El 'Green New Deal' es neocolonialismo disfrazado de verde
El 'green new deal' apoyado por Ocasio-Cortez y Corbyn es solo una nueva forma de colonialismo. Desarrollar la capacidad de energía renovable implica la extracción de recursos como el cobalto, el litio y el níquel del sur global. La revolución verde será más sucia de lo que pensamos
por Asad Rehman (director ejecutivo de War on Want)
Arañe la superficie de los planes actuales para descarbonizar la economía y reemplazarla con energías renovables y debajo de esto subyace la misma lógica que ha convertido al Reino Unido en el sexto país más rico del mundo. Gran Bretaña planea volverse verde a través de una nueva fase de extracción de recursos y riqueza de los países del sur global.
En el corazón de nuestro sistema económico impulsado por la City de Londres se encuentra la creencia de que el Reino Unido y otros países ricos tienen derecho a una mayor parte de los recursos finitos del mundo, independientemente de a quién empobrezcamos al hacerlo o de la destrucción que causemos.
Este colonialismo verde será puesto en marcha por los mismos intereses económicos arraigados, que han sacrificado voluntariamente tanto a las personas como al clima en la búsqueda de ganancias. Pero, esta vez, los gigantes de la minería y las empresas de energía sucia ondearán la bandera de la emergencia climática para justificar el mismo modelo de negocio mortal.
En esta nueva revolución energética, son el cobalto, el litio, la plata y el cobre los que reemplazarán al petróleo, el gas y el carbón como la primera linea de nuestra destrucción corporativa. Los metales y minerales necesarios para construir nuestras turbinas eólicas, nuestros paneles solares y baterías eléctricas serán arrancados de la tierra para que el Reino Unido continúe disfrutando de la “ética del bote salvavidas”: una sostenibilidad temporal para salvarnos, pero a costa de los pobres.
La reducción de la dependencia de los combustibles fósiles por sí sola ciertamente no resuelve la crisis de desigualdad y pobreza que enfrenta la mayoría de los ciudadanos del mundo, dos mil millones de los cuales ni siquiera tienen acceso a la electricidad o una cocina limpia.
La escala de nueva extracción necesaria llegará a empequeñecer la actual búsqueda implacable de recursos sobre los que se basa el capitalismo. La OECD’s Global Resources Outlook (Perspectiva de recursos mundiales de la OCDE) hasta 2060, basada en un crecimiento mundial anual del PIB del 2,8 por ciento, estima que los recursos extraídos aumentarían de 79.000 a 167.000 millones de toneladas. Se trata de un aumento general del 111% con un aumento del 150% en metales y un aumento del 135% en minerales.
La extracción de recursos es responsable del 50% de las emisiones globales, y la minería de minerales y metales es responsable del 20% de las emisiones incluso antes de la etapa de fabricación.
Y detrás de cada tonelada de extracción hay una historia de contaminación y agotamiento del agua, destrucción de hábitats, deforestación, envenenamiento de la tierra, impactos en la salud de los trabajadores y cientos de conflictos ambientales, incluido el asesinato de dos defensores del medio ambiente semanalmente.
En un giro irónico final, la extracción de los mismos minerales necesarios para nuestras nuevas tecnologías verdes dará como resultado un debilitamiento de la capacidad de recuperación de los ecosistemas que son cruciales para amortiguar y mitigar los impactos del irreversible cambio climático.
De lo que se habla mucho en el Partido Laborista británico y en los sectores de izquierda de los demócratas en EEUU es de una “transición justa” (transición de trabajos intensivos en combustibles fósiles a trabajos verdes) y pasar a una “energía 100% renovable”. Sin embargo, estos movimientos no se dan cuenta de que estas soluciones socialdemócratas serían desastrosas para gran parte de la población mundial. Un "Green New Deal" (nuevo pacto verde) en el molde del pensamiento actual conducirá a una nueva forma de colonialismo verde que continuará sacrificando a la gente del sur global para mantener nuestro modelo económico roto.
La demanda de energía renovable y tecnologías de almacenamiento superará con creces las reservas de cobalto, litio y níquel. En el caso del cobalto, del cual el 58% se extrae actualmente en la República Democrática del Congo, ha contribuido a avivar un conflicto que ha arruinado la vida de millones de personas, provocado la contaminación del aire, el agua y el suelo, y ha convertido la zona minera en uno de los 10 lugares más contaminados del mundo.
Algunos estudios estiman que la demanda de cobalto para 2050 será del 423% de las reservas existentes, con litio en 280% y níquel en 136% de las reservas actuales. El telurio para paneles solares podría superar las tasas de producción actuales para 2020. En lugar de hacer frente a la realidad de que el capitalismo requiere un crecimiento implacable y es simplemente incompatible con la lucha contra el cambio climático, ya se está planificando una nueva lucha por la extracción de minerales con propuestas para la minería en aguas profundas. que destruirá algunos de nuestros ecosistemas más frágiles con más extracción planificada en Brasil, China, India y Filipinas.
La semana pasada, la líder de la comunidad chilena, Marcela Mella, advirtió que los planes del gigante minero Anglo-American de extraer 400.000 toneladas de cobre por año durante los próximos 40 años de los glaciares andinos de Chile, podrían conducir a la destrucción de ecosistemas vitales que también abastecen de agua a los 6 millones de personas que viven en la capital de Chile, Santiago. Los ejecutivos mineros dijeron en su AGM “nuestros productos son esenciales para la transición a una economía baja en carbono”. La nueva ola de extracción verde promete ser tan mortal y sucia como la extracción de combustibles fósiles.