Occidente
creó Yugoslavia en 1918 y la destruyó en 1991. La inventó el
presidente norteamericano Thomas W. Wilson un año
después de que naciera la Unión Soviética. Y, paradojicamente,
Yugoslavia murió un año después
que la URSS. En esos 73 años de historia, los eslavos del sur han
pagado muy caro ese artificio que se le denominó país.
La
reordenación internacional que produjo la Primera Guerra Mundial se
pagó con la vida de uno de cada cinco yugoslavos; con muertos
yugoslavos se detuvo en los Balcanes el avance del fascismo. Mermann
Neubacher, mandatario especial de Hitler, reconocía en sus memorias
que 700.000 serbios fueron masacrados por el fascismo, "incluidos
recién nacidos, niños, mujeres y ancianos".
Algunos países europeos lo agradecieron con su peculiar estilo: tras
la derrota del nazismo, el ejército británico, como tropa
vencedora, sacó a cientos de miles de croatas y eslovenos de sus
refugios de Carintia y los envió a Yugoslavia, donde fueron
ejecutados en masa.
Tumba del lider fascista croata Ante Pavelic en Madrid, y esquela (ABC, 30.12.1959)
Ahora,
al filo del fin de siglo, esas naciones balcánicas vuelven a pagar
su cuota de cadáveres por el nuevo reacoplamiento internacional
surgido del fin de la guerra fría. A finales de 1991, mientras se
desvanecía la URSS, lo explicaba en privado el subsecretario de
estado norteamericano, Larry Eaglebuger: "Yugoslavia se ha
convertido en un problema de escaso interés para Estados Unidos; la
antigua importancia estratégica de Yugoslavia se ha esfumado".
Ahora,
el Tribunal de Crímenes de Guerra en la antigua Yugoslavia debe
saber que en ninguna de las guerras Yugoslavia ganó nada: sólo
muertos y enemigos. El Tribunal tiene la obligación moral y legal de
investigar la presunta alevosía de los gobiernos occidentales
-particularmente de las potencias más beneficiadas por el final de
la guerra fría- por haber usado a Yugoslavia mientras les era útil,
haciendo creer a sus habitantes que compartían un estado, para
incitar posteriormente a quw sus gentes se masacraran entre sí, una
vez que ese país artificial, como unidad, había perdido su
importancia estratégica.
Billete inflacionado Yugoslavo durante las sanciones occidentales contra Yugoslavia
UN DINERO QUE NO EXISTE
Mientras
Tito vivió, administró personalmente la riqueza y la pobreza de lo
que fué Yugoslavia. Cuando murió, apareeció el país: la miseria
de Pristina, la riqueza de Zagreb o Ljubliana; el esplendor de
Belgrado, la humildad de Sarajevo. Al Fondo Monetario Internacional
(FMI) le daba exactamente igual todo eso. Sólo le preocupaba que el
país vivía con un 2.500% de infación y que la deuda externa
yugoslava, en esas condiciones, era impagable.
Desde
abril de 1988, los ejecutivos del FMI negociaron la concesión de
tres créditos a Yugoslavia, a cambio de que el país liberalizara
totalmente los precios y las importaciones, algo que perjudicaba
directamente a Eslovenia, la república que monopolizaba el
suministro de manufacturas al resto de la Federación, y a Croacia,
receptora directa de las divisas que dejaba el turismo en Yugoslavia.
Esto es, justo a las dos repúblicas que al margen de ese ajuste
contaban con recursos suficientes para hacer frente a su
deuda.
A
cambio de la promesa de dólares, el gobierno yugoslavo modificó la
Constitución con la aprobación de las llamadas Bases de la
Reforma del Sistema Económico, unas medidas que implicaban una
total redistribución de los impuestos y que una vez más
perjudicaban a las dos repúblicas más ricas, Eslovenia y Croacia.
Deuda externa Yugoslava hoy día (enmillones). Para comparar: en 1988 la deuda total era de 13.500 millones de dólares
Eslovenia
reaccionó inmediatamente. En octubre de 1989, sus ministros
reclamaron el derecho a la autodeterminación. Croacia, más
heterogenea étnicamente, optó por el desafío: en el verano de
1990, mientras el mundo miraba hacia Kuwait, el gobierno de Zagreb
destituyó en Krajina a la policía local, compuesta por efectivos
serbios, y provocó el primer conflicto armado, el levantamiento de
Benkovac.
En
marzo de 1991, cuando las Bases para la Reforma conducían
hacia una guerra imparable, el FMI sólo había entregado uno de los
tres créditos, por valor de 200 millones de dólares. Aún habiendo
ya tres muertos, Bush escribió al primer ministro federal, el croata
Ante Markovic, ofreciéndole "todo su apoyo" para que
continuara las reformas emprendidas y mantuviera a toda costa la
integridad territorial de Yugoslavia. En junio de ese año, la
Comunidad Europea hacía pública una declaración en el mismo
sentido, alentando a "la continuidad del programa de
reformas".
