Marx finalmente apareció ante la comisión para investigar la Alianza en la última noche del congreso. Respondió con evasivas cuando Cuno preguntó si la Alianza todavía existía: “estaba convencido de que la Alianza secreta todavía estaba activa dentro de la Internacional, pero en tales casos siempre se carecía de evidencias por escrito y solo acumulando una gran cantidad de diversas evidencias se podía llegar a entender la verdad”. Marx, no obstante, pretendía “saber de una fuente de confianza” que Morago era el miembro de más alto rango de la Alianza (146) y que Cafiero -que todavía era crítico hacia la Alianza en Italia en 1871 (147) “es moralmente un miembro del Alianza” (148).
Después de que terminó sus conjeturas, Marx dio a conocer lo que él consideraba su prueba más sólida:
El ciudadano Marx leyó entonces una carta dirigida a un editor ruso, en la que los miembros de a una sociedad secreta rusa, a la cual Bakunin pertenecía, amenazaban a este editor de que le prestarían seria atención si volvía a exigir la devolución de una suma de 300 rublos que le había dado al ciudadano Bakunin por adelantado para una traducción. (149)
Esta carta era parte del asunto que rodeaba la traducción inconclusa de Bakunin de El Capital de Marx al ruso, que surgió de la siguiente manera. En la primavera de 1869, Mikhail Negreskul (aprox. 1849-1871), que estaba involucrado en el movimiento estudiantil de Petersburgo y en grupos revolucionarios, se encontraba en Ginebra. En mayo de ese año se encontró con, Charles Perron, amigo de Bakunin, quien le informó de la terrible situación financiera de Bakunin. “Él me dijo”, recordó Negreskul,
que Bakunin se estaba muriendo literalmente de hambre y por lo tanto me preguntó: ¿no deberíamos darle algo de trabajo y ayudarle con dinero? A la primera pregunta respondí que podría conseguir una traducción para él de algún editor y que, si lo convenzo de que le dé trabajo, podría persuadirlo de que pague parte de la suma por adelantado. Me puse en contacto con dos editores por este tema y ambos me prometieron que le encargarían una traducción (150).
En su camino de regreso a Rusia, Negreskul se detuvo en Berlín en el verano de 1869 y se encontró con su amigo Nikolai Liubavin (1845-1918) que estaba estudiando ciencias en la universidad de Berlín. En el año anterior, Liubavin ya había contactado con Johann Philip Becker en Ginebra, quien se encargó de su afiliación en la Internacional y le envió periódicos socialistas (151). Al recibir el ejemplar de Égalité publicado el 19 de diciembre de 1868 en el que, entre otros, Bakunin anunciaba su disposición a participar, Liubavin escribió a Becker: “También fue muy agradable leer en el Égalité que la emigración rusa finalmente ha comenzado a tomar parte en la Asociación Internacional de Trabajadores. Me refiero a la carta de Bakunin” (152). Por ello, Liubavin debió de haberse preocupado cuando se enteró de las noticias de Negreskul desde Ginebra. Más tarde, Liubavin escribió que Negreskul le había dicho
que Bakunin estaba muy angustiado y necesitaba ayuda lo antes posible. En ese momento, aún no conocía mucho a Bakunin, pero lo consideraba como uno de los mejores héroes de la lucha de liberación, como muchos estudiantes rusos lo hacían o siguen haciendo. Inmediatamente le envié 25 talers (Moneda de plata alemana de la época, AyR) y al mismo tiempo a través de un amigo de San Petersburgo [Daniel‘son] me puse en ontacto con un editor para pedir trabajo para Bakunin. Se decidió confiarle la traducción de tu libro [ El Capital ]. Le prometieron 1.200 rublos para la traducción. De acuerdo con su deseo, le enviaron a través mío un paquete entero de libros que necesitaba para la traducción, y le pagaron, también según había pedido, 300 rublos por adelantado. Entre tanto, el 28 de septiembre (1869) me mudé a Heidelberg, le envié estos 300 rublos a la dirección de Charles Perron en Ginebra, y el 2 de octubre recibí un recibo de Bakunin (153)
Bakunin estaba muy contento de haber conseguido este trabajo: en agosto de 1869, escribió a Gambuzzi: “Me están yendo bien las cosas - He recibido un pedido para la traducción de un libro de 20 cuartillas al precio de 150 francos. por hoja” (154). Eufórico, Bakunin prometió al editor Nikolai Poliakov ( aprox. 1841-1905) que “entregaría una parte considerable [de la traducción] del primer volumen [de El Capital] hacia el otoño de 1869” (155). El 23 de noviembre de 1869, Bakunin escribió sobre la traducción: “Estoy trabajando día y noche” (156).
