El precio de la desglobalización instantánea de Rusia
30 años de desarrollo económico tirados a la basura
He recopilado algunas reflexiones sobre el impacto inmediato de las sanciones en la economía rusa:
1. Un punto de partida obvio: Rusia está muy integrada en la economía global. El porcentaje de las importaciones en el PIB (20,5%) es la más alta del grupo BRIC (19% en India, 16% en China, 15,5% en Brasil).
2. Al poner en el punto de mira a las reservas de Rusia denominadas en euros y dólares y bloquear el acceso al papel moneda, Occidente restringió severamente la capacidad de Rusia para importar bienes de la UE y los EEUU.
3. La UE es el mayor socio comercial de Rusia y representa el 36,5 % de sus importaciones. Otro 5,4% proviene de EEUU. Rusia todavía puede pagar sus importaciones con moneda que proviene de las exportaciones actuales, sin embargo, esta moneda también es necesaria para detener la caída libre del rublo.
4. En general, las sanciones financieras limitan drásticamente la capacidad de Rusia para importar bienes. Además, las exportaciones también caerán. Estados Unidos ya ha dejado de importar petróleo ruso. La UE sigue comprando petróleo y gas a Rusia, pero ¿durante cuánto tiempo y en qué cantidades?
5. Las sanciones de empresas de logística como Maersk, excluir a los bancos rusos del sistema de transferencias financieras SWIFT y eliminar otras opciones para transacciones financieras internacionales restringen aún más las importaciones. Finalmente, muchas empresas occidentales simplemente dejaron de exportar bienes y servicios a Rusia.
6. La economía rusa no es diferente de cualquier otra economía moderna en el sentido de que está integrada en complejas cadenas de suministro globales. La logística funciona según el principio "just in the" (justo a tiempo), por lo que las reservas de componentes producidos en el extranjero son muy limitadas.
7. Las restricciones a las importaciones destruirán la capacidad productiva rusa en la mayoría de las esferas económicas. Muchas fábricas (incluso aquellas que son de propiedad rusa) han parado la producción porque carecen de componentes extranjeros.
8. Es posible que no despidan a sus trabajadores a la espera de poder volver a importar, pero si esto no sucede en unas pocas semanas o meses, un aumento dramático en el desempleo está garantizado. Además, parte de la capacidad productiva de Rusia está organizada directamente por capital extranjero.
9. El número de empleados en empresas extranjeras y de propiedad mixta en Rusia es de 5 millones (alrededor del 10% de la fuerza laboral en empleo formal). Muchas de estas empresas están actualmente suspendiendo actividades o abandonando Rusia por completo, lo que ha provocado una grave crisis de desempleo.
10. Por supuesto, debido a los vínculos económicos, el desempleo aumentará cada vez más.
En resumen, ninguna otra economía del mundo ha experimentado algo así: una desglobalización extrema en cuestión de días.
11. Es imposible adaptarse a esta situación. Las nacionalizaciones de las empresas occidentales, incluso si ocurren, no garantizan que los nuevos gerentes puedan reanudar la producción.
12. El comercio con China y otros países no puede reemplazar el comercio con Occidente: 1) Las cantidades son simplemente demasiado grandes; 2) La calidad de los productos y componentes chinos es desigual y poco fiable; 3) Sabiendo que puede mantener a Rusia como rehén, China ofrecerá términos comerciales muy desfavorables.
13. Esto es peor que lo que les pasa a Irán y Cuba, por la sencilla razón de que Rusia es una economía más grande y la desglobalización tiene lugar en una etapa mucho más globalizada de su desarrollo.
14. El daño que ya está hecho es extremo, pero si la situación continúa, digamos, un año, pronostico una caída del 30% en el PIB, una caída del 20-30% en el empleo y la eliminación de al menos la mitad de la clase media.
15. El hambre podría evitarse controlando los precios de los alimentos esenciales, pero en general, esta es una miseria e indigencia que rivaliza y supera a la de principios de la década de 1990.
Este texto es parte de un dossier sobre la guerra económica de occidente contra Rusia publicado en el número 56 de la revista Desde el Confinamiento, que puede descargarse gratuitamente aquí. Una introducción puede leerse aquí.