetración de los inversores institucionales occidentales y empresas de intermediarios.
Según el acuerdo firmado en 1993 con el FMI, al gobierno de Zagreb no se le permitía mvilizar sus propios recursos productivos a través de la política fiscal y monetaria. Esta última estaba sometida firmemente al control de los aceedores extranjeros. Los masivos recortes presupuestarios exigidos por el acuerdo eran previos a la reconstrucción de la postguerra, la cual sólo habría sido posible mediante la entrega de nuevos créditos, un proceso que llevaría (al pago) de la deuda externa croata hasta bien entrado el siglo XXI. El coste de resonstruir la economía croata, arrasada por la guerra, y estimó en torno a 23.000 millones de dólares...
Macedonia siguió un camino similar. En diciembre de 1993, el gobierno de Skopje aceptó reducir los salarios reales y congelar el crédito para poder obtener un crédito en el marco del STF (Systemic Transformation Facility) del FMI. En un giro poco habitual, el magnate financiero multimillonario George Soros participó en el Grupo de Apoyo Internacional, compuesto por el gobierno de Holanda y el Banco de Pagos Internacionales con sede en Basilea. El dinero recibido por el grupo de apoyo, no obstante, no estaba destinado a ser empleado en la "reconstrucción" sino para asegurar que Skopje fuese capaz de devolver los pagos que debía al Banco Mundial... (33).

 El aumento de los precios en el territorio de la antigua Yugoslavia (1992-1993). La guerra provocó una hiperinflación que destruyó los ahorros de la población y llevó a la quiebra a multitud de empresas, destruyendo la estructura económica existente.

Es más, a cambio de la reestructuración de la deuda, el gobierno macedonio del primer ministro Branko Crvenkovski tuvo que aceptar la liquidación de las empresas "insolventes" restantes, y el despido de los trabajadores "sobrantes" - lo que incluía a los empleados de la mitad de las empresas industriales del país. Como indicaba discretamente el ministro suplente de finanzas Hari Kostov, con las tasas de interés en niveles astronómicamente altos debido a las reformas bancarias impuestas por los acreedores internacionales, "era realmente imposible encontrar una empresa en el país que fuese capaz de (...) cubrir (sus) costes (...)" (34).
En su conjunto, la terapia económica del FMI en Macedonia fué la continuación del "programa de bancarrota" lanzado en 1989 en la Yugoslavia federal. Los activos más rentables están ahora a la venta en la bolsa macedonia, que tiene un escaso año de vida, pero esta subasta de empresas de propiedad social ha llevado al colapso industrial y un desempleo desenfrenado.
Pese a destrozar la economía y desintegrar los centros educativos y hospitalarios bajo las medidas de austeridad, el ministro de finanzas Ljube Trpevsli informó con orgullo a la prensa que "el Banco Mundial y el FMI han puesto a Macedonia entre los países con más éxito en el contexto de las reformas de transición actuales". el jefe de la misión del FMI para Macedonia, Mr. Paul Thomsen coincidía con el, afirmando que "los resultados del programa de stabilización (en el marco del STF) eran impresionantes", acreditando de manera especial y dando su reconocimiento a "la eficiente política salarial" adoptada por el gobierno de Skopje (35).
Reconstruyendo Bosnia-Herzegovina
Con el acuerdo de paz para Bosnia aguantando aparentemente gracias a las armas de la OTAN, occidente hizo público un programa de "reconstrucción" que eliminaba por completo la soveranía económica y política de Bosnia-Herzegovina. El programa consistía en gran parte en desarrollar Bosnia-Herzegovina como un territorio dividido, ocupado militarmente para la OTAN y administrado por occidente.
Basandose en los acuerdos de Dayton de 1995, EEUU y la UE instalaron una administración colonial de altos vuelos en Bosnia. Al mando se nombró al Alto Representante Mr. Carl Bildt, antiguo primer ministro sueco y representante de Europa en las negociaciones para Bosnia. El Alto Representante tiene poderes ejecutivos que abarcan todos los asuntos civiles, incluso para anular decisiones de los gobiernos de la Federación Bosnia y la República Srpska serbo-bosnia (estos si elegidos en elecciones). Además, el Alto representante actúa en estrecha coordinación con el alto mando militar de la IFOR (la fuerza de ocupación de la OTAN), así como con los acreedores extranjeros.
