Cuando Europa era el Tercer Mundo (La importancia estratégica de Siria, 2ª parte)
por Rabioso
6 de abril de 2019
PRIMERA PARTE: Del Fértil Creciente a las Cruzadas
NEOLIBERALISMO ROMANO Y DERRUMBE IMPERIAL
La llamada Edad Media es el resultado de la implosión del Imperio Romano occidental, cuya estructura económica se basaba en una versión extrema del mercado libre, similar a la del actual neoliberalismo. La creación del mercado único romano, carente de restricciones al comercio, dió lugar a una competencia sin límites que acabó convirtiendo el precio, y no la calidad, en el motor de las ventas. De esta forma, las industrias fueron destruidas una tras otra de manera paralela al hundimiento de precios y salarios, dando lugar a una extrema polarización de la sociedad que se refleja en el 80% de la población de Roma que al final dependía de las ayudas de un estado que, a su vez, dependía de la conquista y pillaje de nuevos territorios para que cuadrasen sus cuentas. A la destrucción de la industria, fundamento del comercio, le siguieron las ciudades, que se acabaron despoblando, mientras aparecían enormes latifundios en occidente, dotados de todo tipo de artesanos, que eran completamente autosuficientes. Cuando finalmente colapsó el imperio, tras llegar a su límite su expansión territorial, las bases del feudalismo medieval estaban sembradas, y el comercio había dejado de existir de facto, reducido a productos de los que se podía prescindir:
"El tesoro de un rey franco del siglo VI sólo equivale a la renta anual de un propietario romano de segunda clase de finales del siglo IV... los palacios vuelven a ser de madera, al igual que la vajilla que en ellos se utiliza; las tumbas de los campesinos, así como sus cabañas, revelan una indigencia total. La depresión... no es un cambio de decorado, sino un verdadero y auténtico cataclismo (...) El declive romano resulta... de las fuerzas acumulativas de la competitividad y de la economía de mercado que la ha dominado hasta el final, arrastrándola hasta hacerla desaparecer" (1).
La autodestrucción del sistema económico romano provocó la casi total desaparición del comercio en Europa, y con él del sistema monetario. Ambos fueron sustituidos por el trueque y una economía de autosuficiencia que hacía innecesarios el dinero y el comercio -y eliminaba el beneficio (2). Antes de hundirse, el Imperio Romano se dividirá en dos partes: la occidental, plagada de enormes latifundios y cuyas ciudades estaban desapareciendo, y la oriental, caracterizada por la burocracia imperial y el comercio. Mientras el Imperio Romano occidental se hundía, el Imperio Romano oriental tenía una situación económica desahogada gracias a su privilegiada situación geográfica en las rutas de comercio del continente euroasiatico; tanto que, en el siglo VI, el emperador Justiniano intentó reconquistar Europa occidental, logrando hacerse con el control del norte de Africa y buena parte de la península itálica hasta que una terrible epidemia (La Plaga de Justiniano) puso punto final a la campaña militar. La principal consecuencia para el futuro de Europa de la campaña militar de Justiniano fué el paso de Venecia a la jurisdicción del Imperio Bizantino (el Imperio Romano de Oriente).
EUROPA Y LA “AYUDA AL DESARROLLO" DE LA CIVILIZACIÓN ARABE
Mientras Europa se sumergía en el feudalismo, en Oriente Medio se ponía en marcha la edad de oro de la civilización islámica. Tras el derrumbe del Califato Omeya, cuyo centro había sido Siria y su capital Damasco, en 762 el califa Al-Mansur, fundador del califato Abasida, mandó construir Bagdad (la "ciudad redonda") como capital imperial y centro industrial. Este enorme proyecto, similar a la rasante industrialización de China en las últimas décadas del siglo XX, concentró a los mejores 100.000 artesanos del mundo árabe en una sola ciudad, que llegó a alcanzar el millón de habitantes y generar el 50% de la producción total del mundo árabe. Como todo estado altamente industrializado, Al-Mansur necesitaba países subdesarrollados a los que vender sus productos manufacturados, y los encontró en Europa. El Imperio Abasida ofrecia calidad de vida árabe a precios elevados:
"Una espada de acero damasceno, por ejemplo, costaba tanto como media tonelada de mineral de hierro, y el precio de otras armas era mucho mayor. De esta forma, los productos árabes de consumo cotidiano se convirtieron en artículos de lujo para los superricos europeos. La corte de los reyes francos, por ejemplo, se reunía llevando trajes de seda similares a los usados por funcionarios de segunda de Bagdad, pero que en los reinos bárbaros del norte costaban tanto como el total de los ingresos anuales de todo un distrito" (3).
Al-Mansur puso en marcha medidas para facilitar la compra de productos manufacturados árabes a cambio de materias primas a los europeos, que en una ironía de la historia fueron llamadas literalmente “ayuda al desarrollo". La principal fue buscar intermediarios para acceder a los mercados europeos, ofreciendo a los jefes de los clanes judíos, cuyas familias estaban repartidas por todo el continente eurasiatico (4), una rebaja de impuestos del 10% a quienes se dedicasen al comercio con Europa. Junto a los judíos, los sírios jugaron un papel fundamental como intermediarios con la subdesarrollada Europa durante la profunda Edad Media:
"Occidente se derrumbó... La economía quedó encerrada. Las interdicciones canónicas formuladas por una Iglesia soberana y las condiciones generales no permitieron el comercio dinerario. No podían existir bancas ni banqueros en el seno de la primitiva sociedad medieval (...) Sin embargo, las operaciones financieras no pudieron ser evitadas en su totalidad porque persistió un determinado estado de civilización. Se encontraban por una parte los monjes y, por otra, las gentes separadas de la comunidad católica, es decir, los sirios y los judíos (...)
