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El sistema de salud está desnudo

Published on: jueves, 16 de abril de 2020 // ,


En 1837 se publicó el cuento El traje nuevo del emperador, de Hans Christian Andersen. La historia trata de un rey imbécil que es engañado por unos famosos sastres de paso por su reino. Al pedirles que le confeccionen su mejor traje, los sastres se dedican a disfrutar de la buena vida a costa del rey, hasta que un buen día le anuncian que han confeccionado un traje con una característica especial: solo los tontos no pueden verlo.  Los sastres desnudan al rey y disimulan que le ponen el traje nuevo, y el rey no dice nada para no quedar como un imbécil. Llama entonces a sus colaboradores, que, al enterarse de que solo los tontos no ven el traje, dicen que es el traje más hermoso del mundo; como consecuencia, el rey a partir de entonces se pasea por palacio desnudo convencido de que está vestido, y un buen día decide salir a pasear para que los súbditos vean el traje; el pueblo, temeroso a llevarle la contraria, no dice nada, hasta que un niño grita “¡el rey está desnudo!”, momento en que el rey se da cuenta de que ha sido engañado.

Lo mismo ha pasado con la sanidad española: durante años se nos ha repetido que tenemos uno de los mejores sistemas de sanidad del mundo, mientras en paralelo se llevaba a cabo un brutal programa de recortes y se llevaba a cabo de manera progresiva su privatización. Ha sido necesaria el Coronavirus para recordarnos la realidad: el sistema de salud está desnudo. Los gobiernos de todos los colores se han dedicado a destruirlo de manera sistemática, privatizándolo como un salchichón, rodaja a rodaja, y entregando sus pedazos a unos empresarios sin escrúpulos.

El resultado de esta estrategia de acoso y derribo del sistema de salud gratuito con apoyo gubernamental ha quedado de manifiesto de múltiples maneras:
  • Ante la falta de mascarillas debido a la deslocalización de la producción, en lugar de forzar a las empresas a producir lo que necesita el sistema sanitario para superar la crisis, como ha hecho Trump al obligar a la General Motors a producir respiradores, o Macrón nacionalizando las fábricas, el gobierno “de izquierdas” se ha pasado un mes mostrando una pasividad absoluta, asegurando, con apoyo de unos medios de comunicación más dependientes que nunca de subvenciones, que las mascarillas no sirven para nada, hasta que finalmente ha tenido que cambiar de posición de la noche a la mañana.
  • Las residencias privadas de ancianos, una mina de oro que ha resultado ser la principal causa de fallecimiento por el Coronavirus debido al infierno en vida de quienes tienen la desgracia de ser allí internados. El ejército tuvo que ser desplegado y estalló el escándalo al descubrirse ancianos con cadáveres, monjas huidas o cadáveres de cuidadoras almacenados. Pero, en lugar de castigar a los propietarios, ¡el vicepresidente Iglesias les ha regalado 300 millones!.
Ante el comportamiento del gobierno, no es de extrañar que la patronal de la sanidad privada, responsable de impulsar la privatización, se haya atrevido a pedir al gobierno que se haga cargo del 75% de su facturación, mientras en Sevilla, la Junta de Andalucía ha impuesto drásticos recortes salariales a las enfermeras, aprovechándose de que ahora no se pueden defender. La negligencia criminal del gobierno ante la crisis y su pasividad ante los crímenes de la sanidad privada son un aviso de que no le temblará la mano en pagar el rescate de la oligarquía con más privatizaciones de la sanidad pública.

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