Una policía civil internacional está bajo la custodia de un comisionado extranjero nombrado por el Secretario General de la ONU, Mr. Boutros Ghali, y unos 1.700 policías de quince países, la mayoría de los cuales nunca había pisado antes los Balcanes, fueron mandados a Bosnia después de pasar un programa de entrenamiento de cinco días en Zagreb. 
Mientras occidente ha subrayado su apoyo a la democracia, la Asamblea Parlamentaria puesta en marcha a partir de la "constitución" establecida por los Acuerdos de Dayton, actúa en gran parte firmando los papeles, detrás de la fachada democrática el poder político está en manos de un "gobierno paralelo" encabezado por el Alto Representante y cuyo personal está compuesto de consejeros extranjeros.
Además, la constitución acordada en Dayton pone la política económica en manos de las instituciones de Brenton Woods y el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (EBRD), con sede en Londres. El Artículo VII stipula que el primer Gobernador del Banco Central de Bosnia y Herzegovina ha de ser nombrado por el FMI y "no debe ser ciudadano de Bosnia y Herzegovina o de un estado vecino...".

Fragmento de la "constitución" neocolonial impuesta por occidente a Bosnia, en el que se especifica que el responsable del Banco central no puede ser ciudadano bosnio.
Así como el Gobernador del Banco Central es un empleado del FMI, la constitución no permite al Banco Central cumplir las funciones de un banco central: "Durante los primeros cinco años (...) no debe ampliar el crédito mediante la creación de dinero, limitandose en este sentido a operar como un consejo monetario" (Artículo VII). Al nuevo estado "soberano" sucesor de la antigua Yugoslavia no se le permite tener una moneda propia (tan solo puede emitir papel moneda si tiene para él cobertura completa en moneda extranjera), ni tampoco le está permitido mobilizar los recursos internos (de Bosnia-Herzegovina). Y, como en los otros estados sucesores, su habilidad para autofinanciar su reconstrucción (sin incrementar de manera gigantesca su deuda externa) está impedida desde el principio...
La labor de administrar la economía de Bosnia ha sido cuidadosamente dividida entre las agencias de acreedores: mientras el Banco Central está bajo custodia del FMI, el Banco Europeo para la Reconstrucvción y el Desarrollo (EBRD) dirige la comisión de corporaciones públicas que dirige las operaciones de todas las empresas del sector público incluyendo energía, agua, servicios postales, carreteras, trenes, etc. Además el presidente del EBRD nombra al jefe de la comisión que se encarga de supervisar la reestructuración del sector público, encargandose fundamentalmente de vender las propiedades estatales y de propiedad social y obtener la inversión de fondos a largo plazo.
No se puede dejar de lado la cuestión fundamental: ¿es la constitución de Bosnia, acordada entre jefes de estado en Dayton una verdadera constitución? Se ha sentado un oscuro y peligroso precedente en la historia de las relaciones internacionales: Acreedores occidentales han introducido sus intereses en una Constitución escrita precipitadamente para su beneficio, y las posiciones de mando en el estado bosnio están en manos de extranjeros que son nombrados por las instituciones financieras internacionales. No hay asamblea constitucional, no hay consultas con las organizaciones de ciudadanos de Bosnia y Herzegovina, no hay "enmiendas constitucionales"...
El gobierno bosnio estima que el coste de la reconstrucción puede alcanzar los 47.000 millones de dólares. Los donantes occientales han prometido entregar 3.000 millones de dólares en créditos para la reconstrucción, pero según el acuerdo de diciembre de 1995 tan sólo se aseguraba la entrega de 518 millones de dólares, una parte de los cuales está destinado (siguiendo lo establecido en los acuerdos de paz de Dayton) a financiar parte de los costes civiles de la IFOR, la fuerza militar de ocupación, así como para devolver los atrasos en el pago de las deudas contraidas con los acreedores internacionales.
De una forma ya familiar, los "nuevos créditos" han sido concebidos para pagar las "deudas antiguas". El Banco Central de Holanda ha ofrecido generosamente un "puente financiero" de 37 millones de dólares. El dinero, no obstante, está destinado a facilitar que Bosnia pueda devolver las deudas atrasadas con el FMI, condicion que ha de cumplirse ya que de ser así el FMI dejaría de entregar nuevos créditos... (36). Es una paradoja cruel y absurda: los creditos de la "ventana de emergencia" del FMI para los llamados "paises post-conflicto" no se usarán en la reconstrucción de la postguerra. En lugar de ello se emplearán para devolver el dinero al Banco Cetral holandés que ha entregado el dinero para el pago de las deudas atrasadas con el FMI en primer lugar... Mientras tanto aumenta la deuda y no entran nuevas fuentes de financiación en Bosnia para reconstruir su economía destruida por la guerra...  
