«Orgulloso de ser ateo», foto de un saudí en La Meca, la ciudad más sagrada del islam. Es una muestra de cómo la nueva generación de ateos árabes ha perdido el miedo. |
Por CARYLE MURPHY
(12-06-2014)
En el país conocido como la cuna del islam, donde la religión da legitimidad a las normas gubernamentales y los clérigos designados por el Estado se dedican a controlar el comportamiento de la sociedad, un creciente número de saudíes están declarando en privado ateos.
Las evidencias son anecdóticas, pero persistentes.
«Conozco al menos seis ateos, que me lo han confirmado personalmente», dijo Fahad al-Fahad, de 31 años, un consultor de marketing y activista de derechos humanos. «Hace seis o siete años, yo no oía decir eso a nadie.»
Un periodista saudí en Riad ha observado la misma tendencia.
«La idea de no ser religioso e incluso el ser ateo está extendiéndose debido a la contradicción entre lo que los islamistas dicen y lo que hacen», dice.
La percepción de que el ateísmo no es un tema tabú —ha habido al menos dos programas de debate al respecto recientemente en las televisiones del Golfo— puede explicar por qué el gobierno ha decidido convertir el ateísmo en un delito, calificándolo de terrorismo. El decreto del 7 de Marzo (2014)[1] del Ministerio del Interior saudí prohibía, entre otras cosas, «favorecer las ideas ateas de cualquier forma, o el cuestionar los fundamentos de la religión islámica en los que se basa este país».
El número de personas dispuestas a admitir a los amigos su ateismo o que se declaran ateos en la red, por lo general bajo un pseudónimo, ciertamente no es lo suficientemente grande como para ser considerado un movimiento o para amenazar al gobierno. Una encuesta de 2012 llevada a cabo por WIN-Gallup Internacional con respuestas de alrededor de 500 ciudadanos saudíes puso al descubierto que el 5% se calificaban a sí mismos de «ateos convencidos»[2]. Esto está muy por debajo de la media mundial de un 13 por ciento.
Pero la mayor disposición a admitir en privado el ser ateo refleja una desilusión general hacia la religión y lo que un saudí llama «una percepción cada vez más extendida» de que la religión está siendo mal utilizada por las autoridades para controlar a la población. Esta desilusión se expresa de diferentes formas, que van desde ignorar las declaraciones de la administración hasta desafiar e incluso burlarse de los líderes religiosos en los medios sociales.
«Debido a que las personas están cada vez más desilusionadas con el gobierno, empezaron a ver al gobierno y quienes le apoyan como grupos que conspiran contra el bienestar popular», dice Bassim Alim, un abogado en Yeda.
«Cuando ven a los ulemas [eruditos religiosos] apoyar al gobierno», añade, «la gente se queda consternada, porque les consideraban gente piadosa, sencilla y justa». «Creo que la gente ha empezado a estar harta de cómo es realmente la religión y de como controlan sus vida mediante una sola interpretación de cómo debe seguirse la religión», dice el activista Fahad al-Fahad.
En su conjunto, la aparición de los ateos, el aumento creciente de los controles religiosos sobre la sociedad, así como el continuo atractivo de la yihad y el ultraconservadurismo indican una ruptura de la conformidad y el consenso que caracterizaba el campo religioso saudí hasta hace poco, y que se está convirtiendo en algo más heterogéneo y polarizado.
«Las mezquitas están llenas, pero la sociedad está perdiendo sus valores. Es más bien una práctica mecánica, como ir a la iglesia, tienes que ir el domingo», dijo un ex empleado de los medios estatales. «Ya no entendemos nuestra religión, no porque nosotros no queremos, sino debido a la visión que tenemos de ella, nuestra comprensión de la misma, que ha sido contaminada por la monarquía... [y] ... por el aparato religioso oficial, para el que la religión ha de ser lo que quiera la monarquía.»
Otra foto desde La Meca en la que se reinvidica una «República Atea». |
El creciente escepticismo acerca de la religión y los clérigos es más visible hoy en día debido a los medios de comunicación sociales, incluidos los tweets, blogs y páginas de Facebook.