Por el contrario, según escribió Liubavin,
Pasó noviembre y no recibí de él ni una hoja de la traducción. A finales de noviembre, o más probablemente a principios de diciembre, le pregunté, como resultado de la carta de San Petersburgo, si deseaba traducir o no. [...] Por lo que recuerdo, mi amigo en San Petersburgo [Daniel‘son], a través del cual me había puesto en contacto con el editor [Polyakov], me escribió que si Bakunin no deseaba traducir, debería decirlo francamente en lugar de postergarlo, y que en cuanto a los 300 rublos, podrían llegar a un acuerdo al respecto. Se lo escribí a Bakunin [...] (157).
El 16 de diciembre de 1869, Bakunin me respondió indignado: “¿Cómo puedes imaginar que una vez que he emprendido ese trabajo e incluso recibido 300 rublos por adelantado, renuncie a llevarlo a cabo?” (158). Más o menos al mismo tiempo, me dijo que había completado alrededor de diez cuartillas de la traducción y que tendría que hacerse una transcripción (que fuese legible) (159). Y el 16 de diciembre de 1869, explicó en otra carta:
Como sabes me han encargado que traduzca ese espantoso libro de Marx, El Capital -784 páginas de letra pequeña - por 900 rublos, de los cuales ya he recibido un adelanto de 300 rublos, lo que me ha permitido pagar algunas deudas, salir de Ginebra y establecerme aquí. La traducción es tremendamente difícil. Inicialmente no pude traducir más de tres páginas en una mañana, actualmente ya consigo traducir cinco, y espero llegar pronto a traducir diez. Cuando lo logre, las cosas irán bien. [...] Estoy traduciendo incansablemente a Marx. [...] A medida que avance mi traducción de Marx, envío o, mejor dicho, enviaré paquetes de diez cuartillas de traducción a Liubavin, como hemos acordado, y lo más probable es que tenga éxito traduciendo en dos meses lo suficiente como para tener derecho a pedir otro adelanto de 300 rublos. [...] dentro de cuatro meses estaré a salvo y en ese momento, sin duda, tendré éxito en terminar la traducción completa (160).
El 19 de diciembre de 1869, Bakunin envió las primeras hojas escritas a mano de su traducción a Liubavin, quien contestó diez días después: “Recibí su traducción, me gustó, aunque hay muchas manchas de la puma, pero no es un desastre. No pude compararlo con el original, según su deseo, porque no lo tengo a mano; pero parece que se ha llevado a cabo correctamente” (161).
Bakunin también prometió que: “a partir de ahora te enviaré cada dos o tres días las cuartillas traducidas y copiadas” (162). Y, en efecto, Liubavin recibió más cuartillas de la traducción el 31 de diciembre de 1869 (163). Bakunin continuó trabajando en enero: “Estoy traduciendo la metafísica económica de Marx, hermano”, escribió a Alexander Herzen (164). Y el 7 de enero de 1870 Bakunin escribió a Ogarev: “Ahora estoy traduciendo mucho y rápido” (165).
