jueves, 19 de julio de 2018

Compartir, no dominar. El anarquismo en la India anti- y post-colonial, por Lou Marin

Artículo publicado en la revista alemana iz3w Nr. 376 / julio-agosto 2018.

El anarquismo de grupos de base pacifistas se identifica hasta hoy con Gandhi, que no solo puso en marcha campañas de masas no violentas, sino también modelos anarquistas de vida en común. Lo que aparte de esto se desconoce casi por completo: en la India existió una amplia gama de corrientes anarquistas, y algunas de ellas permanecen activas hoy día.

A lo largo de todo el siglo XX pueden distinguirse dos corrientes anarquistas: primero, un anarquismo de origen europeo y modernizante, que fue importante sobre todo durante la etapa de la “propaganda por el hecho” y los atentados ilegalistas. Esos atentados fueron ejecutados tanto por grupos nacionalistas como por grupos anticoloniales influenciados por las ideas libertarias. Segundo, en la India surgió un anarquismo más o menos indígena y autóctono. Era mas bien antimodernizante y de orientación no violenta, y estaba influenciado por Mohandas Karamchand Gandhi y sus seguidores (1).

El poder colonial partió en dos en 1905 de manera arbitraria la región de Bengala, siguiendo la probada estrategia de “divide y gobierna”. Esto dio lugar a actividades ilegales (más bien atentados) de estudiantes indios de las castas superiores, que originalmente eran educados en Londres para hacerse cargo de puestos administrativos importantes. Inicialmente se conoció por ello a Aurobindo Ghose, que se había politizado en la lucha contra la división de Bengala (2). En Londres (y casi al mismo tiempo en Paris y California), una nueva generación de anarquistas indios llevó a cabo atentados contra oficiales y políticos coloniales británicos, como por ejemplo el atentado contra Curzon-Wyllie en 1909 en Londres. Abhinava Bharat, autor del atentado que fue capturado, fue ahorcado.

Bharat era seguidor de V.D. Savarkar, que logró huir a Paris. Posteriormente, Savarkar sería uno de los fundadores del nacionalismo fascista indio. Pero otros de estos liegalistas, sobre todo el grupo “Ghadar” (Revuelta) en Berkeley, con activistas como Santok Singh y Har Dayal, siguieron estando influenciados por teóricos anarquistas como Mijail Bakunin. Muy pronto entraron en contacto en EEUU con la IWW (Industrial Workers of the World), un sindicato de orientación anarquista de trabajadores precarios (Esto no es del todo correcto: la IWW era y sigue siendo una organización sindicalista revolucionaria  que rechaza el parlamentarismo y en la que participan tanto anarquistas como marxistas, AyR). Las conexiones de la red “Ghadar” se extendieron hasta la India, especialmente a la región del Punjab y la ciudad de Lahore.

Propagandistas del hecho

En Punjab influenció el joven ateo Bhagat Singh el último capítulo de esta expresión india de la “propaganda por el hecho”. En 1928 escribió en una revista de la corriente disidente del Partido Comunista de la India (CPI) llamada “Kirti” (Trabajador) un esbozo de la historia del anarquismo para lectores indios. Allí se jactó del atentado de Auguste Vaillant contra el parlamento de París en 1893.

Bhagat Singh y su grupo querían matar a un oficial británico en Lahore en diciembre de 1928, pero se equivocaron de persona y en lugar de ello mataron a su ayudante. En abril de 1929 Singh y un compañero imitaron a Vaillant y lanzaron dos bombas contra el parlamento colonial en Delhi, lo que provocó algunos heridos pero ningún muerto. Singh fue detenido en el lugar de los hechos ejecutado en la horca en marzo de 1931. Como mientras estuvo encarcelado leyó sobre todo textos de Lenin, Trotsky, Marx y Engels, y redactó un escrito marxista-leninista, en el que repentinamente criticaba el individualismo anarquista, una fuente ideológica importante detrás de los atentados anarquistas, fue reconocido póstumamente (como uno de los suyos) por el CPI.