De Bosnia a Kosovo
La dislocación política y económica ha sido el patrón seguido en las diferentes etapas de la guerra de los Balcanes: desde la intervención inicial de la OTAN en Bosnia en 1992 hasta el bombardeo de Yugoslavia por "motivos humanitarios" en 1999. Bosnia y Kosovo son etapas en la recolonización de los Balcanes. El modelo seguido en Bosnia de llevar a cabo una intervención con la cobertura de las armas de la OTAN con la cobertura de los Acuerdos de Dayton ha sido imitado en Kosovo bajo un mandato formal de "mantenimiento de la páz" de la ONU.
En el Kosovo de la postguerra, el terrorismo de estado y el "mercado libre" van juntos. En estrecha cooperación con la OTAN, el Banco Mundial ha analizado cuidadosamente las consecuencias de una intervención militar que diera lugar a la ocupación de Kosovo. Casi un año antes del inicio de la guerra, el Banco Mundial llevó a cabo las pertinentes "simulaciones" que "anticipaban la posibilidad de un escenario de emergencia surgiendo a partir de las tensiones en Kosovo" (37). Esto sugiere que la OTAN ya había informado al World Bank en una etapa inicial de su planificación militar.
Mientras tenían lugar los bombardeos, se garantizó al Banco Mundial y la Comisión Europea un mandato especial para "coordinar la asistencia de los donantes en los Balcanes" (38). Los términos de dicha asistencia no excluían a Yugoslavia de recibir apoyo de los donantes, pero se establecía con claridad que Belgrado tan podría ser candidato a los creditos para la reconstrucción "una vez cambiasen las condiciones políticas" (39).
Tras los bombardeos, las "reformas de mercado libre" fueron impuestas a Kosovo imitando a grandes rasgos las clausulas del Acuerdo de Rambouillet que a su vez había sido moldeado a partir de los Acuerdos de Dayton impuestos a Bosnia. El Artículo I (Capítulo 4a) del Acuerdo de Rambouillet establecía que "La economía de Kosovo debe funcionar de acuerdo a los principios de libre mercado".

George Soros, un especualdor financiero que trabajó estrechamente con los servicios secretos occidentales en la desestabilización del bloque soviético utilizando como tapadera los derechos humanos; a él se debe la creación de Human Rights Watch, en cuya junta directiva se sienta nada menos que Javier Solana, que fué Secretario General de la OTAN durante la Guerra de Kosovo. Según Wikipedia, La George Soros Open Society Foundation es el principal donante de Human Rights Watch, una ONG que se destaca por denunciar a aquellos gobiernos considerados contrarios a los intereses occidentales.

Junto con las tropas de la OTAN un ejército de abogados y consultores fué enviado a Kosovo bajo los auspicios del Banco Mundial. Su mandato consistía en "preparar un entorno idóneo" para el capital extranjero y asegurar una rápida transición de Kosovo hacia una "economía de mercado propera, abierta y transparente" (40). Al mismo tiempo la comunidad de donantes internacional exigió al gobierno provisional del ELK (Ejército de Liberación de Kosovo) que "estableciese instituciones transparentes, efectivas y sostenibles" (41). Los extensos lazos del ELK con el crimen organizado y el tráfico de narcóticos no era visto por la "comunidad internacional" como un obstáculo para la instalación de la "democracia" y un "buen gobierno".
En el Kosovo sometido a la ocupación bajo mandato de la ONU, la gestión de las empresas de propiedad estatal e instalaciones públicas fué asumida por personas nombradas por el ELK. Los líderes del Gobierno Provisional de Kosovo se convirtieron en "intermediarios comerciales" del capital multinacional que buscaba tomar el control de la economía de Kosovo a precios de saldo para inversores extranjeros.
Mientras tanto, los bancos del estado yugoslavo que operaban en Pristina fueron clausurados. El marco alemán (DM) fué adoptado como moneda de curso legal y casi la totalidad del sistema bancario fué entregada al banco alemán Commerzbank A.G., que obtuvo el control total sobre el funcionamiento de la banca comercial en la provincia, incluyendo la transferencia de dinero y las transacciones de cambio con el extranjero (42).