Esta situación solo cambia cuando Necháyev regresó a Suiza; sin saber lo que Necháyev había estado haciendo en Rusia, Bakunin esperaba reavivar la estrecha colaboración que habían comenzado un año antes (166). Bakunin escribió a Herzen y Ogarev el 12 de enero de 1870: “Por mi parte, simplemente tengo que ver al muchacho [Necháyev]. Pero ciertamente no puedo venir yo [...]. Debería venir el, por cualquier medio, con un nombre falso, uno polaco, por ejemplo” (167). Cuando Necháyev llegó a Locarno una semana más tarde, de nuevo Bakunin fue incapaz de resistir su carisma y poder de sugestión. En vista de la considerable cantidad de tiempo que Bakunin estaba invirtiendo en la traducción, Necháyev insistió “en que Bakunin debía dedicar su tiempo a la causa revolucionaria” y dijo que encontraría otro traductor, “quién completaría la traducción por la suma restante” (168). Bakunin tomó la palabra a Necháyev, abandonó la traducción y comenzó a trabajar en la propaganda revolucionaria; “Nuestro muchacho me convenció con su trabajo”, confesó Bakunin el 8 de febrero de 1870 (169).
En su forma especial de hacer las cosas, Necháyev cumplió su promesa de liberar a Bakunin de sus deberes de traducción. En lugar de buscar un traductor, Necháyev envió a Liubavin una carta nefasta el 25 de febrero de 1870, en la que un ficticio comité de la sociedad revolucionaria Juicio del Pueblo (Narodnaya rasprava) informaba a su Despacho de Asuntos Exteriores que Liubavin
reclutó al conocido Bakunin para que trabajara en la traducción de un libro de Marx y, como un verdadero kulak burgués, aprovechando su desesperada situación financiera, le pagó un adelanto y, mediante ello, le obligó a comprometerse a no abandonar el trabajo antes de que estuviera terminado. De esta forma, gracias a este joven caballero Liubavin, que utiliza a otros para mostrar su celo en luchar l´por la liustración rusa, Bakunin se ve privado de la posibilidad de participar en la causa genuina y urgente del pueblo ruso, cuya participación es indispensable [...] El Comité ordena al Buró de Asuntos Exteriores que diga a Liubavin:
1) que si él y parásitos como él consideran que una traducción de Marx es útil para Rusia en este momento, dediquen sus propios y valiosos esfuerzos a ella en lugar de estudiar química y prepararse para una lucrativa situación como profesores a costa del presupuesto público.
2) que él (Liubavin) debe informar inmediatamente a Bakunin que le libera de toda obligación moral de continuar la traducción a consecuencia de la demanda del Comité revolucionario ruso.
A continuación los puntos sobre los que consideramos prematuro informarle, [el Buró de Asuntos Exteriores, dirigiéndose a Liubavin], confiando en parte en su perspicacia y prudencia.
Entonces, querido señor, estamos completamente seguros de que usted, comprendiendo con quién está tratando, será tan amable como para liberarnos de la lamentable necesidad de tener que dirigirnos a usted una segunda vez con medios menos civilizados. (170)
Como era previsible, este acto burlesco no tuvo el efecto deseado: Eduard Bernstein, que fue el primero en arrojar luz sobre el tema décadas más tarde, escribió: “Es difícil tomar esta carta en serio. Recuerda una broma universitaria típica de antaño más que el verdadero terrorismo revolucionario” (171). Liubavin no se dejó coaccionar por la amenazante carta de Necháyev, que recibió el 3 de marzo de 1870: envió a Bakunin una respuesta apropiadamente grosera (172).
