Disparidad ante el colapso, por Dmitry Orlov
Published on: martes, 21 de abril de 2020 //
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La URSS estaba mejor preparada para el colapso que EEUU (2006)
Buenas tardes damas y caballeros. No soy un experto o un estudioso o un activista. Soy más bien un testigo ocular. He visto colapsar la Unión Soviética, y he tratado de condensar mis observaciones de una manera resumida. Es cosa suya decidir hasta qué punto es urgente mi mensaje.Mi conversación esta noche trata de la falta de preparación para un colapso aquí, en los Estados Unidos. Lo compararé con la situación en la Unión Soviética, antes de su colapso. El instrumento retórico que voy a utilizar es el de la “disparidad ante al colapso”, para seguir con la disparidad nuclear, la disparidad espacial y varias otras disparidades de ambas superpotencias, que estaban de moda durante la Guerra Fría.
El tema del colapso económico es generalmente algo triste. Pero soy una persona optimista y alegre, y creo que, con un poco de preparación, se puede hacer frente a tales sucesos. Como ustedes posiblemente se imaginan, en realidad estoy bastante interesado en observar los colapsos económicos. Tal vez cuando sea realmente viejo, todos los colapsos empezarán a parecer lo mismo para mí, pero todavía no he llegado a ese punto.
Y este en especial me ha intrigado. Por lo que he visto y leído, parece que hay una posibilidad real de que se derrumbe la economía de EEUU en algún momento en el futuro previsible. También parece que no estaremos particularmente bien preparados para ello. Tal como están las cosas, la economía estadounidense está preparada para hacer algo así como su desaparición. Y por eso estoy ansioso por dar un buen uso a mis observaciones sobre el colapso soviético.
Preveo que algunas personas reaccionarán bastante mal al ver a su país comparado con la URSS. Quisiera asegurarles que el pueblo soviético habría reaccionado de la misma manera, si los Estados Unidos se hubiesen hundido primero. Sentimientos aparte, aquí tenemos dos superpotencias del siglo XX, que querían más o menos las mismas cosas -cosas como el progreso tecnológico, el crecimiento económico, el pleno empleo y la dominación del mundo -, pero que no estaban de acuerdo sobre los métodos. Y obtuvieron resultados similares -cada uno tuvo una buena carrera, intimidó a todo el planeta, y mantuvo al otro asustado. Cada uno de ellos finalmente se declaró en quiebra.
Los Estados Unidos y la URSS estaban igualados en muchas categorías, pero permítanme mencionar cuatro.
El programa espacial tripulado soviético está vivo y en buen estado bajo la gestión rusa, y ahora ofrece los primeros vuelos chárter al espacio. Los americanos han estado observando el Soyuz mientras sus naves espaciales seguían en el almacén.
La carrera de armamentos no ha dado un ganador claro, y eso es una excelente noticia, porque la Destrucción Mutua Asegurada sigue vigente. Rusia aún tiene más ojivas nucleares que Estados Unidos, y tiene una tecnología supersónica de misiles de crucero con la que puede penetrar cualquier escudo antimisiles, especialmente uno inexistente.
En la carrera carcelaria los soviéticos tuvieron una ventaja decisiva, gracias a su innovador programa GULAG. Pero poco a poco se han ido quedando atrás, y al final la carrera carcelaria ha sido ganada por los estadounidenses, con el mayor porcentaje de personas encarceladas de todos los tiempos.
La Carrera por ser el Imperio Malvado más odiado también está siendo finalmente ganada por los estadounidenses. Es fácil ahora que no tienen a nadie para quien competir.
Continuando con nuestra lista de similitudes entre ambas superpotencias, muchos de los problemas que hundieron a la Unión Soviética ahora también están poniendo en peligro a los Estados Unidos. Un ejército enorme, bien equipado, muy caro, sin misión clara, atascado en la lucha contra insurgentes musulmanes. Como los apagones energéticos relacionados con una producción de petróleo que está llegando a su límite. Como una balanza comercial tan persistentemente desfavorable, el resultado es una deuda externa desbocada. Añadamos a eso una imagen propia delirante, una ideología inflexible y un sistema político que no responde.