Haciéndose con la riqueza mineral de Kosovo
Bajo la ocupación militar, las extensas riquezas de Kosovo en recursos minerales y carbón fueron puestos a subasta a precios de ganga para el capital extranjero. Antes de los bombardeos, los inversores occidentales ya habían puesto sus ojos en el inmenso complejo minero de Trepca, que constituye "La pieza más valiosa de terreno en los Balcanes, con un valor de al menos 5.000 millones de dólares" (43). El complejo minero de Trepca no sólo incluye cobre y amplias reservas de zinc, sino tambiéncadmio, oro y plata. Tiene diversas plantas de fundición, 17 plantas de tratamiento de metales, una central eléctrica y la fábrica más grande de pilas de Yugoslavia. Además, el norte de Kosovo tiene unas reservas de carbon y lignito que se calculan en 17.000 millones de toneladas.
Tan solo un més después del inicio de la ocupación militar de Kosovo con la cobertura armada de la OTAN, el jefe de la misión de la ONU en Kosovo (UNMIK), Bernard Kouchner (44), emitió un decreto por el cual "la UNMIK administrará todas las propiedades, móbiles e inmóbiles, incluyendo cuentas bancarias y otra propiedad de / o resgistrada en la República Federal de Yugoslavia o la República de Serbia o alguno de sus órganos que esté en el territorio de Kosovo" (45).
No se perdió tiempo, ya que pocos meses después de iniciarse la ocupación militar de Kosovo, el "International Crisis Group" (ICG), un think tank apoyado por George Soros, publicó un documento titulado "Trepca: dandole sentido al laberinto" ("Trepca: Making Sense of the Labyrinth") en el cual se recomendaba a la UNMIK "arrebatar el control serbio sobre el complejo minero de Trepca lo más pronto posible y explicaba como hacerlo" (46). Y en agosto de 2000, el jefe de la UNMIK Bernard Kouchner envió un contingente de "fuerzas de paz" fuertemente armadas ("que llevaban mascaras de ciruhjano contra humo venenoso") para ocupar la mina con el pretexto de que estaba provocando un desastre ambiental debido a su excesiva contaminación de la atmósfera.

 
Entre tanto, la ONU había entregado la gestión de todo el complejo minero de Trepca a un consorcio occidental. Un porcentaje del del negocio de Trepca le tocó a Morrison Knudsen International, hoy día fusionado con la empresa Rayethon Engineering and Construction. En nuevo consorcio se llama hoy Washington Group, una de las empresas de ingeniería y construcción más grandes del mundo así como uno de los mayores contratistas militares en EEUU. Socios menores en el negocio fueron la empresa francesa TEC-Ingenierie y la consultora OUTFIT sueca Boliden Contech (Nota A&R: responsables del desastre ecológico de Doñana en 1998).
La instauración de un estado mafioso

Mientras el magnate financiero George Soros invertía dinero en la reconstrucción de Kosovo, la Fundación George Soros para una Sociedad Libre (George Soros Foundation for an Open Society) abría una delegación en Pristina, poniendo en marcha la Fundación de Kosovo para una Sociedad Libre (Kosovo Foundation for an Open Society, KFOS), parte de la red de "fundacionesm sin ánimo de lucro" de Soros en los Balcanes, Europa Oriental y la Antigua Unión Soviética. Junto con el Port Conflict Trust Fund del Banco Mundial, la Kosovo Open Society Foundation (KOSF) se dedicó a ofrecer un apoyo dirigido "al desarrollo de gobiernos locales para permitirles servir a sus comunidades de una manera transparente, equitativa y responsable" (47). Teniendo en cuenta que dichos gobiernos locales estaban en manos del ELK, que tiene amplias conexiones con el crimen organizado, dicho programa dificilmente logrará alcanzar sus objetivos (48).
De hecho, la "fuerte medicina económica" impuesta por los acreedores internacionales ha contribuido a favorecer la economía criminal (ya de pro sí fuertemente implantada en Albania), alimentando de esa forma la pobreza y la dislocación económica.