No todos los sirios eran originarios de Siria. Se designaba bajo este nombre a los traficantes griegos, armenios o persas, que comerciaban ya con los países de occidente mucho antes de las invasiones árabes. En cuanto les fué posible, se dedicaron a mantener una corriente cambista con Bizancio. No eran más que un tenue hilo y resultaba extremadamente angosta la »franja« de navegación que, bordeando por Venecia las costas mediterraneas, permitía la comunicación con Constantinopla. Los sirios eran ante todo mercaderes. Gregorio de Tours menciona a un tal Eusebio »syrius negotiator«. Aquella gente aportaba seda, cuero, vinos, a cambio de metales, pieles, eunucos, esclavos blancos de los dos sexos. Marsella era su puerta hacia Oriente y poseían barrios reservados en Arlés y Narbona. Limitados a las necesidades de sus negocios, las operaciones bancarias que realizaban eran someras y burdas. Se dedicaron también al espionaje económico por cuenta de Bizancio (...)
Lo que diferenciaba a los sirios de los judios era la existencia de judíos sedentarios, que vivían lejos del mar y agrupados en colonias, para ayudarse entre sí, y que se dedicaban, por tanto, a actividades distintas a las de los negociantes viajeros... Los sirios y los judíos habían mantenido un mínimo de relación con Bizancio. Los cristianos de Nápoles, de Salerno, de Amalfi, de Venecia habían logrado anudar lentamente algunas relaciones comerciales con numerosos negociantes árabes... Los sirios desaparecieron en el siglo IX por alguna razón desconocida... (5)
LAS REPÚBLICAS MARÍTIMAS ITALIANAS Y LA RESURRECCIÓN DEL MERCADO EN EUROPA
Tras el colapso del sistema económico romano, en la Alta Edad Media los principales problemas del comercio en Europa eran la desaparición del mercado, debido a la autarquía general, y la falta de financiación. Pese a que el comercio con el mundo islámico estuvo prohibido de manera intermitente en la Europa medieval, las nacientes repúblicas marítimas italianas lograron acceder a los lucrativos mercados bizantino y árabe, motivo quizás de la desaparición de los intermediarios sirios. A pesar de los peligros del comercio marítimo en una época en la que los mares estaban infestados de piratas, los beneficios de acceder a unos mercados que vivían su época dorada justificaban el riesgo, como muestran los planes de un mercader árabe expuestos por Fernand Braudel:
"Quiero enviar azafrán a China, donde he oido que se vende a un precio muy alto, y entonces enviar porcelana china a Grecia, brocado griego a la India, hierro indio a Aleppo, cristal de Aleppo al Yemen y los materiales que logremos despojar a los yemeníes a Persia" (6)
En cuanto a la financiación, sus principales fuentes fueron la piratería (en el caso de Génova) y la venta de esclavos: "Las grandes repúblicas marítimas de Génova y Venecia eran los mayores mercados de esclavos de la época. Estaban reducidos a la esclavitud en todos los individuos capturados al norte del Mar Negro, donde la colonia genovesa de Caffa representa el centro del comercio de esclavos"; A ello se debe que la palabra eslavo, referida a los habitantes del este de Europa, se derive de esclavo (7).
Cuatro eran las repúblicas marítimas italianas (Génova, Pisa, Amalfi y Venecia) que rivalizaban por el control de las dos rutas marítimas del comercio exterior europeo. La ruta adriática, infestada de piratas, estaba controlada por Venecia, mientras que Amalfi era la de mayor peso en la ruta tirrena y la más importante de todas, como demuestra que fue la primera emisora de monedas de oro, o la Tabulae amalphitanae, primer código marítimo mercantil usado en el Mediterraneo entre los siglos XII y XV (8).
Amalfi disfrutaba de una situación geográfica ideal, al estar al lado del Imperio Bizantino del sur de Italia, los estados papales y el Califato Abasida en Sicilia. Sus mercaderes fueron los primeros en establecer sucursales en los principales puertos comerciales del Mediterraneo, donde no tardaron en surgir barrios amalfitanos dotados de un estatus extraterritorial y en los que regía la legislación de Amalfi, y en los que vivían más amalfitanos que en la propia Amalfi. Gracias a su antigua pertenencia y posterior alianza con el imperio Bizantino, Amalfi disfrutaba de un acceso privilegiado y sin restricciones a los mercados bizantinos, siendo la puerta para el comercio bizantino con el Mediterraneo occidental. Al mismo tiempo, Amalfi mantenía también estrechas relaciones comerciales con los territorios árabes, y está documentada la presencia de comerciantes amalfitanos en 996 en Cairo. El comercio amalfitano con el mundo árabe se basaba en el envío de materias primas y productos de poco valor añadido a cambio de productos manufacturados y de lujo, típico de la relación entre paises industrializados y en vía de desarrollo:
"abarcaba hasta el suministro a los Fatimidas de materiales importantes para la guerra: madera de construcción, mineral de hierro y betún, especialmente importantes para el mantenimiento de la flota fatimida, pero también esclavos a cambio de oro y especias. Además de materiales estratégicos, Amalfi suministraba aceite, vino y trigo de Europa, así como duelas de barril, zapatos de madera y cáñamo. Las clases pudientes de Europa aceptaban a cambio con ávidez productos de lujo: terciopelo, tapices, piedras preciosas, perlas y marfil, especias de todo tipo y bálsamo e incienso para las litugias religiosas" (8)
El puerto egipcio de Alejandría era la puerta de acceso a los mercados del imperio árabe, columna vertebral del comercio euroasiático. Allí, los mercaderes europeos no eran tratados como iguales por los musulmanes: mientras en el mercado bizantino la religión no era un obstáculo (la división religiosa entre ortodoxos y católicos se inicia oficialmente en el siglo XI), en Alejandría necesitaban un permiso especial para poder comerciar, tenían que pagar más impuestos y vivian en zonas especiales (guetos) (10).
CRIA CUERVOS... BIZANCIO Y EL ASCENSO DE VENECIA
La conquista del sur de Italia y Sicilia por los Normandos en el siglo XI tendrá enormes consecuencias para el futuro de Europa; una de ellas fue el fin de Amalfi, principal competidora de Venecia por los mercados bizantinos. Tras la ocupación normanda de la ciudad, Pisa aprovechó la debilidad de Amalfi para eliminar a su competidora con dos ataques en 1135 y 1137, utilizando en el segundo 100 barcos y 30.000 soldados, arrasando la ciudad (11).
