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La nueva supremacía americana, por Béatrice Mathieu (2016)

Published on: lunes, 27 de abril de 2020 // ,


Tras la crisis de 2008, el ascenso de China, el desastre de la Guerra de Irak, EEUU han perdido su estatus de superpotencia. No obstante, el Tío Sam está en la delantera en los sectores claves del futuro: la informática, la inteligencia artificial o incluso la salud


(…) “La hiperpotencia de EEUU finalmente tan sólo ha durado desde la caída del muro de Berlín a 2003, fecha en que los EEUU cometieron un error estratégico enorme: la invasión de Irak”, explica Ali Laïdi, investigador del IRIS (Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas). El ascenso de la apisonadora china y el sueño de la gran Rusia nacionalista han hecho el resto.

Reparto por países de las 100 empresas más grandes del mundo en valor en bolsa 

“Los EEUU pueden aún usar el privilegio del dólar, su imperialismo jurídico y financiero, su predominio tecnológico para relanzar su economía. Pero ya no pueden seguir regulando el capitalismo mundial. Han quedado como la única superpotencia estratégica pero ya no pueden ni ganar una guerra, como han demostrado sus derrotas en Irak y Afganistán, y tampoco pueden impulsar la paz, como ha puesto de manifiesto el descuartizamiento de Ucrania por Rusia”, escribe el ensayista Nicolas Baverez.

Sea cual sea el género del futuro inquilino de la Casa Blanca, tendrá que pilotar una América tipo Jano (en referencia al dios griego con dos caras, AyR). Las desigualdades sociales jamás han sido mayores, con el 15% de la población en la pobreza, comparado con el 11% en 2000. Al mismo tiempo, nunca antes gigantes como Google, Apple, Facebook, Amazon, Microsoft… habían sido más poderosos. De las diez empresas más valiosas del planeta, todas son americanas, y cuatro de ellas son mastodontes de la informática: en cabeza están Apple, seguida por Alphabet (ex-Google) y Microsoft, que ocupan los tres primeros puestos, según la última clasificación de la consultora PwC.

La gran crisis de 2008 surgió en EEUU, pero el pragmatismo y la reactivación de las políticas económicas les han permitido recuperarse rápidamente. Es cierto que la actual recuperación es completamente atípica, como la describe Florence Pisani, economista jefe de Candriam: “Esta recuperación es la más prolongada del periodo de la postguerra, pero a su vez también la más raquítica”. El Tío Sam celebrará sus 87 meses de crecimiento consecutivos en octubre aunque, de media, los periodos de expansión no han pasado de 60 meses desde 1945.

El ciclo económico tras la crisis de 2008/9 ha sido el más débil de todos desde 1945

Al mismo tiempo, hoy día el empleo es un 15% superior comparado con junio de 2009, mientras que, en el mismo estadio de recuperaciones anteriores, el rebote fue del 25%. La causa de esta atonía: una inversión raquítica de las empresas (crecimiento medio del 5% en los últimos cinco años, frente al crecimiento del 10% al 15% en las anteriores fases de recuperación), a pesar de tener unos ingresos record. “Es como si los avances de la técnica no tuviesen el mismo efecto de impulsar el empleo como antes. El envejecimiento de la población, la pérdida de calidad de la educación básica, el aumento de la deuda pública, el crecimiento de las desigualdades pesan estructuralmente sobre el crecimiento potencial del país”, asegura el economista Michel Aglietta.

BIENVENIDOS AL MUNDO DEL PODER INTELIGENTE


¿Y si los instrumentos estadísticos, los termómetros, no fueran suficientemente sofisticados para tomar la temperatura real de esta economía, situada en el corazón de una revolución tecnológica sin precedentes? De hecho, la potencia americana no es hard ni soft, sino smart. Bienvenidos al mundo del “poder inteligente”, según la expresión acuñada por el especialista en relaciones internacionales Joseph Nye. En la era del capitalismo cognitivo, la supremacía americana es incontestable. “En la mayor parte de las tecnologías informáticas, como el big data, la internet de las cosas, la secuenciación del genoma, la ciberseguridad, las tecnologías espaciales y de transporte, la ventaja de los EEUU es considerable”, explica Bernhard Benhamou, director del Instituto de soberanía informática.

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El año pasado, los Estados Unidos han solicitado 58.000 patentes internacionales, prácticamente dos veces más que China. Ocho de las empresas más grandes del planeta que trabajan en la creación de un coche sin conductor son americanas. Más de 439.000 servers se encuentran en territorio americano, cifra dos veces superior a los siguientes nueve estados de la lista; 38% de los data centers están instalados también en EEUU. “La supremacía americana sobre la internet se pone de manifiesto a todos los niveles: infraestructuras físicas, avances técnicos, investigación tecnológica, peso económico y, sobre todo, influencia a la hora de establecer reglamentos”, observa Fréderic Douzet, profesor de geopolítica en la universidad Paris 8 y titular de la Cátedra Castex de estrategia electrónica (cyberstratégie). Los GAFAM (Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft) y sus primos pequeños los NATU (Netflix, Airbnb, Tesla, Uber) se tragan el mundo, comprando a golpe de talonario innumerables por un coste de cientos de millones de dólares Start-Ups desconocidas. Tienen los medios necesarios: tan sólo los GAFAM tienen reservados 1.000 millones de dólares para ello.

Uber, que no se quedar retrasada respecto a Google y Tesla en el tema del vehículo conectado, ha pagado según Bloomberg 680 millones de dólares por Otto, una Start-Up de 91 trabajadores que ha desarrollado un equipo para transformar cualquier camión en un vehículo sin conductor. Washington vigila este ecosistema que combina las decisiones públicas, la investigación privada, las Start-Ups y las grandes empresas. In-Q-Tel, el fondo de inversión de la CIA dotado de 30.000 millones de dólares, está presente en el capital de más de un centenar de Start-Ups, en sectores tan sensibles como la nanotecnología, la biotecnología, la informática analítica o los buscadores. “Los lazos entre la CIA y las Start-Ups no sólo sirven a la seguridad de EEUU, sino que también sirven para asegurar su potencia económica”, concluye Ali Laïdi (IRIS). La batalla con el gigante chino no ha hecho más que empezar.

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