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Recuerdos de mis padres y la guerra, por Vladimir Putin

Published on: viernes, 27 de julio de 2018 // , ,

Este texto escrito por el presidente de la Federación rusa se publicó bajo el título "La vida es algo tan sencillo y cruel" en la página web de la publicación "Pionero ruso".

Francamente, a mi padre no le gustaba tocar el tema. En realidad ocurría de la siguiente forma: cuando los adultos hablaban entre ellos e intercambiaban opiniones, yo simplemente estaba con ellos. Todo lo que he sabido sobre la guerra y lo que le sucedió a mi familia, lo he sabido gracias a esas conversaciones. Naturalmente, a veces hablaban directamente conmigo.

Mi padre hizo el servicio militar en Sebastopol, formando parte de la tripulación de un submarino, era marinero. En 1939 fue llamado a filas. Tras su regreso trabajó en una fábrica y vivió en Peterhof con mi madre. Creo que incluso construyeron allí una casita.

Cuando empezó la guerra trabajó en una fábrica de armas, cuyos empleados estaban exentos del servicio militar. Pero rellenó una solicitud para entrar en el partido, y escribió otra petición, diciendo que quería ir al frente. Le incluyeron en un escuadron de sabotages de la NKVD. Él dijo que eran 28 hombres. Fueron enviados a la retaguardia más próxima, donde llevaron a cabo diversos actos de sabotage, volaron puentes y vías de tren... Sin embargo de forma casi inmediata cayeron en una emboscada. Alguien les traicionó.

Fueron a un pueblo, se retiraron, y cuando volvieron los fascistas les estaban esperando. Les persiguieron por el bosque. Él pudo sobrevivir porque se enterró en una zona pantanosa, y permaneció allí durante varias horas, respirando mediante una caña. El dijo que, cuando estaba enterrado en el pantano, y respiraba a través de esa caña, pudo oir pasar a soldados alemanes muy cerca de donde él estaba, literalmente a tan solo unos pasos de distancia, y que pudo oir ladridos de perros...

Batalla por la cabeza de puente de Nevsky

A todo esto hay que añadir que el otoño había empezado, hacía frío... Aún recuerdo también como me contó que su grupo estaba dirigido por un alemán. Era un ciudadano soviético, pero alemán. Hace un par de años me hicieron llegar desde el archivo del Ministerio de Defensa el acta de ese grupo. En mi casa en Nuevo Ogarjevo tengo una copia de ese documento. La lista de los componentes del grupo: apellidos, nombres, patronímico, pequeñas evaluaciones. Si, eran 28 hombres. Al mando estaba un alemán. Era exactamente como mi padre me lo había contado. De esos 28 hombres regresaron de la linea del frente cuatro. 24 murieron.

Los que sobrevivieron fueron enviados posteriormente de nuevo al frente, a la cabeza de puente de Nevski. Ese fue probablemente el sitio más disputado a lo largo del bloqueo (de Leningrado, A&R).  Nuestras tropas defendían una pequeña cabeza de puente. Tenía una anchura de cuatro kilómetros y más de dos de profundidad. Se pensaba que era la cabeza de puente para una próxima ruptura del bloqueo. Sin embargo, el bloqueo se rompió en otro sitio. No obstante se mantuvo la cabeza de puente de Nevski, y hubo combates muy fuertes. Las zonas de mando estaban alrrededor, la cabeza de puente fue completamente destruida. Los alemanes también tenían claro que la ruptura del bloqueo podía tener lugar allí, e intentaron arrasar la cabeza de peunte. Hay informes sobre la cantidad de metal que contenía allí cada metro cuadrado del suelo.

Allí fué herido gravemente mi padre.  Toda su vida tuvo esquirlas de metralla en una pierna. No todas pudieron ser extraidas. A veces la pierna le dolía. No podía estirar el pie. Se dejaron esas esquirlas en su cuerpo para no dañar los huesos. De esa forma pudo conservar la pierna. Podría haber sido amputada. Mi padre tuvo un buen médico. Le calificaron de veterano discapacitado de segunda categoría. Por ello recibió un apartamento, nuestra primera casa, un pequeño apartamento de dos habitaciones. Hasta entonces habíamos vivido en el centro y naturalmente tuvimos que trasladarnos a una nueva zona residencial. Por supuesto todo esto no ocurrió poco después de acabar la guerra, sino cuando yo ya trabajaba en la administración de la KGB. Por entonces yo no recibí ningún apartamento, pero a cambio finalmente mi padre recibió uno.

La camaradería en la guerra

Ahora un par de palabras sobre cómo fue herido. Estaba avanzando hacia la retaguardia de los alemanes con un compañero, arrastrandose penosamente... Lo que ocurrió entonces es divertido y triste al mismo tiempo. Se dirigieron hacia un puesto de observación de la artillería alemana, y de allí vino, según me dijo mi padre, un tipo enorme y les miró. No podían levantarse porque les apuntaban con una ametralladora. "El tipo", me dijo, "nos miró atentamente, sacó una granada, luego otra, y las arrojó hacia nosotros..." La vida es tan sencilla y cruel.