Es sorprendente observar un colapso económico, y es muy interesante si se describe con precisión y en detalle. Una descripción general tiende a quedarse corta, pero déjenme intentarlo. Un sistema económico puede seguir funcionando durante bastante tiempo después de volverse insostenible debido a la pura inercia. Pero en algún momento una marea de promesas rotas e hipótesis invalidadas acaban con el. Un sistema tan insostenible descansa en la idea de que es posible pedir prestado cada vez más dinero al extranjero, para pagar más y más importaciones de energía, mientras que el precio de estas importaciones sigue duplicándose cada pocos años. El dinero gratis con el cual comprar energía equivale a energía gratis, y energía gratis es algo que no existe en la naturaleza. Esto debe ser por lo tanto una situación transitoria. Cuando el flujo de energía retroceda hacia el equilibrio, gran parte de la economía estadounidense irá a la quiebra.
He descrito lo que le sucedió a Rusia con cierto detalle en un artículo que está disponible en SurvivingPeakOil.com. No veo por qué lo que sucede a los Estados Unidos ha de ser muy diferente, al menos en términos generales. Los detalles serán diferentes, y los trataremos dentro de un momento. Deberíamos esperar ciertamente escasez de combustible, alimentos, medicinas e incontables artículos de consumo, apagones de electricidad, gas y agua, averías en los sistemas de transporte y otras infraestructuras, hiperinflación, cierres generalizados y despidos masivos, junto con mucha desesperación, confusión, la violencia y la anarquía. Definitivamente no debemos esperar grandes planes de rescate, programas tecnológicos innovadores o milagros de cohesión social.
Cuando se enfrentan a tales acontecimientos, algunas personas se dan cuenta rápidamente de lo que tienen que hacer para sobrevivir, y empiezan a hacerlo, normalmente sin pedir permiso a nadie. Surge una especie de economía completamente informal, y a menudo semi-criminal. Se trata de liquidar y reciclar los restos de la vieja economía. Se basa en el acceso directo a los recursos, y la amenaza de la fuerza, en lugar de la propiedad o la autoridad legal. Las personas que tienen un problema con esta forma de hacer las cosas, rápidamente se encuentran fuera del juego.
Estas son las generalidades. Ahora veamos algunos detalles.
Un elemento importante para prepararse para el colapso es asegurarse de que usted no necesita una economía funcional para tener un techo sobre su cabeza. En la Unión Soviética, todas las viviendas pertenecían al gobierno, que las ponía directamente a disposición del pueblo. Dado que todas las viviendas también fueron construidas por el gobierno, sólo se construyó en lugares que el gobierno podía ofrecer mediante el uso del transporte público. Después del colapso, casi todo el mundo logró mantener su casa.
En los Estados Unidos, muy pocas personas poseen su lugar de residencia libre y seguro, e incluso necesitan ingresos para pagar los impuestos de bienes raíces. Las personas sin ingresos tienen que hacer frente a la falta de vivienda. Cuando la economía colapsa, muy pocas personas seguirán teniendo ingresos, por lo que la falta de vivienda será generalizada. Añada a eso que la mayoría de los suburbios depende del automóvil, y el resultado serán migraciones masivas de gente sin hogar hacia los centros de las ciudades.
El transporte público soviético era más o menos todo lo que había, pero había mucho. Había también algunos coches privados, pero tan pocos que el racionamiento y la escasez de la gasolina eran en su mayoría insignificantes. Toda esta infraestructura pública fue diseñada para ser casi infinitamente sostenible y continuó funcionando incluso cuando el resto de la economía se derrumbó.
La población de los Estados Unidos es casi totalmente dependiente del automóvil, y depende de los mercados que controlan la importación, el refinado y la distribución del petróleo. También dependen de la inversión pública continua en la construcción y reparación de las carreteras. Los coches requieren un flujo constante de piezas importadas, y no están diseñados para durar mucho tiempo. Cuando estos sistemas intrincadamente interconectados dejen de funcionar, gran parte de la población se quedará tirada.
El colapso económico afecta el empleo en el sector público casi tanto como el empleo en el sector privado. Debido a que las burocracias gubernamentales tienden a tardar en actuar, se desploman más lentamente. Además, debido a que las empresas estatales tienden a ser ineficientes, y almacenar existencias, todavía queda mucho para que los empleados lo lleven a casa y lo utilicen en el trueque. La mayoría del empleo soviético estaba en el sector público, y esto le dio a la gente un tiempo para pensar qué hacer a continuación.
