viernes, 11 de abril de 2014

IN MEMORIAM - Entrevista con Karlheinz Deschner

El pasado día 8 murió Karlheinz Deschner, el crítico de la Iglesia católica y el cristianismo en general más destacado del siglo XX. Su muerte a los 89 años ha tenido lugar poco después de completar su Historia Criminal del Cristianismo, la mayor denuncia de los crímenes de la religión cristiana a lo largo de su existencia. Deschner, que en su juventud tuvo la desgracia de vivir bajo el fascismo y el nazismo, inició su labor de denuncia del cristianismo denunciando la colaboración de la Iglesia católica con los bestiales crímenes del nazifascismo y sus regímenes-marioneta en el este de Europa. 

Pocos saben que el motivo de la ruptura definitiva entre Deschner y la Iglesia fué el amor: en 1951, el obispo de Würzburg Julius Döpfner le excomunicó por haberse casado con una mujer divorciada. Deschner desde entonces desafió con la pluma al poder de la Iglesia, y tras denunciar el papel del clericalismo en el avance del fascismo (siendo denunciado por "difamar a la Iglesia"), Deschner inició la redacción de la Historia Criminal del Cristianismo, que tardó casi 45 años en concluir, y que se ha convertido en el arma de denuncia más contundente contra el poder clerical.

En homenaje a su fecunda obra publicamos esta entrevista, así como una descripción del dificil y poco conocido proceso que permitió la publicación de su obra magna, la Historia Criminal del Cristianismo, así como una entrevista a su mecenas, el empresario Herbert Steffen, que hizo posible su publicación. 

Que la tierra te sea leve, Karlheinz.
   



Señor Deschner, usted trabaja desde hace más de veinte años en la "Historia Criminal del Cristianismo". Sus primeros textos criticos con la iglesia se publicaron hace más de 50 años. ¿Cual ha sido su motivación durante ese largo espacio de tiempo?

Simplemente el hecho de que no puedo aguantar la injusticia, ni la hipocresía. Sobre todo cuando ambas se practican a escala historico-mundial; cuando se falsifica lo ocurrido de manera sistemática; cuando se convierten genocidas en héroes, modelos a seguir, de "grandeza", y a los timadores en "santos". Cuando la injusticia que clama al cielo de la "santa historia" de siglo en siglo se envuelve con dichos suaves como guantes, en mentiras descaradas. ¿O acaso no dice el mismo Helvétius: al leer sus leyendas de santos se encuentra uno con los nombres de miles de criminales nombrados santos?

Karlheinz Deschner conoció el fascismo personalmente, viviendo de primera mano sus horrores. En la imagen, Deschner con el uniforme de la Luftwaffe, durante la Segunda Guerra Mundial. Tras alistarse como voluntario en 1942 junto al resto de su clase (en un colegio de los Franciscanos), pasó a formar parte del regimiento de blindados "Hermann Göring", estando destinado en Berlin, Sicilia, Italia meridional y central. Tras formar parte de una unidad de lucha contra tanques pasó a ser paracaidista, acabando la guerra con el grado de cabo. Fué herido varias veces (en Nápoles y Breslau)

Usted ha señalado meticulosamente salvajadas, genocidios, torturas, que han sido ejecutadas por seres humanos contra seres humanos -y busca la responsabilidad de esos actos en la fé cristiana. ¿Pero es realmente la fé, la religión, responsable de ello -o lo es el ser humano, malo e incapaz de vivir en paz? Salvajadas son llevadas a cabo en el nombre de otras religiones...uno piensa simplemente al 11 de septiembre de 2001.

¿Disculpa acaso al cristianismo que otras religiones sean tan criminales como él? Especialmente las monoteistas, especialmente chauvinistas debido a su pretensión de ser elegidas según sus "revelaciones", y que son extremadamente violentas? Disculpa entonces a un criminal, que otras personas sean también criminales? Y si el hombre ha sido malo desde el principio, no sé, reduce eso la responsabilidad del cristianismo, que precisamente ha ejecutado sus mayores atrocidades en nombre de Dios y la religión? El esclavismo, la Inquisición, el exterminio de los indios, las cruzadas, cruzadas en todas direcciones, en suma incontables masacres (durante el siglo XVII tan solo hubo un año en que los estados cristianos no estuvieron en guerra) hasta llegar a las guerras mundiales del siglo XX, impulsadas fanaticamente por todas las iglesias. En lo que se refiere al "11 de septiembre", está por verse si tras el se oculta un monstruoso delito islámico o un acto de estado cristiano, por así decirlo, que por cierto recuerda mucho a Oahu, en las islas Hawai, donde el 7 de Diciembre de 1941 el presidente de los Estados Unidos Delano Roosevelt permitió que fuese bombardeada y hundida una gran parte de la flota del Pacífico estadounidense junto con casi dos mil quinientos soldados americanos, para tener un motivo para declarar la guerra a Japón.