La caida de Amalfi eliminó el último obstáculo al ascenso de Venecia. Protegida por una laguna y con acceso al mar abierto, su situación estratégica era similar a la de Amalfi, al estar situada al borde de tres potencias (el Sacro Imperio Romano, los Estados Pontificios y el Imperio Bizantino), y ser la puerta de entrada en Europa de las rutas comerciales euroasiáticas. Como Amalfi, Venecia había pertenecido formalmente al Imperio Bizantino, y tenía privilegios comerciales concedidos por éste y el Sacro Imperio. Además, existen indicios de las relaciones de Venecia con Oriente Medio durante la Edad Media: una crónica encontrada en un manuscrito de la Biblioteca Marciana de Venecia relata la visita, en 765, de cuatro mercaderes venecianos a Bagdad; y en 828, según la leyenda, dos mercaderes venecianos robaron el cuerpo del apóstol San Marcos en Alejandría y lo trasladaron a Venecia, donde se convertiría en el patrono de la ciudad y su símbolo, el león alado, pasó a ser el de Venecia (12).
Venecia luchó por convertirse en el socio privilegiado de Bizancio en Europa, compitiendo con Amalfi y Nápoles. Como agradecimiento a su ayuda militar en la lucha contra los piratas sarracenos (el papel de 60 barcos venecianos al lado de los bizantinos en una batalla naval contra los sarracenos en Tarento en 840 fué clave para lograr la victoria), el emperador dio a Venecia la independencia y amplios privilegios comerciales. En 1002 y 1003, Venecia llevó a cabo una campaña para limpiar de piratas el Adriático, que pasó a estar bajo su control. Tras ayudar al Imperio Bizantino a frenar el avance normando en la periferia italiana, los mercaderes venecianos fueron liberados en 1081 del pago de impuestos o tarifas aduaneras en el territorio bizantino, que se extendía hasta el norte de Siria; además, debido a que Amalfi, hasta entonces el principal socio comercial europeo de los bizantinos, había sido tomada por los Normandos pocos años antes, en 1072, los bizantinos entregaron a los venecianos numerosas sucursales de mercaderes amalfitanos en sus territorios bizantinos y en el Levante (13).
Mediante estos privilegios comerciales, el fin de la piratería en el mar Adriático y la desaparición de Amalfi y Nápoles, sus competidores en el mercado bizantino, Venecia monopolizó el comercio exterior de Europa, y se convirtó en la mayor potencia económica del continente. Para Braudel, la importancia del comercio con Oriente Medio dió una ventaja clave a Venecia frente a sus rivales:
"¿Puede explicarse (la hegemonía Veneciana en Europa) por sus lazos preferidos (y tradicionales) con el Oriente, mientras que las otras ciudades italianas estaban más interesadas con el mundo occidental, que por entonces tomaba forma lentamente?... La sangre vital del comercio veneciano era su conexión con el Levante. Debido a ello, si Venecia parece ser un caso especial, ¿no se debe a que toda su actividad comercial de la A a la Z estaba dictada por el Levante?" (14)
LAS CRUZADAS: OCUPACIÓN DE LA COSTA SIRIA Y CONTROL DE LAS RUTAS COMERCIALES EUROASIÁTICAS
Además de dar lugar a la caida de Amalfi y el ascenso de Venecia, la presencia de los Normandos en Italia tuvo graves consecuencias para Europa, Venecia y Siria: el Papado se alió con ellos, dándoles legitimidad y usándoles para librarse de la tutela del Sacro Imperio Romano Germánico pese a las amenazas imperiales. De esta forma, el Papado de convirtió en una estructura de poder independiente, un estado clerical, pasando a emplear la fuerza militar para conseguir sus intereses; las Cruzadas abrirán la era de las Ordenes Militares, gigantescas organizaciones militares que solo obedecían al Papado, que en nuestros días sigue usando mercenarios (la Guardia Suiza). La ruptura definitiva de la iglesia en esa misma época entre ortodoxos y católicos (1054) y el creciente problema de la tierra debido al aumento de la población en Europa, abrió el camino a las Cruzadas en Oriente Medio, justificadas por la petición de ayuda del Imperio Bizantino, que no tardaría en arrepentirse (15).
Venecia al principio se distanció del movimiento cruzado, pero el inesperado triunfo de la Primera Cruzada (1099) la obligará a apoyarlo, ya que la participación de su rival Génova en el establecimiento de reinos cristianos por los Normandos en territorios por donde pasaban las rutas comerciales dominadas por los árabes eran una amenaza para sus intereses. Las Cruzadas fueron tan terribles para Siria y el Levante como beneficiosas para Venecia:
"Antes de la conquista, Palestina era una zona cuya economía florecía. El cristal sirio era uno de los artículos más famosos del mundo, y en torno a Jerusalen las fabricas textiles se habían especializado en la producción a gran escala de productos textiles. Aproximadamente el 80% de todos los talleres fueron arrasados en el delirio homicida inicial de los cruzados, especialmente las fábricas textiles, cuya destrucción interesaba especialmente a los fabricantes de paños de Flandes. Mas tarde no obstante se dejó con vida a los artesanos especializados musulmanes, que se consideraban siervos... la empresa veneciana de un principe cruzado adquirió un grupo de 300 trabajadores del vidrio sirios a cambio de seis kilos de piedras preciosas. Estos fueron sacados rapidamente del país (ya que las piedras preciosas en realidad eran de cristal sirio) e internados en la isla de Murano en Venecia. A partir de entonces la ciudad de la laguna pasó a controlar el mercado de este producto, tan precioso como frágil" (16)
Además de robar trabajadores especializados para hacerse con secretos industriales, Venecia no tenía límites en la defensa de sus intereses comerciales, como demuestran sus actividades en el comercio de la sal: "A finales del siglo XII Venecia empezó a controlar el comercio con la sal de mar de Chioggia, y a partir del siglo XIII el de Cervia. Desde 1240 importó sal de todo el Mediterraneo. En 1281 se impuso a los comerciantes la venta de sal a través de Venecia. A finales del siglo XIII Venecia intentó incluso provocar un aumento del precio de la sal de mar mediante la destrucción de las salinas de Creta" (17).