Las empresas privadas tienden a ser mucho más eficientes en muchas cosas. Por ejemplo en el despido de sus empleados, cerrando sus puertas y liquidando sus activos. Dado que la mayor parte del empleo en los Estados Unidos es del sector privado, hay que contar con que la transición al desempleo permanente sea bastante brusca para la mayoría.
Cuando hay que hacer frente a dificultades, la gente suele recurrir a sus familias para obtener apoyo. La Unión Soviética experimentó una escasez crónica de viviendas, lo que dio lugar a menudo a que tres generaciones vivieran juntas bajo un mismo techo. Esto no los hacía felices, pero al menos estaban acostumbrados el uno al otro. La expectativa habitual era aguantar juntos, pasara lo que pasase.
En los Estados Unidos las familias suelen estar atomizadas y esparcidas en varios estados. A veces tienen problemas para aguantarse cuando se reúnen para el Día de Acción de Gracias, o Navidad, hasta en los mejores momentos. Puede que les resulte difícil llevarse bien en los malos tiempos. Ya hay demasiada soledad en este país, y dudo que el colapso económico lo cure.
Para mantener el mal a raya, los estadounidenses necesitan dinero. En un colapso económico, suele haber hiperinflación, que elimina los ahorros. También hay un desempleo desenfrenado, que borra los ingresos. El resultado es una población que en gran parte carece de dinero.
En la Unión Soviética, muy poco se podía obtener con dinero. Se le trataba como si fueran fichas en lugar de riqueza, y se compartía entre amigos. Muchas cosas -la vivienda y el transporte entre ellos- eran gratis o casi gratis.
Los productos de consumo soviéticos siempre fueron objeto de burla: refrigeradores que mantenían la casa caliente -y la comida- y así sucesivamente. Tienes suerte si consigues uno, y depende de tí hacerlo funcionar una vez que lo hayas conseguido llevar a casa. Pero una vez que empezó a funcionar, se convertía en una reliquia familiar invaluable, transmitida de generación en generación, robusta y casi infinitamente sostenible.
En los Estados Unidos, a menudo se oye que “no merece la pena arreglar” algo. Esto es suficiente para hacer que un ruso se enfade. Una vez oí hablar de un anciano ruso que se enojó cuando una ferretería en Boston no le vendió mulles de repuesto para su colchón: “La gente está tirando colchones en perfecto estado, ¿cómo se supone que lo voy a arreglar?“.
El colapso económico tiende a parar tanto la producción local como las importaciones, por lo que es de vital importancia que todo lo que poseas se desgaste lentamente y que puedas arreglarlo tú mismo si se rompe. Las cosas de fabricación soviética generalmente eran increíblemente resistentes. Las cosas de fabricación china que puedes conseguir por aquí, mucho menos.
El sector agrícola soviético era notoriamente ineficiente. Muchas personas crecieron y recolectaron su propia comida incluso en tiempos relativamente prósperos. Había almacenes de alimentos en cada ciudad, abastecidos de acuerdo a un esquema de asignación gubernamental. Había muy pocos restaurantes, y la mayoría de las familias cocinaban y comían en casa. El hacer compras era bastante laborioso, e implicaba llevar pesadas cargas. A veces se parecía a la caza, acechando esa pieza esquiva de carne que se esconde detrás de un mostrador de la tienda. Así que la gente estaba bien preparada para lo que vendría después.
En los Estados Unidos, la mayoría de la gente obtiene su comida de un supermercado, que recibe sus suministros desde muy lejos usando camiones diesel refrigerados. Muchas personas ni siquiera se molestan en comprar y prefieren comer comida rápida. Cuando la gente cocina, rara vez cocina desde cero. Esto es muy poco saludable, y el efecto sobre la barriga de la nación es claramente visible en los aparcaamientos. Muchas de las personas, que sólo andan como patos de sus coches y de vuelta, parecen desprevenidos para lo que se avecina. Si de repente tuvieran que empezar a vivir como los rusos, les explotarían las rodillas.
