La emergencia climática no existe, pero nos la van a cobrar
El 28 de Noviembre de 2019 la Unión Europea ha decretado la "emergencia climática y medioambiental" con casi dos tercios de los votos. Ya el 17 de Septiembre el parlamento español aprobó declarar la "emergencia climática" en España con todos los votos a favor menos los de Vox. Es algo que va a tener importantes repercusiones económicas y podría cambiar la vida de muchos cientos de millones de personas. Requiere coraje sostener que, independientemente de lo acertado o no de las medidas políticas que se tomen, nos hallamos ante el mayor error científico en varias generaciones. El cambio climático es real, pero la emergencia climática es a día de hoy imaginaria porque no hay suficiente evidencia que la apoye.
Emergencia
Der. del lat. emergens, -entis 'emergente'.
3. f. Situación de peligro o desastre que requiere una acción inmediata.
Cuando comencé este blog en 2014 yo estaba convencido desde hacía décadas de que la conclusión de que el calentamiento global es culpa nuestra era sólida. Pero como me gusta documentarme bien empecé a mirar las bases científicas en que se sustentaba y me parecieron extraordinariamente débiles. Poco a poco, examinando la evidencia en centenares de artículos científicos (tengo más de 9.000 en mi disco duro y los he mirado todos), no tuve más remedio que cambiar de opinión y llegar a la conclusión de que aunque el cambio climático es real y nuestras emisiones contribuyen a él, no sabemos a ciencia cierta en qué medida estamos contribuyendo. Está claro que los factores naturales que han gobernado el cambio climático hasta que nuestras emisiones se hicieron importantes hacia 1950 siguen actuando y sin embargo se afirma con convicción y sin evidencia que no contribuyen de forma importante al cambio climático, a pesar de que el calentamiento global comenzó hace al menos 170 años. No soy yo el único que piensa que el efecto de la alta actividad solar entre 1935 y 2005 no está adecuadamente reflejado en la hipótesis actual del calentamiento global, y es que es mucha casualidad que el periodo más largo de alta actividad solar en 600 años y el periodo de mayor calentamiento en 600 años coincidan en el tiempo y que según el criterio dominante no tengan nada que ver. Por ejemplo Rohling y colaboradores, tras analizar 13.000 años de registros en Groenlandia y en el Mar Egeo encuentran que la modulación del clima por la actividad solar es tan importante que concluyen:
En vista de estos hallazgos, pedimos una evaluación multidisciplinaria en profundidad del potencial de la modulación del clima por el sol a escala de siglos.
Rohling E, et al. "Holocene atmosphere-ocean interactions: records from Greenland and the Aegean Sea." Climate Dynamics 18.7 (2002): 587-593.
Este artículo necesariamente ha de ser largo. No se puede contradecir lo que todo el mundo dice y fundamentarlo en tres frases sin quedar como un idiota, o peor aún como alguien que se autoconvence por motivos ideológicos, lo que rechazo con absoluta firmeza. La ciencia es mi única guía en este asunto, lo que no deja de ser irónico ya que es la ciencia lo que utilizan para convencernos de que hay una crisis.
1. LAS OPINIONES DE OS EXPERTOS NO CONSTITUYEN CIENCIA. SOLO LA EVIDENCIA CONSTITUYE CIENCIA
Esto es extremadamente importante. No importa lo que crea la mayoría de los científicos. A lo largo de la historia de la ciencia la mayoría de los científicos ha estado siempre equivocada. Lo estaban cuando creían que la Tierra era el centro del universo, cuando creían que el diluvio universal explicaba los fósiles marinos de las montañas. Lo estaban cuando durante décadas ignoraron las advertencias de Ignaz Semmelweis de que los médicos debían lavarse las manos antes de atender a los pacientes, causando miles de muertes innecesarias. Lo estaban cuando creían que el vacío debía estar lleno de éter para que la luz pudiera propagarse. Lo estaban cuando durante más de 40 años se opusieron a la hipótesis de la deriva continental de Alfred Wegener a pesar de la numerosa evidencia geológica, biológica, paleontológica y geográfica que la apoyaba. Lo estaban cuando nos dijeron que las grasas y no los hidratos de carbono eran malas para la salud, y lo estaban cuando nos dijeron que las úlceras las causaba el estrés.
Lo curioso es que somos muy conscientes de que el conocimiento científico en el pasado era inadecuado, pero por un sesgo cognitivo pensamos que el conocimiento científico actual es adecuado. Es obvio que en el futuro "sabrán" que nuestro conocimiento científico es inadecuado, y como tal deberíamos considerarlo ahora. Inadecuado para basar decisiones importantes en él sin una evidencia irrefutable; y no la hay.
Consideremos otro caso que conocemos en carne propia, el de los economistas. Gente experta que estudia e investiga en las universidades y que gana premios Nóbel parecidos a los científicos climáticos. Gente que trabaja con modelos muy complicados y publica artículos en revistas académicas como los científicos climáticos. ¿Cómo de fiable es el consenso de los economistas? Un amable lector del blog tuvo a bien recomendarme el libro "La economía desenmascarada" de Steve Keen, el profesor de economía que predijo en 2001 una gran crisis inevitable que se avecinaba mientras Ben Bernanke, miembro de la Fed desde 2002 y su director entre 2005 y 2014, hablaba de la "Gran Moderación" que había domesticado la economía.
Lo que sigue son extractos del libro en los que Keen explica cómo la escuela neoclásica económica llegó a dominar completamente la economía, e incapaz de ver que nos dirigíamos a una gravísima crisis de deuda siguiendo sus preceptos, durante décadas aconsejó medidas a los dirigentes que resultaron gravemente perjudiciales para la gran mayoría de los habitantes del planeta. Si sustituís la economía por el clima y los economistas por los científicos climáticos tendréis una gran explicación de lo que también ha pasado con la ciencia climática y como el dogma de que el calentamiento tiene un origen humano ha llegado a imponerse hasta alcanzar un falso consenso. Las explicaciones alternativas al dogma dominante se purgan.
La Purga
No todos los economistas académicos se unieron a este derrocamiento de la ortodoxia keynesiana anterior. Muchos lucharon contra él, aunque en última instancia fue en vano, y la economía académica finalmente se dividió en aproximadamente seis campos: la escuela neoclásica dominante que representaba quizás el 85 % de la profesión, y varias pequeñas ramitas llamadas economía poskeynesiana, institucional, evolutiva, austriaca y marxista.
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Aunque los economistas neoclásicos dominaron casi todos los departamentos económicos académicos, también se vieron obligados a tolerar la ocasional crítica interna. Pero no fue una coexistencia pacífica. En la enseñanza, los cursos básicos sobre microeconomía, macroeconomía y finanzas fueron purgados de ideas no neoclásicas.
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En la investigación, la purga fue más completa, porque los editores neoclásicos y los revisores podían excluir a los disidentes de las revistas que editaban. Hasta principios de la década de 1970, los autores no neoclásicos publicaban regularmente en las revistas prestigiosas de la profesión… Sin embargo, a mediados de la década de 1980, las principales revistas, la Revista de Economía Política, la Revista de Teoría Económica y muchas otras revistas menores, se habían convertido en bastiones del pensamiento neoclásico. Los artículos que no usaban conceptos neoclásicos fueron rechazados rutinariamente, con frecuencia sin siquiera ser revisados.
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En política pública, como en las revistas más prestigiosas, la economía neoclásica reinaba suprema. Pocos disidentes fueron designados para puestos de influencia pública, y la mayoría de los puestos burocráticos fueron ocupados por graduados de las mejores universidades que, debido a la depuración de ideas no neoclásicas del plan de estudios básico, generalmente ni siquiera sabían que fuera posible otra forma de pensar sobre economía. Para ellos, la economía neoclásica era la economía.
