De forma parecida a la concepción del Espacio Vital (Lebensraum) de los nazis “La Esfera…” japonesa no constituye un plan de expansión elaborado hasta el último detalle, sino que se refiere a metas estratégicas cuyos contenidos concretos se fueron formulando a lo largo de la expansión misma. Tradicionalmente, la élite del poder japonés había seguido una ruta de expansión en dirección noroeste que tenía como núcleo Manchuria. Pero esta tendencia cambió a mediados de los años 30, para perder su importancia completamente a comienzos de los años 40 con las agresiones en el sureste asiático.
La primera mención oficial de la Esfera Mayor de Co-Prosperidad de Asia del Este se produce en un Consejo de Ministros el 07.08.1936, conocido como el de las Directrices de la política nacional (National Policy Standards). En ella los responsables de Guerra, Marina, Hacienda y Asuntos Exteriores declararon, bajo la dirección del Presidente de Gobierno, el sudeste asiático como zona de interés y desarrollo nacional. Una segunda conferencia ministerial que tuvo lugar el mismo día (acerca de la “Política Diplomática Imperial”) llegó a la conclusión de que esta región representaba “una zona imperial para el comercio mundial e indispensable para el desarrollo industrial y la defensa del Imperio” (6).
Estas reivindicaciones y nivel estatal de la necesidad de incorporar mediante la expansión el Sudeste asiático y algunas otras zonas del Pacífico, para asegurar el desarrollo y la defensa del Imperio, se correspondían con ciertas manifestaciones del espíritu de la época. En el libro de Takanobu Murabu Nanshinron, (A Thesis on Southward Avance – Una Tesis sobre el Avance hacia el Sur) publicado en 1936 se puede leer que “la hegemonía de Europa había pasado” y que el dominio del mundo en el futuro se decidiría entre los EEUU, Rusia y, en el este, Japón. La edad del liberalismo había terminado y los conflictos se resolverían en el futuro entre naciones, bloques y continentes. En esta época el “destino nacional” de Japón, su pacto con la historia, había de estar en la expansión hacia el sur (7).
Carteles japoneses de propaganda Pan-Asiática
En agosto de 1939 el profesor Kamikawa Hikomatsu escribió su artículo Las doctrinas Monroe americanas y japonesas que las relaciones de Japón con el Continente Asiático eran similares a las de los EEUU con el Continente Americano, y que la política japonesa hacia Manchukuo (Manchuria) se podía llamar “Doctrina Monroe” japonesa. Ambas doctrinas se consideraban como parecidas aunque distintas en sus características de desarrollo y de sus campos de operación.
Además insiste Hikomatsu en que “los EEUU se habían convertido en el líder de las naciones del mundo” porque habían sido los primeros “en formular la idea del regionalismo en la política internacional”. Japón, en su opinión, había seguido el ejemplo estadounidense y podía esperar de los EEUU que ellos, “puesto que tenían más experiencia en este tema, deberían, en interés propio, guiar e inspirar a su socio con menos experiencia, Japón”.
Imagen de propaganda japonesa de corte racista/paternalista respecto al resto de habitantes de Asia, aparecida en la publicación Osaka Puck de diciembre de 1942. En la imagen, el sol (que aparece marcado como "Esfera de Co-Prosperidad" cae sobre Indonesia y hace huir a los olonizadores holandeses (abajo a la derecha), y una mano enorme cuasi divina que representa a Japón, mostrando la posición subordinada del resto de Asia. Mientras que la mano japonesa deja entrever un traje y es de color pálido, representando a los "pueblos del sur" que son "liberados" por Japón tiene la piel oscura y está medio desnudo, implicando que está a medio civilizar.
Política y militarmente hablando la Doctrina Monroe japonesa significaba que “en el caso de que las potencias occidentales intervinieran y extendieran su influencia política en esta región, esta política había de ser interpretada como perturbadora de la paz y del orden de Asia del Este, y a la misma, por tanto, se tenía que oponer vigorosamente Japón, como guardián de la paz en esta zona”. Los principios de “no-colonización, no-intervención y no-adquisición territorial (por parte de las potencias occidentales, se entiende, HD) se consideraban como las reivindicaciones básicas de Japón en los términos de la Doctrina Monroe” (8).