El embargo como arma contra Yugoslavia, primero al inicio de la Guerra de Bosnia (El Mundo, 15.05.1992), y luego al inicio de la guerra de Kosovo (El pais, 30.04.1998)
El
Tribunal de Crímenes de Guerra debe considerar que ese país, cuando
todavía lo era, jamás tuvo el dinero que se le prometió para
llevar a cabo las reformas. El presidente del FMI, así como sus
consejeros, podrían haber incurrido en un delito de estafa como
consecuencia de guerra.
Del
mismo modo, el Tribunal debe investigar la presunta responsabilidad
criminal de George Bush y de los jefes de gobierno de los Doce, y
especialmente del presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors,
por haber suspendido todos los protocolos financieros con la antigua
Yugoslavia para conceder posteriormente, con cargo a las reservas del
Banco Europeo de Inversiones (BEI), un préstamo de 150 millones de
Ecu a Eslovenia para que construyera carreteras y vías ferreas que
unieran Italia con Austria. Esto es, que comunicaran a Europa, y no a
la "indivisible" Yugoslavia. Dicho crédito, según el
protocolo, perdía una bonificación de 20 millones de Ecu "si
Eslovenia lo usaba para la construcción de rutas distintas a éstas"
(xx).
DESIDIA
E IGNORANCIA AJENAS
En
septiembre der 1990, Eslovenia y Croacia propusieron al mundo una
solución pacífica para el conflicto yugoslavo: la creación de una
Confederación de Estados Independientes, con el consecuente reparto
proporcional de los pagos pendientes de la deuda. Aún siendo una
solución terriblemente insolidaria, lo cierto es que podría haber
servido para evitar las guerras. Pero al mundo le daba igual lo que
propusiera Yugoslavia. Todos los mensajes de la comunidad
internacional advertían a Markovic de represalias económicas en el
caso de que se disolviera la Federación. Y es que nada hay más
atrevido que la ignorancia. Lo reconocía el entonces ministro de
exteriores español, el fallecido Fernandez Ordoñez, cuando le
confesaba a su homólogo esloveno, Dimitrij Rupel: "Menos mal
que durante las reuniones de los ministros d elos Doce no había
camaras de televisión. Si no, la opinicón pública mundial habría
podido descubrir lo poco que los ministros sabían acerca de lo que
estaba pasando en Europa y, sobre todo, en los Balcanes".
En
la carta Que Bush envió a Markovic en marzo de 1991, ya le exhortaba
a "mantener a toda costa la unidad de Yugoslavia".
La Conferencia para la Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE),
reunida el 20.06.1991, se manifestó en favor de la "integridad
territorial de Yugoslavia" y advirtió que no aceptaría
bajo ningún concepto "los cambios o la adquisición de
territorios dentro de Yugoslavia obtenidos por la violencia"
(Nadie levantó la voz cuando Croacia conquistó la Krajina
militarmente, expulsando a la población serbia que allí vivía, ni
cuando Bosnia aplastó el enclave bosnio de Pale). Al día siguiente,
en Belgrado, el secretario de Estado estadounidense James Baker
declaró que los EEUU no reconocerían ni ayudarían "a las
repúblicas yugoslavas que se escindieran unitaleralmente".
Cuatro días después, el Consejo Europeo repitió lo mismo,
aclarando que "una Yugoslavia unida democrática tiene mayores
posibilidades de integrarse, de forma armoniosa, en la nueva Europa"
(2).
Tras
esas advertencias, interesadas o ignorantes, ¿Qué otra cosa podía
haber hecho Markovic el 27.06.1991, en la sesión extraordinaria que
celebró el parlamento federal? ¿Cabía otra forma de actuar en
favor de la "integridad yugoslava" que no fuera ordenar al
ejército el control militar de la escalada secesionista iniciada en
Eslovenia dos días antes?
Mientras los medios de comunicación occidentales presentaban a Yugoslavia como responsable del conflicto, El presiedente croata Tudjman proponía a Milosevic un reparto del territorio que incluía una enorme limpieza étnica. Bozeto del puño y letra de Tudjman con su propuesta, publicado por el Sunday times (07.08.19958)
El
Tribunal de Crímenes de Guerra debe considerar la temeridad de los
diplomáticos y gobernantes que formaron parte de los foros de la
CSCE, del Consejo de Europa, así como la de Baker en su visita a
Belgrado. Dicho Tribunal debería esclarecer si la ignorancia y la
desidia de las grandes potencias hizo que estas incurrieran en un
delito de imprudencia temeraria cuyas consecuencias para Europa están
aún por conocerse. El Tribunal de La Haya debe tener en cuenta que
los mandatarios federales de Yugoslavia, cuando aún ejercían un
pleno control sobre el ejército, actuaron bajo el principio de
fideliudad a las recomendaciones hechas por las demás naciones y de
no quebrantar la confianza que éstas habían depositado en ellos.