Para colmo, Necháyev hizo otra grotesca amenaza unos días más tarde, esta vez mediante una carta a la familia de Herzen, que se estaba preparando para publicar una colección de artículos críticos de Alexander Herzen (173), que había muerto el 21 de enero de 1870. En este segunda carta amenazadora, Necháyev -quien nuevamente se ocultó tras la máscara del Buró de Relaciones Exteriores del Pueblo- exigió que la colección se publicara con diferentes artículos. “Al decir nuestra opinión a los editores Messrs, estamos completamente seguros de que saben con quién están tratando y al entender la situación del movimiento ruso no nos obligarán a la lamentable necesidad de actuar con menos delicadeza”, explicó Necháyev (174). Por supuesto, esta carta tampoco logró su objetivo previsto. El hijo de Herzen, Alexander, propuso un comunicado de prensa al compañero de Herzen, que incluía lo siguiente: “como odiamos el despotismo tanto como la censura preventiva desde cualquier lado , no nos importan en absoluto las exigencias de la sociedad [el Juicio del Pueblo]; [...] nos negamos a acatar cualquier tipo de amenaza” (175). A pesar de la carta, ese año publicaron los textos polémicos (176).
Estas embarazosas escapadas finalmente ayudaron a Bakunin a liberarse de la influencia de Necháyev, aunque ya era demasiado tarde. En una carta escrita del 2 al 9 de junio de 1870, Bakunin expresó su enojo hacia Necháyev y denunció su “astucia demasiado obvia y sus increibles estupideces, como las cartas que ha enviado a Liubavin y a Natalya Alekseevna [compañera de Herzen] [...]. Todo esto demuestra una ausencia de sentido común, una ignorancia de como son las personas, las relaciones y las cosas” (177). Además de perder la confianza de la comunidad de emigrantes rusos, Bakunin se vio privado de su única fuente de ingresos debido a este asunto: “Ahora estoy reducido al borde de la ruina y la desesperación”, se quejó Bakunin en una carta a Ogarev. ”Tengo deudas, y no tengo ni un kopeck (La moneda rusa, AyR), simplemente no tengo nada para vivir. ¿Y qué voy a hacer? Me ha resultado imposible realizar cualquier traducción como resultado del desafortunado asunto de L[yubavin]. No tengo otros conocidos rusos” (178). Y escribió a Necháyev a principios de junio de 1870: “gracias a ti mi situación financiera ahora es muy difícil. No tengo medios de subsistencia, y mi única fuente de ingresos, la traducción de Marx y la esperanza de otra obra literaria relacionada con ella, se ha secado” (179). El editor de San Petersburgo, Poliakov, no tuvo más remedio que anular el anticipo.
El amigo de Liubavin, el revolucionario ruso German Lopatin (1845-1918), jugó un papel clave en el fin de la relación entre Bakunin y Necháyev. Lopatin viajó a Ginebra en mayo de 1870 con una copia de la amenazadora carta de Necháyev, que le habia dado Liubavin. Debido a sus buenas conexiones dentro de los círculos revolucionarios, Lopatin conocía la historia detrás del asunto, por lo que fue capaz de convencer a Bakunin de las actividades engañosas de Necháyev en Rusia y Suiza tanto mediante cartas como en una reunión con Necháyev en Ginebra. En el verano Lopatin se mudó a Londres, donde conoció a Marx, a quien también contó los detalles del caso Necháyev (180). Cuando Marx, que de inmediato pensó en usar el asunto contra Bakunin, quiso ver los documentos correspondientes, Lopatin se negó:
Independientemente de mi estrecha amistad con Marx, me negué rotundamente a darle los documentos sobre este asunto que tengo en mi poder diciendo: “No estoy de acuerdo con todo lo que hace Bakunin, pero nunca aceptaré ayudar a desacreditar a un hombre que ha desempeñado semejante papel en nuestro movimiento revolucionario a los ojos de toda Europa” (181).
Aparentemente, Utin hizo una solicitud similar a Lopatin, que escribió a Bakunin
que se me ha pedido con urgencia la carta del Comité y los documentos relacionados con ella para algún propósito. Me negué a entregar estas cosas a quien sea sin el permiso de L[yubavin]. [...] Escribí a L[yubavin] que en ningún caso debería estar de acuerdo con eso [...] Créanme: nunca desearé ensuciarme las manos con fango solo para tener la dudosa satisfacción de arrojarte ese fango (182).
