Cuentos chinos
Published on: miércoles, 13 de mayo de 2020 //
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La reacción visceral del movimiento ecologista contra el último documental de Michael Moore, que denuncia las mentiras del capitalismo verde, es una nueva prueba más del papel instrumental de un movimiento que desde hace décadas ha asumido un mensaje apocalíptico típico de la religión judeocristiana de las sociedades que lo apoyan. Un movimiento que, justo antes de iniciarse la pandemia del Coronavirus, estaba pidiendo abiertamente que se censurase a quienes cuestionen el dogma del apocalipsis climático; había -hay- incluso quienes piden tratamiento psiquiátrico para quienes nos negamos a comulgar con semejantes ruedas de molino.
Es necesario subrayar que Moore no cuestiona en absoluto el dogma apocalíptico de la religión ecologista: lo único que hace es denunciar que las llamadas “energías renovables“ no son más que una estafa, un instrumento al servicio del gran capital para financiar la reconversión de la estructura económica y productiva occidental. Este plan tiene nombre, New Green Deal, y cuenta con el apoyo de BlackRock, el mayor tiburón de Wall Street, que anunció a finales de 2019 que impondría el dogma apocalíptico a todas las empresas en las que participa; que son, dicho sea de paso, todas las que juegan un papel destacado en occidente: en España, sin ir más lejos, BlackRock, nombrada responsable por la Reserva Federal de EEUU de gestionar el paquete de rescate de la bolsa, es accionista de empresas como Ibredrola, Enagás, BBVA, Caixabank, el Banco Santander, Telefónica, Ferrovial... No estamos hablando de jóvenes rebeldes que luchan por un futuro mejor, sino de la crema y nata del capitalismo occidental, cuyo interés se centra en lograr beneficios, a costa de lo que sea. Quien piense que el capitalismo se ha convertido en un defensor de los intereses de la humanidad igualmente puede creer que un tigre puede volverse vegetariano. Con nosotros que no cuenten para creer en semejantes estupideces. Y menos ahora que, cuando se avecinan profundos recortes de los restos del (mal) llamado “estado del bienestar“, la UE se deja asesorar por BlackRock para la puesta en marcha del Acuerdo Verde Europeo, una vía para dar aún más subvenciones al gran capital después de las recientes inyecciones financieras.
La religión ecologista es otro ejemplo de como desde el poder se ha logrado desactivar a la gran mayoría de la izquierda “radical“ y ponerla al servicio del sistema. Un ejemplo perfecto es el Movimiento Libertario, que ha pasado a apoyar (por activa o por pasiva) a nacionalismos supremacistas, pedir intervenciones del imperialismo occidental en Oriente Medio, difundir sin pudor nada menos que la aceptación de la pobreza, camuflada con el nombre cool de decrecimiento, o apoyar de manera activa las movilizaciones “en defensa del clima”. Lo que antaño era un movimiento dotado de una filosofía y visión radicalmente opuesta e incompatible al sistema capitalista,se ha transformado en un altavoz de la ideología que transmiten los portavoces del capital: basta comparar las ideas y luchas que se apoyan con las que son apoyadas por El País para darse cuenta de que la diferencia es de forma pero no de fondo. Estamos sufriendo otra travesía del desierto.