Así es como en ciencia, al igual que en economía y en otras disciplinas académicas ciertas hipótesis que están equivocadas pueden llegar a dominar lo que la mayoría piensa y lo que se enseña. Las consecuencias raramente son tan trágicas como en el caso de la economía o del clima, por lo que a menos que conozcamos la disciplina en cuestión no llegamos a enterarnos. Pero la física ha sido igualmente abducida por la teoría de cuerdas y en antropología la hipótesis falsa de que los Clovis fueron los primeros pobladores de América resultó en la marginación académica de quienes no estaban de acuerdo (como el arqueólogo Jacques Cinq-Mars) hasta que se descubrió el yacimiento de Monte Verde en Chile. No sólo América había sido poblada antes de la cultura Clovis sino que sus predecesores habían llegado hasta Chile antes de que aparecieran los Clovis.
Los científicos climáticos críticos con la hipótesis dominante han sido invisibilizados, marginados o directamente despedidos, y sus artículos críticos son sumariamente rechazados por las revistas. La mayoría decide inclinarse al viento dominante para seguir teniendo una carrera. Pero vayamos a lo que Keen tiene que decir de los modelos utilizados para hacer las proyecciones económicas.
Bezemer da el ejemplo del modelo de 'pronóstico global' de la OCDE, que hace pronósticos para la economía global que luego se desglosan para generar predicciones para países individuales: fue la fuente de la declaración de Cotis en Septiembre de 2007 dentro de las Perspectivas económicas de la OCDE: 'Nuestro pronóstico central sigue siendo bastante benigno'. Este modelo de la OCDE aparentemente incluye variables monetarias y financieras. Sin embargo, estas no se toman de los datos, sino que se derivan de supuestos teóricos sobre la relación entre variables "reales", como "la brecha entre el producto real y el producto potencial", y las variables financieras. Como señala Bezemer, el modelo de la OCDE carece de todas las características que dominaron la economía en el período previo a la crisis: "No hay flujos de crédito, precios de activos o aumento del patrimonio neto que impulse un auge de los préstamos, ni pagos de intereses que indiquen una carga creciente de la deuda, y sin stock de balance y variables de flujo que reflejen todo esto'.
En Septiembre del 2007 uno de los principales modelos económicos daba un pronóstico benigno para la economía. Menudo chiste. ¿En serio creéis que los modelos climáticos que se usan para hacer las proyecciones del año 2100 son más fiables? Si acaso son menos fiables. La economía se lleva estudiando siglos, el clima solo unas décadas con medios modernos y antes eran cuatro gatos. Los primeros modelos climáticos son de los años 80, y a los actuales les faltan cosas tan esenciales como la respuesta de la cubierta de nubes al cambio climático por la sencilla razón de que nadie la conoce, así que se parametriza (se le pone un valor sacado del sombrero) al igual que muchas otras cosas para que los modelos reproduzcan el clima pasado y se tiene la esperanza de que unos errores compensen los otros. No es lo suficientemente serio como para basar en ello ninguna decisión.
2. EN CONTRA DE LO QUE PENSARÍAMOS LOS EXPERTOS SON PARTICULARMENTE MALOS HACIENDO PREDICCIONES
Tendemos a pensar que los expertos, por su mayor conocimiento de los temas que investigan, realizan mejores predicciones en sus campos de estudio que los no expertos. Esta creencia se vio sacudida por la investigación de Philip Tetlock quien durante 20 años recogió predicciones de 284 expertos de alto nivel de educación por un total de 82.361 predicciones probabilísticas sobre el futuro. El resultado fue que los expertos eran terribles pronosticadores, malos en el corto plazo y en el largo plazo, y de hecho el 15 % de las cosas que decían que no podían pasar terminaban pasando y el 25 % de las que daban por seguras fallaban. Y perversamente había una relación inversa entre la seguridad que demostraban y lo famosos que eran y los resultados que obtenían. En general los generalistas integradores que dominaban diferentes disciplinas obtenían mejores resultados que los especialistas en una única disciplina. Increíblemente los expertos especialistas eran particularmente malos en las predicciones a largo plazo dentro de su propia especialidad.
Philip Tetlock publicó en 2005 sus investigaciones en un libro que se convirtió en un gran éxito. Sus resultados atrajeron un gran interés y en 2011 la IARPA (Intelligence Advanced Research Projects Activity), una agencia del gobierno de EEUU especializada en inteligencia, organizó un torneo para cinco equipos dirigidos por científicos, el programa Aggregative Contingent Estimation (ACE) donde los equipos debían realizar una serie de predicciones sobre todo tipo de temas, pudiendo reclutar a los expertos que quisieran para analizarlos. Tetlock y sus colaboradores participaron creando su propio equipo con el Proyecto Buen Juicio que a partir de voluntarios seleccionó a personas brillantes de amplios intereses y mediante análisis redujeron el grupo a las personas de mejores cualidades y menores sesgos, que denominaron superpredictores. Con ese grupo barrieron a los expertos año tras año hasta que el programa terminó, demostrando la realidad de sus investigaciones. No se puede confiar en las predicciones de los expertos. ¿Por qué no son buenos pronosticadores los expertos? Tetlock descubrió que con demasiada frecuencia, los expertos afirman saber más sobre el futuro de lo que realmente saben, se resisten a cambiar de opinión frente a pruebas inesperadas y defienden dogmáticamente sus explicaciones deterministas del pasado. En definitiva su superior conocimiento les hace tener la mente cerrada a la posibilidad de equivocarse. Y se equivocan. Vaya si se equivocan. Sobre todo cuando esos expertos climáticos tienen un claro interés económico en hacer esas predicciones catastrofistas, puesto que sus carreras e ingresos dependen de hacerlas, no de que sean ciertas. Ya descubrieron antes que ellos los militares norteamericanos que para recibir una mejor parte del presupuesto necesitaban llenar el mundo de amenazas potenciales.
Otro investigador de la ciencia de la predicción es J. Scott Armstrong, profesor de la Universidad de Pennsylvania que colaboró en el Proyecto Buen Juicio de Tetlock. Autor de "Principios de predicción: Un manual para investigadores y facultativos", también ha fundado la revista Journal of Forecasting de la que es editor. En su artículo de 2015 "Golden rule of forecasting: Be conservative", promueve que para maximizar la precisión, los métodos de pronóstico deben ser conservadores (es decir, consistentes con el conocimiento acumulado del pasado) y apoyarse en métodos simples basados en la evidencia. En un artículo de 2007 titulado "Calentamiento global: pronósticos de los científicos frente a pronósticos científicos" Armstrong criticó fuertemente las predicciones que realizan los científicos climáticos por ignorar completamente e infringir los principios que los estudios sobre la ciencia de la predicción ha identificado como importantes para la realización de predicciones con una mayor probabilidad de cumplirse.
Yo estoy completamente de acuerdo. Las predicciones con que nos obsequian los científicos climáticos son absolutamente salvajes. Los polos se van a fundir, los mares se van a acidificar tanto que extinguiran grupos enteros de animales marinos, vamos a entrar o estamos ya en la sexta extinción masiva, la temperatura del planeta va a subir 5 grados centígrados, el mar va a inundar las ciudades costeras. Nada de todo eso constituye una buena predicción porque no son conservadoras basadas en nuestro conocimiento del pasado y no utilizan métodos simples basados en evidencia. Yo creo que han visto demasiadas películas. Sencillamente no van a pasar pero a la gente le gusta que le asusten.
