miércoles, 7 de julio de 2021

Valladolid, 1920: El conflicto del pan


El importe de este producto fue el origen de un conflicto social en Valladolid en enero de 1920


por Jesús Anta


27 de septiembre de 2020


El rico pan es un producto que con mucha frecuencia ha sido motivo de serios conflictos sociales debido a su carestía. La historia de Valladolid está cuajada de protestas, huelgas e incluso muertos cuando escaseaba el trigo y el precio del pan subía. Téngase en cuenta que el pan ha sido durante siglos la base alimenticia de la población: con pan y vino se anda el camino.


Corría el mes de enero del  año 1920, es decir hace cien años, cuando de nuevo apareció la sombra del histórico conflicto del precio del pan, pues los fabricantes de harina se habían negado a seguir suministrando a las tahonas harina a precio tasado.


Tuvo que intervenir el gobernador civil para conjurar el peligro…, de momento. Para ello incautó vagones de harina que estaban en la Estación a punto de salir para otras poblaciones españolas.


La cosa no pintaba bien. Se aproximaba Carnaval, por lo que aprovechando el jolgorio característico de las fiestas de Don Carnal, se preveía un grave conflicto: las existencias de harina incautada se estaban agotando y amenazaba con una subida del precio del pan.


Aquel problema además se sumaba a la subida del coste de otros productos tales como carne, azúcar, aceite, arroz y patatas,  y se cernía una subida de las tarifas ferroviarias. Imaginemos como andaban de exaltados los ánimos.


Una noticia de esperanza se abrió paso en los mentideros vallisoletanos: los fabricantes de pan estaban dispuestos a buscar una solución; pero ¡ay! donde aparecía una solución surgía un problema: las tahonas se negaban a fabricar pan con la escasa harina que se les estaba suministrando. Intervino el alcalde Santander y hubo acuerdo con el gremio de panaderos para seguir haciendo pan.


Durante unas cuantas semanas se conjuró la subida mediante donaciones de harina y algunas otras incautaciones por parte de las autoridades. Pero a finales de febrero se desveló el contenido del acuerdo del alcalde con los panaderos: subir ligeramente el precio del pan. Y como siempre en estos casos, los munícipes achacaron los problemas de la carestía de productos a otros, en este caso a la política del Ministerio de Abastecimientos.


No obstante, el problema no se solucionó en absoluto,  pues parece que el suministro de harina a las tahonas era insuficiente para atender la demanda de pan por parte del pueblo. Pero es que algunos panaderos querían tener margen para hacer pan extra fuera de los precios marcados. Además,  algunos panaderos desaprensivos comenzaron a vender pan elaborado con un peso inferior al estipulado oficialmente y, a mayores, amenazaban con dejar de fabricar pan.


Así que a grandes males grandes remedios, y el Ayuntamiento comenzó a decomisar  el pan de bajo peso y a repartirlo por los establecimientos de beneficencia.


Sobre el conflicto planeaba el recuerdo de los ‘motines del pan’ de 1856, que se saldaron con numerosos encarcelados y veintitrés personas fusiladas. O la protesta del pan de 1904, en la que en medio de un intercambio de pedradas por parte de los manifestantes y los disparos de los guardias, por la zona de la calle Cánovas del Castillo, fue abatido un muchacho que lanzaba piedras con una honda mientras increpaba a la guardia civil.


Dos años más tarde...