A nivel económico la Doctrina Monroe japonesa apuntaba hacia un “Continentalismo del Asia Oriental”. Se partía de la base de que los países del este de Asia, a tenor de sus aspectos geográficos e históricos, formaban ya una comunidad homogénea y habían comenzado ahora el desarrollo de una comunidad económica. “Japón en este momento está experimentando un proceso de industrialización rápida, mientras los otros países de la región se encuentran todavía en una fase de economía agraria. Pero precisamente por eso se complementan manteniendo una relación de ayuda mutua. Por lo tanto. Las necesidades de Japón, a consecuencia de su sistema capitalista, igual que las necesidades de sus vecinos que a su vez son consecuencia de su economía agraria, son mutuamente armoniosos y fáciles de acomodar. Es por tanto un error considerar la Doctrina Monroe japonesa como una doctrina del imperialismo” (9).
Dos caricaturas mostrando (izda.) la Doctrina Monroe de EEUU (que pretende que America Latina pase a convertirse en la Esfera de Influencia de EEUU) y (dcha.) la Doctrina Monroe japonesa, que pretende convertir a toda Asia en su Esfera de Influencia
El concepto de orden político-económico jerárquico en cuyo centro se encentra Japón como beneficiario, implícito en este razonamiento, se resalta también en el siguiente artículo del destacado economista Takahashi Kamekichi. La Esfera de Co-Prosperidad planeada, escribe en el The Japan Times Advicer en noviembre de 1942, requería la superación de muchos problemas de los países del sur que resultaban de la época colonial. La principal tarea consistía en organizar nuevos sistemas económicos y políticos que fomentaran “el desarrollo de una conciencia regional”. A continuación, había que determinar “qué nación debía tomar el papel de líder en la región”. Con respecto a esto se debía acordar que la nación más desarrollada y más poderosa tenía la autoridad de “guiar y asesorar la construcción del tejido de prosperidad común”. Finalmente Takahashi Kamekichi propuso que era necesaria la elaboración de una base adecuada “para determinar el lugar justo y adecuado de cada nación en términos de sus capacidades intrínsecas, potencial económico, capacidad de defensa e importancia para el mantenimiento y la seguridad de la vida en la región”.
Se sobreentendía que esta concepción regional de Gran Potencia tenía que estar de acuerdo con el nuevo orden mundial que se estaba gestando. Pero independientemente de los conflictos bélicos actuales se podía prever que al final “dominasen armonías regionales en las distintas partes del universo”. El Mundo Blanco tendría probablemente una “zona de prosperidad común en Europa y otra en el hemisferio occidental”. La Esfera Mayor de Co-prosperidad del Este Asiático se iba a imponer también y “la combinación de estas distintas esferas de prosperidad llevará al surgimiento de un nuevo orden internacional” (10). Se trata, sin lugar a dudas, de una previsión estratégica sorprendente de Kamekichi.
El Imperio japonés en 1936
El futuro desarrollo de la Esfera Mayor de Co-Prosperidad de Asia del este se aceleró fundamentalmente por tres factores: los éxitos militares de los nazis, el estancamiento de la guerra de expansión japonesa en la China continental y la política cada vez más clara de los EEUU de no aceptar a Japón como socio menor en el papel de potencia hegemónica regional en el Pacífico. El 1 de agosto de 1940 el término se usó por primera vez públicamente y de forma oficial en una conferencia de prensa del Ministerio de Asuntos Exteriores japonés, para definirlo el 6 de septiembre en una conferencia ministerial como “ ‘bloque imperial’ (Espacio vital) para la construcción de un nuevo orden en Asia Oriental… con Japón, Manchukuo y China como núcleo y comprendiendo las islas anteriormente administradas por Alemania, la Indochina francesa junto con los islotes franceses en el pacífico, Tailandia, la Malasia británica, el Borneo británico, las Indias orientales holandesas, Birmania, Australia, Nueva Zelanda, la India y otros territorios” (11). Las Filipinas se excluyeron en un primer momento para evitar un conflicto con EEUU, pero se incluyeron en la Esfera a finales de 1941 (12).