3. LAS PREDICCIONES CLIMÁTICAS PASADAS NO HAN SIDO ACERTADAS
En ciencia el indicio más claro de que una hipótesis es correcta es que es capaz de hacer predicciones acertadas sobre el futuro o sobre aspectos desconocidos cuando se elabora la hipótesis. Por ejemplo la teoría general de la relatividad de Einstein no solo explicaba la precesión orbital que la teoría de Newton no era capaz de explicar, sino que predecía que la gravedad debía ser capaz de curvar la luz, y que también debería ser capaz de crear ondas gravitacionales que finalmente han sido detectadas recientemente. Y no, no vale predecir que el planeta se va a seguir calentando porque ya lo lleva haciendo desde 1850. Es una tendencia de dos siglos que tiene más probabilidades de continuar en el corto plazo que de cambiar.
La ciencia climática tiene un terrible historial de predicciones. Yo hice una lista de predicciones fallidas y es tremendamente larga y cubre prácticamente todos los temas de que se ocupa, dando la razón a Tetlock y Armstrong. Prácticamente han fallado en casi todo lo que han pronosticado.
Por ejemplo en 1990 el IPCC (Panel Intergubernamental del Cambio Climático de la ONU) nos advertía de un aumento de temperatura mucho mayor del que ha tenido lugar.
Basados en los actuales resultados con modelos predecimos:
-Bajo el escenario de emisiones de gases de efecto invernadero sin modificaciones del IPCC Escenario A), una tasa de aumento de la temperatura media global durante el próximo siglo de aproximadamente 0,3 °C por década (con un rango de incertidumbre de 0,2 °C a 0,5 °C por década), esto es mayor que lo visto en los últimos 10,000 años. Esto resultará en un probable aumento de la temperatura media global de aproximadamente 1 °C por encima del valor actual para 2025 y 3 °C antes del final del próximo siglo. El aumento no será constante debido a la influencia de otros factores.
Estamos ya casi en 2020, 30 años más tarde, y 2025 está a la vuelta de la esquina. Las emisiones de gases de invernadero han sido mayores de lo esperado, pero con respecto a la temperatura los datos oficiales del UK MetOffice muestran que la media de 2018 (último año completo) es 0,3 °C superior a la de 1990. La Tierra se ha calentado un tercio de lo que los modelos predijeron, y lo ha hecho obviamente a un tercio de la velocidad esperada (0,1 °C por década, la mitad del valor más bajo del intervalo de confianza del IPCC). La Tierra se calienta, pero mucho más despacio de lo que predice la teoría, luego la teoría está mal.
En 2007 el IPCC predecía lo siguiente para 2020:
En Africa
Para 2020, se proyecta que entre 75 y 250 millones de personas estarán expuestas a un mayor estrés hídrico debido al cambio climático.
Para 2020, en algunos países, los rendimientos de la agricultura de secano podrían reducirse hasta en un 50%. Se prevé que la producción agrícola, incluido el acceso a los alimentos, en muchos países africanos se verá gravemente comprometida. Esto afectaría aún más la seguridad alimentaria y exacerbaría la desnutrición.
Es obviamente ridículo, la producción de comida no ha dejado de aumentar, y seis años más tarde, en el AR5 se veían obligados a reconocer que:
La confianza es baja para una tendencia observada a escala mundial de sequía o sequedad (falta de lluvia) desde mediados del siglo XX, debido a la falta de observaciones directas, incertidumbres metodológicas e inconsistencias geográficas en las tendencias.
O sea que con los datos ni siquiera pueden demostrar que el calentamiento global provoque sequías y por lo tanto todas las predicciones al respecto son erróneas. Y no me extraña porque en España las precipitaciones durante los últimos 54 años no muestran tendencia alguna. Ni llueve más ni llueve menos. ¿A que es lo que nos cuentan?
Figura 1. El cambio climático no ha causado ningún cambio en la cantidad de precipitación anual sobre el conjunto de España en 54 años según los datos oficiales de la AEMET. ¿Cómo se justifica una emergéncia en un no-cambio? Pues prediciendo que en el futuro las sequías van a ser espantosas. La línea roja es la tendencia lineal de los datos.
En 2010 los científicos del NOAA (National Oceanic & Atmospheric Administration) nos advertían que la frecuencia de los huracanes más intensos se podría duplicar en las próximas décadas. La realidad como nos muestra el Dr. Ryan Maue es que la actividad ciclónica, tanto en energía como en frecuencia está disminuyendo desde principios de los años 90. Incluso el IPCC en el AR5 indica que las bases de datos actuales no apoyan la existencia de tendencias significativas en ciclones tropicales a nivel global.
Nuevamente las predicciones que nos hacen no son ciertas. La teoría debe estar mal.
Con respecto a los incendios el IPCC nos dice:
Se espera que la frecuencia de los incendios aumente con el cambio climático inducido por el hombre, especialmente cuando la precipitación se mantiene igual o se reduce.
…
Varios autores sugieren que es probable que el cambio climático aumente la cantidad de días con condiciones severas de fuego, prolongue la temporada de incendios y aumente la actividad de los rayos, todo lo cual conduce a aumentos probables en la frecuencia de incendios y áreas quemadas.
Y sin embargo a nivel global el área quemada por incendios cada año ha disminuido en un 24% entre 1998 y 2015 según los datos de satélite analizados por los científicos de la NASA. Los científicos creen que la reducción en los fuegos forestales está incrementando en un 7% la cantidad de CO2 almacenada en las plantas.
Justo lo contrario de lo que nos dicen. Empieza a ser un patrón.
Tienen mucha suerte de que la gente ni se acuerda ni investiga las predicciones pasadas, porque al hielo de la banquisa ártica los científicos lo han dado por finiquitado para el 2008, 2012, 2013, 2016 y 2030. Y sin embargo la extensión de la banquisa ártica en Septiembre de 2019 ha sido superior a la de 2007, y en 12 años no muestra tendencia descendente. Desde luego eso no es ni lo que predijeron ni lo que nos cuentan. Su entendimiento de qué afecta a la extensión de la banquisa ártica es nulo porque no fueron capaces de prever que pudiera no disminuir en doce años… y contando.
Figura 4. La extensión de hielo marino ártico lleva desde 2007 sin decrecer. ¿Cuanta gente lo sabe? Ni es lo que predijeron ni es lo que nos cuentan. Datos: National Snow & Ice Data Center.
En 1989 Noel Brown, un director del Programa Medioambiental de las Naciones Unidas (UNEP) nos dijo que si para el año 2000 no revertíamos el calentamiento global naciones enteras podrían ser borradas de la faz de la Tierra por la subida del nivel del mar. La realidad es que investigaciones utilizando imágenes desde los años sesenta muestran que el 85 % de las islas del Pacífico o bien están creciendo o mantienen su tamaño, y que las pocas que decrecen son algunas de las que tienen un tamaño muy pequeño (< 10 Ha).
Figura 5. Gráfica que muestra las 709 islas analizadas en el estudio, que confirma estudios anteriores, indicando que el 85 % de las islas no muestra reduciones significativas de tamaño y que la cifra llega al 100 % cuando se analizan las islas mayores de 10 Ha. En horizontal el tamaño de las islas y en vertical la variación de tamaño en porcentaje. Fuente: Duvat, VK (2019) A global assessment of atoll island planform changes over the past decades. Wiley Interdisciplinary Reviews: Climate Change, 10 (1), e557.