“En una carta dirigida a mí”, añadió Lopatin, Liubavin “se manfestó él mismo de manera categórica contra la publicación de los documentos que se le enviaron”. (183)
Habían pasado más de dos años desde estos sucesos cuando Marx, en la búsqueda de municiones contra Bakunin, recurrió a Nikolai Daniel‘son (1844-1918), quien tradujo la mayor parte de El Capital al ruso después de que Bakunin dejara de hacerlo. Marx escribió Daniel‘son el 15 de agosto de 1872:
Bakunin una vez fue encargado de traducir al ruso mi libro, recibió el dinero por adelantado, y en lugar de entregar el trabajo, envió [!] o hizo enviar (creo que) a Lubanin [Liubavin] que tramitó con él el editor el tema, una carta infame y comprometedora. Sería de la más alta utilidad para mí, si esta carta me fuese enviada inmediatamente. Como se trata de un asunto meramente comercial y como en el uso de la carta no se utilizarán nombres, espero que me proporcione esa carta. Pero no hay tiempo que perder. Si se envía, debe enviarse de inmediato ya que partiré de Londres para el Congreso de La Haya a finales de este mes (184).
Aunque Liubavin se había negado dos años y medio antes a entregar los documentos correspondientes para fines personales y políticos, ahora sorprendentemente cedió y envió a Marx la amenazante carta de Necháyev el 20 de agosto de 1872 con la premisa de que estaba ayudando en una cuestión comercial. Liubavin aprovechó la oportunidad para dar un repaso actualizado al asunto que incluyó en una carta adjunta.
mi opinión actual sobre la carta que recibí en 1870 del “Despacho”. En su momento la participación de Bakunin me pareció más allá de toda duda. Debo decir que cuando repaso todo el asunto con la cabeza fría, veo que la participación de Bakunin no está demostrada en absoluto; en realidad la carta podría haber sido enviada por Nechayev independientemente de Bakunin. Solo una cosa es cierta, Bakunin mostró total falta de voluntad para continuar con el trabajo que había comenzado, aunque había recibido dinero por ello (185).
Liubavin concluyó que las evidencias contra Bakunin “no son de una naturaleza tan obvia como usted quizás haya creido. Es cierto que están destinados a desacreditar a esta persona, pero no son suficientes para condenarla” (186).
Liubavin parecía seguro de que Marx estaba planeando acciones legales, ya que había dicho que se trataba de “un asunto meramente comercial”. Como Lopatin estaba en la cárcel en Irkutsk y por lo tanto no podía explicar el verdadero motivo de Marx a Liubavin como lo había hecho en 1870, Daniel‘son consideró oportuno enviar a Marx la siguiente petición: “Creo que usted recibió la carta que deseaba con algunas explicaciones. Verá que no es solo una cuestión comercial , y en el uso que debe hacerse de esto, no debe olvidarse” (187).
Marx, sin embargo, ignoró las llamadas a la moderación y la visión matizada de Liubavin. El 7 de septiembre de 1872 dio la siguiente visión a grandes rasgos de lo sucedido a la comisión que investigaba la Alianza:
Antes de la lectura del siguiente documento, Marx dice que Bakunin hizo traducciones rusas de Capital . Esta información fue entregada personalmente a Marx y se trata de no permitir que ciertos fiambres se hagan públicos. Bakunin envió solo dos cuartillas de traducciones. Se lee una carta, probablemente escrita por Nechayev. [...] La carta contiene amenazas y es definitivamente un documento de una sociedad secreta a la que Bakunin pertenece personalmente (188).