El gobierno soviético empleó sus recursos en programas de inmunización, control de enfermedades infecciosas y atención básica. Gestionaba directamente un sistema de clínicas, hospitales y sanatorios estatales. Las personas con enfermedades mortales o condiciones crónicas a menudo tenían razones para quejarse, y tenían que pagar por el cuidado privado - si tenían el dinero.
En los Estados Unidos, la medicina está para ganar dinero. A la gente parece no inportarla este hecho. En realidad hay muy pocos campos laborales en los que los estadounidenses rechazarían que se gane dinero. El problema es que, una vez que desaparece la economía, también lo hacen los beneficios, junto con los servicios que una vez los generaron.
El sistema educativo soviético era generalmente excelente. Produjo una población abrumadoramente alfabetizada y muchos grandes especialistas. La educación era gratuita a todos los niveles, pero la educación superior a veces pagaba un estipendio, y a menudo proporcionaba alojamiento y comida. El sistema educativo se mantuvo bastante bien después de que la economía se derrumbase. El problema era que los graduados no tenían puestos de trabajo para después de la graduación. Muchos de ellos perdieron su rumbo.
El sistema de educación superior en los Estados Unidos es bueno en muchas cosas: la investigación gubernamental e industrial, deportes de equipo, formación profesional... La educación primaria y secundaria no logra en 12 años lo que las escuelas soviéticas generalmente lograba en 8. Su tamaño masivo y los costes de mantener esas instituciones es probable que fuesen demasiado para el entorno post-colapso. El analfabetismo ya es un problema en los Estados Unidos, y debemos esperar que empeore mucho.
La Unión Soviética no necesitaba importar energía. El sistema de producción y distribución se tambaleó, pero nunca se derrumbó. Los controles de precios mantuvieron las luces encendidas incluso a medida que se inflaba la hiperinflación.
El término “fallo del mercado” parece ajustarse a la situación de la energía en los Estados Unidos. Los mercados libres desarrollan algunas características perniciosas cuando hay escasez de productos básicos clave. Durante la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de Estados Unidos entendió esto, y racionó con éxito muchas cosas, de la gasolina a las piezas de las bicicletas. Pero eso fue hace mucho tiempo. Desde entonces, la inviolabilidad de los mercados libres se ha convertido en un artículo de fe.
Mi conclusión es que la Unión Soviética estaba mucho mejor preparada para el colapso económico que los Estados Unidos.
He dejado de lado dos importantes asimetrías de las superpotencias, porque no tienen nada que ver con la preparación para el colapso. Algunos países son simplemente más afortunados que otros. Pero voy a mencionarlos, para ser exhaustivo.
En términos de composición racial y étnica, Estados Unidos se asemeja más a Yugoslavia que a Rusia, por lo que no debemos esperar que sea tan pacífica como Rusia después del colapso. Las sociedades étnicamente mixtas son frágiles y tienden a explotar.
En términos de religión, la Unión Soviética estaba relativamente libre de cultos apocalípticos del día del juicio final. Muy pocas personas allí deseaban una bola de fuego atómica de tamaño planetario para anunciar la segunda venida de su salvador. Esto fue realmente una bendición.
Un área en la que no puedo notar diferencia alguna ante el colapso es la política nacional. Las ideologías pueden ser diferentes, pero la adhesión ciega a ellas no podría ser más similar.
Ciertamente es más divertido ver a dos partidos capitalistas atacarse que tener sólo un partido comunista para votar. Las cosas por las que luchan en público son generalmente temas simbólicos de política social, elegidos por su facilidad para tomar partido públicamente. El Partido Comunista tan solo ofrecía una píldora amarga. Los dos partidos capitalistas ofrecen una opción de dos placebos. La última innovación es la elección photo finish, en la que cada partido compra el 50% de los votos, y el resultado es retirado del ruido de la estadística, como un conejo sin sombrero.
La manera americana de lidiar con la disidencia y con la protesta es ciertamente más avanzada: ¿por qué encarcelar a los disidentes cuando se puede dejarles gritar al viento el contenido de su corazón?
El enfoque estadounidense de la contabilidad es más sutil y matizado que el soviético. ¿Por qué hacer un estado secreto de alguna estadística, cuando sólo se puede distorsionar, en formas oscuras? Baste un ejemplo: la inflación se “controla” sustituyendo la hamburguesa por el bistec, con el fin de minimizar los aumentos a los pagos del Seguro Social.