Y qué decir de las predicciones de refugiados. En 2005 Janos Bogardi y en 2008 Srgjan Kerim, ambos altos cargos de la ONU, dijeron a la asamblea general y al mundo que para 2010 habría 50 millones de refugiados climáticos. Hasta hicieron un mapa para mostrar de dónde iban a venir.
Figura 6. Los 50 millones de refugiados que iban a producirse para el 2010 vendrían de amplias zonas sujetas a desertización (amarillo), inundaciones (azul) y ciclones (morado). El mapa de la UNEP fue hecho desaparecer en 2010 pero ha sido salvado para la posteridad en Time Machine.
Obviamente no vinieron, pero ello no evitó que Cristina Tirado de la Universidad de California Los Angeles reciclara la predicción en 2011 diciendo que en realidad esos 50 millones de refugiados van a llegar huyendo de hambrunas provocadas por el cambio climático para el año que viene (2020). De momento van cincuenta millones cortos, porque la cifra ronda el cero. En realidad solo sabemos de una persona de Kiribati que reclamara el estatus de refugiado climático en Nueva Zelanda, y le fue denegado enviándosele de vuelta a Kiribati.
Finalmente otro indicio de que la teoría es incorrecta es la incapacidad de predecir cosas que sí pasaron, como el reverdecimiento del planeta debido al efecto fertilizador del CO2, que ha sido confirmado por numerosos estudios utilizando satélites. Tampoco fueron capaces de predecir el gran crecimiento en biomasa forestal que ha tenido lugar en el mundo, cuando lo único de lo que saben hablar es de deforestación.
Y por supuesto les pilló completamente por sorpresa la reducción de la velocidad de calentamiento de la Tierra que se conoce como la Pausa, que estabilizó las temperaturas entre 1998 y 2014 y que para más bochorno fue identificada por un científico paleoclimático escéptico, Robert Carter. De acuerdo a la teoría el gran incremento de CO2 que ha tenido lugar, si realmente es responsable del calentamiento, debería hacer muy improbables los periodos largos sin calentamiento. Una reducción en la velocidad de calentamiento no es algo que hubieran predicho.
Cabe esperar que ninguna de las exageradas predicciones que siguen sacando con regularidad se cumpla tampoco, pero como van aprendiendo de tanto fallo, ahora hacen sus predicciones para 2100, cuando el asunto se habrá vuelto irrelevante y ya estarán muertos. El problema es que una hipótesis que no predice nada que pueda ser contrastado no es una hipótesis falsificable y al no poderse demostrar si es falsa deja de ser una hipótesis científica y pasa a ser una creencia.
4. LAS TENDENCIAS CLIMÁTICAS NO MUESTRAN NI DE LEJOS LA ACELERACIÓN QUE PRESENTA EL INCREMENTO DE NUESTRAS EMISIONES
De acuerdo con el IPCC el 120 % del calentamiento reciente es debido a nuestras emisiones (otros factores como los aerosoles enfrían dando un 100 % antrópico. IPCC AR5 SYR Figure SPM.3). Esta hipótesis se tambalea cuando uno observa en los datos el poco efecto que el tremendo aumento de nuestras emisiones desde 1950 ha tenido en las tendencias climáticas que ya venían cambiando desde antes. Supongo que habréis observado que a menudo nos dicen que el planeta se ha calentado un grado desde 1900, sin embargo nuestras emisiones fueron muy bajas durante la primera mitad del siglo XX, cuando la mayoría de los países no estaban (o muy poco) industrializados. Si nuestras emisiones no pueden ser responsables de ese calentamiento temprano ¿por qué estamos tan seguros de que lo son de la casi totalidad del calentamiento más reciente? Y aún más, ¿por qué el mundo se calienta a casi la misma velocidad ahora que cuando no emitíamos cantidades apreciables de gases de invernadero?
Desde 1950 hemos emitido el 86 % de nuestras emisiones totales de CO2, mientras que entre 1900 y 1950 emitimos tan solo el 11 %. Eso se refleja en que a partir de 1950 se dispara el incremento en los niveles de CO2 en la atmósfera desde menos de una parte por millón (ppm) por año a más de 2,5 ppm/año que sube actualmente. Sin embargo a pesar de emitir ocho veces menos CO2, en el periodo entre 1900 y 1950 se observó un calentamiento de unos 0.5 °C, mientras que en el periodo 1950-2018 con emisiones ocho veces mayores el calentamiento observado fue de unos 0.8 °C. Tan solo 0.3 °C de diferencia. ¿Es ese el efecto del tremendo incremento de CO2 que induce a declarar una emergencia climática, 0,3 °C más en un periodo de siete décadas que cuando emitíamos muy poco?
Figura 7. La temperatura media del planeta (línea negra gruesa) ha subido con bajas y altas emisiones de carbono (línea roja) de una manera no muy distinta, a pesar de que es a partir de 1950 cuando se disparan nuestras emisiones y los niveles de CO2 de la atmósfera empiezan a subir rápidamente. Datos de temperatura HadCRUT4, datos de emisiones Boden et al., 2017, datos de incremento de CO2 atmosférico Law Dome hasta 1958 y NOAA desde entonces. A este último dato, dado su alto nivel de ruido se le ha aplicado un filtro gaussiano. La línea negra fina es un ajuste polinómico.
Nadie tiene una explicación satisfactoria de la causa del calentamiento entre 1910 y 1945, lo que lleva a cuestionarnos si sabemos realmente qué está causando el calentamiento reciente. Los datos apoyan que el CO2 puede haber contribuido al calentamiento, pero no apoyan que sea la causa dominante y mucho menos la responsable de todo el calentamiento como indica el IPCC. Y no es solo la temperatura, casi todos los parámetros climáticos muestran una preocupante falta de la aceleración que cabría esperar si fueran causados por nuestras emisiones. Preocupante en cuanto a que indica que podemos haber equivocado nuestro diagnóstico de la causa, y si eso es así la solución propuesta de reducir nuestras emisiones tendrá un impacto insignificante en el clima. El impacto en nuestros bolsillos puede ser demoledor.
La subida del nivel del mar ha sido estudiada con los registros de mareógrafos que en algunos casos existen desde el siglo XVIII, y más recientemente mediante satélite. Ambos tipos de medidas son muy distintas en su naturaleza y en el lugar donde se realizan, por lo que deben estudiarse por separado. Se sabe que el nivel del mar está subiendo desde al menos 1800, por lo que es obvio que no sube solo por el efecto de nuestras emisiones. Además los expertos observan una aceleración muy pequeña, de 0,01 mm/año^2 que es la que ha hecho que pasara de no subir antes de 1780 a subir 3 mm/año actualmente. Dicha aceleración no parece haber sido afectada por nuestras emisiones, que como hemos visto deben actuar principalmente a partir de 1950.
Figura 8. a) Nivel del mar desde 1700 hasta 2000 basado en mareógrafos. b) En negro la velocidad con la que cambia el nivel del mar en mm/año. Se observa una oscilación cíclica de unos 65 años en la velocidad. En azul (añadido) el incremento de la velocidad con respecto al tiempo nos da la aceleración en la pendiente de la recta, que es relativamente constante y de unos 0,01 mm/año^2. En rojo (añadido) las emisiones de CO2 en miles de millones de toneladas de carbono. Como podemos observar la emisión de cantidades brutales de CO2 a partir de 1950 no ha tenido un efecto perceptible ni en la velocidad ni en la aceleración que muestra la subida del nivel del mar. Figura original: Jevrejeva, S et al. (2008) "Recent global sea level acceleration started over 200 years ago?." Geophysical Research Letters 35.8.