La sorprendente trayectoria personal de M.P.T. Acharya establece un puente entre ambas tradiciones. También el empezó su socialización política en Europa: en Londres, Paris y Berlín. En 1919, tras la revolución de octubre, se convirtió en un comunista de partido convencido y fue enviado por Lenin desde Moscú a través de Kabul a Taskent, donde debía organizar a comunistas asiáticos. Achayra defendía no obstante que se aceptase a los anarcosindicalistas en el seno de la internacional comunista (La Komintern, AyR). Tras el fracaso de sus intentos tuvo que huir en 1922 a Berlín; entre tanto se había convertido el mismo en anarcosindicalista.

Acharya permaneció durante una temporada en Europa y escribió por ejemplo entre 1939 y 1932 artículos en la revista “Die Internationale” (La Internacional), editada por la Asociación internacional de Trabajadores (AIT), la internacional anarcosindicalista. Allí tematizó los movimientos de masas anticoloniales en la India tras la Marcha de la sal (Una de las campañas de desobediencia civil más importantes de Gandhi, para exigir el derecho natural de producir sal para los habitantes de la India, AyR). Allí criticó a Gandhi desde un punto de vista anarquista, pero también reconoció el carácter revolucionario de su movimiento. Tras 1935 Achayra volvió a la India y completó su giro ideológico hacia las ideas de Gandhi.

En 1940 tradujo al hindú la principal obra del anarquista alemán Rudolf Rocker, “Nacionalismo y cultura”, y se unió al editor libertario-socialista Lovtala. Ambos estaban fuertemente impresionados por la tercera campaña de masas anticolonial de Gandhi, el movimiento “Quit-India” (Marcharos de la India) de 1942. Achayra fue secretario del Instituto de Sociología fundado por Lovtala, y trabajó hasta su muerte en 1954 para la revista gandhiana “Harijan” (3).

La “anarquía ilustrada” de Gandhi

Una corriente anarquista autóctona independiente del movimiento anti-y post-colonial en la India estuvo fuertemente influenciada por el propio Gandhi. Que Gandhi se calificó a si mismo de manera explícita como anarquista repetidas veces es algo ampliamente desconocido hasta nuestros días –o es negado de manera consciente por una izquierda influenciada ideológicamente de otra manera, a la que no les cuadra en sus conceptos.  La primera vez que ocurrió fue en una conferencia que despertó gran interés en la universidad de Benarés, la primera de la India, en 1916. Gandhi provocó allí un escándalo, y su conferencia fue suspendida tras decir “Yo mismo soy anarquista, pero de otro tipo” (diferente al de los terroristas anarquistas) (4). Gandhi repitió esta toma de posición repetidamente, entre otras veces en 1939, cuando afirmó que el consideraba como su objetivo social postcolonial no la creación de un estado nacional indio, sino la “anarquía ilustrada”.

Ya en sus años iniciales como estudiante en Londres a comienzo del siglo XX visitó a Kropotkin en su casa y leyó su libro “Mutual Aid” (Apoyo mutuo), publicado en 1902. Además, Gandhi estaba fuertemente influido por Henry David Thoreau y Leo Tolstoi, con el que mantuvo una correspondencia. Pero más que por sus fuentes y contactos occidentales, sus ideales se formaron mucho más a partir de las tradiciones filosóficas indias-indígenas. De allí viene su empleo de conceptos ampliamente extendidos entre la población como “ahimsa” (no violencia) o “satyagraha” (literalmente, mantenerse fiel a la verdad; concepto para la acción no violenta) (5).  En el seno de esa tradición combatió los valores patriarcales implantados tradicionalmente y a la casta guerrera de los Kshatriya, la segunda casta más importante del sistema de castas indio.

En las comunas ghandianas de su época, las Ashrams,  mezcló en términos concepcionales y prácticos a los hindús de todas las castas, así como a los sin casta, musulmanes, sikhs, judíos, cristianos y “Adivasis” (aborígenes originales de la India). También participaron muchas feministas, de Sonja Schlesin a Sarojini Naidu. De manera práctica ejemplar tuvieron lugar matrimonios entre miembros de diferentes castas o entre musulmanes e hindúes, y se llevaban a cabo comidas comunes entre miembros de todas las castas y los sin casta. Con estos experimentos, Gandhi era un adelantado a su tiempo.