Con Albania y Kosovo integrados en el ecorredor del trafico de drogas de los Balcanes, Kosovo también anunció el pago a los acreedores internacionales a través del lavado de dinero negro. Para pagar la deuda exterior de Kosovo se reciclaron narcodolares y se "financió" el "coste de la reconstrucción". El lucrativo flujo de narcodolares aseguró de esa forma que los inversores extranjeros envueltos en los programas de "reconstrucción" pudiesen cosechar grandes beneficios.
¿Neoliberalismo, el único mundo posible?
Administrada en varias dosis desde los años 80, la medicina económica neoliberal apoyada por la OTAN ha ayudado a destruir Yugoslavia. Y, no obstante, los medios de comunicación han evitado con cuidado destacar el papel central que ha jugado, negándolo. En lugar de ello se han unido al coro cantando alabanzas del "libre mercado" como base para reconstruir una economía destruida por la guerra. El impacto político y social de la reestructuración económica que ha sufrido Yugoslavia se ha borrado cuidadosamente de nuestra conciencia colectiva. En lugar de ello, los creadores de opinión se han dedicado a presenat de manera dogmática las divisiones culturales y étnicas como la única causa de la guerra y devastación. En realidad, son la consecuencia de un proceso mucho más profundo de fracturación económica y política.
Dicha falsa conciencia de las cosas no sólo oculta la verdad, sino que además nos impide conocer los sucesos históricos de manera precisa. Por último, distorsiona las verdaderas causas del conflicto social. Cuandos e aplica a la antigua Yugoslavia, oscurece las fundaciones históricas de la unidad, solidaridad e oidentidad de los eslavos del sur en lo que fué una sociedad multiétnica.
En los Balcanes está en juego las vidas de millones de personas. Las reformas mactroeconómicas, combinadas con la conquista militar y el "mantenimiento de la paz" de la ONU destruyeron medios de vida y convirtieron el derecho al trabajo en una burla. Ha puesto necesidades básicas como la comida o un techo fuera del alcance de muchas personas. Ha degradado la cultura y la identidad nacional. En nombre del capital global, las fronteras han sido modificadas, legislaciones han sido modificadas, industrias han sido destruidas, sistemas financieros y bancarios han sido destruidos, y se han eliminado programas sociales. No se permitirá inguna alternativa al capital global, sea el "socialismo de mercado" yugoslavo o el "capitalismo nacional".

NOTAS
(1) John Laughland, "Esto no es Justicia".
(2) Publicado por primera vez en la primavera de 1996 en la revista Covert Action Quarterly (que se dejó de publicar debido a la nueva legislación introducida en EEUU tras el 11-S). Posteriormente ha sido republicado y ampliado repetidas veces, por ejemplo en el muy recomendable libro de Michael Chossudowsky (2002): "The Globalisation of Poverty. Impacts of IMF and World Bank Reforms" (La globalización de la pobreza. Impactos de las reformas del FMI y el Banco Mundial): capítulo 17, "Balcanización" de Yugoslavia".  
(3) Vease el relato de los acontecimientos de Warren Zimmermann (antiguo embajador de EEUU para Yugoslavia), "El último embajador, memoria del colapso de Yugoslavia" ("The Last Ambassador, A Memoir of the Collapse of Yugoslavia"), Foreign Affairs, Vol. 74, Nr. 2, 1995.
(4) Una crítica puede encontrarse en Milos Vasic et al, "Guerra contra Bosnia" ("War Against Bosnia"), Vreme News Digest Agency, nr. 29, 13 de abril de 1992.
(5) Sean Gervasi, "Alemania, EEUU y la crisis yugoslava" ("Germany, US and the Yugoslav Crisis"), Covert Action Quarterly, Nr. 43, Invierno 1992-93.
(6) Ibid.
(7) World Bank, "Yugoslavia, Industrial Restructuring Study, Overview, Issues and Strategy for Restructuring", Washington DC, Junio de 1991, p. 10 y 14. (Nota de A&R: Reaganomics es como se denominan las reformas neoliberales introducidas durante el gobierno de Ronald Reagan para desmantelar el estado del bienestar y desregularizar la economía).  
(8) Sean Gervasi, op. cit.
(9) Ibid.
(10) Ralph Schoenman, "Esquemas de divide y venceras en los Balcanes" ("Divide and Rule Schemes in The Balkans"), The Organiser, 11 de septiembre de 1995.
(11) Dimitrije Boarov, "Un breve repaso a los programas contra la inflación, el desarrollo de programas muertos" ("A Brief Review of Anti-Inflation Programs, the Curse of Dead Programs"), Vreme New Digest Agency, Nr. 29, 13 de abril de 1992.