Bakunin ya le había profetizado a Necháyev en 1870 que su maniobra tendría como consecuencia que “mucha gente de hecho piensa que estoy al frente de una sociedad secreta sobre la cual, como sabéis, no sé nada”. Bakunin suplicó (en vano) a Necháyev: “Debes protegerme y limpiar mi nombre por completo en el caso Liubavin escribiendo una carta colectiva [...] en la que anunciarás, como de hecho es la verdad, que no sabía nada sobre la carta [amenazadora] del Comité y que ha sido escrita sin mi conocimiento y consentimiento” (189).
En La Haya, como conocía la historia detrás del asunto, Joukovsky compareció ante la comisión e hizo la siguiente declaración:
Cuando el presidente le pidió que dijera lo que sabía, Zhukovsky respondió: A Bakunin no le iba bien. Un joven vino a pedirle que tradujera El Capital. Había oído que la propuesta provenía de un editor de San Petersburgo que había adelantado Bakunin 300 rublos. El ciudadano Nechayev había venido a visitar a Bakunin en Ginebra y le había dicho que arreglaría el asunto con el editor, que le demandaba el trabajo que había prometido o la devolución del dinero.
Además, Zhukovsky dijo que había escuchado esta versión del ciudadano Bakunin y que luego se había ofrecido a llevar a cabo la traducción por el resto de la suma prometida (190). Admitió que hubo amenazas, pero dijo que venían de Nechayev (191).
Esto debería haber zanjado el tema. La única acusación que quedaba en pié contra Bakunin era que, a pesar de que comenzó la traducción rusa de El Capital de Marx como prometió, nunca la terminó y nunca devolvió los 300 rublos que recibió como adelanto -un crimen no muy grave. El historiador Miklós Molnár señaló que Bakunin ‚en toda su vida,”no había acabado ni un solo trabajo, ni siquiera suyo” (192). En relación con un informe de un periódico ruso en 1870 que decía que Bakunin vivía a crédito y supuestamente tenía deudas por 6.000 rublos, Engels escribió en ese momento que tales acusaciones “no tienen mucha validez. [...] Pedir dinero prestado es un medio para sobrevivir tan normal que ningún ruso debe reprochar a otro algo así” (193). Con respecto a la historia financiera detrás de la traducción de Capital, sin embargo, Marx y Engels gritaron su indignación lo más alto posible.
NOTAS
(146) Potel, ‘Report’, p. 501.(147) Puede referirse a la carta de Cafiero a Engels el 28 de junio de 1871; ver arriba, p. 122.
(148) Cuno, ‘Comisión‘, p. 343.
(149) Potel, ‘Report’, p. 502.
(150) Testimonio de Negreskul ante el fiscal del tribunal de distrito de Petersburgo el 27 (15) de enero de 1870, ver B. P. Koz‘min (ed.), Nechaev i Nechaevtsy. Sbornik materia lov (Moscú, Leningrado: Gosudarstvennoe sotsial‘no-ekonomicheskoe Izdatel‘stvo, 1931), p. 133. Negreskul también dijo que nunca llegó a conocer personalmente a Bakunin (ibid., P.132) - Utin afirmó que sí (Utin, “Al quinto congreso”, página 428).
(151) Lyubavin a Becker, 19 de julio de 1868 y 27 de agosto de 1868, RGASPI, fond 185, opis ‚1, delo 77/1 y 77/2.
(152) Lyubavin a Becker, 20 de febrero de 1869, ibid., delo 77/5. Égalité, 16 [19] diciembre de 1868, pp. 2-3.
(153) Lyubavin a Marx, 20 (8) agosto de 1872, en The Hague Congress, vol. 2, p. 460. En diciembre de 1869, Bakunin dijo que el precio de la traducción completa sería de 900 rublos; ver abajo, p. 325.
(154) Bakunin a Carlo Gambuzzi, a comienzos [en realidad: finales] de agosto de 1869, p. 1, en Bakounine, Œuvres complètes.
(155) Vladimir Baranov a Marx, 22 (10) junio de 1872, en The Hague Congress, vol. 2, p. 353.
