Por GABRIEL OLIVEROS
En medio de la vorágine mundial y local por conseguir información oportuna y veraz, pero fundamentalmente útil, deconstructiva y constructiva, nutritiva y cardinal, los anarquistas venezolanos contamos apenas con una publicación periódica conocida como El Libertario. No obstante, de la diversidad de tendencias y opiniones internas en el movimiento ácrata surgen dudas acerca de la autenticidad del Colectivo Editor El Libertario como agrupación de raíz anarquista y cónsono con las ideas y luchas libertarias.
En tal sentido, con la intención de conocer qué es o quiénes son el Colectivo Editor El Libertario, me he planteado una investigación diacrónica (en el tiempo) de todas y cada una de las publicaciones digitalizadas y disponibles en Internet de este periódico. El objetivo es evaluar la postura política de El Libertario y su consonancia con el ideario ácrata. La hipótesis de trabajo: Una cantidad equiparable de artículos en contra del Gobierno y de la oposición muestra una auténtica postura anarquista. Téngase en consideración que la oposición venezolana está conformada y representada por grupos e individuos conservadores, adherentes a la derecha nacional.
Para el desarrollo del estudio he empleado cuatro categorías que ayudaron a la evaluación de los artículos y su adecuada clasificación con fines estadísticos. Estas categorías de trabajo son:
- Contra el Gobierno: aquellos artículos en los que a lo largo de todo el contenido o buena parte de él se habla mal de la gestión de gobierno o de sus partidarios.
- Contra la oposición: aquellos artículos en los que a lo largo de todo el contenido o buena parte de él se habla mal de los sectores de oposición (conservadores, derecha), sus partidarios, sus patrocinadores, o la oligarquía venezolana.
- Contra ambos: aquellos artículos en los que a lo largo de todo el contenido o buena parte de él se habla mal tanto del gobierno como de la oposición.
- Contra el sistema en general: aquellos artículos en los que a lo largo de todo el contenido o buena parte de él se tocan temas y/o se narran hechos al margen de la polarización política venezolana (temas diversos).
Se han excluido del estudio las propagandas, poemas, caricaturas y similares. Se examinó cada artículo a partir de su lectura y se ubicó en alguna de las cuatro categorías de trabajo. Los resultados de la lectura y evaluación de cada uno de los artículos contenidos en los distintos ejemplares se muestran a continuación:
Otras siete (07) ediciones o ejemplares no están digitalizados ni presentados en la página web (#26, 27, 31, 33, 39, 46 y 69). La #69 que se muestra en la página web hace referencia (quizá por error) a la #68. Ninguna de éstas está incluida en el estudio.
Resumen cuantitativo de datos
Como se aprecia en la tabla anterior, existen 46 ejemplares digitalizados de El Libertario cargados en la web, con un total de 1277 artículos en un periodo de catorce (14) años. El promedio de artículos por ejemplar es de 28 (27,8 ± 6). Del total de artículos, el 26,4% corresponden a escritos «Contra el gobierno», mientras que tan sólo 1,4% son escritos «Contra la oposición» y 1,3% «Contra ambos». El restante 70,9% corresponde a artículos «Contra el sistema en general» de diversa índole o en los que no se plantea el conflicto político venezolano. Sin embargo, en esta última categoría también se incluyen muchos artículos que presentan contenido indirectamente vinculado al conflicto, pero que el Colectivo Editor El Libertario parece utilizar muy convenientemente a sus intereses.
Los resultados muestran con total claridad que más de la cuarta parte del periódico (26,4%) se destina a criticar y/o hablar mal de una gestión del Gobierno (socialista, de izquierda) que contrasta sobremanera con las críticas lanzadas a los sectores de la derecha nacional (apenas 1,4%). En este sentido, tomando la misma «premisa» empleada por los editores del periódico de que la izquierda (bolivariana, chavista) y la derecha venezolana son lo mismo, cabría esperar un abultado porcentaje de artículos escritos en contra de ambos sectores simultáneamente, pero no es así, porque el 1,3% de los artículos escritos «Contra ambos» lo demuestra con claridad, derriba la «premisa» de la que se quiere valer el colectivo editor y lleva a inferir que existe una tendencia muy clara en la posición política que asume El Libertario a favor de la derecha venezolana.