Con las mediciones por satélite que se realizan desde 1993 pasa lo mismo. A pesar de que nuestras emisiones de CO2 se han incrementado en un 66% en estos 25 años, no se observa aceleración en la subida del nivel del mar. De hecho los mismos científicos encargados de medirlo lo dicen:
Fasullo, JT, et al (2016) Is the detection of accelerated sea level rise imminent?. Scientific reports, 6, 31245.
Figura 9. Medición por satélite de la subida del nivel del mar desde 1993. La media para todo el periodo es de 3,3 mm/año.
Es obvio que aún no han sido capaces de detectarla. Entonces si la aceleración es tan pequeña que no es perceptible en 25 años, y la subida del nivel del mar no ha respondido a nuestras emisiones desde 1950, ¿de dónde se sacan que el nivel del mar va subir varios metros para el 2050 y el 2100? Y sobre todo, ¿por qué piensan que reducir nuestras emisiones tendrá algún efecto sobre la subida del nivel del mar? Lo más probable es que no lo piensen y no estén siendo sinceros al respecto.
¿Qué hay acerca de la fusión de los hielos? Les encanta ponernos imágenes de grandes trozos de hielo cayendo al mar, como si eso no pasara todos los años desde siempre. El hielo crece sobre tierra y se desplaza hasta caer al mar. Está claro que con el calentamiento de la Tierra la criosfera está reduciendo su tamaño, pero de nuevo encontramos que lo lleva haciendo desde más o menos 1850. Los expertos nos dicen que los glaciares se están reduciendo a gran velocidad desde entonces, a pesar de nuestras escasas emisiones antes de 1950.
Figura 10. En rojo, disminución media de la longitud de 169 glaciares distribuidos por todo el mundo en metros con respecto a 1950. En negro, la exclusión de los 90 glaciares de los Alpes demuestra que el cambio fue similar a nivel global. En azul (añadido) las emisiones de CO2 en miles de millones de toneladas de Carbono de acuerdo a Boden et al., 2017. Los glaciares empezaron a decrecer en longitud entre 1800 y 1850, cuando aún no habíamos empezado a emitir, y sufrieron su mayor reducción entre 1850 y 1950, cuando nuestras emisiones era comparativamente bajas. La reducción de su longitud ha disminuido en velocidad desde 1950 coincidiendo con el tremendo aumento de nuestras emisiones. Figura original: Oerlemans, J. (2005). Extracting a climate signal from 169 glacier records. Science, 308 (5722), 675-677.
Y además tenemos evidencia fotográfica de ello por si alguien no se cree lo que demuestran los científicos.
Figura 11. Fotografías realizadas desde una posición similar del Glaciar del Ródano en los Alpes suizos en las fechas indicadas. Podemos observar la rápida reducción de la masa de hielo del glaciar que permitió la sucesiva construcción de infraestructura turística en zonas anteriormente cubiertas de hielo.
Entre 1850 y 1900 el nivel de CO2 en la atmósfera subió en 9 ppm, lo que hoy sube en tres años y medio. Resulta obvio que el incremento de los gases de invernadero no fundió masivamente los glaciares entre 1850 y 1900 y está por demostrar que sea responsable de que se sigan fundiendo, independientemente de que algo pueda contribuir.
¿Tenemos evidencias de que nuestras emisiones hayan acelerado el proceso sustancialmente? Algún astuto lector ya se imaginará que si la subida del nivel del mar no se acelera significativamente debe ser porque el hielo de la criosfera tampoco se funde mucho más deprisa. Nos hablan mucho de la pérdida de hielo de Groenlandia. Groenlandia pierde hielo a través de sus glaciares, porque lo que nieva cada año en Groenlandia suele ser más que lo que se funde en toda su superficie. Sin el retroceso de sus glaciares Groenlandia estaría ganando hielo. De entre todos los glaciares de Groenlandia el más famoso es el Jakobshavn Isbræ, uno de los más grandes y rápidos de Groenlandia. A menudo nos hablan de este glaciar para ilustrar el calentamiento de origen humano. Sin embargo los científicos tienen datos que demuestran que este glaciar también está reduciendose desde 1850, y que el ritmo al que lo hace no tiene absolutamente nada que ver con el incremento de los niveles de CO2 en la atmósfera.
Figura 12. Posición frontal del Jakobshavn Isbræ desde 1850 hasta el presente. A la figura original le he añadido el perfil de septiembre de 2017 tomado de una imagen por satélite y en rojo la gráfica de los niveles de CO2 en la atmósfera, hasta 1958 del análisis del testigo de hielo de Law Dome y desde 1959 hasta 2007 del NOAA. Figura original: Weidick, A & Bennike, O (2007) Quaternary glaciation history and glaciology of Jakobshavn Isbræ and the Disko Bugt region, West Greenland: a review (Vol. 14). Copenhagen: Geological Survey of Denmark and Greenland.
Para sorpresa de los científicos el Jakobshavn Isbræ está creciendo desde hace tres años. Nadie sabe lo que hará en el futuro, pero lo que parece evidente es que no dependerá de nuestras emisiones.
El indiscutible declive de los glaciares en un planeta que se calienta también sirve para demostrar la poca fiabilidad de las exageradas predicciones de los científicos sobre el cambio climático. Este cartel explicaba a los visitantes del Glacier National Park (EEUU) que los modelos climáticos pronosticaban la desaparición de los glaciares del parque para el año 2020. Obviamente lo que desapareció fue el cartel porque los glaciares siguen allí y el cartel había pasado a ser evidencia de lo poco fiables que son las predicciones climáticas.
Figura 13. Imagen tomada en el Glacier National Park en 2017 prueba evidente de la estupidez climática.
En conclusión el cambio climático es real y es muy probable que nuestras emisiones contribuyan a él, pero dado que es un fenómeno con 170 años de duración, y nuestras emisiones no lo han acelerado de forma importante cabe concluir que es posible que no esté dominado por nuestras emisiones y en ningún caso constituye una emergencia.
5. TODOS LOS INDICIOS DE UNA CAMPAÑA DE VENTAS DE UN PRODUCTO DEFECTUOSO ESTÁN PRESENTES EN LA EMERGENCIA CLIMÁTICA
Al investigar el cambio climático me daba muy mala espina observar como se presentaba públicamente solo un lado de la evidencia, ocultando lo que no encajaba con la historia oficial y como se atacaba a quienes osaban cuestionarla. Eso en ciencia es muy inusual porque normalmente se discuten los argumentos, la evidencia, las interpretaciones y las hipótesis, pero no se ataca a las personas. Al final la evidencia de que nos están vendiendo un producto defectuoso es abrumadora.
a) Desinformación
Se utiliza la lógica para inducirnos a creer lo contrario de lo que está pasando realmente. Puesto que sube el nivel del mar nos dicen que islas y naciones enteras van a desaparecer tragadas por las aguas, a pesar de que la evidencia demuestra que durante las últimas décadas la mayoría de las islas y todas las mayores de 10 Ha o no han cambiado de tamaño o han crecido. Puesto que el hielo de la banquisa ártica se ha reducido de manera importante nos dicen que los osos polares corren peligro de extinción, sin embargo los datos disponibles indican que hay más osos polares que en los últimos 50 años, y que llevan incrementando su número desde los años 70 cuando se reguló su caza. En todos los casos evitan mostrar la evidencia que apoye lo que nos dicen porque en realidad la evidencia lo contradice. Puesto que hace más calor nos dicen que va a haber más sequías, más huracanes, más incendios. Los datos en cambio nos muestran que cuando hay cambios son decrecientes. La emergencia se declara por lo que se dice, no por lo que los datos muestran.
