Cuatro tipos de distopía
por Darren Allen
El siglo XX ha sido testigo de cuatro visiones básicas del infierno en la tierra o distopías:
ORWELLIANA (por el escritor George Orwell, autor de "1984", AyR). Gobierno de personas autocráticas totalitarias, un partido o un grupo de élite. Limitadas las elecciones, se reprimen la libertad de expresión y las minorías. Se cree en el orden, la rutina y la moralidad racional. El erotismo físico y la libertad sexual son reprimidas mediante el control violento del impulso sexual. Vigilancia y censura constante. Control de los cuerpos mediante el encierro, el miedo, la represión explícita y violenta de la disidencia, y la obediencia forzada a 'la línea del partido' (fanatismo orwelliano: Todos deben someterse). Control de las mentes mediante la vigilancia explícita, la limitaciones y castigar el lenguaje subversivo (neolengua orwelliana: reducción del vocabulario controlada por el estado, para limitar el alcance de pensamiento). La verdad no se puede conocer (algo también conocido como hiperrelativismo o posmodernismo); por tanto necesitamos una autoridad externa para decidir cuál es la verdad (reyes y sacerdotes) y proteger a la sociedad del caos y la locura (el ellos orwelliano: comunistas, anarquistas, extremistas, radicales, infieles, plebeyos, proletarios, frikis, criminales, etc.).
HUXLEYANA (por el escritor Aldoux Huxley, autor de "Un mundo feliz", AyR): gobierno mediante sistemas democráticos, totalitarios, capitalistas, tecnocráticos. Un súper exceso de oferta para elegir. Limitación del acceso a plataformas para expresarse. Asimilación de minorías (a través del tokenismo, las pequeñas concesiones superficiales), un pilar es la creencia en la moralidad emocional, la "imaginación" y la "flexibilidad". Control mediante el deseo, el endeudamiento, los narcóticos, las necesidades técnicas y la amenaza implícita de violencia. No hay un control visible de la disidencia (mediante la selección del sistema selecciona de opiniones favorables y la autocensura inconsciente). Se suprime el erotismo físico y la libertad sexual mediante la promoción de la sensualidad, la promiscuidad y la disolución pornográficas. Control de los cuerpos a través del placer y la adicción al placer. Control de las mentes mediante el exceso de información y encerrando el lenguaje dentro de unos límites profesionales (el neolenguaje de Ivan Illich o Uniquack, consistente en el uso consciente de tecnicismos para eliminar la capacidad comunicadora del lenguaje, AyR). La verdad puede ser conocida intelectualmente (la religión del cientificismo) y es obvia cuando se comprende (el fanatismo huxleyano: solo los malvados pueden rechazarla) y se aprende en el proceso de establecer una autoridad interna (también conocida como moralidad o conciencia), también llamado 'educación'.
KAFKIANA (por el escritor Frank Kafka, AyR): El gobierno de la burocracia. Control de la población (y de la naturaleza) poniéndolos por escrito; fijando nombres, topografiando terrenos, estandarizando medidas, rastreando movimientos, cuantificando, midiendo y registrando todo lo que sucede en todas partes, abstrayéndolo y haciéndolo manejable, lo que, en sí mismo, provoca un estrés manejable y una autoconciencia esquizoide, autorreguladora de los vigilados burocráticamente (reflejado en ansia provocada por bajas calificaciones, disgustos, juicios oficiales y similares). A esto hay que añadir las funciones y prácticas burocráticas de un sistema abstracto en expansión que están diseñadas para gestionar su propia producción abstracta. El tener que ver cada vez menos con la vida real de quienes se dedican a las tareas burocráticas es ago que necesariamente se vuelve frustrante, interminable, deshumanizante y sin sentido; un estado de cosas que está permitido, y es incluso alentado, ya que automáticamente aplasta a aquellos que amenazan la dirección que lo gestiona; los informales, los analfabetos, los espontáneos, los cambiantes, los raros, las personas locales, privadas, encarnados y todos aquellos que buscan tener una relación directa con sus semejantes; todo lo cual es intolerable para los sistemas kafkianos, que ascienden al poder a funcionarios hipernormales que buscan una relación indirecta con sus semejantes; todos ellos son intolerables en los sistemas kafkianos, que levan al poder a funcionarios hipes-normales que buscan una relación indirecta con sus semejantes y que, por miedo a la vida, buscan controlarla mediante el papeleo.