¿QUIÉN
PROVEE LAS ARMAS?
Para
detener la guerra, Baker propuso el embargo de armas el 03.07.1991,
una semana después de iniciado el conflicto en Eslovenia. Dos días
después, el embargo fue adoptado por la Comunidad Europea. Y 72
horas más tarde se convirtió en un acuerdo de consenso de la CSCE.
En buena lógica, las Naciones Unidas deberían haber adoptado de
inmediato una resolución en ese sentido, como lo hacía en la guerra
del Golfo cada vez que Bush abría la boca. Sin embargo, pasaron casi
tres meses hasta que el Consejo de Seguridad aprovó la resolución
713. Y pasó más de un año hasta que se prohibió el transito por
Serbia y Montenegro de "productos sensibles o estratégicos"
y se comenzaron a exigir certificaciones de destino de las
expostaciones que llegaban a Croacia, Eslovenia, Macedonia y
Bosnia-Herzegovina.
Nadie
parecía tener prisa por estrangular el tráfico de armas. Y debía d
ehaber razones poderosas, porque en esos meses de dilaciones
diplomáticas y en las muchas semanas que transcurrieron hasta que se
destinaron efectivos para controlar el cumplimiento del embargo,
entraron a Yugoslavia, con certificados de destino falseados en
Barcelona, La Paz y Panamá, más armas que en los diez años
anteriores. Con ello ganaron varios millones de dólares, entre otros
países, Israel, Argentina, Panamá. Estados Unidos, España,
Bélgica, Gran Bretaña, Italia, Suiza, Austria, Alemania y la
República Checa.
(IZDA.) EEUU violó el embargo de armas y finalmente lo lebantó unilateralmente (de arriba a abajo: El País 29.07.1995, El Mundo 19.07.1995, El País 12.12.1994). (DCHA.) Todo el mundo participaba en la venta de armas (El País, 10.08.1994)
Ante
los once magistrados del Tribunal de La Haya deberían comparecer los
embajadores de los Estados representados en el Consejo de Seguirdad
de la ONU, muchos de los cuales se han beneficiad ampliamente de ese
tráfico ilegal de armas, y especialmente el secretario general de la
ONU, Boutros Ghali, quién tiene pendiente explicar las razones por
las que en la primavera de 1993 un importante cargamento de armas
viajaba camuflado en los camiones de la ONU que supuestamente
trasladaban ayuda humanitaria a la población sitiada de Srebreniska
(Otro secretario General que tiene mucho que explicar es..., cuyo
hijo se benefició enormemente del embargo impuesto a Irak (ver... ->
libro...). Una organización que fué repetidamente objeto de
sospechas de llevar a cabo un tráfico masivo de armas a durante las
guerras en el territorio de la antigua Yugoslavia fué Caritas, y muy
especialmente la Caritas bosnia, que estuvo implicada en organizar el
suministro de armas a las tropas bosnias camuflandolas como supuesta
ayuda humanitaria (el "Pan de San Antonio"), lo que se
destapó años más tarde cuando intentaron repertirlo en la guerra
de Kosovo, siendo descubiertos por las aduanas italianas y
denunciados en el Corriere della Sera, --,--,----). También a él le
corresponde aclarar los desembarcos ilegales de tanques y blindados
realizados en los aeropuertos bosnios por aviones rusos disfrazados
con el anagrama de la ONU. Y antes que nada, Ghali debe dar cuenta de
las razones por las que se demoró casi tres meses la aporvación de
la resolución 713 y de los motivos por los que no se estableció un
control efectivo del embargo hasta bien avanzado ya 1992.
LOS EFECTOS DE LA
GUERRA
Todos
habían insistido en que no se reconocerían las conquistas
efectuadas por la guerra. Lo había dicho la CSCE. Y también los
EEUU, la CE y la entonces Comunidad de Estados Independientes, en una
declaración conjunta efectuada en octubre de 1991. "La
Comunidad y sus Estados miembros no aceptarán jamás una política
de hechos consumados. Están determinados a no reconocer cambios de
fronteras por la fuerza y alentarán a los demás a que tampoco los
acepten" (3). La
Conferencia de Paz también había nacido bajo el principio de la "no
modificación unilateral de las fronteras por la fuerza".
Pero
en el otoño de 1991 el mundo volvió cambiar misteriosamente de
opinión. El despliegue de observadores extranjeros encargados de
vigilar los sucesivos acuerdos de alto el fuego fue el primer paso en
este sentido. En lugar de colocarlos sobre las fronteras políticas
que separaban Croacia de Serbia antes del inicio de la guerra, la
comunidad internacional, tal y como impusieron los jefes militares
yugoslavos, decidió su repliegue sobre las lineas del frente, lo que
significaba, de hecho, reconocer las conquistas efectuadas por los
serbios.