En el acuerdo tripartito de Berlín del 27 de septiembre de 1940 (ampliado el 11 de diciembre de 1941 a una alianza militar), Japón y la Alemania nazi acordaron el respeto mutuo de sus planes hegemónicos para la superación de la crisis. Por un lado se prometieron ayuda mutua y cooperación para el establecimiento y mantenimiento de un “orden nuevo” en la Asia Mayor Oriental y en Europa, estableciendo además en el artículo uno del tratado que “Japón reconoce y respeta el liderazgo de Alemania (e Italia) en la construcción de un nuevo orden en Europa” mientras Alemania e Italia se comprometieron en el segundo artículo a “reconocer y respetar el liderazgo de Japón en un nuevo orden para Asia Mayor Oriental” (13).
La Esfera Mayor de Co-Prosperidad de Asia del Este en su máxima extensión
Con el ataque a Pearl Harbour (al que volveremos más abajo) el 7 de diciembre de 1941 la tradicional política de expansión japonesa sufrió una modificación cualitativa: si hasta ese momento había apuntado a la construcción de un nuevo orden en el Asia Oriental, enfatizando el anticomunismo y la cooperación con Manchukuo y China, la “Mayor Esfera de Co-prosperidad del Este asiático” entró ahora en su fase de realización como meta estratégica de la guerra y del desarrollo (14).
Ya en noviembre de 1941 se habían formulado los “Principios de la política económica hacia el sur”. En ellos se decía: “Haciendo hincapié en la satisfacción de la demanda de recursos esenciales y la contribución al esfuerzo inmediato de la guerra, tenemos planes para el establecimiento de un sistema autárquico en la 'Esfera Mayor de Co-prosperidad del Este Asiático' para completar de esta manera rápidamente el fortalecimiento económico del imperio” (Policy Guideline I, no 1). De acuerdo con su importancia para el abastecimiento del imperio japonés con materias primas se dividieron las regiones australes en dos grupos (Policy Guideline I, no 2). El grupo “A” incluía las Indias Orientales holandesas, la Malasia británica, Borneo y las Filipinas, el grupo “B” la Indochina francesa y Tailandia (Policy Guideline I, no 3).
Participantes en la Conferencia de la Gran Asia del este (Noviembre 1943): Ba Maw (Birmania), Zhang Jinghui (Manchuria), Wang Jingwei (República China), Hideki Tojo (Japón), Wan Waithayakon (Tailandia), José P. Laurel (Filipinas), Subhas Chandra Bose (India).
De especial importancia era el control de recursos estratégicos como el caucho, el estaño y, sobre todo, las reservas de petróleo, como más tarde las minas de carbón, bajo administración militar. Para prevenir las tendencias inflacionistas en los territorios ocupados –y con ellas los sentimientos y desórdenes antijaponeses- se practicó una política monetaria restrictiva. Así se quería evitar la repetición de las experiencias habidas en la China continental con el uso excesivo de los “certificados de pago militares”. Los sueldos se fijaron lo más bajo posible para mantener los precios estables y posibilitar de esta manera una explotación óptima de la mano de obra local. “Las durezas económicas impuestas a la forma de vivir de las poblaciones locales”, que eran resultado de la explotación de muchos recursos vitales y de la adquisición de víveres por las tropas japonesas, “tenían que ser soportadas”. El comercio exterior y las transferencias de divisas al exterior se sometieron a control.
El acuerdo de reparto de Eurasia entre Japón y Alemania
El papel fundamental de la “periferia” del sudeste asiático, dentro del “espacio vital” japonés, consistía en proveer al núcleo, es decir a Japón, Manchukuo, Corea y el norte de China, de las materias primas necesarias, y poner a disposición del ejército japonés, durante la fase de la guerra, los productos básicos (por ejemplo los alimentos). Una industrialización a niveles generales no estaba prevista para esta zona. Las poblaciones de las distintas naciones se debían llevar de manera “que se transmitiera una sensación de confianza en las Fuerzas Imperiales y evitando alentar de forma prematura movimientos de independencia… El estatus definitivo de las áreas ocupadas y su futura disponibilidad serían determinadas en cada caso por las autoridades centrales” del imperio japonés (15).