¿Cuál era el principal problema cuando recuperó el conocimiento? Que era invierno y el Neva estaba helado, y el tenía que llegar de alguna forma a la otra orilla para llegar a un puesto de socorro. Necesitaba atención medica, pero no podía caminar. Realmente logró llegar a donde estaba los suyos a ese lado del río. Pero nadie quería llevarle a cuestas al otro lado del río, ya que allí el Neva estaba completamente al descubierto y era bombardeado con artillería y ametralladoras.  Pero por fortuna precisamente allí estaba su vecino de Peterhof. Ese vecino le arrastró a la otra orilla, sin pensarselo dos veces. El vecino esperó hasta que estuvo seguro de que mi padre sería operado, y le dijo: "Tu vivirás y yo regreso, para morir".

Pasando hambre en el hospital

El vecino volvió al frente. Más tarde le pregunté a mi padre: "¿Y ese vecino murió?". Es algo que le atormentaba. Los dos se perdieron de vista, y mi padre dió por supuesto que el vecino había caido en la guerra. Pero en algún momento en los años sesenta un día mi padre llegó a casa, se sentó y se puso a llorar. Se había encontrado con su salvador en una tienda en Leningrado, por casualidad. Había ido a la tienda a comprar alimentos, y entonces le vió. Ambos habían ido en ese momento a la misma tienda. La probabilidad de que eso ocurriese era de una en un millón. Más tarde se encontraron a menudo, también en nuestra casa.

Mi madre me contó como visitaba a mi padre en el hospital, después de ser herido. Tenían un hijo pequeño, de tres años de edad. En aquella época había una hambruna, el bloqueo... Mi padre les daba sus ración de alimentos, en secreto, lo escondía de la vista de los médicos y las enfermeras. Ella escondía la comida, la llevaba a casa y alimentaba con ella a su hijo. Pero él se desmayaba en el hospital debido al hambre, y los medicos y enfermeras se dieron cuenta de lo que estaba pasando y prohibieron las visitas.

Y entonces les quitaron el niño. Lo hicieron, según explicaba ella más tarde, para salvar a los niños del hambre. Les llevaron a hogares infantiles y debían ser evacuados posteriormente. A los padres no se les preguntó. El pequeño enfermó allí -mi madre decía que de difteria- y no sobrevivió. Ni siquiera les dijeron donde lo habían enterrado. Tan solo el pasado año gente que no conozco investigó en los archivos por iniciativa propia y encontraron documentos sobre mi hermano.

Era realmente mi hermano. Yo sabía que ellos, por aquel entonces, huyeron de Peterhof ante el avance de las tropas alemanas, y vivieron en casa de unos conocidos, yo incluso sabía la dirección. Vivían, como se dice entre nosotros, en la orilla del Canal Wodny. El nombre correcto es "Canal Obwodny", pero en Leningrado se le llama "Canal Wodny". Yo sé muy bien que vivían allí. No sólo la dirección en la que le recogieron coincide con los documentos de archivo, sino también su nombre, apellido, patronímico y año de nacimiento. Era mi hermano. También estaba escrito el lugar donde está enterrado: el cementerio de Piskarjowskoe, incluso se indicaba la tumba. A los padres no se les dijo absolutamente nada al respecto. En aquel entonces es evidente que había cosas más importantes que hacer.

Él la cuidó para que sanase

Resultó que todo lo que mis padres me contaron sobre la guerra era cierto. No se inventaron ni una palabra, ni se equivocaron en una sola fecha. Todo coincidía: las historias sobre mi hermano, sobre el vecino, sobre el comandante alemán del grupo.

Después de que le quitasen su hijo a mi madre dejándola sola en casa y tras permitir a mi padre abandonar el hospital, él fué con muletas a casa. Cuando llegó, vió como unos enfermeros se llevaban cadáveres de la puerta de entrada de la casa, entre ellos mi madre. Se acercó, y le pareció que ella aún respiraba. Dijo a los enfermeros: "¡Aún está viva!", y le respondieron: "No sobrevivirá al transporte". Se enfrentó con las muletas a ellos y les obligó a volver a subirla a su casa. "Vale, haremos lo que tu quieres, pero que te quede claro que no vamos a volver hasta dentro de dos o tres semanas. Tienes que arreglartelas tú solo como puedas". Él la cuidó, devolviéndola la salud. Vivió hasta el año 1999. Él murió en 1998.

Tras el fin del bloqueo se mudaron a casa de sus padres, en la provincia de Tver, donde vivieron hasta el final de la guerra. La familia de mi padre era verdaderamente grande. Tenía seis hermanos, de los que cinco murieron en la guerra. Una catástrofe para la familia. También murieron parientes de mi madre. Yo mismo soy un niño nacido tarde. Mi madre tenía 41 años cuando me trajo al mundo.
No había ni una familia en la que no hubiese muerto alguien. Había mucho dolor, mucha desgracia, tragedias. Lo que es sorprendente: no sentían odio hacia el enemigo. Yo sinceramente hasta hoy no he podido entenderlo. Mi madre era una persona de buen corazón, una buena persona... Me dijo: "¿Cómo puede odiarse a esos soldados? Eran gente sencilla, y también han muerto en la guerra". Es algo sorprendente. Nosotros fuimos educados con libros y películas soviéticas... y odiamos. Pero en su caso por algún motivo no era así. A mí me han marcado sus palabras: "¿Qué es lo que esperamos de ellos? Eran muy trabajadores, como nosotros. Simplemente se les obligó a ir al frente". Desde mi infancia puedo recordar esas palabras.

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