Las Cruzadas tuvieron enormes consecuencias para la economía europea. Por un lado, Venecia y Génova se hicieron con el control de la desembocadura de las rutas comerciales euroasiáticas y, por otro lado, lograron hacerse con el control de nuevas formas de producción, acabando con la dependencia europea de los productos elaborados del mundo árabe. Además, las destrucciones de los Mongoles, entre ellas arrasar Bagdad hasta los cimientos, convirtieron a los antiguos exportadores en importadores: desde el siglo XII, Flandes e Italia se convirtieron en grandes exportadores de productos textiles en Oriente Medio (la producción italiana de seda, por ejemplo, era muy apreciada en Siria y Egipto), y lo mismo ocurrió con el azucar, que los árabes dejaron de fabricar y pasaron a comprar a los europeos (18). El proceso de la caida de la producción del mundo árabe fue paulatino: "Los talleres de Egipto y Siria no desaparecieron del todo. Hasta finales del siglo XV existían en Damasco y Alejandría manufacturas dedicadas a producir seda y brocados, que se exportaban al norte de África y paises de Europa. No obstante, la decadencia de las actividades comerciales de Oriente Medio eran graves, tanto desde el punto de vista del volumen de producción como de los problemas que esto provocaba en los balances de cuentas" (19).
Gracias a la ocupación de territorios por todo el Mediterraneo oriental y el Mar Negro por genoveses, florentinos, venecianos y pisanos, el comercio empezó a cambiar de dirección, pasando a beneficiar a Europa, y muy especialmente a Italia, dando lugar al Renacimiento. Para ganar ventaja frente a la competencia, y hacer frente al aumento constante de las tensiones con el Imperio Bizantino, Venecia organizó la Cuarta Cruzada, en la que tropas mandadas por un Dogo veneciano conquistaron y saquearon Constantinopla en 1204, que pasó a ser la capital del Imperio Latino, un estado títere en manos de Venecia. El antiguo imperio fue repartido entre los cruzados y los venecianos, y éstos se llevaron la mayor tajada: además de anexionarse 3/8 partes del territorio, se apropiaron de numerosos barrios comerciales de ciudades de Siria, Palestina, Creta y Chipre, y expulsaron a la competencia genovesa. La Cruzada contra la única potencia cristiana en Oriente Medio tendría a medio plazo graves consecuencias para los estados cruzados, al aislarlos, pero aumentó aun más el poder veneciano y su control sobre las rutas comerciales; esto se puso de manifiesto en la puesta en marcha décadas más tarde del Fondaco dei Tedeschi, una residencia obligatoria para los comerciantes alemanes y un símbolo del proteccionismo veneciano, que imponía fuertes pagos y tarifas aduaneras a quienes quisieran comerciar en su territorio: tan solo los ingresos del Fondaco eran suficientes para cubrir el presupuesto anual de la ciudad.
La llegada de los Mongoles a Oriente Medio marcó el momento más peligroso para la supervivencia de la civilización árabe. Tras destruir el Sultanato de Rüm de los turcos selyúcidas en 1243, arrasaron Bagdad en 1258, no dejando piedra sobre piedra y levantando pirámides con las cabezas de los habitantes del que había sido el corazón del mundo árabe, y se prepararon para dar el golpe de gracia al mundo árabe: la conquista de Egipto. Es entonces cuando se pone en marcha la "cruzada mongola" (20), una alianza de cruzados y mongoles para llevar a cabo una ofensiva conjunta contra el Sultanato Mameluco, creado en 1250 como respuesta a la VII Cruzada (un intento francés de invadir Egipto). En 1260, ejercitos cruzados al mando de un general mongol tomaron Damasco, y a continuación los ejércitos mongoles avanzaron hacia el paso de Galilea, la llave de Egipto, pero los Mamelucos lograron derrotar a los hasta entonces invencibles mongoles en la batalla de Ain Jalut, en la costa siria. Para evitar que pudiera repetirse, los Mamelucos iniciaron a continuación una campaña en la que conquistaron los estados cruzados uno tras otro, y en 1291 tomaron de la fortaleza costera de Acre, principal centro comercial veneciano en Oriente Medio, poniendo punto final al movimiento cruzado en la costa siria.
DEL CONTROL DE LOS MERCADOS al CRASH FINANCIERO DEl SIGLO XIV
La pérdida del control de centros clave de las rutas comerciales tras la derrota de los Cruzados redujo la capacidad exportadora de los mercaderes europeos y dio lugar a déficits en la balanzas de pagos por toda Europa. El exceso de producción, al comprarse más de lo que se vendía, se unió al deber pagos de las caras mercancías procedentes de Asia, mientras que las propias valían poco. Este problema, típico de los países del llamado Tercer Mundo, siempre desemboca de manera inevitable en una crisis de la deuda. Los problemas económicos dan lugar al aumento de la fiscalidad por toda Europa, agravando el problema al reducir el comercio. Entre 1275 y 1350, Italia, centro del mundo financiero europeo, reaccionará a la crisis con alquimia financiera, sinónimo de especulación desenfrenada y burbujas financieras.
El sector financiero italiano se dividía en dos sectores: los mercaderes venecianos y los banqueros lombardos. Sus actividades e intereses eran diferentes: los banqueros italianos actuaban en Europa y las islas del Mediterraneo y obtenían sus beneficios de las letras de cambio, un producto financiero de caracter especulativo equivalente a los derivados actuales, y de suministrar liquidez a los monarcas europeos, mediante prestamos usureros con elevados tipos de interés. Los mercaderes venecianos, en cambio, actuaban a escala euroasiática, y controlaban el mercado de divisas, al monopolizar tanto la entrada de divisas (el comercio exterior europeo) como su salida (el acuñamiento de moneda y la venta de lingotes de metales preciosos). Al estar las fuentes de la liquidez en manos de los mercaderes venecianos, los banqueros lombardos eran meros tiburones nadando en aguas venecianas, y no tardarían en sufrir las consecuencias (21).