Veamos tres tuits saudíes muy ilustrativos al respecto:
— El príncipe Abdul Aziz Bin Fahad ha tuiteado sin parar «Que Dios sea loado». Me compadezco de su desconexión respecto a la sociedad actual. No estamos en la década de 1980. Patético
— Es necesario rechazar la ilusión que tenemos de que nuestra versión del Islam es la única correcta
— ¿Podría el ulema emitir una fetua contra la violencia doméstica? Me refiero a la comisión que ha emitido una fetua prohibiendo jugar a Resident Evil
— Es necesario rechazar la ilusión que tenemos de que nuestra versión del Islam es la única correcta
— ¿Podría el ulema emitir una fetua contra la violencia doméstica? Me refiero a la comisión que ha emitido una fetua prohibiendo jugar a Resident Evil
Al mismo tiempo, sin embargo, existe una tendencia contraria, y algunos jóvenes saudíes se están uniendo al islamismo radical y a movimientos yihadistas, una tendencia reforzada por la guerra en Siria.
«Cuando comenzó la Primavera Árabe, los jóvenes más religiosos se hacían preguntas sobre el islam y la democracia», dijo Saud al-Sarhan, director de investigación en el Centro Rey Faisal de Investigación y Estudios Islámicos en Riad. «Pero ahora tan sólo se hacen preguntas sobre el islam y la yihad, después de lo que está pasando en Siria.»
Imagen de una mujer que pisotea un Corán tras destrozarlo. En el mundo islámico es la mayor forma de desprecio que existe. |
Esta atracción hacia el ultraconservadurismo militante es también evidente en las actividades de los vigilantes religiosos que no están regulados. Incluso la propia policía religiosa del gobierno ha sido objeto de controles más estrictos; estas bandas de jóvenes «voluntarios» van a reuniones sociales para detener lo que consideran como actividades prohibidas, incluyendo la música, el baile y la mezcla de sexos. En un famoso incidente en el año 2012, estos «voluntarios» entraron violentamente en el festival cultural anual patrocinado por el gobierno conocido como Al-Yanadriya, donde se enfrentaron a las fuerzas de seguridad.
Todavía es peligroso admitir públicamente ser ateo debido al castigo terrible que puede tener que hacerse frente por un sistema judicial basado en la sharia, según cual la falta de fe en Dios es una ofensa gravísima.
Además, los clérigos conservadores que tienen una considerable influencia entre los saudíes utilizan la etiqueta 'ateo' para desacreditar a aquellos que cuestionan sus estrictas interpretaciones de las escrituras islámicas o expresar dudas sobre la versión dominante del Islam conocida como wahabismo.
Eso es lo que sucedió con, Hamza Kashgari, de 25 años de edad, que en 2012 tuiteó algunas ideas poco convencionales sobre el Profeta Mahoma, en ninguno de los cuales dijo que no creyese en Dios. Aún así, fue llamado 'ateo' y para apaciguar el establecimiento religioso, el gobierno lo encarceló durante 20 meses.
Otro ejemplo es Raef Badawi, de unos 30 años, acusado de ser ateo por pedir libertad para discutir otras versiones del Islam además del wahabismo en el sitio web «Free Liberal Saudis». Fue condenado a siete años de prisión y 600 latigazos en julio 2013. Su abogado, Waleed Abu Alkhair, un activista de derechos humanos, también ha sido encarcelado. Badawi dijo a la corte que era musulmán, pero añadió que «todo el mundo tiene la opción de creer o no creer», según informó la BBC[3].
Un residente de Riad con amplios contactos con los jóvenes saudíes por a su trabajo en la educación superior dijo que «trata de advertir a los jóvenes que están viviendo de acuerdo a un islam construido por el gobierno, y no de acuerdo con el islam que nos da Dios».
Cada vez más, dice, los jóvenes «van a ignorar la religión y convertirse en ateos, mientras que otros van a entender el juego».
NOTAS:
[1] http://www.hrw.org/news/2014/03/20/saudi-arabia-new-terrorism-regulations-assault-rights
[2] http://www.washingtonpost.com/news/worldviews/wp/2013/05/23/a-surprising-map-of-where-the-worlds-atheists-live/
[3] http://www.bbc.com/news/world-middle-east-23506404