domingo, 24 de mayo de 2020

La globalización y la financiarización están muertas, y también todo lo que dependía de ellas


por Charles Hugh Smith

Todas las historias felices sobre analogías con pandemias pasadas son simples obstáculos en el camino.  Popularmente se cree que la pandemia de gripe de 1918-1919 mató a millones, pero no fue un problema, los felices años veinte (Roaring 20s) comenzaron el año siguiente. Siempre se va hacia adelante y hacia arriba, baby, una vez que nos quitamos las máscaras.

Eos es erróneo. Completamente erróneo. La globalización y la financiarización, impulsores de los últimos 75 años de crecimiento, están muertos, y con ellos todo lo que dependía de ellos para el "crecimiento" (crecimiento está entre comillas porque una vez que se tienen en cuenta los costos externos y el cambio de divisas, la mayor parte de lo que se ha glorificado como "crecimiento" no ha sido más que pérdidas cubiertas mediante trucos contables).

Lo que se entiende mal es que la  globalización y la financiarización mueren cuando dejan de expandirse.  De la misma manera en que un tiburón muere si deja de nadar hacia adelante, la globalización y la financiarización mueren una vez que dejan de expandirse, porque su viabilidad depende de la expansión.

La Globalización deja desnudas a las economías 


La globalización y la financiarización han estado perdiendo impulso desde hace años.  Bajo la apariencia de la "apertura de mercados", la globalización ha debilitado a todas las economías que no pueden imprimir una moneda de reserva y ha vaciado las economías a nivel mundial, ya que  solo los sectores competitivos a nivel mundial sobreviven a la globalización.  El resultado neto es que economías antaño dinámicas y diversificadas se han convertido en monocultivos frágiles, que dependen completamente de los flujos globales de capital y del gasto para su supervivencia.

El turismo es un excelente ejemplo: cada región que ha visto su economía local aplastada por el arbitraje global y las hegemonías corporativas, dejando al turismo global como el único sector sobreviviente, ha sido devastada por la caída del turismo, que siempre dependió de la expansión de los ingresos disponibles y la expansión eterna del crédito.

Pero el crédito no puede expandirse eternamente, por lo que en algún momento se quedan sin ingresos para pagar deudas adicionales. La financiarización no es solo la expansión del crédito y el apalancamiento para los prestatarios marginales; también  legaliza el saqueo,  ya que los verdaderos riesgos de un aumento de la deuda y el apalancamiento están ocultos en oscuros instrumentos financieros y falsas afirmaciones de "seguridad" y "cobertura".


La globalización dejó de dar beneficios tras 2008

 

 

Burbujas financieras y de consumo


Los excesos de deuda y apalancamiento canalizados a través de especulaciones arriesgadas inevitablemente acaban en impagos.  La financiarización se pone de manifiesto en burbujas de activos e hiperconsumo por personas que jamás tuvieron crédito empezaron a tomarlos y gastarlos, hasta el límite y más allá. Tanto las burbujas de activos como las de consumo explotan, empujando a la insolvencia al sector financiero que festejó la expansión insostenible del crédito.

En otras palabras, la globalización neoliberal y la financiarización -sieno ambas esencialmente una única dinámica- son inherentemente desestabilizadoras,  ya que los incentivos son perversos y explotadores. Así como las burbujas de activos y consumo son inevitables, también lo es el estallido de esas burbujas y la devastación de todo lo que se había vuelto dependiente de la expansión de esas burbujas.

El bien común, ridiculizado como  nacionalismo durante mucho tiempo por aquellos que se deleitan con los excesos de la globalización y la financiarización, ahora se vé como la resistencia y seguridad que se ha sacrificado en el altar de la globalización y la financiarización.  La seguridad alimentaria, por poner un ejemplo básico, es imposible una vez que la globalización ha destruido la producción agrícola local y la financiarización ha recompensado la agricultura industrial, ya que el sector agrario industrializado (Big Ag) puede pedir prestado capital a escalas que solo tienen sentido en un mundo de agricultura de monocultivo globalizado.