Analizando, pues, los datos correspondientes a los artículos escritos «Contra el Gobierno» se aprecia que hasta el año 2002 no existía mayor interés por parte de El Libertario de criticar al gobierno de Hugo Chávez. No obstante, los ejemplares #28 y 29 que corresponden al año del golpe de Estado en Venezuela por parte de la derecha recalcitrante y radical, no están publicados en Internet, hecho curioso y llamativo porque a partir de allí comienza la escalada de escritos en contra del Gobierno. Pero es también muy llamativo que sea entre los años 2002 y 2003 cuando publican con más frecuencia en «Contra de la oposición» y luego la proporción de artículos baja y la frecuencia se hace prácticamente cero, lo cual es curioso para un colectivo que se proclama anarquista (de izquierda, y si no es de izquierda sino «de los de abajo» ya veremos más adelante qué ocurre).
La escalada de escritos en contra del Gobierno se aprecia claramente en la columna por periodos (resaltada en colores) en la que el porcentaje se incrementa abruptamente desde 0 hasta 21 % y de allí con incrementos paulatinos a 31% hasta radicalizarse en el periodo 2012-2015 con un 35% de escritos en contra del Gobierno, mientras que en contra de la oposición continúa el silencio. Este hecho debe resaltarse porque se aprecia que para El Libertario el poder sólo lo ejerce el Gobierno, mientras que la oposición (derecha venezolana) pareciera no ejercer ningún poder político (nacional e internacional), económico y comunicacional. Se entiende, pues, que El Libertario no tiene ningún problema con la oligarquía venezolana, con los ricos, con los grupos y partidos de derecha, conservadores, con los flamantes dueños de tierras, empresas y toda clase de propiedades, que pugnan para impedir a los pobres el disfrute de los recursos naturales.
Resumen cualitativo de los artículos contenidos en El Libertario
Pero los datos interesantes que se desprenden de la revisión de los 46 ejemplares digitales de este periódico, no se detienen en las cifras.
La postura editorial de este colectivo abandonó la ecuanimidad inicial para declararse abiertamente opositor al gobierno nacional, mas no opositor a la oposición, es decir, a la derecha. Incluso, por lo que se lee en sus artículos, todo proceso que se autodenomine, se identifique o se considere de izquierda en Latinoamérica es mal visto por El Libertario y apuntan sus palabras contra éstos (ejemplares #44, 45, 47, 57 y 60), pero jamás han escrito algo sobre las oligarquías de esos países; por el contrario, les lanzan piropos. Caso emblemático (repugnante) es el ejemplar #47 donde tras el disfraz de la ironía se habla bien de Álvaro Uribe Vélez y sus Consejos Comunales, pero en el mismo artículo nunca se dice nada malo sobre este personaje nefasto de la política en América Latina. Es en este mismo ejemplar donde hasta parece verse con buenos ojos a Enrique Capriles Radonsky, del partido de derecha Primero Justicia, y donde se le exime del paredón lingüístico que emplea El Libertario para los políticos del Gobierno. Igualmente, en este histórico ejemplar, se fustiga con inclemencia a los Consejos Comunales simplemente por ser una propuesta del Gobierno, pero entonces ¿de qué clase de anarquismo que defiende el colectivismo, la cooperación, el apoyo mutuo, la solidaridad y la federación estamos hablando?
Y las disonancias de este «colectivo anarquista» no paran. Para ellos resulta prácticamente imposible una intervención bélica gringa en Venezuela (ejemplar #48), como si no fueran suficientes excusas las reservas de petróleo y otros minerales, así como el agua. Para ellos las «guarimbas» son una auténtica forma de manifestación popular (ejemplar #50) porque parece que asfixiar, aturdir, amedrentar e impedir el tránsito a los vecinos afecta sólo al Gobierno, o saquear, quemar vivas a las personas, decapitar motorizados con «guallas» en las calles, incendiar transporte público con personas adentro, atiborrarse hasta los cojones con droga para tomar valor, o pagarle los jóvenes y hasta a los niños para que salgan a «guarimbear» es una forma apropiada y auténtica de protestar. El Libertario incluso compara las guarimbas con las protestas universitarias de los años 80 y 90 en Venezuela en las que se cerraban algunos accesos a la Universidad Central de Venezuela, pero olvidan algunos colaboradores de este periódico que en esa época no se secuestraba a nadie pues permanecían abiertos otros accesos a la universidad, que las unidades de transporte o distribución que se quemaban eran de la empresa privada y que, además, no se atentaba contra la vida de los transeúntes independientemente de su tendencia política.