Escaparate de una librería en la muy católica ciudad de Würzburg dedicado a las obras de Deschner, que fué destrozado aprovechando la oscuridad de la noche.

¿Tendríamos un mundo más pacífico, si se pudiese sacar la religión de la cabeza de la gente? Yo me temo que entonces el ansia de poder encontraría otros pretextos para extender el propio poder o para apuntalarlo.

Sin la religión, sin la religión institucionalizada, desaparecería un enorme factor responsable de la discordia, pero ciertamente no desaparecería la discordia misma. Tiene razón, los poderosos encontrarían otros pretextos para ejercer su poder. Porque para ellos el poder lo es todo. Sin poder los poderosos no son nada ni están en condiciones de llevar nada a cabo. El gran teatro del mundo ha girado siempre en torno al poder. El poder lleva tarde o temprano a la violencia. Y la violencia al crimen. Cada potencia mundial llegó a serlo mediante crimenes, al lado de los cuales palidecen todos los actos del hampa.

Tras publicar varios libros denunciando la colaboración entusiasta de la Iglesia con el fascismo -"Mit Gott und den Faschisten" ('Con Dios y los fascistas', 1965), "Das Jahrhundert der Barbarei" ('El siglo de la barbarie', 1966), "Kirche und Faschismus" ('Iglesia y fascismo', 1968), y "Kirche und Krieg" ('Iglesia y guerra', 1970), la primera reacción del catolicismo ante las obras de Deschner fué intentar acallarle. Pero los tiempos habían cambiado: la 'revolución del 68' que sumergió occidente en los años 60/70 en Alemania consistió en romper con el clericalismo alemán de la postguerra, impuesto por la generación que había apoyado a Hitler y encarnado en la figura de Adenauer. Debido al nuevo contexto social, el fracaso fué rotundo: el tribunal rechazó los argumentos de la acusación, que calificó de "insignificancias". En 1970, durante el juicio, Deschner firmó un contrato con la editorial Rowohlt para escribir una Historia Criminal del Cristianismo, concebida como una pequeña obra, de unas 350 páginas... En la imagen, Deschner con los documentos que empleó en su defensa durante el proceso en Nürenberg, 1971, al fondo, a la derecha, los dos cristianos que le denunciaron por "difamar a la Iglesia".

¿Reconoce usted a través de los siglos un desarrollo hacia una mejora? Hacia una mayor tolerancia, un carácter más pacífico de las iglesias? A fin de cuentas, el Papa ya no lleva a cabo más guerras contra los paganos...

No, el Papa ya no lleva a cabo de manera autónoma guerras, ni contra paganos ni contra cristianos, porque se le ha quitado todo aquello con lo que ha llevado a cabo guerras durante siglos -tropas, generales, buques de guerra, cañones, fortalezas, fábricas de armas. Pero hay otros métodos, en sí pacíficos, de combatir a la humanidad. Ideologicos, mediante locuras dogmáticas, que no se conforman con la simple fé, sino que buscan misionar; mediante el apoyo de una desastrosa moral social, que engaña a los pobres en beneficio de los ricos; mediante una moral sexual que busca proteger en el vientre de la mujer lo que más tarde se entrega para las guerras; mediante la prohibición de los anticonceptivos... ¡Además, el Papado es intolerante por completo, como demuestra su historia, y tan solo es tolerante cuando la situación lo requiere, cuando es útil para alcanzar sus objetivos, cuando simplemente es imposible evitarlo, pero solo entonces!


Tras fracasar al intentar impedir la publicación de la Historia Criminal del Cristianismo, la Iglesia intentó combatirla mediante el silencio, haciéndola el vacio, pero fué en vano: tras la aparición en 1986 del primer tomo de la obra, cada nuevo tomo aumentaba la recepción de la obra, que además logró rapidamente difundirse internacionalmente. El último intento desesperado de combatirla fué intentar cuestionar los argumentos y datos de Deschner en la obra colectiva "¿Criminalizar del cristianismo? Comprobando la Historia Criminal de Karlheinz Deschner", publicado en 1994, año en que se publicaba el cuarto tomo de la obra. El fracaso fué rotundo.