La realidad, más allá de la propaganda: los serbios fueron la principal víctima de las guerras de Yugoslavia. En las repúblicas secesionistas de Bosnia y Croacia, los serbios fueron expulsados de nada menos que un 70% del territorio que habitaban antes de la guerra (Diario 16, 26.09.1995). En Kosovo, el resultado fué aún peor: de 45.000 serbios que vivían en la capital, Pristina, antes de la guerra, quedan hoy tan sólo 53 (Bells toll for last Serbs in Kosovo capital - FRANCE 24, 19.02.2013)
El
Tribunal de Crímenes de Guerra en la antigua Yugoslavia debe
entender que el reconocimiento internacional de estas conquistas ha
significado la legitimación internacional de las atrocidades
perpetradas para realizarlas. Quienes decidieron el despliegue de
tropas de interposición sobre fronteras no políticas, y
especialmente los presidentes de la Conferencia de Paz sobre
Yugoslavia, tienen el deber de responder por los degollamientos, las
violaciones y los crímenes perpetrados por uno y otro bando hasta
conseguir ese reconocimiento tácito del nuevo mapa balcánico.
EUROPA
CONDENÒ A SARAJEVO
En
octubre de 1991, en Sarajevo, quien esto escribe asistió a la última
reunión del antiguo parlamento bosnio. A la salida, habló con
diputados musulmanes, serbios y croatas, y todos insistieron en lo
mismo: la declaración de independencia de Bosnia-Herzegovina,
aprovada ese día con los votos de la coalición formada por croatas
y musulmanes, significaba la guerra inminente en Sarajevo.
A
estas alturas, el jurista Robert Badinter, presidente de una comisión
de arbitraje creada por Europa, ultimaba su informe sobre el
conflicto yugoslavo. El 9 de diciembre, en Maastrich, los mandatarios
de los Doce ya conocían las conclusiones del Informe Badinter, que
recomendaba el reconocimiento de Macedonia y Eslovenia pero
desaconsejaba el de Croacia y Bosnia-Herzegovina, por considerar que
estas repúblicas no podían garantizar los derechos de las minorías
étnicas.
Bernard-Henry Levy, portavoz del intervencionismo occidental y defensor de la Contra en Nicaragua y las guerrillas islamistas en Afganistán, no tardó en apoyar al gobierno ultranacionalista de Bosnia (El Mundo 21.05.1994)
Europa no pudo ofrecer un ejemplo peor que el de Maastrich. Allí fracasaron muchas cosas, pero en lo que a Yugoslavia se refiere fracasaron dos muy importantes: no se logró un acuerdo para unificar la política exterior comunitaria, por un lado, ni se pudo conseguir que la UEO pasara de ser un grupo de asitencia de la OTAN; esto es, no se pudo evitar que cualquier iniciativa militar europea necesitara de la aprobación de Washington. Las consecuencias del doble fracaso fueron inmediatas. A las pocas horas de la clausura de Maastrich, el ministro de Exteriores alemán advirtió a sus colegas europeos que para detener la oleada de refugiados yugoslavos hacia su territorio (en tanto, Bonn modificaba su Constitución para impedir los asilos masivos), era preciso reconocer a los gobiernos de Zagreb y Ljubliana. El 20 de diciembre, Alemania reconoció a los nuevos Estados de Croacia y Eslovenia. Una hora después lo hizo el Vaticano (Dicho reconocimiento provocó un escándalo entre la población de la ex-Yugoslavia, ya que la Alemania nazi y el Vaticano habían sido precisamente los principales apoyos del estado marioneta y genocida croata durante la Segunda Guerra Mundial). Y a mediados de enero de 1992, el conjunto de la CE pasaba por el aro. Si la guerra había sido el instrumento de croatas y eslovenos para obtener la independencia, ¿qué mejor arma podía usar el gobierno de Itzerbegovic, al que la comunidad internacional negaba inicialmente la soberanía?.
El
Tribunal de La Haya debe tener en cuenta que Europa no actuó
inocentemente al reconocer la independencia de ciertas repúblicas de
lo que fué Yugoslavia. Los Doce disponían del informe realizado por
Badinter y sabían, desde muchos meses antes, que Tudjman había
establecido unilateralmente tres comunidades croatas en
Bosnia-Herzegovina y había puesto en ellas en circulación el dinar
croata. Que en dichas comunidades habían sido canceladas algunas
leyes bosnias y que el control de dichos territorios le había sido
encomendado a la policía croata. El Tribunal debe tener también en
cuenta que cuando se reconoció a Croacia y se le negó el
reconocimiento a Serbia-Montenegro y a Bosnia-Herzegovina, los Doce
mandatarios europeos ya sabían, desde siete meses antes, de la
existencia de la Krajina bosnia, en Banja Luka, la creación de la
primera región autónoma serbia creada en Bosnia-Herzegovina, y de
la proclamación, algún tiempo después, de Herzegovina Oriental y
Romanija, las dos siguientes regiones autónomas proclamadas
unilateralmente por los serbios.