El Libertario intenta hacer creer a sus lectores que el movimiento estudiantil de hoy es tan crítico, popular, autónomo y combatiente como el de los 80 y 90’s (ejemplar #52), como si los estudiantes de las instituciones privadas (que nunca las mencionan) legitimaran la lucha popular, como si ser conservador o sentir mariposas en el estómago por el neoliberalismo les otorgara esencia crítica, como si declararse prosélito de un partido o de una agrupación de extrema derecha les diera autonomía política. Tan sólo en el ejemplar #55, cuando tratan de corregir el error cometido y reconocer la participación en las protestas de los años 2008 y 2009 de estudiantes de derecha, realizan una maniobra evasiva (y, perdonen la expresión, muy bastarda) restándole méritos a los estudiantes de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV) creada por el gobierno nacional para facilitar la educación universitaria a los pobres y excluidos del sistema de educación, ello con la intención por parte de El Libertario de desviar el foco de atención de los estudiantes de derecha. Parece que a este colectivo, pues, también le molesta la educación gratuita y de puertas abiertas a los pobres; parece que son más criminales los estudiantes que siguen al gobierno que aquellos de “manitas blancas” que queman universidades y preescolares.
Por primera vez en este recorrido, en el año 2008 (ejemplar #53) se dedica un artículo completo a hablar mal de un político de la oposición, pero como algunas cosas extrañas de este periódico, un opositor desubicado, alienado, un opositor pobre: Stalin González. ¡Vaya que El Libertario sabe elegir a quién fustigar! Y pocos meses después escriben su segundo artículo contra otro opositor: Antonio Ledezma, a quien curiosamente le dedicaron apenas la cuarta parte de lo que derramaron sobre González, a pesar de ser Ledezma una de esas viejas figuras oscuras y patéticas de la oposición venezolana que reprimió sin clemencia las manifestaciones populares durante la Cuarta República.
El Libertario ataca absolutamente todo lo que le huele a gobierno (bolivariano, claro está) pero nunca ha escrito sobre la gestión de los gobernadores o alcaldes de oposición, se ensaña contra el comunismo ruso o cubano, pero no contra el imperialismo yanqui, además, nunca se ensaña contra las empresas privadas, seguramente porque de allí obtiene su financiamiento PROVEA (Programa Venezolano de Educación Acción) dedicada al trabajo con Derechos Humanos y cuyo director es el editor de El Libertario, Rafael Uzcátegui, además de Rodolfo Montes de Oca.
En el año 2012, luego de 13 años de la gestión de gobierno de Hugo Chávez, por primera vez El Libertario dedica un artículo (ejemplar #67) al conglomerado amorfo de la oposición, denominado Mesa de la Unidad Democrática (MUD), pero con idéntica maniobra evasiva ya antes aplicada a los estudiantes y hecha costumbre en El Libertario, terminaron hablando mal del gobierno de Chávez (el chivo expiatorio), buscando siempre la manera de aminorar la carga sobre la oposición venezolana. El culpable siempre es el Gobierno (bolivariano) a quienes llaman boliburgueses, mas la oposición no tiene para ellos ni un ápice de responsabilidad en las crisis y conflictos que han generado.
Llegado el 2013, y con él la muerte de Hugo Chávez, el primer ejemplar posterior a la muerte del mismo (#69) no está publicado en la Internet, resultando importante conocer la opinión del periódico sobre este hecho, y en particular sobre el hombre que desde el año 1998 se mantuvo con su opción socialista en el poder a base de elecciones y con amplio apoyo popular durante 14 años. Y es importante esa edición #69 porque en la #70 por primera vez la cantidad de artículos en contra del Gobierno se hace superior a la mitad (52%), es decir, más de la mitad del periódico dedicado a criticar al Gobierno, mientras que a la oposición ¡Nada!
El segundo caso emblemático (y también repugnante) que puede encontrarse en este recorrido histórico de El Libertario (años 2001-2015) es el que corresponde al ejemplar #72, dedicado a las protestas del año 2014 y en el que los editores del periódico pretenden hacer ver como manifestaciones populares. En la portada comparan burdamente una foto del alzamiento popular del 27 de febrero de 1989 con una de las protestas de los guarimberos de 2014 en las que su líder, el ultraderechista Leopoldo López, llamó a incendiar el país (¿por qué El Libertario nunca se ha metido con Leopoldo López?). Digo burdamente porque intentaron comparar una foto donde aparecen personas pobres cargando a un herido (año 1989), con otra donde aparecen jóvenes con zarcillo y hasta con un estetoscopio cargando otro herido (año 2014), como si cargar un estetoscopio en el cuello fuera en este país señal de pobreza y no de privilegio. A propósito de las protestas de 2014, intentan decirle a la opinión pública que son legítimamente de base popular, pero que los partidos y sectores de derecha los han arropado con sus liderazgos robándole el mérito al pueblo ¡vaya entuerto! ¿Será que El Libertario cree que toda Venezuela es anarquista, o que el pueblo venezolano está muy empapado de las ideas libertarias y no desea gobierno alguno?