Por ello es históricamente erróneo, cuando la historiadora Arundhati Roy acusa a Gandhi de racismo o de defender el sistema de castas. Roy fue antaño una defensora de acciones de masas como la Marcha de la sal dentro de foros críticos con la globalización, pero recientemente se orientó al maoísmo naxalita y B.R. Ambedkar (Los Naxalitas son una insurgencia armada de corte maoísta extendida principalmente en las zonas rurales del este y norte de la India, calificada en 2006 por el Primer ministro Singh como "el mayor problema de seguridad interna que enfrenta nuestro país", entre otros motivos por las conexiones entre los Naxalitas y el Inter-Services Intelligence  (ISIS), el servicio de inteligencia de Pakistán, estado con el que la India se ha enfrentado militarmente en repetidas ocasiones desde la Independencia en 1947; según un estudio del periódico The Times of India de 2017, 58% de las personas tienen una percepción positiva de la guerrilla naxalita, AyR). Por lo general, en este tipo de acusaciones lanzadas desde grupos de izquierda se suele negar la evolución emancipadora de las ideas políticas de Gandhi. Puede que en el Gandhi de la etapa sudafricana hubiese una tendencia a defender el sistema de castas. Se debían a la lucha reformista que tuvo lugar allí para lograr que se igualase a la minoría india dentro del Imperio británico (En Sudafrica hay una minoría de origen hindú que equivale hoy día al 2,5% de la población, 1,3 millones de personas, AyR). Esas tendencias no obstante se debilitaron y finalmente dieron un giro de 180 grados durante la guerra anticolonial india de 1919-1947 (6).

Desde la independencia de la India en 1947 el Primer Ministro Jawarhalal Nehru fomentó la creación de un estado nacional de naturaleza industrial-capitalista. Esto estaba en contradicción con los conceptos de Gandhi de una república descentralizada de localidades federadas; además, Gandhi nunca quiso tener un puesto en el estado. Desde entonces se desarrolló una amplia gama de interpretaciones anarquistas del pensamiento de Gandhi. En la India pueden nombrarse Adi H. Doctor, Nirmal Kumar Bose, Ashis Nandy y otros. En la esfera anglófona internacional lo estudiaron Geoffrey Oostergaard, Melville Currell, George Woodstock o Peter Marshall.

Uno de los sucesores de Gandhi, Vinobha Bhave, influenció de manera directa a André Bernard, un importante anarquista no violento de habla francesa y objetor de conciencia durante la Guerra de Argelia. El importante activista postcolonial gandhiano Jaya Prakash Narayan fue una de las personalidades más destacadas en la lucha durante los años 70 contra las tendencias dictatoriales y las el Estado excepción (1975-77, AyR) del gobierno de Indira Gandhi. Propagaba una “revolución total” y logró al menos la retirada del estado de excepción en 1977 (7).

¿Maoísta o libertario?

En la década de los 80 surgió en la India una nueva generación de intelectuales que criticó el modelo de desarrollo propagado por la ideología occidental capitalista y neocolonial. Esta fue reproducida por el socialismo de estado de la Unión Soviética (URSS). El principal socio estratégico de la India. Las criticas al respecto fueron formuladas por Ashis Nandy, Partha Chatterjee y Ranajit Guha. Ashis Nandy, el intérprete libertario de Gandhi, fue al mismo tiempo el co-fundador de Postcolonial Studies. Mientras Partha Chatterjee y Ranajit Guha basaban sus Subaltern Studies en un marxismo disidente, que destacaba las decisiones independientes de trabajadores y campesinos en las luchas postcoloniales (8).

No obstante, los activistas anarquistas fueron mas bien marginalizados en las últimas décadas por organizaciones maoístas de lucha armada, que surgieron a partir del movimiento Naxalita de los años 60. La más importante de esas organizaciones fue el Maoist Communist Centre (MCC), que a partir de 2004 pasó a llamarse CPI/MCC. Como el maoísmo cerró el paso a las ideas anarquistas a los trabajadores y campesinos, surgieron de manera inesperada nuevas tendencias libertarias de las iniciativas de defensa de los derechos humanos. Estas discutían constantemente con los maoístas, porque esas iniciativas habían sido ampliamente infiltradas por los maoístas, con la consecuencia de que defendían que los derechos humanos solo tenían validez en el mundo laboral.