LOS
RECELOS DE WASHINGTON
Cuando
la guerra se dirigía como un misil a Sarajevo, en abril de 1992,
Europa reconoció la soberanía plena de Bosnia-Herzegovina. La CSCE
admitió la soberanía plena de Bosnia-Herzegovina. La CSCE admitió
a la ex-república como estado de plenoi derecho y la Asamblea de la
ONU la acogió como a un estado más. Un año después, Bill Clinton
decidió que "había llegado la hora de que Esados Unidos se
involuclara activa y directamente" en la resolución del
conflicto. Si no lo hacía corría el riesgo de que Europa
reorientara el fracaso de Maastrich y se uniera, política o
militarmente, para poner fin de una vez a la guerra en los Balcanes.
Ya se habían oido voces en Europa en ese sentido. Enrique Barón,
presidente de la Comisión de Exteriores y Seguridad del Parlamento
Europeo, había escrito poco antes: "Si cabían dudas sobre
Maastrich, éste es el momento de reafirmar su sentido y necesidad".
Y añadía: "La Comunidad, con una sola voz, tiene que ser
capaz de conseguir parar esta matanza absurda que, además de suponer
un inmenso sacrificio de vidas humanas, representa, a nuestra puerta,
una burla sangrienta a nuestros principios fundamentales".
El Vaticano jugó un papel fundamental en impedir tras la Segunda Guerra Mundial la captura de los responsables del régimen genocida y pronazi de la Ustacha en Croacia. El 25 de Junio de 1991, el Vaticano tardó tan sólo una hora en unirse a Alemania y reconocer la declaración unilateral croata de independencia. Pocos meses antes, el Vaticano había entregado un enorme crédito a Croacia (ABC, 11.02.1991)
Activa
y directamente involucrados: el 22 de mayo, la Casa Blanca haía
público el Acuerdo de Washington, firmado por Estados Unidos,
España, Francia, Rusia y el Reino Unido, muy a pesar de la negativa
alemana y de las misteriosas turbulencias provocadas paralelamente
por el Bundesbank. Hasta la unidad incuestionable de la OTAN se hizo
añicos, a raíz de la pugna entre partidarios y los detractores del
uso de la cirugía militar aliada. Pero eso no era lo peor. El plan
de Washington aceptaba de hecho las conquistas realizadas.
Es
decir, los cinco países firmantes obviaban impunemente el
reconocimiento internacional de que había sido objeto un año antes
el Estado bosnio. Ignoraban la decisión de parlamentos soberanos, de
organismos como la CSCE y de más de un centenar de embajadores de la
Asamblea de la ONU que habían optado por considerar legítimo e
independiente al Gobierno de Itzebegovic.
Pronto
se supo que el cambio de actitud estadounidense, que contaba con la
agradecida Rusia de Boris Yeltsin, receptora de ayudas económicas
inesperadas, y con tres de los países comunitarios más perjudicados
por la quiebra del SME, el Sistema Monetario Europeo (George Soros,
un especulador financiero internacional especializado en
desestabilizar la economía de países contrarios a los intereses de
los EEUU, llevó a cabo un ataque masico contra el SME, logrando que
Inglaterra abandonase lo que sería posteriormente la base del Euro.
Asimismo, Soros sería más tarde el principal financiador de las
"revoluciones de colores" en los países del antiguo bloque
del este, logrando incluso derribar al gobierno de mIlosevic después
de que éste derrotase electoralmente a la coalición opositora
organizada y financiada por occidente; Soros tiene amplia experiencia
en emplear ONGs para desestabilizar gobiernos: a él se debe la
aparición de los denominados Comités Helsinky a partir de mediados
de los años 70 en el bloque del este, los cuales tras la caida del
muro se transformarone en Human Rights Watch, ONG que se destaca por
su apoyo sistemático a todas las agresiones militares occidentales),
no era la respuesta al espectáculo horrible de la guerra. Era otra
cosa. Como escribía Edward E. Luttwak, director del Centro de
Estudios Estratégicos de Washington, el hecho de que Europa no
hubiera podido "intervenir eficazmente en Yugoslavia",
había redefinido la noción que Washington tenía de ella: "La
CE ha pasado de ser una expresión admirable de lucha idealista por
la unidad y la paz a un sórdido arreglo comercial que perjudica los
intereses estadounidenses" (4).