Llegamos al #73 (año 2014). Hay que cantar ¡Victoria! porque al fin se encuentra el primer artículo en contra de tres oligarcas venezolanos: Gustavo Cisneros, Lorenzo Mendoza y Juan Carlos Escotet. Luego de trece (13) años de anarquismo autogestionario, El Libertario comienza a considerar que actores ajenos al Gobierno también tienen poder en Venezuela; en este caso económico. Algún compañer@ anarquista compartirá con el subcomandante Marcos que «No soy de izquierdas ni de derechas; soy de los de abajo y voy a por los de arriba». Si esta fuera la perspectiva de El Libertario, que repetidamente lo infieren en varios artículos ¿Por qué se han demorado 13 años en criticar a esos de arriba que tienen poder económico? Ojalá ello no le cueste el financiamiento a PROVEA.
Un par de datos finales: en aquél emblemático ejemplar #72 como guinda del pastel se escribe nota sobre un foro público en el que los ponentes fueron Iván Loscher, Rubén Monasterios, Amalio Belmonte y Humberto Decarli, los tres primeros reconocidos ultra-opositores al Gobierno (bolivariano) y Decarli escritor insignia de El Libertario. Entonces, si los tres primeros son ultra-opositores ¿el cuarto es…? ¿Anarquista? ¿Compartiría Ud. estimado lector anarquista tribuna con ponentes de derecha? Quizá también puedan seguir contribuyendo con el periódico intelectuales como Edgardo Lander, que a pesar de haber sido acusado de neoliberal en el ejemplar #75, ya había publicado mucho antes un artículo sobre el movimiento popular venezolano en el #65; entonces, si Lander es neoliberal y publica en éste periódico ¿El Libertario es…?
Conclusiones
1) El análisis cuantitativo (estadístico) de la evaluación de los artículos practicada al periódico El Libertario, así como el análisis cualitativo de la información contenida en los 1.277 artículos, muestran una tendencia clara a criticar al Gobierno y favorecer con silencio a la oposición venezolana y a los sectores conservadores. Esta tendencia se acentúa en el tiempo manteniéndose la misma cantidad promedio de artículos escritos por ejemplar.
2) No existen indicios para pensar que El Libertario tiene una postura imparcial en medio de la polarización política venezolana. Evidentemente no puede tenerla como colectivo que se autodenomina anarquista, porque además el ejercicio debe ser 'contrainformativo', pero a pesar de ello, el silencio informativo respecto a la oposición venezolana lo ubica en términos políticos hacia la derecha.
3) El Libertario encapsula como enemigo a cualquier movimiento de izquierda nacional o internacional que le parezca solidario con el proyecto bolivariano impulsado por Hugo Chávez, incluyendo a grupos anarquistas que vean condiciones sociales favorables al desarrollo del ideal ácrata con la actual gestión de gobierno. Incluso, criminaliza las manifestaciones de apoyo popular, de los de abajo, a la mencionada gestión de gobierno.
4) Las contradicciones manifiestas en el estudio diacrónico practicado a las publicaciones de El Libertario dejan serias dudas acerca de la autenticidad del mismo como colectivo anarquista, razón por la cual queda negada la hipótesis de trabajo. En tal sentido, parece utilizarse el periódico y el anarquismo como tapadera de intenciones insanas, esencialmente conservadoras y para captar incautos descontentos por los vicios y corruptelas del gobierno bolivariano (que obviamente existen).
Colofón
Quiero aclarar a los lectores que no tengo en lo absoluto problema alguno de índole personal con los colaboradores y editores de El Libertario, ni mantengo relación laboral o contractual con ninguno de los mismos, ni tengo interés en hacerme con la propiedad del periódico, ni impulsar ningún otro medio o favorecer puntos de vista de otras agrupaciones anarquistas. Escribo desde mi postura independiente mas no individualista, con autonomía, sin fin de lucro y únicamente con ánimo de aportar verdades y reclamar por lo justo. Nadie me encargó o pagó por este estudio.
Bajo ningún concepto o motivo le pido con este estudio a El Libertario que asuma una postura favorable al Gobierno, pero sí que deje de favorecer con silencio a la oposición derechista, oligárquica, capitalista y neoliberal venezolana y latinoamericana. Igualdad de palabras, argumentos y artículos contra ambos (Gobierno y oposición).
Eximo de todo comentario y responsabilidad al compañero Antonio Serrano, respetable escritor de El Libertario, quien en cada uno de sus artículos mostró gran altura intelectual frente a la polarización política, y quien en sus largos recorridos por la UCV vendía los ejemplares en clara demostración de consonancia con la clase obrera del país y el ideal libertario. Honor a su memoria.
31 agosto 2017