¿No es un indicio de mejora el hecho de que sus libros puedan publicarse?

¡Ah, si! Eso me preguntan a menudo. Supuestamente yo soy la prueba viviente de lo contrario a la posición contraria a la Iglesia que yo propago. Porque, me dicen, si mis enemigos son tan malos, como a mi me parece, ¿como es posible que yo siga vivo? ¿Pero no puede ser también, me pregunto yo, que deba mi vida quizá a ese argumento?

La mejora es por tanto tan solo aparente - ¿no se deberá, quizás, al hecho de que la Iglesia ha perdido poder?

Naturalmente es la "mejora" tan solo aparente, ha sido impuesta. Desde San Pablo, es decir desde el principio, vive el cristianismo gracias a su capacidad de adaptación. Y, sin duda: hoy día tiene menos poder. Pero se opera de manera más sutil. Si se dispusiera del poder necesario, se torturaría al prójimo y se le quemaría "de abajo arriba". Nada menos que el escritor inglés y convertido al catolicismo Gilbert Keith Chesterton se podía imaginar perfectamente un futuro eon todo el aparato de la inquisición, con tortura y hoguera.

Deschner en el despacho donde escribió la obra, 1995

Quien lee su "Historia Criminal" llega a la conclusión de que el cristianismo no tiene mucho que ver con las enseñanzas de Jesús. ¿Cómo es posible que los orígenes hayan acabado en el olvido?

El cistianismo nunca tuvo mucho que ver con las enseñanzas de Jesús que han sido legadas a la posteridad. Ni siquiera sabemos siquiera aproximadamente, que ha enseñado Jesús. Los evangelistas, según subraya en su conjunto la historiografía bíblica crítica, no tenían el menor interés en la realidad histórica. Sus escritos, llenos a rebosar de absurdidades y contradicciones son productos de literatura mitológica, creaciones de la fantasía de la comunidad creyente, y tan solo, literalmente, validas con extremado cuidado como recolecciones de anécdotas. De manera unánime además afirma la teología histórica cristiana crítica moderna que de la vida de Jesús no se puede distinguir casi nada. Y no obstante se mantiene firme en la creencia en su existencia histórica. No obstante, hay tantos indicios a favor de ésta como en contra -la historia profana de aquel tiempo es inproductiva. Pero tanto si su existencia es histórica como si nó, una cosa es segura: el fundador del cristianismo no es Jesús, sino San Pablo. Y lo que es aún más importante: no hay nada original en el cristianismo. Del dogma central hasta los ritos más periféricos todo, sin excepción, existía previamente, en el judaismo, en el helenismo, en mundo espiritual indio.

Deschner en el despacho donde escribió la obra, 2005

¿Puede dar ejemplos?

La santísima trinidad, la idea del mesias, la proxima llegada del fin del mundo, el hijo de dios llegado del cielo, el redemtor enviado por el "padre", el hijo de una virgen, el nacimiento en un pesebre, la historia de la tumba vacía, la ascensión del cuerpo vivo. Se vivía, según escribe el teólogo Trede, pensando y creyendo en un mundo de milagros como un pez en el agua. Por ello no hay milagros en los Evangelios que no hayan existido previamente, ya sean exorcismos, maravillosas multiplicaciones de alimentos, la transformación del agua o la resurrección de muertos. Había lugares de peregrinación como el Lourdes de hoy día, una comida sacramental,  e incluso la cifras de los siete sacramentos, de los doce apóstoles, el traidor. Había hijos de dioses que sufrían, morían y resucitaban, también tras tres días o al tercer día se levantaban de nuevo, había dioses crucificados. Las comunidades dionisíacas veneraban a su dios crucificado en un altar de barriles de vino. Es suficiente (se podría, sin exagerar, contar detalles durante horas que llegan hasta los más mínimos detalles...) pues nada en el cristianismo es nuevo, ni siquiera su llamado "proprium", el amor al prójimo y a los enemigos, (del cual por cierto no se preocupan lo más mínimo), de las navidades a la ascensión: ¡todo plagios!

Ralph Heringlehner (publicado el 1 de octubre de 2008 en el Mainpost)