miércoles, 2 de abril de 2014
La lucha armada al servicio del estado
El pasado Primero de Mayo, quienes fueron a sacar a los afiliados de la CNT detenidos durante los actos fueron advertidos en comisaría, textualmente, de que “se ha acabado la paciencia con la CNT“. Esto ocurre mientras las agresiones fascistas aumentan,y hay cada vez más indicios de una creciente oleda represiva contra el Movimiento LIbertario. Y justo ahora tienen lugar varios atentados anarquistas, la excusa perfecta para al anarquismo. No es casualidad.
Para entender hasta donde está dispuesto a llegar el estado para defender el capitalismo merece la pena analizar el llamado “Affaire Bombenleeër“ que tuvo lugar en Luxemburgo, que es un ejemplo perfecto de cómo funcionan los estados democráticos occidentales cuando están en peligro los intereses de sus élites. El escándalo ha sacado a la luz que la OTAN se dedicó a sembrar de bombas Luxemburgo durante 1984-1985. Objetivos de la campaña de atentados fueron la infraestructura eléctrica y gasística, comisarías de policía, el aeropuerto internacional de Luxemburgo, unas piscinas públicas o el principal periódico del país. Nada estaba a salvo de las bombas de la OTAN, que sembraron el pánico en el diminuto país durante un reducido espacio de tiempo, para cesar luego por completo de manera tan incomprensible como había empezado.
Entender lo ocurrido en Luxemburgo es imposible sin tener en cuenta que tuvo lugar en la fase más caliente de la guerra fría. El empleo de grupos armados fascistas e izquierdistas para crear una tensión creciente, la puesta en marcha de una campaña de asesinatos al azar para sembrar el terror, la simulación de ataques nucleares preventivos contra la Unión Soviética, o los ataques a las fuerzas de seguridad eran parte de la estrategia de la tensión de los años del plomo, mediante los cuales se logró el hundimiento de la URRS y el ascenso del neoliberalismo. Una visión de conjunto.