El
Tribunal de Crímenes de Guerra debe partir del hecho de que las
nacionesd e la antigua Yugoslavia han sido engañadas en lo relativo
a los verdaderos propósitos de ls países que han mediado en el
conflicto. Ninguno de ellos, salvo Alemania y Austria, decididas en
todo momento por su apoyo a Croacia, han revelado sus particulares
intereses en esa región balcánica. El Nuevo Orden Internacional se
ha impuesto también en el territorio musulman de Bosnia-Herzegovina,
sin que la Liga Árabe, los países del Maghreb o aquellos que son
miembros del Consejo de Cooperación del Golfo se hayan atrevido a
alzar la voz, para no poner en peligro las prevendas obtenidas de
Washington tras la guerra contra Irak o la prometida recuperación de
los territorios ocupados por Israel.
(IZQUIERDA) Los frutos de la victoria (ABC, 03.04.1994): antes incluso de que se acabase la Guerra de Bosnia en 1995 (Acuerdos de Dayton), las empresas de la construcción españolas se estaban repartiendo el pastel en la zona bajo control de cascos azules de la Legión. (DERECHA) En lo que respecta a la defensa de la población civil, la pasividad de los cascos azules españoles fué tal, que en su desesperación la población musulmana secuestró en agosto de 1993 un convoy de tropas españolas para llamar la atención mundial ante la limpieza étnica que estaban llevando a cabos las milicias croatas -en vano (ABC, 31.08.1993).
EUROPA
DUERME TRANQUILA
Escritores
excelentes, como Juan Goytisolo, han descrito las atrocidades
cometidas por los serbios en Bosnia-Herzegovina, y especialmente en
su preciosa capital, la ciudad multiracial de Sarajevo (Lamentar la
vision promusulmana y antiserbia de Goytisolo). Menos atención han
merecido, por parte de intelectuales y periodistas europeos, las
barbaries de los croatas en Mostar, ciudad igualmente plural, hoy
devastada, o la situación de miles de musulmanes en los campos de
concentración creados por Tudjman.
El primer indicio de que la participación española en la guerra en la antigua Yugoslavia era cualquier cosa menos desinteresada lo suministró la enfermera inglesa Sally Becker. En medio del recrudecimiento de los combates por el control de Mostar, Becker denunció la negativa de los cascos azules españoles a ofrecer refugio a niños bosnios. (En la imagen, Sally Becker pidiendo a un oficial de la legión en Mostar que ayudase a niños bosnios)
La
interesada asimetría de los culpables ha hecho que a Occidente
llegara desdibujado el verdadero mensaje de esta guerra, el de la
legitimación de la barbarie: 40.000 desplazados por semana, tres
muertos cada hora y una aldea arrasada cada día en doce meses de
guerra en Bosnia-Herzegovina. Sí está claro, por el contrario, el
resultado del espíritu solidario del continente europeo,
conmovido por el irreconciliable sentimiento de la culpabilidad: 41
niños bosnios fueron trasladados en el verano de 1993 a hospitales
de Dublín, Londres y Estocolmo, donde prolongaron su agonía en una
acción cosmética que la complicidad de los medios de comunicación
denominó Operación Irma, en memoria de la niña paraplejica,
simbolo de la propia Bosnia, bombardeada por las tropas serbias, o
tal vez por las croatas. Hasta tal punto había mala conciencia que
el propio Karol Woytila, jefe del Estado Vaticano, pidió a Clinton
que encabezara una operación en favor de los sitiados bosnios, "para
que el mundo islámico no crea que el mundo cristiano abandonó a los
musulmanes en el corazón de Europa" (esto es caer en la
propaganda vaticana, además de dar por supuesto implicitamente que
los serbios no son cristianos -un lapsus)
El papel de España en la guerra de Yugoslavia queda al descubierto en Mostar, donde las empresas españolas aprovecharon para obtener contratos de reconstrucción, cerrando los ojos ante las salvajadas de la mafia croata, que se hizo con el control de la ciudad tras llevar a cabo una brutal campaña de limpieza étnica contra sus habitantes musulmanes. (Diario 16, 07.06.1996)
Ante
estos hechos, el Tribunal de Crímenes de Guerra debería
preguntarse, antes de nada, en qué consiste la tarea que le ha sido
encomendada. ¿Acaso serán sepultureros con orden de borrar para
siempre la memoria de los nazis? ¿No le parece sospechoso a los once
magistrados del Tribunal de La Haya, al Fiscal Internacional, que la
guerra en Yugoslavia haya servido para enterrar la Carta Magna que
las tropas aliadas impusieron a Alemania tras la segunda gran guerra?
¿No les sugieer ningún interrogante el hecho de que Helmut Kohl,
con la Constitución modificada, pueda ya enviar tropas alemana fuera
de su territorio y que la policía de fronteras de la Alemania
unificada pueda expulsar impunemente a quienes piden refugio?
