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Noticias Amor y Rabia

El fracaso del estado de alarma

Published on: sábado, 12 de junio de 2021 // ,


 por Jon Ander Etxebarria Garate


Mayo de 2021


... Después de todo lo acontecido se puede decir que el estado de alarma ha sido un fracaso.


- Fracaso tanto de los gobiernos como todos los políticos por haber utilizado el miedo y la ignorancia de la ciencia y no el debate científico para afrontar la crisis vírica.


- Fracaso por haber puesto encima de la mesa la demagogia salud vs economía cuando en el mundo en que vivimos son conceptos íntimamente ligados.


- Fracaso por no haberse sabido rodear de comites de expertos que no tuviesen conflictos de intereses y si de comités de expertos políticos que no saben que es realmente un virus.


- Fracaso por haber aplicado medidas que no tenían criterios basados en la ciencia utilizando herramientas como los PCR, asintomáticos, mascarillas y forma de contagio más como elementos de difundir el miedo que de hacer frente a un virus


- Fracaso en las organizaciones de las profesiones sanitarias (médica y enfermería) por no haber tenido la mínima humildad en reconocer que no se tienen conocimientos suficientes de virología y prevalecer en muchos casos los conflictos de interés.


- Fracaso en las organizaciones profesionales de biólogos por no haberse cuestionado no la técnica de PCR ( que también en mi opinión) sino su utilización sin criterios de evaluación de una estadística epidemiológica, así como la idoneidad de las vacunas no habiendo cumplido los mínimos protocolos exigibles, prevaleciendo igualmente los conflictos de interés.


- Fracaso en los medios de comunicación audiovisuales y escritos que han estado toda la pandemia con una total falta de criterio y haciendo el amarillismo más puro vacunando diariamente a la población con la vacuna del miedo al albur de unos intereses de índole crematística pero con total falta de ética y respeto a los ciudadanos.


- Fracaso de todos los órganos de poder junto a los partidos políticos por trasgredir el respeto a la libertad de los ciudadanos no habiendo sido capaces en un sistema supuestamente democrático y de estado de derecho el tener el mínimo espíritu crítico sobre esas medidas impuestas y si realmente no se estaba imponiendo un sistema más propio de la dictadura.


- Fracaso estableciendo medidas restrictivas a determinados sectores como el de la hostelería cuando no se tienen estudios científicos de en que sectores de actividad se da el contagio.


- Fracaso con el esperpento de las vacunas haciendo creer que iba a ser el santo grial y que cuando llegase legaría la normalidad establciendo uno de los mayores chantajes a la población.


- Fracaso es decirnos a la población que la vacuna no es obligatoria para luego sacarse como se suele decir el conejo de la chistera y decirnos que se va a establecer un pasaporte verde con total premeditación y alevosía de lo que no deja de ser un nuevo chantaje y una restricción de la libertad el individuo pudiendo optar por vacunarse o por no hacerlo, y mucho más con una vacuna con incumplimiento de protocolos.


- Fracaso al haberse laminado la atención primaria, habiéndose sido cómplices tanto administarciones sanitarias como profesionales debilitando la sanidad pública para favorecer a la privada.


- Fracaso de la administración sanitaria donde se ha estado utilizando el miedo con la ocupación UCIs cuando esta ocupación quitando marzo-abril del 2020 con toda probabilidad habrá sido inferior a la acontecida muchos otros años, y, en todo caso, en una situación de alarma el Lehendakari tiene herramientas para que en una situación de alarma utilice las UCIs privadas como públicas durante el tiempo necesario.


- Fracaso en no haber atendido a las listas de espera con la consiguiente consecuencia de fallecimientos por no haber recibido los cuidados de sus patologías.


Lo peor de todo es que todos estos fracasos citados lo que han ocasionado es el fracaso de la sociedad en sí misma ya que lo que nos están dejando es una sociedad recelosa, menos solidaria y empática, más individualista con una dosis de miedo inculcada en gran parte de la población.


Por todo ello lo mínimo que nos deben gobernantes, partidos políticos, medios de comunicación, organizaciones profesionales sanitarias, etc es devolver a la sociedad a una vida sin miedo y que vaya poco a poco recuperando los valores más propios de una sociedad solidaria y empática.

ECONOMÍA