Las vacunas contra el Coronavirus, historia de un fraude
por Gorka23
18 de agosto de 2021
“Somos engañados por la apariencia de la verdad.”
Horacio
1º.- Cuando emergieron estas nuevas vacunas, trasladaron a la ciudadanía la idea de que con su inoculación evitabas el contagio y, por tanto, evitabas padecer la enfermedad y la transmisión del virus a terceros. Hemos de situarnos al inicio, cuando se nos indujo la idea que la vacuna “inmunizaba” y, por ende, estabas protegido frente al virus.
Esto no fue solamente la idea que nos introdujeron en nuestra mente, sino también lo que expresaron con claridad los diferentes Laboratorios y las diferentes Agencias del medicamento, que hicieron especial hincapié en el carácter preventivo de las vacunas y que su eficacia hacía referencia a que prevenían el contagio y, por tanto, también la transmisión.
2º.- El día 21 de diciembre de 2020, Pfizer publicó datos provisionales sobre su Ensayo en Fase III y determinó discrecionalmente el nivel de eficacia de su vacuna, fijándolo en el famoso 95%. Entonces, la EMA inmediatamente (sin tiempo para comprobar absolutamente nada) recomendó la autorización de la vacuna como uso de emergencia.
En esta información (facilitada unilateralmente por Pfizer) se habló de la participación de unas 44.000 personas, aunque para la eficacia solo se tuvo en cuenta a 36.000 voluntarios. Dicho estudio indicó que de las personas vacunadas (18.198) únicamente 8 se infectaron y que, por el contrario, se infectaron 162 (de los 18.325) que recibieron el placebo.
Es en este contraste de datos de donde sale el famoso 95 % de eficacia de Pfizer. Se infectaron 170 personas, de las que 8 habían recibido la vacuna (4,70%) y 162 recibieron el placebo (95,29%) Resulta indiscutible que ese 95% de eficacia proclamado por Pfizer representaba a personas que no se infectaron gracias a su vacuna. Sé que ahora todos sabéis que esto no se corresponde con la realidad, pero conviene exponerlo y recordarlo para ver el fraude en toda su dimensión y contexto.
Enlace de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AMPS) que corrobora textualmente toda la información y datos expuestos anteriormente: La EMA recomienda la autorización de la primera vacuna frente a la COVID-19 - Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios.
3º.- Al igual que la EMA, las diferentes Agencias del medicamento procedieron a toda velocidad (casi la misma que la de los Laboratorios para diseñar la vacuna) a autorizar la vacuna de uso de emergencia.
Enlace al documento oficial de la FDA, por el que se autorizó la vacuna de Pfizer de uso de emergencia (EUA): HOJA INFORMATIVA PARA RECEPTORES Y CUIDADORES.
En este documento la FDA confirma que la vacuna de Pfizer previene el Covid-19, afirmándolo en infinidad de ocasiones y así, por ejemplo, textualmente se dice lo siguiente (último Párrafo de la página 1 del documento):
“¿QUÉ ES LA VACUNA CONTRA EL COVID-19 DE PFIZER BIONTECH? La vacuna contra el COVID-19 de Pfizer BioNTech es una vacuna no aprobada que puede prevenir el COVID-19. No existe una vacuna aprobada por la FDA para prevenir el COVID-19. La FDA ha autorizado el uso de emergencia de la vacuna contra el COVID-19 de Pfizer BioNTech para prevenir la infección por el COVID-19 en personas mayores de 12 años bajo una autorización de uso de emergencia (EUA)".
De este carácter preventivo de la vacuna salía la famosa inmunidad de grupo una vez vacunado el 60%-70% de la población. En efecto, si el 95% de los vacunados no se infectase, entonces a medida que vacunas la pandemia se desploma y vacunado un 70% (cuyo 95% no se contagia) todo ha finalizado.
4º.- Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo, pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo. Y descubrimos que la eficacia del 95% para evitar el contagio y la transmisión era falsa porque los vacunados se contagian, como mínimo, al mismo nivel y con la misma carga viral que los no vacunados.