1919 no es 2020

Todo el mundo que promociona 1919 como el modelo para 2020 ignora profundamente la historia y las ontologías destructivas de la globalización y la financiarización.  Prácticamente no hay similitudes entre el mundo de 1919 y el mundo de 2020 en términos de estructuras y excesos financieros.
Que la globalización y la financiarización están muertas se revela por lo que no pueden hacer los rescates de la Reserva Federal y la barra libre fiscal:

  1. No pueden crear prestatarios solventes de la nada de la manera en que la Reserva Federal crea dólares de la nada
  2. No pueden obligar a los prestamistas que tienen que hacer frente a impagos masivos a prestar más dinero a prestatarios sin garantías de poder pagar un crédito
  3. No pueden obligar a los prestatarios solventes a pedir dinero prestado
  4. No pueden reflotar burbujas de activos y consumo que han estallado
  5. No pueden restaurar la confianza en las cadenas de suministro globales, largas y frágiles
  6. No pueden convertir mágicamente empresas no rentables en empresas rentables
  7. No pueden crear flujos de ingresos (ingresos, ganancias, salarios, etc.) con rescates que continúen los incentivos perversos de riesgo moral o "dinero gratis" diseñados para dar a los siervos de la deuda suficiente dinero en efectivo como para poder seguir haciendo frente a los pagos de sus préstamos
  8. No pueden perdonar los impagos de la deuda sin destruir la riqueza que se tiene como deuda: las hipotecas, préstamos estudiantiles, préstamos para automóviles, deudas de tarjetas de crédito, bonos basura corporativos, etc., son  activos  que pierden su valor una vez que los prestatarios no cumplen
  9. La Reserva Federal puede comprar deuda tóxica, pero eso no cambia su impotencia absoluta (puntos 1 a 7 anteriores)

La financiarización nunca fue sostenible, y tampoco lo fue la globalización destructiva que permitió. Cualquier sistema que dependiera de la explotación cada vez mayor de nuevos recursos, deudores y mercados nunca podría ser otra cosa que frágil. La ferocidad de su rapacidad enmascaró su debilidad inherente, una debilidad que ahora se expone como fatal.

Pero sigamos en los EEUU. La pandemia está teniendo un efecto dramático a largo plazo en los ingresos fiscales locales de Main Street (la población y pequeño comercio, en contraposición a Wall Street, AyR).

Efectos de primer y segundo orden 


Para entenderlo debemos considerar los efectos de primer y segundo orden. Las consecuencias inmediatas del confinameinto y los cambios de comportamiento del consumidor son efectos de primer orden: cierres de comercios (Main Street), pérdidas de empleos, rescates masivos de la Reserva Federal para el 0.1% (la alta burguesía), programas de préstamos para pequeñas empresas, cheques de estímulo para hogares con menos de 200.000 $ de ingresos en 2019 y así sucesivamente.

Los efectos de segundo orden no pueden ser rescatados ni controlados por las autoridades centrales. Los efectos de segundo orden son el resultado de consecuencias que tienen sus propias consecuencias.

Los efectos de primer orden de la pandemia en Main Street son dolorosamente obvios: pequeñas empresas que apenas han mantenido la cabeza por encima del agua, a medida que los costos se han disparado han despedido a los empleados al cerrar el negocio.

Los efectos de segundo orden aún no han acabado: ¿cuántas empresas cerrarán definitivamente porque los propietarios no quieren arriesgarse a perder todo arriesgándose a la reapertura? ¿Cuántos lo intentarán para cerrar unas semanas más tarde cuando concluyan que no pueden sobrevivir con el 60% de sus ingresos anteriores? ¿Cuántos disfrutan de un periodo breve de negocios cuando todo el mundo salga a la calle, hasta que la realidad comienza y los negocios comienzan a hundirse después de que la explosión inicial desaparece? ¿Cuántos no podrán contratar a todos los que despedieron?