 Fue Kandalla Balagopal quien en 1997 se separó de estos grupos de defensa de los derechos humanos convertidos al maoísmo y fundó la Popular Union for Democratic Rights (PUDR). La PUDR criticaba todas las violaciones de los derechos humanos, aunque hubiesen sido perpetradas por maoístas. En esa época Balagopal empezó también a conectar el análisis de clase con análisis sobre las estructuras de dominio como el género, las castas o la violencia religiosa. Esta última se llama “Comunalismo” en la India, y da lugar de manera regular a pogromos, a menudo contra musulmanes, y fue una estrategia que llevó al ascenso del partido nacionalista hinduista BJP, hoy en el gobierno.

Balagopal también apoyó tendencias a favor de autonomías regionales contra la violencia del gobierno central de Delhi (La capital de la India y sede del gobierno central, AyR). En contra de lo que defendía el ala derechista del movimiento de defensa de los derechos humanos, Balagopal criticó nuevamente la muy extendida estratega del PIL (Public Interest Litigation), que consiste en el intento de llevar a cabo denuncias a través del aparato del estado, que en algunos sectores aún se percibía como independiente, y utilizarlo para objetivos emancipadores. Balagopal opinaba en cambio, que esa estrategia fracasaría debido a los intereses de clase de los jueces.

Balagopal no se dio por satisfecho con la afirmación en el interior del movimiento de los derechos humanos de que “no habrá violaciones de los derechos humanos si hay una ‘persona justa’ a cargo de las palancas del poder”. Su crítica no estaba dirigida solo contra los derechistas que quieren ser dictadores, sino también contra los pequeños dictadores comunistas, “que dominan hoy sobre una comunidad loca y eso es solo el preludio de su posterior ascenso al poder” a escala nacional. Jogin Sengupta, que también provenía de los grupos libertarios de derechos humanos, se involucró junto a los exiliados tibetanos en la lucha contra la represión china de los alzamientos en el Tibet.

De los grupos maoístas surgieron de manera continua activistas que asumieron una perspectiva más libre y participaron en nuevas luchas  sociales y ecológicas. Entre 1980 y 2000 la SMD (Shramik Mukti Dal, la Liga por la Liberación de los Trabajadores) una de las organizaciones que sirvieron de crisol. Los activistas Bharat Patankar y Gail Omvedt lucharon en las regiones rurales del estado federal de Maharashtra contra la construcción de una enorme presa cuya víctima principal habría sido la tribu de los Dalits. En el concepto de la resistencia se integraban formas alternativas de agricultura, reglas ecológicas como el reparto igualitario de agua y sistemas sanitarios alternativos. En el manifiesto del SMD se reclama “una nueva sociedad sin explotación basada en una ecología equilibrada”.

El movimiento contra las presas incluía también el Narmada Bachao Andolan, el movimiento para salvar el rio Narmada. Luchó desde 1985 hasta la inauguración de la mayor presa en 2017 contra cerca de cien presas a lo largo del río Narmada, que fluye a lo largo de los estados federales de Gujarat, Madhya Pradesh y Maharashtra. Al menos 250.000 personas fueron expropiadas y trasladadas la mayoría Adivasis (Así se llama a l conjunto heterogéneo de grupos étnicos o tribales indígenas de la India, AyR). El movimiento, que al menos logró a veces que se redujese la altura de las presas, o que algunas no fuesen construidas, ha sido apoyado por conocidos activistas y escritores, como Medha Patkar, Baba Amte, Vandana Shiva y Arundhati Roy (9). Estos nuevos movimientos sociales y ecológicos también fueron apoyados por intelectuales de orientación libertaria del sector científico, como la red Lokayan (Diálogo con la población) en torno a Rajni Kothari.

Todo esto no significa que estos movimientos tuviesen una orientación completamente anarquista. Gail Omvedt criticó por ejemplo las tendencias autoritarias dentro del movimiento Dalit. Este decía basarse en la herencia de su fundador B.R. Ambedkar, que como padre de la Constitución y ministro de justicia de la India independiente nada tenía de anarquista.