De manera paralela a las Cruzadas, Venecia se había hecho con el control de los flujos de capital europeos. De finales del siglo XII hasta finales del siglo XIII, levantó un monopolio casi absoluto del comercio de oro y plata entre Europa y Asia: en las primeras décadas del siglo XIII ya acuñaba y comerciaba las principales monedas de Europa y del Imperio Bizantino. Según Braduel, a partir de comienzos del siglo XIII "Venecia había atrapado deliberadamente a todas las economías de su entorno que dependían de ella, incluyendo la economía alemana, para su propio beneficio; su existencia se basaba en la de aquellos, impidiéndoles actuar libremente... El siglo XIV fue testigo de la creación de un monopolio en beneficio de las ciudades-estado de Italia, tan poderoso (...) que los estados territoriales embrionarios, como Inglaterra, Francia y España sufrieron necesariamente las consecuencias".
Ante el creciente estancamiento de la economía, Venecia aprovechó su control del mercado de divisas hacer frente a la caida de beneficios del comercio, a costa de aumentar el déficit de la balanza de pagos europea y agravando la situación. "A partir de 1320 tuvo lugar un envío masivo de plata a los territorios de ultramar de Venecia, que provocó un desequilibrio financiero en Europa a mediados del siglo XIV" (22). Entre 1325-50, las exportaciones venecianas de plata equivalieron a "quizás el 25% de toda la plata acuñada en Europa en aquella época... lo que provocó problemas crónicos en la balanza de pagos en lugares tan alejados como Inglaterra y Flandes". Francia "se quedó sin monedas acuñadas en plata", y segun el responsable francés de acuñar monedas, 100 toneladas de plata habían sido exportadas "al país de los sarracenos". Según Frederik Lane, "los gobernantes de Venecia estaban menos interesados en las ganancias de las industrias que en los beneficios extraidos mediante el comercio entre regiones con un valor diferente del oro y la plata" (23).
Mientras Venecia utilizaba el tráfico de divisas para hacer frente al estancamiento económico, a costa de reducir la liquidez en Europa, los bancos lombardos aprovechaban su control de las finanzas de las monarquías para especular en los mercados y obtener inmensos beneficios: "Las supercompañías florentinas se parecían mucho en sus operaciones a las gigantescas empresas agrícolas actuales, como Cargill o Archer-Daniels Midland. Utilizaban los préstamos a los monarcas para dominar y controlar el comercio de ciertos productos vitales, especialmente el grano, y luego la lana y la tela" (24). A cambio de los préstamos, los banqueros florentinos imponían condiciones similares a los del FMI de nuestros días: la privatización de segmentos de la economía controlados por el estado (alimentos, vestidos, sal o hierro) para, a continuación, hacerse con el control de las funciones del gobierno. Por ejemplo, en 1325 todos los ingresos del reino de Nápoles, el granero del Mediterráneo en aquella época, pertenecían a la banca Peruzzi, que también recolectaba los impuestos, vendía la producción de grano, reclutaba y dirigía el ejército y nombraba los miembros del gobierno.
Para hacer frente a la crisis que amenazaba con arruinarles, los banqueros lombardos no dudaron en provocar guerras para manipular los mercados. Las guerras contínuas del rey de Nápoles contra Sicilia, por ejemplo, redujeron la producción de grano siciliano, su principal competidor, haciendo subir los precios y permitiendole pagar los intereses de sus deudas. Lo mismo ocurrió es Inglaterra: segun Edwin Hunt, "a partir del reinado de Eduardo I (1291- 1310) y alcanzando su climax con Eduardo III, (los bancos florentinos) Bardi y Peruzzi habían alcanzado el estatus que les daba en la práctica el monopolio de la adquisición y venta de lana". Aconsejado por banqueros florentinos (los Bardi), Eduardo III impuso a Flandes un embargo de lana, que aumentó los precios y los ingresos del rey, a costa de destruir la industria textil flamenca.
Pero provocar conflictos para manipular los mercados hizo caer la producción y puso en marcha una espiral mortífera que hacía imposible a los monarcas devolver los préstamos, por lo que aumentaron la presión fiscal. La caida de la producción y el aumento de los impuestos provocó un éxodo rural a las ciudades, dando lugar al aumento de los alquileres. Los excluidos de todas clases se multiplicaron mientras la aristocracia era cada vez más rica. La polarización de la sociedad europea por el estancamiento económico se hize insoportable, y estallaron conflictos sociales por toda Europa. A las revueltas antifiscales y las protestas de los campesinos se unen pronto movimientos religiosos de corte mesiánico, y la situación amenazó con quedar fuera de control. Al estar encerrado en un callejón sin salida, el rey inglés Eduardo III decidió pasar a la ofensiva. Tras prohibir a los banqueros florentinos expatriar sus beneficios, declaró el impago de sus deudas en 1342, y en 1344 intentó incluso acuñar una nueva moneda, el florin inglés de oro, para hacer frente al abuso de tipos de cambio del florin de Florencia, sobrevalorado un 15% frente a la moneda inglesa. Francia, años antes, había expropiado a los Templarios, orden militar cristiana que se había convertido de facto en una institución bancaria y acuñaba moneda, pero Inglaterra carecía de fuentes extraordinarias de ingresos similares. El impago era la única salida, ya que las deudas eran impagables: según el banquero y cronista Giovanni Villani, la alquimia financiera de los banqueros florentinos, similar a la del FMI de nuestros días, convertía los pagos de la deuda del rey inglés en nuevas deudas: cuando Eduardo III declaró el impago, "los Bardi tenían créditos impagados de más de 180.000 marcos sterling. Y los Peruzzi, más de 135.000, lo que hace un total de 1.365.000 florines de oro, tanto como valía el reino (Inglaterra). Esta suma incluía muchos pagos de la deuda efectuados por el rey en el pasado".
