por Gorka23
27 de agosto de 2022
“¿Para qué repetir los errores antiguos, habiendo tantos errores nuevos que cometer?”
Bertrand Russell
Regreso de vacaciones y constato que aún no se está administrando la cuarta dosis de las actuales terapias génicas experimentales. Ya son bastantes los meses que el “oficialismo” viene mareando con la inoculación de esta cuarta dosis (o segunda de refuerzo, que interesa más decir ahora) pero no termina de concretarse a efectos prácticos.
Los datos del Covid-19 de este verano (en cuanto a fallecidos) no han sido precisamente mejores que los del verano anterior. Y eso que se estarán “cocinando convenientemente” (minorando intencionadamente los de este verano) puesto que el verano anterior solo se hablaba de Covid y vacunas y este verano el tema ha sido silenciado y metido en un cajón.
Inexplicable. Si las tres primeras dosis han resultado ser una maravilla, entonces ¿Qué hacen retrasando tantos meses la inoculación de la cuarta dosis? ¿No son dosis exactamente idénticas, acaso? ¿Por qué, habiendo unas vacunas excepcionales, están dejando morir a tantas personas sin recibir la cuarta dosis? ¿Cómo es posible que en el verano pasado hubiese una campaña de hostigamiento y presión brutales para vacunarse y durante este verano no se incentiva la inoculación y ni tan siquiera se habla de estas vacunas?
Podemos tratar de resolver este misterio. Hay cuatro opciones:
1º.- Las vacunas son totalmente eficaces (95%) y absolutamente seguras.
Este principal y vergonzoso mantra (de los primeros meses de campaña de vacunación) está totalmente desmontado. Ni el mayor fanático de la versión oficialista puede sostenerlo a día de hoy.
Queda descartada esta opción porque, si las vacunas fuesen absolutamente eficaces y seguras, hace tiempo que se estaría inoculando la cuarta dosis o la decimocuarta, si fuese necesario.
2º.- Las vacunas son totalmente eficaces (95%) pero no son lo suficientemente seguras.
En este caso, dado el absoluto control que tiene el “oficialismo” (principalmente a través de los medios) se seguiría insistiendo en la inoculación puesto que se pondría el énfasis en los beneficios y se ocultarían convenientemente los riesgos.
Queda también descartada esta opción porque, si las vacunas funcionasen, hace tiempo que se estaría inoculando la cuarta dosis, máxime cuando la pandemia no remite y hay cientos de muertos cada semana.
3º.- Las vacunas no son eficaces pero resultan absolutamente seguras.
En este hipotético escenario, se estaría incentivando e inoculando a mansalva.
Las vacunas no servirían de nada pero, como no causarían efectos adversos relevantes, entonces se estaría inoculando la cuarta o las dosis que fuesen para así dar credibilidad y continuidad al negocio y al relato de las tres primeras dosis. Esta opción queda también descartada.
4º.- Las vacunas ni son eficaces ni tampoco son seguras.
Y esta es la opción que resta. Esta es la única opción que explica porque se especula tanto con la cuarta dosis desde hace meses pero, mientras siguen enfermando y muriendo cientos y miles de personas, no se inocula.
Esta inacción respecto a la cuarta dosis ( unido al actual silencio atronador en los medios sobre estas vacunas) podría perfectamente deberse a que no sirven para nada. Pero si además generan (o son susceptibles de generar en el futuro) reacciones adversas graves e incluso fallecimientos, entonces cuantas más dosis de este diseño se inoculasen más claramente quedarían en evidencia y podría visibilizarse “el elefante que está en el centro de la habitación”.
Estas vacunas harían una especie de grupo de control. Es decir, si se continúa inoculando algo inefectivo pero que además puede dañar la salud o el sistema inmune, llega un momento que es el propio producto experimental el que, a base de ser usado, demuestra su propia ineficiencia y peligrosidad.
Sería como si se suministrasen pequeñas pero continuadas dosis de un veneno para curar una enfermedad. No solo no curas la enfermedad sino que, progresivamente, el paciente empeora y queda al descubierto el engaño.
Por eso, en los próximos meses harán una especie de simulacro de inoculación de la cuarta dosis a acianos y vulnerables y rápidamente se dará un total y absoluto “carpetazo” a estos diseños actuales, mientras se anuncian otro tipo de vacunas de nueva generación que supuestamente mejorarían sustancialmente la efectividad y seguridad de las actuales.
La cuarta dosis está siendo utilizada como una especie de tránsito que enlace las vacunas actuales con otras vacunas (o tratamientos) nuevos sin que quede al descubierto el gran fraude colectivo cometido.