b) Mezcla de temas
A nadie se le ha pasado por alto que en cuanto se ponen a hablar de los efectos del cambio climático en seguida se pasan a la polución, hablando de la contaminación de las ciudades, de los plásticos del mar, o de los animales en peligro de extinción. Son asuntos importantes que no tienen nada que ver con el clima y que reciben menos atención y recursos de los que debieran porque estos se desvían a la lucha contra el cambio climático. Aún mezclan más los asuntos al referirse a las emisiones de CO2 como contaminante. El CO2 es una molécula absolutamente imprescindible para la vida, que todos los seres vivos producimos de forma natural, no es un contaminante y el hecho de producirla también artificialmente no la convierte en contaminante. Tratan de vender la lucha contra el cambio climático como parte de una lucha más general contra la contaminación con la que todo el mundo está de acuerdo. Es una táctica vendedora donde las haya, poner el producto en un pack con productos que se venden mejor.
c) Exageración
La realidad del cambio climático es bastante modesta, y la prueba es que el planeta lleva calentándose desde 1850 y hasta hace bien poco a todo el mundo le parecía muy bien. De pronto la misma subida del nivel del mar va a resultar peligrosísima, y la sequía y los fenómenos extremos del tiempo (huracanes, inundaciones, tormentas polares) se van a abatir sobre nosotros. Pero el calentamiento global fue identificado hace 40 años, y en ese tiempo no hemos visto que haya pasado nada de todo eso. Eso sí, cada vez que hay una catástrofe natural siempre hay alguien que culpa al cambio climático y cuando se les hace notar que las catástrofes naturales han tenido lugar desde siempre nos dicen que el cambio climático las está haciendo más frecuentes y peores. Pero cuando se les piden los datos que lo demuestren no los tienen. Lo más que hacen es mostrar datos de pérdidas económicas, pero en un mundo con un PIB en crecimiento y una población en crecimiento, y en el que además se construye sin consideración al peligro de catástrofes naturales es lógico que los daños económicos aumenten. Cuando se corrige por PIB resulta que los daños económicos están disminuyendo en proporción, y además constituyen un porcentaje muy pequeño del PIB mundial, en torno a un 0,20 %.
Figura 14. Pérdidas económicas globales debidas a fenómenos del tiempo atmosférico expresadas en porcentaje del PIB mundial. La tendencia (línea roja) es decreciente y el primer semestre de 2019 ha sido particularmente buena. Datos de las aseguradoras Munich Re (negro) y Aon (gris). Fuente: Roger Pielke Jr.
Y por si fuera poco en un mundo cada vez más poblado el número de gente que muere por catástrofes naturales ha caído en picado, porque ahora se dispone de medios de prevención, aviso y rescate, y nos preparamos desde antes de que tenga lugar la catástrofe natural.
Figura 15. Número de muertes anuales (promedio por décadas) debidas a fenómenos naturales. En azul las muertes debidas a fenómenos relacionados con el tiempo atmosférico (inundaciones, sequías, tormentas, incendios y temperaturas extremas). En rojo las muertes debidas a fenómenos naturales no relacionados con el tiempo atmosférico (terremotos, tsunamis y volcanes). Lo sorprendente es que la reducción ha tenido lugar a pesar del enorme crecimiento de la población durante el periodo. Fuente: Bjorn Lomborg.
¿Cómo se justifica una emergencia, que algunos comparan con el esfuerzo durante la segunda guerra mundial, contra algo que cada vez causa menos muertes y proporcionalmente menos daños económicos? Mintiendo, claramente.
d) Supresión de información
El control de los medios permite que la información que llega a la gente sea seleccionada y se le de un sesgo absolutamente negativo, suprimiendo cualquier dato que permita el más mínimo resquicio de interpretación positiva de ningún aspecto del cambio climático. La gente ignora que gracias al cambio climático y al aumento de CO2 la productividad del planeta está aumentando, la superficie foliar detectada por los satélites se está incrementando y los desiertos se están reduciendo. Un planeta más productivo es un planeta que soporta más seres vivos. La gente ignora que allá donde los humanos no lo impiden la masa forestal está creciendo. En España cada vez hay más árboles. La gente ignora que el frío mata a más gente que el calor incluso en los países templados por lo que el calentamiento global reduce el número de muertes atribuidas a efectos de la temperatura. En España tanto el número de muertes debidas al frío como el de las debidas al calor está disminuyendo pero si a alguien se le ocurre decir que el calentamiento global salva vidas se lo comen vivo, porque el cambio climático debe ser todo negativo, nada positivo.
Figura 16. Evolución de la mortalidad atribuible al frío (izquierda) y al calor (derecha) en España. En color están los datos observados, en negro un modelo de adaptación variable a una temperatura constante, y en gris un modelo de adaptación constante a una temperatura variable. Fuente: Vicedo-Cabrera AM et al (2018) "A multi-country analysis on potential adaptive mechanisms to cold and heat in a changing climate." Environment international 111: 239-246.
Lo cierto es que los efectos positivos del cambio climático hasta el presente son medibles e importantes, mientras que los negativos son pequeños y en la mayoría de los casos imaginarios, por eso es tan importante que el público no sepa de los efectos positivos.
e) Invisibilización de los que disienten
Hace muchos años había debates entre quienes defendían que el cambio climático era de origen humano y peligroso y quienes no. Pero eso cambió cuando los científicos partidarios del origen humano, hartos de perder los debates, se negaron a debatir con escépticos, ilustrado por el programa de televisión de 2013 donde Gavin Schmidt rehusó permanecer en el set cuando hablara Roy Spencer. Posteriormente empezaron las quejas de que los medios prestaban excesiva atención a los escépticos, y en 2018 la BBC estableció la política de no incluir "negacionistas" en la cobertura del cambio climático, al tiempo que establecía la obligatoriedad de seguir un curso en como informar del cambio climático. Sin proclamarlo casi todas las cadenas principales han tomado la mismas medidas. La gente solo puede recibir una visión del cambio climático y los que disienten deben desaparecer. Además los meteorólogos son aleccionados a cómo transmitir un mensaje único y cohesionado sobre el cambio climático. Mónica López, meteoróloga de TVE, es la presidenta de la Asociación de Comunicadores de Meteorología y en la conferencia Change the Change en San Sebastián en Marzo de 2019 explicaba como transmitir un mensaje único. Ni en sus peores pesadillas podía George Orwell imaginar un sistema mejor. No recibiréis ninguna información contraria al dogma climático si os atenéis a los medios oficiales. Y sus intentos de controlar la información libre de internet con etiquetas de "fake news" y la presión sobre Google y Facebook para que eliminen la "desinformación" climática podrían tener éxito.