A
estas alturas de la historia, debería tener claro el Tribunal que ya
no basta con sentar en el banquillo a Milosevic, Tudjman,
Itzebegovic, Milan Kulan, Karadzic, Boban y aquellos otros eslavos
del sur, militares o civiles, que han degollado el edificio en el que
habían convivido durante muchos siglos. Otros muchos deberían ser
citados, en calidad de inculpados, a la ciudad de La Haya, empezando
por los dos últimos secretarios generales de la ONU, Javier Pérez
de Cuellar y Boutros Ghali, y siguiendo por los mandatarios de los
países de la OTAN, la CSCE, la Comunidad Europea, la Unión Europea
Occidental, los responsables de los organismos financieros
internacionales y el propio jefe del estado vaticano.
El presidente de Volkswagen, Ferdinand Piech, visita la fábrica de Sarajevo de VW junto a Klaus Kinkel, el ministro de asuntos exteriores de Alemania, tras el fín de la guerra
Todos
ellos deberían ser invitados por el Tribunal, cuando menos, a
caminar una tarde sin escolta por la Avenida de los Francotiradores
de Sarajevo. A comprobar por sí mismos el calibre y la procendencia
de la munición estampada en las paredes. A padecer el miedo al
hambre, al menos por un minuto, y a comprobar lo que se siente cuando
una ración plastificada de comida cae del cielo, desde un avión
americano, y los niños musulmanes, los croatas, los serbios, los
húngaros, los albaneses, todos aquellos que hace un año eran aún
yugoslavos, se precipitan a recogerla.
Todos
ellos deberían pasear por la entrañable ciudad de Sarajevo y sentir
los silbidos de algún casco azul francés, de un ucraniano, de un
ejipcio que les ofrecen un revólver italiano, una botella de buen
whisky escocés, un queso de Bretaña, un gramo de heroína por
80.000 pesetas, los favores de algún muchacho huérfano, o el
consuelo de una puta, probablemente musulmana, probablemente violada
ya cien veces.
Miguel
Angel Nieto Solís (M.A.N.S.), texto publicado en Cuatro Semanas
y Le Monde Diplomátique, Nr. 10, Noviembre de 1993
Protestas en Bosnia, 2014: manifestantes queman la sede del gobierno de Bosnia en protesta contra el paro y la corrupción endémica dominante desde la guerra
NOTAS
(x)
En esto es necesatrio puntualizar al autor. para empezar, quiene
fueron entregados al gobierno yugoslavo al final de la guerra habían
luchado al lado del fscismo y nazismo y eran culpables de horribles
crímenes de guerra. Los croatas fueron particularmente, como
pudieron comprobar los fascistas italianos, que se repartian la
ocupación del país con la Alemania nazi. Curcio Malaparte, un
destacado intelectual de la Italia fascista de Mussolini, explica que
cuando visitó a Ante Pavelic, el liuder del estado marioeta croata
creado por los nazis. Sobre la mesa tenía lo que parecía un enorme
recipiente lleno de ostras, pero Pavelic le aclaró que eran 200 ojos
humanos, arrancados a serbios por la milicia pronazi Ustacha.
La
entrega de estos criminales de guerra se ralentizó hasta detenerse
por completo tras acabar la Segunda Guerra MundialDiversos libros de
investigación, así como documentos confidenciales de los Aliados
que se han desclasificado, han demostrado fuera de toda duda que los
Aliados
(xx)
D[Eslovenia ha perdido su industria (sebido a perder su mercado
cauitivo yugoslavo y abrir su mercado a los productos de la UE) y
está en quiebra técnica, salvandose de la bancarrota gracias a los
créditos de Moscú entregados por apoyar el proyecto South Stream,
que la UE intenta impedir por todos los medios]
(1)
Declaración sobre la situación en Yugoslavia, suscrita por
los doce estados miembros de la CE en el marco de la cooperación
política europea, en La Haya, 05.07.1991.
(2)
Situación en Yugoslavia, informe preliminar a las
conclusiones de la Presidencia del Consejo Europeo, reunido en
Luxemburgo los días 28 y 29.06.1991, elaborado en base a la
Declaración sobre la situación en Yugoslavia, suscrita por
los Doce en el marco de la cooperación política europea en
Luxemburgo, el 26.03.1991 y también en Luxemburgo, en otra
Declaración sobre Yugoslavia, en ese mismo sentido, efectuada
el 08.06.1991.
(3)
Declaración sobre Yugoslavia, suscrita por los Doce en el marco
de la cooperación política europea en Bruselas, el 27.08.1991.
(4)
Edward E. Luttwak, "El siglo de los tiempos, la política
internacional bajo el mandato de Clinton", suplemento Temas de
nuestra época, El País, 12.22.1992.
BIBLIOGRAFÌA
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Ivan
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yugoslavo", suplemento Temas de nuestra época, El País,
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Robert
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Austral, N° 1458, madrid, 1972.
Henry
Kissinger, "Una trampa funesta", El País,
08.03.1993.