El default británico provocó un efecto dominó, desatando una cascada de quiebras en el sector bancario lombardo. Segun Hunt, "las grandes compañías bancarias solo lograron sobrevivir más allá de 1340 gracias a que no se conocía su maltrecha situación" fruto de sus actividades especulativas, que habían provocado la caida de la producción de los productos vitales que monopolizaban. Ni el "Crash" de 1342, ni la Peste Negra que por aquel entonces acabó con entre 1/3 y la mitad de la población de Europa en pocas décadas, afectó a Venecia: según datos del Dogo Thomasso Mocenigo posteriores al hundimiento de la banca lombarda, el comercio veneciano de lingotes de plata y oro valía 10 millones de ducados y generaba un beneficio anual enorme, el 40% (4 millones de ducados), comparado con el 3-4% de crecimiento de la economía real europea o el 16% de beneficios que obtenían los banqueros de las letras de cambio.
LA ALIANZA VENECIANA CON LOS MAMELUCOS
En Oriente Medio, la expulsión de los Cruzados fue el punto de partida del dominio mameluco sobre Siria, que duró poco más de dos siglos pero marcó profundamente la región. Una de sus primeras medidas fue destruir toda la infraestructura costera siria para evitar una reconquista cruzada, así como reconstruir la región, fundamental por motivos económicos, militares y demográficos. Sin embargo, la era dorada de Siria como centro clave de las rutas comerciales euroasiáticas había pasado, y no recuperaría su anterior importancia. Según Janet Abu-Lughod, la economía euroasiática estaba dividida en 8 subsistemas, conectados por tres rutas comerciales (25):
- La ruta del norte, surgida tras la aparición del Imperio Mongol. Esta ruta fue importante en el siglo XIII, gracias a la Pax Mongolica, que según Balducci Pegolotti la hizo "perfectamente segura de día y de noche" (26). Las brutales campañas militares de Tamerlán en el siglo XIV, que devastaron Asia Central provocaron su decadencia.
- La ruta media, que conectaba la costa siria con Bagdad, dividiéndose entonces en dos rutas, una marina (a partir del Golfo pérsico) y otra terrestre, que atravesaba Irán y el norte de la India y desembocaba en China. Esta ruta fue extremadamente importante para el ascenso de la civilización árabe, pero decayó tras la destrucción mongola en Bagdad en 1258. Venecia había controlado Constantinopla y el puerto de Acre, la principal salida de la ruta al Mediterraneo, excluyendo del comercio a genoveses y pisanos. Tras la caida del Imperio Latino (1261) los bizantinos favorecieron a los genoveses, que pasaron a controlar el Mar Negro, y la caida de Acre en 1291 acabó temporalmente con la presencia veneciana.
- La ruta del sur, que unía Alejandría con el Mar Rojo y, mediante una ruta marítima, con el Océano Índico. A partir del siglo XIII, la decadencia de las otras dos rutas la convirtió en la más importante y más segura, y Egipto la controlaba.
Entre 1291 y 1517, cerca del 80% del comercio europeo con Eurasia pasaba por territorio controlado por los Mamelucos, y El Cairo, su capital, pasó a convertirse en la capital del mundo árabe. Pese a que tras la caida de Acre el Papa prohibió comerciar con los musulmanes, permitió a los venecianos establecer tratados comerciales con el sultán mameluco en 1355 y 1361. De esta forma, Alejandría, la ciudad de San Marcos, no tardó en tener un barrio veneciano cuya riqueza rivalizaba con la mismísima Venecia, la república de San Marcos. Los genoveses tambien establecieron lazos con los Mamelucos, basados en la venta de esclavos, pero en el siglo XIV este comercio llegó a su fin y Venecia se convirtió en el principal socio comercial europeo de los Mamelucos.
Además de Alejandría, los venecianos también se establecieron en Beirut, en la costa siria, que se convirtió en el principal puerto comercial del Levante bajo los Mamelucos (27). Un factor desestabilizador en la zona era la piratería de las órdenes militares cristianas, que desde Chipre (en manos de Venecia) atacaron la costa siria durante la segunda mitad del siglo XIV, siendo aplastados mediante varias expediciones de castigo mamelucas entre 1424 y 1426.
la principal amenaza que tenían que hacer frente los Mamelucos, tras el fin de los estados cruzados, era el ascenso de los Otomanos, que empezaron a avanzar hacia el Levante a finales del siglo XIV. Esta amenaza se redujo tras una campaña militar de Tamerlán a comienzos del siglo XV: tras devastar Siria en 1400-1401, aplastó a los Otomanos, retrasando su inevitable controntación con los mamelucos.
La captura de Constantinopla por los otomanos en 1453 dio un vuelco a la situación, y la expansión otomana se reanudó, esta vez disponiendo de una ciudad inexpugnable. Debido al control de las costas de los venecianos, en 1463 tuvo lugar la primera guerra turco-veneciana, poco después (década de 1480) Otomanos y Mamelucos se enzarzaron en una serie de guerras fronterizas.
Poco después, a finales de siglo llegó a Europa la noticia de que el portugués Vasco de Gama había encontrado una nueva ruta que permitía evitar Alejandría y el monopolio comercial veneciano. Al oir la noticia, el banquero y mercader veneciano Girolamo Prioli escribió en 1501 en su diario: "si esa noticia es cierta, creo que tiene la mayor importancia... porque de la misma manera que un niño no puede vivir sin leche, nuestra ciudad no puede existir sin comercio". En Otoño de 1503, la llegada del primer cargamento de pimienta portugués a Europa (5.000 sacos) hundió en Lisboa el precio de la pimienta un 80%. Este era el principal artículo de exportación de Venecia, que dejó de ser competitiva, provocando que franceses y alemanes pasaran a abastecerse en el mercado portugués. Venecia propuso en 1504 a los Mamelucos la construcción de un canal que conectase Alejadría con el Mar Rojo, para poder mandar barcos con los que hacer frente a los portugueses, pero los Mamelucos no se interesaron por un plan que habría sido carísimo (y posiblemente irrealizable). Se iniciaba la decadencia veneciana.
