La fiesta del Dos de Mayo, por la Sección madrileña de la Internacional (1870)
Published on: lunes, 4 de mayo de 2020 //
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[Texto escrito por el socialista Francisco Mora Méndez en 1870, publicado en El proletariado militante de Anselmo Lorenzo]
A LOS TRABAJADORES DE MADRID
La fiesta del Dos de Mayo
Trabajadores: No celebremos la fiesta del Dos de Mayo.
Cuando todos los obreros del mundo se tienden fraternalmente la mano a través de los continentes y los mares, pensar en fiestas patrióticas, pensar en la eterna causa de nuestra desunión, es el mayor de los crímenes.
El patriotismo es una idea que tiende a separar a los pueblos entre sí, y a mantener constantemente el odio entre hombres que, siendo hermanos, les hacen creer los tiranos y los explotadores que no lo son, porque se interpone entre ellos el profundo lecho de un río o las elevadas cumbres de una cordillera de montañas.
La idea de patria es una idea mezquina, indigna de la robusta inteligencia de la clase trabajadora. ¡La patria! La patria del obrero es el taller; el taller de los hijos del trabajo es el mundo entero.
Cuando la tierra yacía bajo la dura planta de la barbarie y la ignorancia, la idea de Patria era el astro esplendoroso que iluminaba de cuando en cuando aquella larga noche de espesísimas tinieblas. Pero hoy, en los tiempos de las ideas internacionales, la patria no tiene objeto alguno.
El patriotismo ha cumplido su misión; que descanse en paz en el panteón destinado a las ideas del pasado.
Desde que la tribu salvaje y vagabunda de la infancia de la humanidad descendió de la montaña a apoderarse de los frutos de la tribu laboriosa que habitaba la llanura, hasta la época presente, no ha cesado esa larga serie de invasiones que han producido hechos tan memorables como el paso de las Termópilas, la batalla de Roncesvalles, el Dos de Mayo y otros mil actos, en los cuales los vencedores de hoy han sido los vencidos de mañana. ¿Qué nación, qué provincia, qué pueblo, y en el pueblo, qué barrio, qué calle, y en la calle en qué casa no tendrán sus moradores que celebrar un triunfo alcanzado sobre sus vecinos, o llorar una derrota y un martirio ocasionado por los mismos?
Trabajadores: No vayáis al Dos de Mayo, porque es fácil que al lado de aquellas tumbas veneradas, cubiertas de laurel y siemprevivas, se levanten amenazadores los ensangrentados espectros de la raza americana sacrificada, destruida inhumanamente, a título de civilización, por nuestros antepasados los conquistadores del Nuevo Mundo. No vayáis al Dos de Mayo, porque es fácil que alrededor de aquellos gigantescos cipreses se encuentren vagando las víctimas que el fanatismo de nuestros padres hizo sacrificar en los Países Bajos y en la conquista de Italia. No vayáis al Dos de Mayo, adonde os impulsan a ir nuestros explotadores porque os embriagaréis de odio patriótico contra nuestros hermanos franceses, extranjeros en su patria como nosotros lo somos en la nuestra, gracias a la organización de la presente sociedad. Ellos no tienen la culpa de las víctimas causadas por los planes de un hombre ambicioso y cruel que cruzó por Europa como un meteoro de fuego, no dejando en pos de sí más que lágrimas y sangre.
Todos los habitantes de este planeta que gira en el espacio infinito en unión de un número inconmensurable de mundos, son hermanos. Todas las ideas que se opongan a la libertad, igualdad y fraternidad de los hombres, son injustas. El patriotismo, que se opone a la fraternidad de los pueblos es, pues, injusto.
Trabajadores: En nombre de la justicia, en nombre de la emancipación de la clase oprimida, en nombre de la Asociación Internacional de los Trabajadores, no celebréis la fiesta del Dos de Mayo.
Por la Sección Internacional de Madrid. – El Comité
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Del 2 al 1º de Mayo
Carta de Friedrich Engels para El Socialista, Londres, 13 de abril de 1893 [1]
INGLATERRA [2]
La Revolución del proletariado lo trastorna todo, hasta la cronología. Los obreros españoles, que en otro tiempo conmemoraban el 2 de mayo, hoy celebran el 1º de mayo, por lo menos en España, viene después y no antes, que el 2 de mayo, diga lo que quiera el calendario.
Del 2 de mayo al 1º hemos [3] realizado grandes progresos. En efecto, ¡qué hubo el 2 de mayo de 1808? La invasión extranjera de una parte; el pueblo de Madrid de otra [4]. Esto parece muy sencillo, y, sin embargo, la situación era muy complicada. El pueblo español, para combatir la invasión extranjera y la tiranía de Napoleón, vióse obligado a combatir al mismo tiempo la Revolución Francesa; para recuperar su independencia, tuvo precisión de restablecer el despotismo del idiota y sanguinario [5] Fernando VII, sostenido por la nobleza y por el clero.
En igual caso se encontraron los otros países. Ni Alemania, ni Italia, ni la misma Francia, pudieron sacudir el yugo de Napoleón, sin entregarse atados de pies y manos a la Monarquía feudal y clerical, a la reacción más desenfrenada.
He ahí como las guerras de pueblo a pueblo hacen complejas y confusas las situaciones más claras y sencillas.
Pero del 2 al 1º de mayo, el progreso verificado es enorme. El 1º de mayo significa una situación clara, determinada, transparente [6], dos campos muy distintos, opuestos el uno al otro: de un lado, el proletariado internacional agrupado bajo la bandera roja de la emancipación universal; del otro, las clases poseedoras y reaccionarias de todos los países, estrechamente unidas para la defensa de sus privilegios explotadores. Aquí no hay confusión ni error posibles. La lucha es franca, la bandera roja ondea, la victoria es segura.
¡Adelante en toda línea!
Federico ENGELS
NOTAS:
- Versión española del original en francés, publicada en El Socialista de 1º de mayo de 1893. Se conserva el borrador de Engels en francés que coincide con la versión española publicada.
- Título puesto por la Redacción de El Socialista.
- En el borrador figura tachado «los obreros españoles».
- En el borrador figura tachado: «Detrás del ejército extranjero, Napoleón, el llamado representante de la revolución burguesa, en realidad déspota en el interior, conquistador cara a los pueblos vecinos. Detrás del pueblo madrileño, la realeza de los imbéciles Borbones, la nobleza feudal, los curas. ¡Extraña confusión!, el pueblo español».
- En el borrador en vez de sanguinario figura «fanático».