Voy a ser ingenuo y a pensar que las diferentes Agencias del medicamento se dieron cuenta de este engaño al mismo tiempo que nosotros (demasiado ingenuo, eh) En ese momento, ¿Qué deberían haber hecho la FDA, la EMA y resto de Agencias? Pues haber suspendido de manera inmediata la autorización de uso de emergencia. Y, en segundo lugar, haber declarado oficialmente la no aprobación de las vacunas. Y, por último pero no menos importante, haber procedido, junto con los diferentes Gobiernos, a denunciar a los Laboratorios ante las diferentes Fiscalías y Órganos judiciales competentes a los efectos de que un engaño tan extraordinario no quedase impune y exento de las correspondientes responsabilidades civiles y penales.
Evidentemente, nadie hizo nada de esto, sino todo lo contrario, seguir con la insistente promoción de la campaña masiva e indiscriminada de vacunación en fase experimental. Sin comentarios.
5º.- Descubierto el engaño, se CAMBIO POR VEZ PRIMERA el contenido de la eficacia, puesto que se paso del hecho de que el 95% de los vacunados prevenían el contagio y no se infectaban a decir que esa eficacia se refería a que, una vez contagiado, cursabas la enfermedad de manera menos grave o evitabas el fallecimiento. Menudo cambio. Sin comentarios.
Pero ¿Quién dijo esto, quién dijo que ahora la eficacia del 95% se refería a que no enfermabas de gravedad o evitabas el fallecimiento? ¿Acaso lo dijeron oficialmente Pfizer y el resto de Laboratorios? ¿Lo dijo la EMA, la FDA o el resto de Agencias? No, ni los Laboratorios ni las Agencias del medicamento, oficialmente, dijeron nada de esto. Y no dijeron nada porque les dejaba en evidencia, dejaba al descubierto su mentira porque el objeto del Ensayo Clínico de Pfizer nada tenía que ver con esto, no versó sobre la evolución más o menos grave de la enfermedad o el fallecimiento, sino simplemente (como ellos mismos dijeron) la eficacia del 95% hacía referencia a si te contagiabas o no, sin más. (recordad, de 170 infectados, 162 recibieron el placebo ( 95%) y tan solo 8 la vacuna )
Entonces, ¿Quién dijo que evitabas enfermar gravemente o el fallecimiento? Pues prácticamente todos los medios de comunicación que, sin haber participado en el Ensayo Clínico ni tener ni idea del tema, sirvieron de correa de transmisión de lo que los “otros” no podían decir.
6º.- Últimamente los medios de comunicación ya no insisten tanto en que la eficacia hace referencia al hecho de que cursas la enfermedad de manera más benigna. Parece que esta idea nueva va perdiendo fuerza y se habla de contagios, hospitalizaciones y, desgraciadamente, fallecidos en las Residencias, se habla de Israel, no se desagregan datos, etc.
He visto el programa del pasado sábado noche en la Sexta y, sorprendentemente, el famoso profesional de las tertulias y medios de comunicación y además médico de urgencias en el Ramón y Cajal, un acérrimo defensor a ultranza de las vacunas, dijo que: “no podemos poner todas las manzanas en la cesta de la vacunación” y que, desgraciadamente, estaban siendo hospitalizados vacunados con la doble pauta.
Entonces, ¿Ahora qué hacemos en referencia a la eficacia? Estos días he estado desconectado pero ya he visto que se está introduciendo sutilmente un NUEVO CAMBIO para dar contenido a la eficacia de las vacunas y que consiste en decir que las personas vacunadas cursan la enfermedad durante menos tiempo que las no vacunadas.
Este es un nuevo “volantazo” de los medios de comunicación, puesto que ni las Laboratorios ni las Agencias de medicamento han dicho nada oficialmente al respecto, por la sencilla razón que este nuevo elemento introducido no fue objeto de estudio ni análisis en el Ensayo Clínico en el que Pfizer fijó, discrecionalmente, la eficacia de su vacuna en un 95%.
7º.- En definitiva, hemos pasado de que el 95 % de eficacia represente la capacidad de evitar o prevenir el contagio y la transmisión a que, por lo visto, estés menos tiempo enfermo, pasando entretanto por la posibilidad de que pasases la enfermedad de manera menos grave. Pensadlo bien. No encuentro adjetivo alguno para calificar estos cambios tan significativos. Ponedlo vosotros.