PHILDICKIANA (por el escritor Philip K. Dick, AyR): Gobierno mediante el reemplazo de la realidad por una imagen virtual abstracta, un ersatz (substituto, en alemán, AyR) de la misma. Esta técnica de control social comenzó con la alfabetización (1) -y la creación de símbolos escritos, que devaluaron la inspiración sensual consciente suave, favoreciendo una interacción privada (lector-texto) con la sociedad, creando la ilusión de que el lenguaje es una cosa, que el significado puede ser almacenado, poseído y perfectamente duplicado, que ese lenguaje de la élite es estándar, y así sucesivamente -y que acaba en la virtualidad-, la conversión de aulas, oficinas, prisiones, tiendas y espacios sociales similares en cubiertas holográficas 'inmersivas' online que controlan y recompensan a los participantes mediante una vigilancia permanente y perfecta, la estimulación de emociones positivas y negativas, la oferta de poderes divinos y amenazando a los inconformistas con ser apartados narcotizándolos o ser desterrados a una realidad no online tan degradada ahora por las exigencias de fabricar un universo artificial completo, que sólo las infernales instalaciones de producción, las viviendas de mala calidad y las prisiones pueden funcionar materialmente allí.
Estas cuatro visiones del infierno (2) se basan todas ellas en el sistema civilizado. Esta base, o trasfondo, sirve como origen y punto de encuentro de los mundos orwelliano, huxleyano, kafkiano y phildickiano, que necesariamente se superponen e interactúan en puntos clave; es decir, en la alienación y la miseria fundamentales de la civilización, la mercantilización y racionalización del capitalismo y el enfoque hiper-especializado e hiper-técnico de la vida del capitalismo tardío. De estas raices comunes nacieron las ramas de la modernidad y la posmodernidad que Orwell, Huxley, Kafka y Dick exploraron y describieron.
Todas las sociedades modernas, por ejemplo, son a la vez Kafkianas y Phildickianas (de hecho, la Phildickia virtual puede ser vista como un refinamiento moderno de los excesos de la lectura y escritura Kafkianos), con un marco general Huxleyano o Orwelliano; las sociedades capitalistas modernas, occidentales, tienden a ser básicamente Huxleyanas (HKP) y, al otro lado del delgado 'espectro político' oficialmente aceptable (también conocido como la 'Ventana de Overton'), los países premodernos, orientales y 'comunistas' tienden a ser básicamente orwellianos (OKP), aunque dentro de estas disparidades hay aún mucha diversidad. Estamos, por poner un ejemplo en el caso del trabajo, en gran parte en un modo orwelliano, donde la libertad de elegir cómo y cuándo trabajamos está estrictamente limitada (ya sea explícitamente o, para los profesionales modernos y autónomos del precariado, implícitamente), donde la espontaneidad, la sexualidad son severamente castigadas y donde, esencialmente, somos tratados como bienes. Sin embargo, cuando dejamos el trabajo, entramos instantáneamente en un mundo huxleyano de libertad trascendente, elección infinita, democracia y placer; podemos comentar, votar, viajar, consumir hasta la saciedad, se abre una panoplia de oportunidades sexuales y creativas y todos en todas partes nos tratan (o al menos se supone que nos tratan) como los dioses capitalistas que realmente somos (término oficial: clientes); al menos aquellos de nosotros que podemos pagar. Los pobres permanecen en la pista de aterrizaje.
La razón por la que los gestores ideológicos (3) -académicos, cineastas, periodistas, etc- prefieren tener dos (o más) sistemas distópicos es porque nos hace parecer a nosotros como los buenos y a ellos como los malos. El comunismo tiene la culpa de sus bancos de alimentos y colas para el pan, pero el capitalismo no tiene nada que ver con los nuestros (o viceversa). Seguro que nuestras masas tienen las mismas vidas miserables que las suyas, se tambalean bajo la misma locura burocrática, tropiezan con los mismos mundos irreales de mala calidad y son testigas de la misma destrucción catastrófica de la naturaleza y la belleza como ellos, pero ¡por lo menos tenemos democracia! / ¡por lo menos nuestras familias están juntas! / ¡por lo menos los trenes salen a tiempo! / ¡por lo menos el juego GTA 9 saldrá dentro de poco! / ¡por lo menos los Juegos Olímpicos nos entretendrán! (elimine lo que considere inapropiado).
NOTAS
1- Obviamente, no estoy sugiriendo que la alfabetización sea intrínseca o completamente distópica, pero es el comienzo de un proceso peligroso y distorsionador, que comienza con sociedades que exigen alfabetización para poder participar, y devalúan el habla y las formas de expresión improvisadas, y terminan erradicándolas completamente de la realidad. Este peligro y distorsión aumenta con cada paso hacia la virtualidad (la impresión, la perspectiva, la fotografía, la televisión, la internet) hasta que, cuando llegamos a la realidad virtual, no queda posibilidad de ensueño, de trascendencia, de humanidad, de significado o de creatividad genuina, todo lo cual se convierte en sospechoso.
2- Con disculpas a Yevgeny Zamyatin, Jules Verne, Walter Besant y otros autores de proto-distopías.
3- Y por supuesto para los que dependen de sus ilusiones.