El sultanato mameluco, tras dos siglos de existencia, se aproximaba a su fin. Mientras Portugal y España sentaban las bases de sus respectivos imperios, en el Mediterraneo tenía lugar la imparable expansión del Imperio Otomano, que en 1517 aplastó a los Mamelucos y se anexionó Egipto y Siria, que pasaron a ser su principal fuente de ingresos. La pérdida de importancia de la ruta media aumentó aun más por los embargos al comercio con Persia y Europa y el aislacionismo de los Ming en China. Siria, ahora carente de importancia estratégica, decayó. No obastante, esto es cierto solo en parte: para los otomanos, el eje estratégico de la región al sur de Anatolia pasaba por Alepo y Damasco, bifurcánsose en direción a La Meca y Egipto. Tras la conquista de Irak en la década de 1530, la ruta desde Alepo a Bagdad ganó en importancia, y Alepo se convirtió en el principal nudo de comunicaciones del oriente medio otomano. Además, los comerciantes portugueses basados en Hormuz se beneficiaron de la ruta del Golfo Pérsico hasta el Levante, y en el siglo XVI Tripoli se convirtió en el principal puerto comercial del Mediterraneo.
LA HERENCIA CRUZADA: EL SECTARISMO EN SIRIA
Tras la ocupación europea de la costa Siria y la creación en su territorio de diversos estados cruzados, las diferentes sectas que vivían en las montañas que separan la costa del interior (alauitas, maroritas, drusos...), y que habían podido desarrollarse a lo largo de los siglos gracias a vivir en zonas de la periferia del mundo árabe, pasaron a tener una enorme importancia debido al papel estratégico que pasó a tener la costa tras la invasión cruzada. Bajo los cruzados, el territorio sirio se fragmentó además en multitud de minúsculos estados durante cuatro siglos, algo que ni Saladino, el caudillo militar egipcio que aplastó a los cruzados al unificar las fuerzas de Egipto y Siria, fué incapaz de eliminar de manera duradera. Los mamelucos intentaron llevar a cabo una consolidación estratégica para poner fin a esta situación, pero el principal escollo fue el cómo someter a las diferentes sectas, para lo que pusieron en marcha diversas campañas militares y políticas de "divide y vencerás" contra ellas, fracasando.
Los otomanos heredaron de los mamelucos el problema de controlar las sectas, como demostró la rebelión de los drusos en 1518, un año después de la conquista otomana de Siria. Los drusos habían sido favorecidos por los mamelucos en la etapa final del sultanato, y se consideraban perdedores de la nueva constelación de poder en la región, por lo que mantuvieron el contacto con los venecianos, que controlaban Chipre, y estaban enfrentados a los otomanos. Los drusos tenían a su favor la geografía agreste de su territorio, su unidad, un liderazgo inteligente y mosquetes venecianos, gracias a todo lo cual pudieron impedir que los otomanos se hicieran con el control de su territorio. Tras la batalla de Lepanto, una victoria veneciana sobre el papel, los otomanos expulsaron a los venecianos de Chipre, y el gran visir otomano dijo al embajador veneciano "Venecia ha recortado la barba del sultán en Lepanto, pero los otomanos han cortado un brazo a Venecia en Chipre. La barba vuelve a crecer...". La pérdida del apoyo chipriota no afectó a los drusos y, en 1585, el gobierno otomano ordenó al gobernador de Egipto reprimirlos. Tras una campaña militar victoriosa mediante tropas de Egipto, Siria y Anatolia, el gobernador fue nombrado primer ministro del gobierno otomano.
La calma duró poco: a comienzos del siglo XVII estalló una nueva rebelión drusa, al mando de Fakhr Al-Din, que estableció una alianza con Ali Janbalad, gobernador de Alepo, un lider tribal kurdo que quería establecer su propio estado. Ambos disponían de contactos con Europa occidental, por lo que eran una amenaza para un imperio otomano que estaba sufriendo problemas financieros y derrotas en Europa. El ducado de la Toscana ofreció a Janbalad apoyo a cambio de privilegios comerciales, y Fakhr Al-Din contactó con el Vaticano, que en 1598 había empezado a estrechar sus relaciones con los maroritas, con los que Fakhr Al-Din estaba estrechamente relacionado.
Janbalad proclamó la independencia de Alepo y derrocó al gobernador de Tripoli, lo que dio lugar en 1607 al envío de tropas por los otomanos, por lo que Janbalad se refugió en Monte Líbano, uniéndose a Fakhr Al-Din, que había logrado tomar el control de Beirut. Janbalad se casó con una drusa y pasó a ser parte de su comunidad, y sus descendientes se convertirían en el clan druso de los Junblat, el más poderoso del Líbano en nuestros días. En 1613, una expedición militar otomana obligó a Fakhr Al-Din a ir al exilio en la Toscana.
En 1618, las autoridades otomanas le permitieron regresar debido a su incapacidad de controlar a los drusos. Poco después, en la década de los 1620, volvió a las andadas, derrocando en 1624 al gobernador de Damasco y extendiendo su influencia hasta Palmira. Esto coincidió con la ocupación de Irak por iraníes, que pretendían marchar hasta Alepo para hacerse con el control del comercio entre el golfo pérsico y el Levante. La respuesta otomana no se hizo esperar, y en 1633 un ejército otomano invadió el Monte Líbano, capturó a Fakhr Al-Did y le ejecutó, y en 1638 se logró expulsar a los iraníes de Bagdad. Siguió un periodo de calma, tras el cual las sectas sirias reaparecieron, en el siglo XIX, como instrumentos de las potencias occidentales para descuartizar a un imperio otomano en declive.
Los planes de Suleiman el Magnífico de convertir el imperio otomano en una potencia global y centro del comercio euroasiático se esfumaron en el siglo XVII, y el Levante pasó a ser parte de un mundo de horizontes limitados. Parafraseando al arabista René Kalisky, con la decadencia de la ruta de la seda Siria pasó de la muerte mongola al silencio otomano.
NOTAS
(1) GOMBEAUD, Jean-Louis / DÉCAILLOT, Maurice (2000): El regreso de la gran depresión, p. 167-8.
(2) LE GOFF, Jacques (2011): "Le Moyen Age et l'argent. Essai d'anthropologie historique".
