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Publicación del Cuaderno de Debate «La Religión: un problema social de primer orden»

Published on: domingo, 12 de enero de 2014 //

(21/03/13 15:08) Han pasado más de 100 años desde que Johann Most publicase “La Peste Religiosa”, y lejos de perder fuerza, este magnífico trabajo no ha dejado de mostrarse perfectamente actual.

[...] son justamente los ricos y los poderosos los que dan mayor brillo a la religión. Seguramente ésta forma parte de su oficio. Al mismo tiempo es una cuestión de vida o muerte para la clase explotadora, la burguesía, que el pueblo sea embrutecido por la religión; su poder aumenta o decrece según aumenta o disminuye la locura religiosa.
Esta lógica fue conocida por los tiranos de todos los tiempos y por eso hicieron alianza con el cura. Algunas divergencias ha habido entre estos enemigos de la libertad del género humano por recabar cada uno para sí la mayor suma del despotismo, pero no ha sido esto obstáculo para que vivieran unidos para embrutecer, oprimir y explotar el linaje humano.
Los curas saben perfectamente que su dominio sobre las conciencias se acabaría el día en que no le prestasen ayuda los tiranos y los ricos. Y los ricos y los poderosos no ignoran que su imperio

desaparecería el día en que los curas no embruteciesen moral e intelectualmente a las multitudes. Todos los curas indistintamente, no importa la secta a que pertenezcan, han sembrado con feliz éxito en el seno de las masas la idea de que este mundo es un valle de lágrimas, le han infiltrado al mismo tiempo la idea de respetar y someterse a la autoridad, con la expectativa de una vida más feliz en el otro mundo.

Hoy en día pueden haber cambiado las apariencias pero no los fondos. El Estado y los poderes económicos mantienen vigentes las palabras de Most con un simulacro de laicidad y pluralidad religiosa que esconde dos cosas: el privilegio de una confesión respecto a las demás, y una preocupación mayor por fomentar creencias irracionales que por educar individuos capaces de pensar de forma crítica y libre.
Las puertas de hospitales, colegios, cárceles y cuarteles son abiertas para la acción proselitista de los pastores de almas. Mientras todos los servicios sociales pierden financiación, el Estado mantiene el flujo de dinero público que engrosa las arcas religiosas, aunque esto sea una ínfima parte de su acumulación. Y afirmamos esto porque han asumido el sistema capitalista como propio (de momento) y además de evadir impuestos con la complicidad del Estado y no declarar los millones de euros obtenidos en cepillos y entradas de sus templos más famosos, obtienen pingües beneficios de sus inversiones en bolsa a través de sicavs o practican la otrora demonizada usura en las Cajas de Ahorros que les quedan por intervenir por el Banco de España. Toda esta actividad económica especulativa es la que mantiene realmente el poder económico de la Iglesia, aportando cantidades muy superiores a lo que pueda dar el Estado con la casilla del IRPF, que ni siquiera llega a los 300 millones de euros (pecatta minuta).
Da igual que encubran violaciones de niños enviando a los curas delincuentes a confines terráqueos para obstaculizar la acción de la justicia civil; da igual que establezcan el robo de niños como método de purificación ideológica primero y negocio puro y duro más tarde; da igual que trafiquen con armas a través de sus organizaciones caritativas y apoyen golpes de Estado (como el que apoyó en Honduras el cardenal Madariaga), genocidios y guerras aquí y allá, porque son y serán para muchos fuente de moral, faro que ilumina y espejo ejemplar.
Al fin y al cabo reparten limosna aunque sea obtenida de manos de quienes empobrecen cada día más a los trabajadores. Los grandes capitalistas del país, dueños de Zara y Mercadona, de Santander BSCH y BBVA, de Iberdrola y Endesa, de Vocento y Prisa, han financiado directamente compañas agitprop católica como las JMJ que trajeron a Ratzinger a Madrid a repartir hostias de otro tipo diferente a las que repartió también la policía en las espaldas de aquellos que señalaban que “el emperador estaba desnudo”.
En estas horas de lavado de imagen con nuevo obispo de Roma, es interesante recordar las palabras de Deschner: […] en la catedral de San Pedro se celebra nuevamente un pomposo espectáculo, superflua non nocent (lo superfluo no daña) con un ensemble internacional de prelados incurso en la búsqueda múltiple de “nuevos horizontes”, en una “dinámica renovadora”, “abierta al mundo”, “al pluralismo de opiniones”, “al diálogo”. Todo ello induce a algunos, y no siempre a los más tontos, a creer que el orbe ha cambiado, que el catolicismo se ha vuelto liberal y la teología progresista...
¡Pero si un teólogo progresa, no puede seguir siendo teólogo! ¡Si el catolicismo se vuelve liberal, deja de ser catolicismo!
Y si un cristiano comienza a pensar (a pensar lógicamente, se entiende), y a obrar en consecuencia, el resultado será siempre un no-cristiano, o bien, concedamos, un oportunista.”
[Opus Diaboli, Karlheinz Deschner, Ed. Yalde, 1990]

Evidenciar la situación de las organizaciones religiosas, destapar su comportamiento antisocial y señalar la vergonzosa mentira de su desinteresada caridad han sido los objetivos con los que se ha escrito un nuevo “Cuarderno de Debate”, que invitamos a descargar desde la páginade CNT o pinchando aquí.

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