(156) Bakunin a Joukovsky, 23 de noviembre de 1869, p. 1, en Bakounine, Œuvres complètes.
(157) Lyubavin a Marx, 20 (8) agosto de 1872, en The Hague Congress, vol. 2, p. 461.
(158) Ibid.
(159) Bakunin a Ogarev, 17 de diciembre de 1869, p. 3, en Bakounine, Œuvres complètes.
(160) Bakunin a Ogarev, 16 de diciembre de 1869, pp. 5-6, ibid.
(161) Lyubavin a Bakunin, 29 de diciembre de 1869, en SV Zhitomirskaya y Nuevo México. Pirumova‚ Ogarev, Bakunin i NA Gertsen-Doch‘ v ‚Nechaevskoi‘ istorii (1870) g.)‚ Literaturnoe Nasledstvo 96 (1985), p. 462.
(162) Citado según Lyubavin a Marx, 20 (8) agosto 1872, en The Hague Congress, vol. 2, p. 461.
(163) Ibid., P. 462.
(164) Bakunin a Herzen, 4 de enero de 1870, p. 2, en Bakounine, Œuvres complètes. Herzen ya había preguntado cautelosamente a Ogarev el 23 de septiembre de 1869: “¿Es verdad que Bakunin está manteniendo correspondencia amistosa con Marx y está traduciendo su libro al ruso?” (Gertsen, Sobranie sochinenii, volumen 30, página 199).
(165) Bakunin a Ogarev, 7 de enero de 1870, p. 2, en Bakounine, Œuvres complètes.
(166) Ver más arriba, p. 91.
(167) Confino (ed.), Daughter of a Revolutionary, p. 151. Para más información sobre esto, ver (también en el siguiente) Zhitomirskaya / Pirumova, Ogarev, Bakunin i NA Gertsen, p. 420.
(168) Entrevista personal con Joukovsky por Max Nettlau, 10 de agosto de 1893, ver Nettlau, Life of Michael Bakounine, p. 383.
(169) Bakunin a Ogarev, 8 de febrero de 1870, en Confino (ed.), Daughter of a Revolutionary, p. 153. Anticipándose a la situación revolucionaria en Rusia en otoño de 1870, Bakunin explicó en una carta de fecha 20 de mayo de 1872: “El despacho me pidió que me abstuviera de todas las demás ocupaciones” (citado por Daniel‘son a Marx, 21). (9) agosto de 1872, en The Hague Congress, volumen 2, página 464).
(170) The Hague Congress, vol. 1, p. 363-64.
(171) E. Bernstein, “Karl Marx y Michael Bakunin. Unter Benutzung neuerer Veröffentlichungen”, Archiv für Sozialwissenschaft und Sozialpolitik 30 (1910), pag. 28. Ogarev tampoco estaba impresionado: “esas son cartas falsas del ‘Rasprava’, no las creo -han sido fabricadas en algún sitio por otras personas”. (Ogarev a Alexander Herzen [hijo], 12 de junio [1870], en Nicolas Ogarev, Lettres inédites à Alexandre Herzen fils, editado por M. Mervaud [Mont-Saint-Aignan, París: Université de Haute Normandie, Institut d‘études Slaves, 1978], página 166).
(172) Ver Lyubavin a Marx, 20 (8) agosto de 1872, en The Hague Congress, vol. 2, p. 462.
(173) Las “Cartas a un viejo camarada” de Herzen (Gertsen, Sobranie sochinenii, volumen 20, páginas 575-93) dirigidas a Bakunin fueron probablemente la razón de la amenaza.
(174) B. Koz‘min y S. Pereselenkov (eds.), “K istorii Nechaevshchiny”, Literaturnoe Nasledstvo 41-42 (1941), p. 163.
(175) Alexander Herzen (hijo) a Natalya Alekseevna Tuchkova-Ogareva, 12 de marzo de 1870, en M. Gershenzon y V. Polonskii (eds.), Arkhiv NA i NP Ogarevykh (Moscú, Leningrado: Gosudarstvennoe Izdatel‘stvo, 1930), p . 79.