La anarquía que viene

También en los años recientes en los que ha tenido lugar el ascenso rasante del partido nacionalista hindú BJP se han organizado movimientos sociales y ecológicos fuera de los partidos marxistas-leninistas-maoístas en la federación nacional NAPM (National Alliance of People’s Movements, Alianza Nacional de Movimientos Populares). Esta a su vez se dedica a formar redes junto con el movimiento global a favor de otra globalización y participa en la People’s Global Action, iniciada por los zapatistas. También ha estado activa en los procesos de los foros sociales globales, uno de los más importantes se celebró en 2004 en Mumbai.

En Mumbai, el Indian Institute for Critical Action: centre in Movement calificó al coorganizador del encuentro, Jai Sen, como alguien que defendía el concepto del “Open Space” como forma de organización de base en lugar de partidos políticos. El difundió la palabra clave “Networking” como el conectarse horizontalmente relaciones sociales entre activistas a nivel global, incluyendo viajes y visitas mutuas.

El desarrollo más reciente tuvo lugar a comienzos de 2017, con la fundación de una Indian Anarchist Federation (IAF, Federación Anarquista de la India). Esta tiene una página en Facebook así como un blog titulado “La anarquía que viene”. Además publica una revista impresa, “Azadi” (Libertad), que sacó una edición especial en diciembre de 2017 sobre “Pasado, presente y futuro” del anarquismo en la India, cuyo principal artículo se titula “Acharya, Singh and Gandhi” (10). La federación parece estar abierta a las diversas tendencias del anarquismo e intenta especialmente establecer conexiones con el nuevo movimiento feminista de la India, que se fortaleció debido a una violación en grupo en un autobús en diciembre de 2013.

En los primeros meses de 2018 las actividades de la IAF expuestas en su página de Facebook incluían por ejemplo “Anarchist Reading Groups” (grupos de lectura anarquistas) en Bhopal y Delhi, que leen los clásicos del anarquismo, así como acciones antifascistas en la India. Se informa sobre una manifestación solidaria con presos en huelga de hambre en Kalikata (Calcuta), y de la resistencia contra el proyecto gubernamental de almacenar datos biométricos, cuya ejecución privará a millones de personas del acceso a los servicios públicos. Para la serie de conferencias “¿Qué es el anarcosindicalismo?”, la IAF invitó a un compañero australiano que dio una gira por toda la India. Hay muchos contactos internacionales, y indios exiliados que simpatizan con las ideas libertarias participan en las discusiones.

NOTAS

(1) Si no se indica lo contrario, todas las informaciones de este texto provienen de: Maia Ramnath: Decolonizing Anarchism. An Antiauthoritarian History of India’s Liberation Struggle. Oakland/Edinburgh, 2011.

(2) En la segunda mitad de su vida Aurobindo Ghose se convirtió en un gurú espiritual-autoritario para occidentales que querían abandonar el modo de vida occidental (Auroville).

(3) “Hijos de Dios” era antaño un nombre positivo empleado para los “intocables”. Posteriormente se implantó el concepto de “Dalit/Paria” de B.R. Ambedkar.

(4) Una traducción alemana de este documento se publicó en Graswurzelrevolution, Nr. 225, enero 1998.

(5) Sobre la tradición indígena en Gandhi hay diversos estudios, ver obre todo Michael Blume, “Wahrheit und Gewaltfreiheit, Yoga und Widerstand bei Gandhi”, Gladenbach 1987.

(6) Para una confrontación detallada con la crítica de Gandhi ver A. Roy, “Arundhati Roys Angriff trifft den Falschen!”, en Graswurzelrevolution Nr. 393, noviembre de 2014.

(7) ver Ajit Bhattacharjea, Jayaprakash Narayan. A Political Biography. Delhi 1978; o Geoffrey Oestergaard / Melville Currell, The Gentle Anarchists. Oxford 1971.

(8) Ver Ranajit Guha (Hg.): Subaltern Studies. Writings in South Asian Story and Society. 11 tomos en total, Delhi a parir de 1982.

(9) Sobre la historia de la lucha en torno al rio Narmada, Ulrike Bürger, Staudamm oder Leben! Indien: Der Widerstand an der Narmada. Heidelberg, 2011.

(10) Todos los números pueden encontrase fácilmente en libcom.