(3) H.-G. Behr (1975): Söhne der Wüste. Kalifen, Händler und Gelehrte, p. 250 ss.
(4) "Los Radanitas, comerciantes judíos de la Edad Media, dominaron el comercio entre el mundo cristiano y el musulmán entre 600 y 1000 de la era cristiana. Su red comercial cubría la mayor parte de Europa, África del Norte, el Cercano Oriente, Asia central y una parte de la India y de China" (Wikipedia: Rhadanitas).
(5) COLLING, Alfred (1962): Historia de la banca. De Babilonia a Wall Street, p.52-55.
(6) BRAUDEL, Fernand: A History of Civilizations, 1995, p.75.
(7) Wikipedia: "Historia de la esclavitud", "Slavs".
(8) Wikipedia: "Tabulae amalphitanae".
(9) Georg-Michael Freischer (2011): Ritter auf dem Meer. Seemacht und Seewesen zur Zeit der Kreuzzüge, p. 44.
(10) HOBSON, John M.: The Eastern Origins of Western Civilisation, 2004, p.48. Los venecianos aplicaron más tarde el mismo trato a sus visitantes: la palabra gueto tiene su origen en Venecia, donde se creó el primer gueto para recluir a los judios en 1516, el primer paso hacia las cámaras de gas de Auschwitz (Wikipedia: "Gueto").
(11) Wikipedia, "República amalfitana"; Freischer, op. cit., p. 45.
(12) Para poder trasladar en cadaver sin ser descubiertos en los controles aduaneros de Alejandría, los ladrones metieron lo metieron en un barril lleno de carne de cerdo, cuyo contacto está prohibido para los musulmanes (Wikipedia: "Mark the Evangelist"). Las reliquias se perdieron tras una rebelión popular en 976, en la que se prendió fuego al palacio del Dux y la primera iglesia de San Marcos.
(13) La supremacía veneciana sobre el Adriático se refleja en la cartografía islámica: Un mapamundi de 972 del geógrafo iraquí Ibn Hawqal calificaba el Adriático de "Mar de los venecianos", y otro de 1513 del almirante y geógrafo otomano Piri Reis lo llamaba "Golfo de Venecia". venicethefuture.com: "Piracy on the north Adriatic". La entrega de los enclaves amalfitanos a Venecia en: Fleischer, op. cit., p. 45.
(14) HOBSON, 2004, p.119.
(15) Luis GARCÍA-GUIJARRO RAMOS (1995): Papado, cruzadas y órdenes militares, siglos XI-XIII, p. 293. De esta manera se culminó un proceso de creciente acumulación de poder en manos del Vaticano, espuesto en detalle por R.I. MOORE (1989): La formación de una sociedad represora. Poder y disidencia en la Europa Occidental, 950-1250. Karlheinz Deschner (1999): Kriminalgeschichte des Christentums, Bd. 6: Das 11. und 12. Jahrhundert.
(16) BEHR, H.-G.: Söhne der Wüste. Kalifen, Händler und Gelehrte, 1975, p.389-390. Siria e Irak eran conocidos por sus manufacturas de seda, mientras Egipto fué pionero en la fabricación industrial de lino y algodon (Hobson, op. cit., p. 43). El robo de secretos industriales el por otra parte algo habitual: Alemania puso en marcha su revolución industrial en el siglo XIX mediante el espionaje industrial a gran escala en Inglaterra.
(17) GILOMEN, Hans-Jörg: Wirtschaftsgeschichte des Mittelalters, 2014, p.74. La destrucción de la competencia es otro método típico para hacerse con el control de un mercado; durante la Guerra de Independencia contra la ocupación napoleónica, tanto franceses como ingleses se afanaron en destruir la Real Fábrica de Porcelana del Buen Retiro, cuyos productos estaban considerados los mejores del mundo, por encima de las porcelanas francesas de Sèvres. El Pais (23.03.1996): "La Comunidad desentierra la Real Fábrica de Porcelana del Retiro, oculta 184 años"; El País (30.03.1996): "Supuesto"; El Pais (17.09.2011): "Restos de la Fábrica de Porcelana bajo el suelo de un colegio". Alba Escribano hernández (2013): "Real Fábrica del Buen Retiro. La manufactura de lujo madrileña".
(18) Gombeaud/Décaillot, op. cit., p. 74.
(19) Peter Feldbauer / Gottfried Liedl (2008): Die islamische Welt 1000 bis 1517. Wirtschaft. Gesellschaft. Staat, p.152.
(20) Wikipedia, "Franco-Mongol alliance". DE RACHEWILTZ, I. (1971): Papal Envois to the Great Khans; KONSTAM, Angus (2001): The historical Atlas of the crusades (ed. alemana, p.176-177); JOHNSON, Steven M.: "Mongol Military Disasters", Strategy & Tactics #277, Nov.-Dec. 2012, p. 22-31.
(21) Paul B. Gallagher: "How Venice Rigged The First, and Worst, Global Financial Collapse". Un texto altamente recomendable, no tanto por sus dudosas conclusiones como por la riqueza de sus datos.
(22) Frederick C. Lane (1985), Money and Banking in Medieval and Renaissance Venice. Vol. 1, Coins and moneys of account. Igualmente recomendable es el segundo volumen, publicado en 1997, The Venetian money market: banks, panics, and the public debt, 1200-1500.
(23) La misma situación se repetirá, un siglo más tarde con el oro: "La mitad del oro acuñado en Venecia en 1423 parte hacia Oriente y no vuelve"; Gombeaud/Décaillot, op. cit., p. 154.
(24) Edwin Hunt (1994): The Medieval Supercompanies: A Study of the Peruzzi Company of Florence.
(25) Janet Abu-Lughod (1989): Before European Hegemony.
(26) Hobson, op. cit., p. 45.
(27) William Harris (2003): The Levant. A fractured Mosaic, p. 67. Este libro extremadamente recomendable es, sin duda, una de las mejores fuentes de información para conocer la historia del Levante a lo largo de los milenios.
Este artículo ha sido publicado en el número 4 del Boletín de Amor y Rabia, que puede descargarse gratuitamente aquí.