f) Descalificación de los que disienten
Cuando se insulta a los que piensan diferente ello constituye una luz roja de alarma ante un dogma intolerante que se trata de imponer sin argumentos. El dogma establece que el cambio climático que estamos observando es por culpa de nuestras emisiones y que constituye un grave peligro que requiere acción urgente. Cualquiera que disienta o simplemente dude de ese dogma en cualquier aspecto es denominado un "negacionista" y no importa en absoluto que la ciencia no lo haya demostrado. El término es derogatorio por asimilación con la negación del Holocausto, lo que colocaría a los científicos escépticos en el mismo plano que a quienes comenten un delito en Alemania y otros países. Los últimos insultos son de Pedro Sánchez llamando fanáticos y Javier Bardem llamando estúpidos a quienes no comulgan con el dogma climático. Lo que hay que oír, un presidente al que le escribieron la tesis plagiada y un actor que vive de fingir lo que no es al tiempo que propugna para los demás una vida libre de emisiones que él no lleva. Además se acusa a los escépticos de estar a sueldo del Big Oil por aquello de acusar a los demás de lo que uno es culpable. No solo las grandes petroleras se gastan fortunas en apoyar esfuerzos climáticos para mejorar su imagen, sino que la ONU, los gobiernos y la industria del cambio climático riegan de dinero, premios y subvenciones a quienes promueven la idea de un cambio climático catastrófico. Todos los premios son para los alarmistas y como ejemplo está el premio fronteras del conocimiento de 400.000 € que otorga la fundación del BBVA en la categoría de cambio climático. No hay dinero para los escépticos, que son perseguidos e insultados mientras los alarmistas se embolsan toda la pasta entre aplausos. No es extraño que los científicos apoyen el dogma en su gran mayoría, al menos en público. Les trae problemas sin fin hacer público su escepticismo y grandes beneficios proclamar el dogma.
g) Falsos símbolos
Nada para promocionar una causa como un símbolo y el elegido por los luchadores contra el cambio climático es el oso polar. El problema es que es un símbolo falso. Se calcula que hay entre 25.000 y 35.000 osos polares lo que es un número muy respetable para un predador en la cúspide de la cadena alimenticia que vive en un entorno tan difícil. No está de ninguna manera en peligro de extinción, ni siquiera en un estado preocupante. Los osos polares están incrementando su población desde que en 1973 se reguló su caza. En 1996 se le sacó de la Lista Roja de IUCN de animales en peligro de extinción y se le situó en situación poco preocupante por su aumento de población. En 2008 se le puso por motivos de preocupación por el cambio climático, concretamente por la disminución de la extensión de hielo, en el Acta de Especies en Peligro (ESA) de los EEUU (USFWS), sin ninguna evidencia de que su número se estuviera reduciendo. Sin embargo la última estimación de población por IUCN en 2015 fue de 26.000 ejemplares, a pesar de lo cual se le rebajó el estatus a vulnerable para reducir el contraste con la ESA, y desde entonces los estudios elevan ese número a 28.500. Los osos son ahora tan abundantes que se producen una gran cantidad de avistamientos y ha aumentado el número de personas atacadas, a lo que los propagandistas le dan la vuelta y dicen que es que los osos están desesperados por el cambio climático. Al parecer pasa a menudo que a los animales en peligro de extinción se les vea cada vez más antes de desaparecer del todo. En cualquier caso el estatus del oso polar como símbolo se tambalea. No ayuda que su principal comida sean los bebes de foca. Le andan buscando sustituto y lo han intentado brevemente con las morsas, pero al parecer tampoco dan el perfil.
Figura 17. El asentamiento ruso de Belushya Guba fue invadido por hordas de osos polares en Febrero de 2019 por dejar la basura tirada en una época del año en que los osos llevan varios meses sin comer y hay hielo para aburrir. A partir de mediados de Marzo las focas comienzan a parir y empieza el festín. Es cuando hay más hielo en el Ártico, pero los años en que el hielo es muy espeso en algunas zonas los osos tienen mayores dificultades para cazar focas.
h) Campañas de marketing con cambio de marca
El re-etiquetado del producto bajo distinta marca cuando no se vende bien es la típica estrategia de marketing (rebranding). El calentamiento global era un nombre descriptivo, pero tenía el problema de que en invierno no se vendía bien. Cambio climático era un nombre más blando, pero tenía la ventaja de poderse aplicar a todo. Si caía una nevada como no se había visto en décadas, se podía echar la culpa al cambio climático. Pero la gente se resistía, el número de escépticos es relativamente alto en los países anglosajones y disminuye muy lentamente. Se intentó brevemente con disrupción climática y la intraducible "global weirding" (volverse raro), pero ambas fracasaron estrepitosamente. Crisis climática tenía un cierto nivel de aceptación entre los científicos pero la palabra crisis está muy abusada por la sociedad y lo mismo vale para un matrimonio que para una situación de insatisfacción personal. Pero este año parecen haber encontrado la marca perfecta, emergencia climática. Emergencia es perfecta porque está asociada a situaciones de claro e inmediato peligro que obliga a una respuesta igualmente rápida. Con la potente maquinaria de propaganda detrás su uso se ha extendido como la pólvora. The Guardian la declaró expresión preferida a cambio climático en Mayo. Los diccionarios Oxford han hecho su parte declarando "emergencia climática" la palabra del año 2019. Lo sé, no es una palabra, son dos.
Figura 18. El uso de la expresión "emergencia climática" ha estallado en 2019 desde su ausencia anterior, obviamente por su uso coordinado en los medios. ¿Por qué se ha convertido el cambio climático en una emergencia en 2019? Fuente: Oxford dictionaries.
Con una nueva marca más adecuada ha sido también el momento de dirigirse a un sector objetivo más crédulo y fácil, los jóvenes. Ahí la penetración del producto podrá superar fácilmente el 90 %.
i) Manipulación de los jóvenes
Las investigaciones de Justin Barrett sugieren que todos nacemos creyentes, programados biológicamente para creer en cosas para las que no hay evidencia. Eso explicaría en parte por qué las religiones son una característica universal en todas las culturas. También explica en parte por qué los jóvenes resultan más fáciles de indoctrinar si se les expone únicamente a una versión dogmática y sin fisuras ni contradicciones. Lleva tiempo y esfuerzo convertirse en un escéptico. A menudo se logra después de que a uno le hayan engañado muchas veces y siempre requiere plantearse las razones por las que uno cree en las cosas en ausencia de evidencia, algo que a la gente en general no le gusta hacer.
Los manipuladores del cambio climático llevan mucho tiempo reclutando niños para sus campañas, como el caso de los 21 niños, incluyendo a la nieta del científico activista James Hansen, que en 2015 llevaron a juicio al gobierno federal de los EEUU en el caso Juliana vs. US, que aún está por resolverse. Sin embargo fue con el reclutamiento de Greta Thunberg en Suecia donde finalmente consiguieron el éxito. Greta es una niña disfuncional perteneciente a una familia disfuncional. Padece el síndrome de Asperger un trastorno neurobiológico que entre otras cosas le confiere una baja sociabilidad, falta de empatía, intereses limitados e interpretación literal de lo que se le dice. Sheldon Cooper, el personaje de la serie cómica "The Big Bang Theory", es una muy buena caracterización de una persona con síndrome de Asperger según el actor que lo interpreta. El síndrome de Asperger hace a Greta Thunberg particularmente susceptible a creerse a pies juntillas lo que le dicen del cambio climático y a dedicar todo su esfuerzo a ello. Sin embargo no es lo que necesita. Lo que le están haciendo a esta niña debería calificarse como maltrato infantil. Toda la atención que recibe, el ser amada y odiada por millones de personas que no conoce, el tener que hablar ante multitudes, el andar de un lado para otro acompañada de adultos que la guían y entrenan en lo que debe decir, es lo contrario de lo que necesita alguien con su condición. A su edad debería estar en un entorno estable, jugando, aprendiendo a socializar, yendo al colegio y al psicólogo para mejorar sus limitaciones. Esta siendo utilizada por la maquinaria climática para aumentar la venta de la emergencia climática en el sector juvenil con la colaboración de sus padres y esperemos que no termine siendo un juguete roto.