(176) AI Gertsen, Sbornik posmertnykh statei (Ginebra: V tipografii L. Chernetskago, 1870).
(177) Confino (ed.), Daughter of a Revolutionary, pp. 276-77.
(178) Bakunin a Ogarev, 14 de junio de 1870, ibid., Pág. 288 (aquí erróneamente “transacciones” en lugar de “traducciones”).
(179) Confino (ed.), Daughter of a Revolutionary, p. 275.
(180) Marx a Engels, 5 de julio de 1870, en Marx / Engels, Collected Works, vol. 43, pp. 530-31.
(181) G. Lopatin, “K razskazam o P. L. Lavrove”, Golos minuvshago 4 (1916), pp. 200-1. Lopatin no quería entregar la carta amenazante de Nechaev en particular: “Marx le pidió que le consiguiera el documento y lo tradujera; pero él, que no deseaba participar en una asunto de este tipo, respondió que no le daría [su] copia” (Guillaume, L‘Internationale, volumen 3, página 323 [según una carta de Lopatin a Guillaume, 11 de enero de 1909]).
(182) Lopatin a Bakunin, 26 de mayo de 1870, en M. Confino (ed.), “Autour de l‘affaire Nechaev. Lettres inédites de Michel Bakunin et de German Lopatin”, Cahiers du Monde Russe et Soviétique 8 (1967), p. 474.
(183) Ibid., P. 466.
(184) Marx / Engels, Collected Works, vol. 44, p. 422. Marx primero le preguntó a Baranov detalles sobre la traducción de El Capital por Bakunin; ver Marx a Daniel‘son, 28 de mayo de 1872, ibid., p. 386. Baranov a Marx, 22 (10) junio de 1872, en The Hague Congress, vol. 2, p. 353.
(185) Lyubavin a Marx, 20 (8) agosto de 1872, en The Hague Congress, vol. 2, p. 462.
(186) Ibid., P. 459.
(187) Daniel‘son a Marx, 21 (9) agosto de 1872, en The Hague Congress, vol. 2, p. 464.
(188) Cuno, 'Comisión‘, p. 343 (aquí erróneamente “fechorías” en lugar de “asesinatos” [Mordthaten]; corregido según el manuscrito en RGASPI, fond 21, opis ‚1, delo 51/2).
(189) Bakunin a Nechaev, 2-9 de junio de 1870, en Confino (ed.), Daughter of a Revolutionary, pp. 248, 277-78.
(190) Joukovsky sugirió por primera vez que los amigos de Bakunin deberían cooperar “en la traducción y Bakunin se encargará de la edición final” (entrevista personal con Joukovsky por Max Nettlau, 10 de agosto de 1893, ver Nettlau, Life of Michael Bakounine, p. 383), lo que fue rechazado por Bakunin (ver Nettlau, “Nachträge”, n. 4371). Antes de la comisión, Joukovsky explicó que este plan pronto tuvo que ser abandonado: “el trato podría no se pudo materializar porque Nechayev amenazó al traductor [se refiere a Lyubavin]” (Cuno, “Commission”, página 344).
(191) Potel, “Report”, pp. 502-3.
(192) M. Molnár, “Die Londoner Konferenz der Internationale 1871”, Archiv für Sozialgeschichte 4 (1964), p. 308.
(193) Engels to Marx, 22 de febrero de 1870, en Marx / Engels, Collected Works, vol. 43, pag. 441. Borkheim le había hablado a Marx del informe del periódico (Moskovskiya Vedomosti, 6 de enero de 1870, págs. 1-2. Borkheim a Marx, 19 de febrero de 1870, IISG, Marx / Engels Papers, D 546. Marx a Engels, 19 de febrero de 1870, en Marx / Engels, Collected Works, volumen 43, páginas 436-37).