Llegará un día que te digan que al vacunarte consigues ir un día antes al trabajo o que te ahorras dos horas de cuarentena o que puedes “echar un polvo” media hora antes respecto a los no vacunados ( perdonad la ironía) con tal de justificar cualquier tipo de ventaja ( eficacia).
8º.- Si a todo lo expresado, le añades que:
a) Las vacunas están diseñadas en base al genoma del virus originario de Wuhan y que, por tanto, la eficacia se desploma con la aparición de las sucesivas variantes.
b) Que por mucho que traten de ocultarlo, la inmunidad natural es mucho más efectiva y duradera que la artificial generada por las vacunas y que, por tanto, la inmunidad artificial tiende a desaparecer con el paso del tiempo (necesidad de tercera y sucesivas dosis)
c) Que la carga viral de los vacunados cuando se infectan es, como mínimo, la misma que la que soportan los no vacunados
d) Que, a fecha actual, no resulta descartable que sean las propias vacunas las que estén generando resistencias y facilitando la evolución y supervivencia del virus en forma de variantes que tratan de escapar al efecto de la vacuna.
Entonces, teniendo en cuenta todo ¿Dé que tipo de eficacia de las vacunas estamos hablando? ¿Qué representa realmente ese 95% de eficacia? ¿Tienen algún tipo de eficacia (del tipo que sea) las vacunas?
En ocasiones he manifestado que me conformaba con un 50% de eficacia, aunque solo fuese para evitar la gravedad de la enfermedad. Después de años de experiencia, la vacuna de la gripe (diseñada preventivamente) tiene solamente una efectividad media en torno al 30% ( según los propios Laboratorios). La realidad es que la eficacia actual de estas vacunas experimentales tiende al 0%, si es que no ha alcanzado ya este valor. Es más, no resulta en absoluto descartable que no solo no puedan tener ningún tipo de eficacia (“ineficacia absoluta”), sino que su efecto pudiera ser el adverso (“eficacia negativa”) y que lo único que estén provocando es el alargamiento innecesario, la expansión y la magnitud de la pandemia.
9º.- Es un hecho incuestionable, contrastado a través de la historia, que las pandemias tienden a remitir con el tiempo y que su transmisibilidad y virulencia va descendiendo progresivamente.
Es también un concepto básico en epidemiología que no se debe proceder a la vacunación en medio de una epidemia, debido a las posibles complicaciones derivadas de dicha actuación.
Sin embargo, en la presente pandemia se ha procedido a la vacunación masiva e indiscriminada de toda la población mundial en base a una falsa premisa de una supuesta eficacia preventiva del 95%, en el marco del negocio más fraudulento y lucrativo de toda la historia ( con independencia de otras posibles finalidades aparte de la económica) y que ha contado con la complicidad, bien por acción o bien por omisión, de las diferentes Agencias del medicamento, de diversos Organismos científicos (OMS) y de los diferentes Gobiernos, especialmente los occidentales.
10º.- Y todo lo expuesto sin tener en consideración los posibles riesgos o efectos adversos de las vacunas. Esta campaña masiva e indiscriminada de vacunación recuerda, salvando las distancias, a cuando por cualquier problema de salud el médico te recetaba un antibiótico aunque no padecieses una infección bacteriana. Y todos sabemos lo que sucedió con la prescripción masiva y generalizada de tanto antibiótico (o de los opiáceos en USA), que no solo era ineficaz para tratar la patología sino que provocó un fenómeno contraproducente, al extremo que en la actualidad “se mira con lupa” la prescripción de un antibiótico.
Sin eficacia, sin efectividad no hay vacunas. Se está poniendo el foco, de manera intencionada, en el debate sobre los posibles efectos adversos para que pase desapercibida y a un segundo plano el análisis exhaustivo de la verdadera eficacia de las vacunas.
¿Por qué de manera oficial no sale nadie y nos dice, a fecha de hoy, cual es el porcentaje de eficacia real de cada vacuna y a qué se refiere en concreto dicho porcentaje?
Insisto, sin eficacia real no hay vacuna ni debate alguno sobre las mismas.