6. CONCLUSIÓN: NO HAY EMERGENCIA CLIMÁTICA
Cada cual es libre de creer en lo que quiera, y entiendo que si nos están sometiendo a una campaña brutalmente intensa sobre el cambio climático y se suprime la posibilidad de que nos lleguen mensajes contradictorios la inmensa mayoría opte por creer lo que se le dice. Sin embargo siempre ha sido sano no creerse mucho lo que a uno le dicen pero no le demuestran.
El calentamiento global se está desacelerando desde mediados de los 90. Esto es algo que nadie os va a decir pero que no tenéis por qué creéroslo. A diferencia de ellos yo os digo como podéis comprobarlo con facilidad vosotros mismos en 15 minutos. No tenéis mas que bajaros la base de datos de temperaturas globales HadCrut 4.6 de la Oficina Meteorológica del Reino Unido. El dato que interesa es la segunda columna (la primera son los meses), que corresponde a la anomalía mensual en °C con respecto a la media de 1961-1990. Copiáis o importáis esa columna a Excel (en Rankia la gente sabe usar Excel, ¿no?). No tenéis mas que restarle a cada dato el anterior para tener la variación de temperatura mensual, es decir la variación de temperatura con respecto al tiempo que es la velocidad a la que se calienta la Tierra. Luego halláis la media móvil centrada de 181 meses (15 años) y multiplicáis esos datos por 12 para tener la velocidad media de calentamiento en °C por año. Lo que sale es la curva negra de esta gráfica:
Figura 19. Velocidad de variación de la temperatura mensual de la Tierra de enero de 1850 a octubre de 2019 representada en su media centrada de 181 meses (15 años) entre enero de 1900 y octubre de 2019 (línea gruesa negra). La línea fina es un ajuste polinómico (grado 6) de tendencia. En rojo la variacion de nuestras emisiones de CO2 en miles de millones de toneladas de carbono (ver figura 7). En amarillo la actividad solar en número mensual de manchas solares con un filtro gaussiano para compensar los altibajos del ciclo solar de 11 años. En azul el incremento de velocidad media de calentamiento entre 1925 y 1995.
La velocidad de calentamiento de los años 1980-90 es de solo 0,005 °C/año (medio grado por siglo) superior a la de los años 1920-30. Pero ni siquiera esa pequeña diferencia (en azul) puede ser achacada completamente al incremento de CO2, puesto que durante ese tiempo ha tenido lugar el máximo solar moderno (1935-2005, en amarillo), un largo periodo de actividad solar por encima de la media que razonablemente también ha debido contribuir al calentamiento. Para colmo desde mediados de los 90 la velocidad de calentamiento se está reduciendo mientras que nuestras emisiones se incrementan mucho. Llegados a este punto, el escepticismo es la única posición racional. El comprobar que esto es cierto está al alcance de cualquiera. La velocidad de calentamiento de la Tierra no parece responder mucho a nuestras emisiones, y además sigue un ciclo de unos 65 años que fue descubierto en 1994 por Schlesinger y Ramankutty y que es sistemáticamente ignorado por el IPCC porque es incompatible con el alarmismo. En contra de lo que nos dicen lo que ahora toca es que la Tierra se caliente más despacio, no más deprisa. A pesar de que el incremento de CO2 continúa, el calentamiento se está frenando.
Parte de la prisa que tienen con la emergencia climática es que la reducción de la velocidad de calentamiento empieza a ser muy evidente en los datos y eso implica saber ya que los escenarios alarmistas no se van a cumplir y además resulta muy difícil explicar la reducción de velocidad si el CO2 está subiendo cada vez más deprisa en la atmósfera (2,5 ppm por año, figura 7). Lo que nos espera a continuación son los inviernos fríos de 2019-20 y 2020-21 debido al mínimo solar, que nos atiza el vórtice polar con sus frentes de aire polar cargados de nieve, y en 2020 debería llegar La Niña que acompaña el inicio de un nuevo ciclo solar como han descubierto los astrofísicos Leamon y col., algo que también ignora el IPCC porque no reconoce efectos solares indirectos. Lo opuesto al Niño, La Niña viene acompañada de una reducción de la temperatura global en superficie. Durante la próxima década no nos espera calentamiento, o muy poco, y aunque a la maquinaria del cambio climático no la para ya ni la llegada de la siguiente glaciación (seguiría siendo culpa de nuestras emisiones), es indudable que el número de escépticos aumenta cuando los datos contradicen el dogma; y el escepticismo es la kriptonita de los alarmistas que requieren de la fe de la gente y de su buena disposición a ser desplumada por una buena causa.
En la conferencia de Madrid de esta semana ya se han quitado la careta y nos dicen bien a las claras que el gran objetivo para esta cumbre es establecer "un mercado global de carbono que permita a los países (y a través de ellos a las empresas) intercambiar compensaciones [léase flujos de capital], con el establecimiento de un sistema totalmente nuevo que vincule los mercados de carbono existentes". Nos lo pueden decir más alto pero no más claro, esto es un asunto de pasta y los que la vamos a poner para que se la lleven los de siempre somos nosotros, claro está.
El mercado global del carbono alcanzó en 2018 los 144.000 millones de euros. Hay que entender que éste es dinero que va de las empresas de ciertos países a las empresas de otros países. Dinero que proviene de una tasa al aire (un componente del aire) que se recauda cobrandoselo a los clientes de esas empresas que en esencia somos todos. El 90 % de ese dinero corresponde solo al mercado de la Unión Europea. Por eso quieren extender el negocio al resto del mundo. Y el flujo de dinero se dirige a determinados países que ejercen una fuerte presión para que la UE avance en la legislación climática en contra de países más reticentes. Uno de los países que más se beneficia de la industria climática es no casualmente la Suecia de Greta Thunberg. Ikea es uno de los principales financiadores de la European Climate Foundation, un grupo radicado en Bruselas cuyo objetivo es conseguir que se cumplan los acuerdos de París. Cuando a nosotros nos cobran en nuestra factura de la luz la tasa de carbono por generar la electricidad produciendo CO2, la empresa española que genera esa electricidad debe transferir esas tasas a una empresa que consuma CO2, por ejemplo una empresa sueca que plante árboles para producir madera. Esos árboles subvencionados son después adquiridos a menor precio por Ikea que los utiliza para hacer muebles más baratos con los que eliminar a la industria del mueble español menos competitiva. Negocio redondo por partida doble para Suecia, que lidera la industria verde en Europa, que cada vez mueve más dinero, y pérdida por partida doble para España claro. No es casualidad que nuestra pequeña profeta del clima a la que ponen la alfombra roja en el Foro Económico Mundial de Davos sea sueca. La historia de que surgió espontáneamente es tan falsa como el argumentario de la emergencia climática.
De la misma manera que nadie exigió responsabilidades a los economistas que nos condujeron al matadero de la crisis de 2008 con sus teorías de que la deuda no era perjudicial, nadie exigirá responsabilidades a los científicos climáticos por predecir una crisis inexistente. A los científicos climáticos se les ha dado un incentivo perverso premiándolos con un diluvio de dinero por declarar una crisis climática imaginaria, y cuando ésta finalmente no se presente nadie les exigirá cuentas por los destrozos que hayan causado las políticas destinadas a combatirla. Cínicamente nos dirán que han tenido éxito en evitarla.
El aviso de Dwight Eisenhower en 1961 del peligro de que las políticas públicas se convirtieran en rehenes de una élite científico-tecnológica se ha convertido en realidad. En España ningún político a la izquierda de Vox (¡manda huevos!) se atreve a posicionarse en contra de la emergencia climática a pesar de lo endeble de la evidencia de que estemos en una emergencia debido al clima y a pesar de que ello condiciona completamente nuestra política energética.