[EPÍLOGO
DE A&R: EL TRIBUNAL DE YUGOSLAVIA SE HA DESTACADO COMO EL
INSTRUMENTO PARA DISCIPLINAR A SERBIA (nadie condenado por la limpeza
étnica de la Krajina o de Kosovo), CROACIA COMO TRAFICANTE DE ARMAS
PARA SIRIA, y Kosovo como centro del trafico de heroina desde
Afganistán, con el Camp Bond Steel al lado, así como Bosnia como
centro del jihadismo global]
IMAGEN:
masacre en mercado
IMAGEN:
brigada nazi croata
IMAGEN:
Mapa trafico heroina
IMAGEN:
Infografico envio de armas croatas a Siria
IMAGEN:
entrenamiento de fundamentalistas en Kosovo y Bosnia para Siria
ANEXO
LA
RECETA SERBIA PARA UCRANIA
La desgracia de Slobodan Milosevic y Viktor Janukowitsch consistió en que ambos dijeron no a occidente. Poco después fueron calificados de criminales. El ex-presidente serbio murió en la carcel del tribunal de la ONU. Lo que va a pasar con el derribado jefe de estado de Ucrania aún no está claro.
Ese político sabe bien de lo que habla. Posiblemente no tenga influencia en los círculos políticos de Bruselas, pero ha ayudado a destruir un país (Yugoslavia) y sabe como se lleva a cabo.
Una semana después de las declaraciones de Jelko Kacin y precisamente el mismo día en que Rusia se declaró dispuesta a entregar un crédito de 2.000 millones de dólares a Ucrania, la situación en Kiev sufrió una drástica escalada. Parece como si los manifestantes hubiesen recibido una señal para actual de manera decidida. El "Sector derecho" llamó a través de la red social vk.com a una mobilización y el jefe del partido Svodoba, Oleg Tiagnibok, convocó a una marcha hacia Kiev.
El hecho de que el presidente Janukovich hubiese firmado un acuerdo con la oposición no fué hecho público por ningún político ucraniano, sino por el ministro de asuntos exteriores polaco Radoslav Sikorski. Esa misma tarde Janukovich huyó de Kiev, y su Partido de las Regiones se derrumbó, sacrificando a sus principales representantes. Lo mismo hizo antaño el Partido Socialista de Serbia con Milosevic - el mismo entregó el poder, sin una injerencia abierta de fuerzas extranjeras.
Janukovich afirma que le ofrecieron garantías de que no le pasaría nada. Pero eso mismo fué desmentido al día siguiente por Sikorski, y se empezó a exigir la entrega del derribado presidente ucraniano al Tribunal Penal Internacional de La Haya. Antaño el nuevo presidente de la República Federal Yugoslava, Vojislav Kostunica, también prometió al derrocado Milosevic que no sería extraditado al tribunal de la ONU. Pero nueve meses más tarde Milosevic fué llevado a La Haya de manera casi clandestina.
¿Que pasa, por tanto, en Ucrania? La recién liberada de la carcel Julia Tymoshenko dijo delante de los manifestanbtes de Kiev que Ucrania se integrará en la UE. Pero antes de que los ucranianos sueñen con ello, deberían considerar lo que h pasado con Serbia y su camino hacia la UE.
Tras la Revolución de 2000 los políticos de Belgrado prometieron que Serbia ingresaría en 2004 en la UE. Pero tenemos el año 2014 y Serbia sigue como entonces al inicio del camino de integrarse en la UE. La antigua República Federal Yugoslava entre tanto y gracias a la ayuda de sus "amigos" de EEUU y la UE ha sido partida en dos y Serbia ha perdido el 15% de su territorio.
Debido a la critica situación financiera en que se encuentra el país, el Ministerio de Finanzas y el Banco Central de Ucrania pidieron a otros países, entre ellos Polonia y EEUU, un crédito por un valor de 35.000 millones de dólares. Con ese objetivo Ucrania pidió que se organizase una conferencia de donantes. El 29 de Junio de 2001 también tuvo lugar una conferencia similar en Yugoslavia. El gobierno de Belgrado recibió por aquel entonces derca de 1.200 millones de dólares.
El jefe de gobierno yugoslavo por aquel entonces, Zoran Djindjic, declaró: "La primera entrega del crédito debía consistir en unos 300 millones de éuros. No onstante se nos dijo que 225 millones se emplearían en pagar antiguas deudas de la época de Tito, así como los intereses acumulados en la época de Milosevic. Debido a ello, solo quedaron 75 millones". En los 13 años que lleva Serbia en la "vía europea" ha recibido 15.000 millones de dolares en inversiones, pero a cambio más de 60.000 millones de dolares abandonaron el país. Serbia perdió por el camino en torno a 500.000 puestos de trabajo, y su deuda externa se triplicó. El país hizo todo lo que exigieron EEUU y la UE. El resultado de esa política pro-occidental está a la vista. Por tanto, ¡bienvenidos al "Titanic" europeo, queridos hermanos ucranianos!