NOTAS
(6) Toru Yano, The Great East Asia Co-Prosperity Sphere: Setting the Stage for the Cold War in Southeast Asia, The centre of Southeast Asia Studies, Kyoto University, Kyoto, 1975, p. 3.
(7) Idem, p. 6.
(8) Joyce C. Lebra (Ed.), Japan’s Great East Asia Co-Prosperity Sphere in World War II, Oxford University Press, Tokyo, London, New York 1975, p. 25 y ss.
(9) En 1943, el profesor Hikomatsu añadió a este argumento la observación de que “el concepto de una Mayor Asia Oriental que estamos reivindicando y llevando a la práctica es diferente, superior y más progresista si uno la comprara con el Continentalismo y el Concepto de Macroespacio (Großraum-ism) que ha sido reivindicado y propuesto por los Europeos y Americanos”. Joyce C. Lebra, op. Cit., p. 25.
(10) Idem, p. 49 y ss.
(11) Toru Yano, op. Cit., p. 12.
(12) Es decir, cuando Japón se encontraba ya en guerra con EEUU.
(13) Nazi Conspiracy and Agression, Office of the United States, Chief Counsel for Prosecution of Axis Criminality (La Conspiración y Agresión nazi, Oficina de los EEUU, El jefe del Consejo de Persecución de los Crímenes Cometidos por el Eje), US Government Printing Office, Washington, D.C. 1946, Vol. I, p. 838 y ss. La función más importante del pacto de las tres potencias consistía en evitar la entrada de los EEUU en la guerra, con el fin de poder instalar el Nuevo Orden en Europa y el Sudeste asiático. Las élites del poder de EEUU vieron el pacto en el contexto de la invasión japonesa de Manchuria (1931), de la conquista italiana de Etiopía (1935) y de la expansión de Hitler en Centroeuropa (a partir de 1938), es decir, como elemento criminal de preparación de una guerra de agresión contra los EEUU “para alcanzar el dominio del mundo” (to achieve World domination). Teniendo en cuenta sus propios planes para alcanzar la hegemonía mundial, el imperialismo norteamericano tenía que considerar la expansión de los otros dos bloques imperialistas, naturalmente, como una “agresión” –y oponerse a ellos de forma adecuada. Un comentario de Cordell Hull, el entonces Ministro de Asuntos Exteriores norteamericano, acerca de la firma del pacto trilateral, demuestra, al igual que los documentos de los Japoneses y de los Alemanes, que las élites de poder de los tres países se estaban repartiendo el mundo, plenamente conscientes de lo que estaban haciendo: “El acuerdo sobre la alianza, del que se nos acaba de informar, no altera sustancialmente, en opinión del gobierno de los EEUU, una situación que lleva existiendo ya desde hace varios años. El hecho de que ahora se anuncie la alianza simplemente aclara para todos unas relaciones que, de hecho, vienen produciéndose desde hace mucho tiempo y sobre las que el Gobierno ha llamado la atención de forma repetida. El hecho de que este acuerdo se estaba ultimando era conocido desde hace algún tiempo y este hecho ha sido tenido muy en cuenta por el Gobierno de los EEUU a la hora de diseñar la política de este país”. La Conspiración y Agresión Nazi…, p. 839 y ss.
(14) El 22 de diciembre de 1938, el primer Ministro japonés, Konoye Fumimaro, proclamó el Nuevo Orden en Asia Oriental. Japón, China y Manchukuo “estarán unidos por la meta común de establecer un Nuevo orden en Asia oriental y mediante la puesta en práctica de relaciones amistosas de vecinos, la defensa común contra el comunismo, y la cooperación económica”. Dentro de este Nuevo Orden en Asia Oriental no se podía “permitir la influencia del Komintern”. El Gobierno Chino habrá de firmar, por tanto, con Japón “un Pacto anti-Komintern que corresponda al espíritu del ya existente ente Japón, Alemania e Italia” (del 25 de noviembre de 1936, en Berlín -HD). Tropas japonesas deberán estacionarse, como “medida anticomunista”, en determinados territorios de China. Joyce C. Lebra, op. cit., p 69.
(15) Joyce C. Lebra, op. Cit., p. 114 y ss. Y Toru Yano, op. Cit., p. 19 y ss.