Complots económicos: cuando las conspiraciones existen
por Rabioso
SALUD: LA CONSPIRACIÓN DEL AZUCAR
En los años sesenta la Sugar Research Foundation (SRF, la actual Sugar Associaton) pagó en secreto a científicos prominentes especializados en nutrición de Harvard para que restasen importancia o suprimieran evidencias que identificaban el azúcar como una de las principales causas de enfermedades cardíacas. De manera paralela, se favoreció la teoría de que el colesterol era el culpable de las enfermedades de corazón y se impuso la ley del silencio hacia los críticos, que perdieron las subvenciones para sus estudios o incluso sus puestos de trabajo, como John Yudkin. La conspiración se destapó en septiembre de 2016, cuando la revista de la Asociación Médica Estadounidense publicó un artículo sobre una serie de documentos internos de la industria alimentaria que demostraban sin lugar a dudas la conspiración, como explica el documental Colesterol, el gran engaño.
GENERAL MOTORS DESTRUYE EL TRANSPORTE PÚBLICO
Alrededor de 1920 en EEUU cerca del 90% de los desplazamientos se realizaban sobre raíles, en un momento en el que solo uno de cada diez ciudadanos tenía coche. Todo cambió a partir de los años 30, cuando los automóviles dejaron de estar al alcance de unos pocos, y al mismo tiempo compañías privadas empezaron a comprar las empresas que operaban los tranvías y trenes de decenas de ciudades de EEUU para desmantelarlos y sustituirlos por autobuses. Tras la Segunda Guerra Mundial se supo que detrás de dos de esas empresas se encontraban como principales inversionistas el gigante automovilístico General Motors (GM) y las petroleras Standard Oil y Phillips Petroleum, así como el fabricante de llantas Firestone. Al sustituir los tranvías, movidos por electricidad, por autobuses mucho más contaminantes, que utilizarían neumáticos, consumirían gasolina y necesitarían piezas de los implicados, todas esas empresas se beneficiaron. La Guerra Fría les ayudó en sus planes, ya que en los años 40 el gobierno no invirtió en mejorar las líneas de trenes y tranvías, sino que construyó el Interstate System, un enorme sistema de autopistas y carreteras, como parte de un programa para prepararse para una guerra atómica con la URSS.
OBSOLESCENCIA PROGRAMADA: LAS BOMBILLAS
Hacia la década de 1920, un grupo de empresarios se dieron cuenta de que cuanto más duraban sus productos, menos dinero ganaban ellos. Y así nació lo que se llama la obsolescencia programada, la reducción deliberada de la vida de un producto para incrementar su consumo, que muchos especialistas consideran tuvo un papel fundamental para acabar con la Gran Depresión. El primer paso se dio con la creación del cartel Phoebus el 23 de diciembre de 1924, cuyo objetivo era controlar la fabricación y venta de bombillas. Para ello, impulsó para la estandarización del procedimiento de venta, duración de las lámparas (que se redujo a 1.000 horas de media, menos de la mitad de lo que duraban hasta entonces), y se marcaron unos mínimos de calidad, además de repartir los mercados mundiales de bombillas. El cartel se derrumbó tras la aparición de competencia escandinava (la North European Luma Co-op Society), la Segunda Guerra Mundial, y una investigación antimonopolio del gobierno de EEUU, pero la idea de la obsolescencia programada se generalizó, como explica el documental Comprar, tirar, comprar. La historia secreta de la obsolescencia programada.
ENERGÍA: EL ACUERDO DE LA LINEA ROJA
Tras la derrota del Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial y el reparto de su territorio entre Londres y París, en 1928 se firmó en una reunión secreta el Acuerdo de Achnacarry, por el cual las principales empresas petroleras anglosajonas aceptaban cumplir una cláusula que las prohibía a perseguir de forma independiente intereses petrolíferos más allá del territorio otomano. De esta forma se creó un monopolio petrolífero o cartel de inmensa influencia, que comprendía un vasto territorio y dominaría el mercado hasta la postguerra. La creación en 1953 de la empresa estatal de hidrocarburos italiana (ENI), dirigida por Enrico Mattei, marcó el principio del fin del cartel. Mattei aprovechó el panarabismo de los gobiernos postcoloniales en Oriente Medio para ofrecerles el 75% de los beneficios y no el habitual 50%, desafiando así al cartel anglosajón, que llamaba “las Siete Hermanas” (Shell, BP, Mobil, Esso, Chevron, Gulf y Texaco). Mattei pagó caro su éxito: en 1962 murió al explotar una bomba en su avión, asesinato en el que estuvo implicada la red Gladio.
PATENTES: LA PROHIBICIÓN DEL DDT
La publicación en 1962 del libro Primavera silenciosa, de Rachel Carson, que aseguraba que desaparecerían todos los pájaros del mundo si se seguía usando el DDT, dio lugar al ascenso del ecologismo y la prohibición global del insecticida, pese a que el juez de la EPA encargado del caso llegó a la conclusión de que “el DDT no es un riesgo cancerígeno para el hombre... (ni) tiene un efecto deletéreo para los peces de agua dulce, organismos estuarianos, aves silvestres u otro tipo de vida salvaje”. De hecho, el DDT había logrado el milagro de acabar con la malaria en el sur de Europa y EEUU, y estaba cerca de conseguir aplastar la enfermedad más mortal para el ser humano. Pero el DDT carecía de copyright, no como los insecticidas que le sustituyeron, como el Glifosato, considerado cancerígeno y responsable de la actual desaparición masiva de insectos. Según el documental 3 Billion and Counting, la prohibición del DDT ha costado la vida a millones de personas -y enriquecido a Monsanto.
EL LIBOR, LA MAYOR CONSPIRACIÓN FINANCIERA
El Libor (London Interbank Offered Rate), creado en los años 80, es, junto con el Euribor, el tipo de interés que se aplicaba a los préstamos que se realizan entre bancos, y refleja lo que estos esperan pagar por pedir dinero al resto de entidades. Se trataba de un mercado global y escasamente regulado que movía billones de euros al día, siendo el referente mundial para 550 billones de dólares en derivados financieros de todo tipo de contratos. En base al Libor se concedían créditos empresariales y préstamos hipotecarios; se estima que en 2008, el 60% de las hipotecas de alto riesgo y casi la totalidad de las hipotecas subprime de EEUU estaba atada a la tasa Libor. Si el Libor subía, los pagos mensuales de intereses de los consumidores también. De acuerdo a las investigaciones del FBI, los principales bancos del mundo se beneficiaron de la manipulación de la tasa Libor en su propio interés, un fraude que por su escala es la mayor estafa financiera de la historia. Mediante la manipulación de la tasa Libor, los bancos podían hacer que sus balances se vieran más saludable de lo que realmente eran, mientras que los consumidores pagaban los déficits reales.
Este artículo ha sido publicado en el número 6 de la revista Prisma, que puede descargarse gratuitamente aquí.