(12) World Bank, op. cit., p. 10. El término PIB se usa para simplificar, pero el concepto usado en Yugoslavia y Europa Oriental para medir el Producto Nacional no es equivalente al concepto de PIB que se emplea en el sistema de contabilidad nacional eln occidente.
(13) Ver Judit Kiss, "La gestión de la deuda en Europa Oriental" ("Debt Management in Eastern Europe"), Eastern European Economics, Mayo-Junio 1994, p. 59.
(14) World Bank, op. cit.
(15) Op. cit., p. Vviii.
(16) Ralph Schoeman, op. cit.
(17) Para información más detallada vease World Bank, op. cit., p.38.
(18) Ibid., p. 38.
(19) Ibid., p. 33.
(20) Ibid., p. 33.
(21) Ibd., p. 34. Datos de la Secretaría Federal de Industria y Energía. Del número total de empresas, 222 quebraron y 26 fueron liquidadas.
(22) Ibid., p. 33. Estos datos incluyen quiebras y liquidaciones.
(23) Ibid., p. 34.
(24) Dimitrije Boarov, op. cit.
(25) World Bank, op. cit., p.13. Anexo 1, p.1.
(26) Según la misión del Banco Mundial (World Bank), el "excedente laboral" en la industria era aproximadamente del 20% del total de una fuerza obrera industrial de 8,9 millones, es decir, aproximadamente 1,8 millones de personas. Dicha figura subestima aparentemente el número real al ignorar al amplio número de trabajadores que trabajaban para empresas clasificadas como "insolventes", que tan solo en el sector industrial eran 1,9 millones (datos de septiembre de 1990) de un total de 2,7 millones de empleados en empresas clasificadas como insolventes. Vease World Bank, op. cit., Anexo 1.
(27) Sean Gervasi, op. cit., p. 65.
(28) Ibid., p. 45.
(29) Zimmermann, op. cit.
(30) Datos sobre Macedonia: "Enterprise, Banking and Social Safety Net", World Bank Information Center, 28 de noviembre de 2994.
(31) Ralph Schoenman, op. cit. (Nota de A&R: Nomenklatura es el nombre dado a las élites de los estados del bloque soviético).
(32) "Zagreb's About Turn", The Banker, Enero 1995, p. 38.
(33) World Bank, "Macedonia..." op. cit.
(34) Declaraciones del Deputy Ministro de Finanzas de Macedonia Mr. Hari Kostov, publicada por MAK News, 18 de abril de 1995.
(35) Macedonian Information and Liason Service, MILS News, 11 de abril de 1995.
(36) Vease International Monetary Fund (FMI), "Bosnia andHerzegovina becomes a member of the IMF", Press Release Nr. 97/70, Washington, 20 de diciembre de 1995.
(37) Frank Viviano y Kenneth Howe, "Bosnia's Leaders Say Nation Sit Atop Oil Fields", The San Francisco Chronicle, 28 de agosto de 1995. Ver también Scott Cooper, "Western Aim in Ex-Yugoslavia Unmasked", The Organizer, 24 de septiembre de 1995. 
(38) Viviano y Howe, op. cit.
(39) World Bank, "World Development Report 1991", Anexo estadístico, tablas 1 y 2, Washington DC, 1991.
(40) World Bank Development News, Washington, 27 April 1999.
(42) Ibid.
(44) Ibid.
(45) International Finance Corporation (IFC), International Consortium Backs Kosovo's First Licensed Bank, Press Release, Washington, 24 January 2000.
(46) Sobre Bernard Kouchner ver Amor y Rabia "Siria y la recurrente excusa del “intervencionismo humanitario” ", en Amor y Rabia, Nr.66.
(47) New York Times, July 8, 1998, report by Chris Hedges.
(48) Quoted in Diana Johnstone, "How it is done, Taking overthe Trepca Mines: Plans and Propaganda", Emperors Clothes, 28 February 2000.
(49) See Johnston, op cit. For the ICG report see International Crisis Group  (26.11.1999): "Trepca: Making Sense of the Labyrinth".  
(50) World Bank, "KOSF and World Bank, World Bank LaunchesFirst Kosovo Project", Washington, November 16, 1999 News Release No. 2000/097/ECA.  
(51) Out of the 20 million dollars budget for this program, only one million dollars was being provided by the World Bank.