Cayendo por un acantilado


En cuanto a los ingresos fiscales locales basados ​​en los impuestos a las ventas locales, los impuestos a las ganancias, las tarifas de licencias comerciales y los impuestos a la propiedad: los tres primeros caerán por un precipicio, y si las ciudades y los condados responden a la caída en los ingresos fiscales aumentando los impuestos a la propiedad, esto solo aceleraeá el colapso de las empresas que ya estaban pendientes de un hilo antes de la pandemia.

El gobierno federal puede rescatar a los gobiernos locales este año, pero ¿qué pasa con el próximo año, y cada año posterior? El golpe a los ingresos fiscales locales es permanente, ya que la economía se ha vuelto dependiente de la deuda, y la financiarización elevó los costos.

Amazon y los vendedores en internet no pagan impuestos locales, excepto en los lugares donde se encuentran sus centros de distribución. Sí, los vendedores en internet pagan impuestos sobre las ventas estatales y locales, pero estas ventas son para bienes; La mayoría de las pequeñas empresas que han apoyado los ingresos fiscales locales son de servicios: bares, cafeterías, restaurantes, etc. A medida que estos se cierran para siempre, la probabilidad de que las nuevas empresas asuman los mismos altos costos (alquiler, tarifas, mano de obra, gastos generales, etc.) es cercana a cero, y cualquier persona lo suficientemente tonta como para intentarlo quebrará a corto plazo.

Ahora que el teletrabajo (home office) se ha institucionalizado, las empresas ya no necesitan millones de metros cuadrados de espacio de oficina. A medida que los ingresos caen y las ganancias se desvanecen, las empresas buscarán reducir costos, y dejar de usar el espacio de oficina no utilizado es el primer paso obvio. ¿Cuál es el valor del espacio comercial vacío?

Intentando sacar sangre de una piedra 


Si la demanda está cerca de cero, el valor también está cerca de cero. Los gobiernos locales estarán desesperados por aumentar los ingresos fiscales, y naturalmente tendrán en cuenta las valoracionesde los bienes inmuebles de la era de la burbuja como una fuente de ingresos. Pero encontrarán que aumentar los impuestos a la propiedad de propiedades que pierden dinero solo acelerará la tasa de insolvencias de sus propietarios.

En algún momento, las valoraciones se ajustarán a la realidad y los impuestos a la propiedad recaudados se ajustarán en consecuencia. Si las municipalidades piensan que pueden compensar las pérdidas aumentando los impuestos pagados por los que han logrado sobrevivir, rápidamente se darán cuenta de que las filas de los sobrevivientes disminuyen.

Aquí no acaban los efectos de segundo orden: una vez que Main Street está medio vacía, la atracción de los negocios restantes disminuye; al no haber suficientes como para atraer clientes, y el círculo virtuoso de ventas que aumentan para todos porque el distrito es animado y atractivo se invierte: los sobrevivientes luchan y se rinden, vaciando aún más el distrito.

El problema central es que la economía de EEUU se ha financiarido por completo, por lo que los costos no son asequibles. El propietario de la propiedad comercial pagó de más por los edificios con dinero prestado barato, y ahora el propietario debe cobrar alquileres altos debido a su sutuación financiera o no podrá pagar la hipoteca y los impuestos de propiedad. Los gobiernos locales gastan cada centavo de los ingresos fiscales, ya que sus costos también son increíblemente altos. No pueden sobrevivir a una disminución del 10% en los ingresos fiscales, y mucho menos a una caída del 40%.

La lección de Yellowstone


La metáfora que he usado para explicar esto en el pasado es el incendio forestal de Yellowstone. La acumulación de deudas incobrables, apalancamiento extremo, compañías zombies y todas las demás ramas caídas de la financiarización se acumulan.

Pero los bancos centrales ya no permiten ninguna destrucción creativa de la deuda impagable y el capital mal asignado; cada pequeño incendio es apagado instantáneamente con más estímulo, más liquidez y tasas de interés más bajas. Como resultado, la madera muerta que mina la economía real de la productividad y la innovación puede acumularse más.

El único resultado posible de esta supresión es una economía repleta de riesgos explosivos. Finalmente, la naturaleza proporciona un rayo, y el incendio resultante arrasa toda la economía.