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Noticias Amor y Rabia

El crimen del Maidan

Published on: lunes, 17 de mayo de 2021 // ,


por Nikolai Azarov


Las fotos que ilustran este artículo son armas utilizadas por los ultranacionalistas ucranianos (calificados unánimemente de "pacíficos manifestantes" por la prensa occidental) en el Maidán en sus enfrentamientos con la policía, fotografiadas por Tom Jamieson a comienzos de 2014 y publicadas en la revista Wired.


Yo ya era un "ex" (1) cuando se llevó a cabo el golpe de Estado.. Cuatro semanas antes había dimitido.  El presidente Viktor Yanukovich no había sido capaz en todo ese tiempo de encontrar un sucesor (la "oposición" era la que debía presentar candidatos) y presentarlo en la Rada Suprema (el parlamento de Ucrania) para que los parlamentarios le diesen su voto de confianza y legitimasen políticamente. Tras las bambalinas había enfrentamientos y regateos, intrigas y denuncias, el presidente estaba indeciso y no tomó ninguna decisión, aunque de él dependían muchas cosas. El país se hundió más profundamente en una crisis política y se hizo cada vez más inestable, porque no había estabilidad en la cúspide. La incertidumbre se generalizó. Se ocuparon edificios de la administración que no se desalojaban y los ataques violentos se multiplicaban. Las calles mandaban. Las fuerzas de seguridad parecían tan aterrorizadas y confusas como el gobierno en su conjunto, que era evidente estaba desintegrándose. Los acontecimientos se desarrollaron entonces de una forma casi forzada.


Ya hace un año, el 12 de marzo de 2013, Arseniy Yatsenyuk y Oleg Tjagnibok habían llamado a derrocar al presidente (2). El lema de su campaña era "¡Ucrania, levántate!", y sonaba el lema de los nazis alemanes en los años 30: "¡Alemania , despierta!". Esto no debería sorprender, ya que uno de los fundadores del llamamiento nacionalista era jefe de la agrupación de extrema derecha "Svoboda" (Libertad). El partido se llamaba hasta 2004 "Partido Social-Nacional de Ucrania", y luego cambió su nombre porque sonaba demasiado a nacionalsocialismo, siendo rebautizado tomando prestado el nombre del "Partido de la Libertad" de Jörg Haider de Austria.


Azarov presentando sus memorias

En los años siguientes las discusiones políticas internas se radicalizaron en torno a la cuestión de si el presidente Yanukovych firmaría el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea a finales de noviembre en 2013 o no.  Se dió a esta cuestión un significado existencial que, sin embargo, no tenía.  La supervivencia del país no dependía de si Ucrania era un miembro asociado de la UE o no.  No obstante el presidente y el gobierno estaban decididos a avanzar en el camino hacia Europa. Pero no a cualquier precio que se nos dictase, y ciertamente no a cambio de abandonar nuestras relaciones tradicionales con nuestros vecinos del Este. Las condiciones que impuso el Fondo Monetario Internacional en este contexto se fueron haciendo cada vez más duras, y sus exigencias de recortar el presupuesto o aumentar el precio del gas un 40% en el mercado nacional nos hacian temer por la soberanía del país.


Igualmente crecieron en Occidente las dudas razonables sobre si Ucrania querría avanzar en semejante dirección de auto-sacrificio. La canciller alemana expresó públicamente estas dudas en unas declaraciónes al respecto el 18 de noviembre de 2013. Las condiciones necesarias para la firma del acuerdo, según dijo Angela Merkel en el Parlamento alemán en Berlín, no existen actualmente.



Casco de un manifestante combinando simbología religiosa (el arcángel San Miguel) con neofascista (la bandera rojinegra del nacionalismo ucraniano colaboracionista con los nazis y el Holocausto)



Ya al día siguiente -en Kiev aún no habíamos decidido nada, ni siquiera hecho declaración pública alguna al respecto- Yatsenyuk declaró a la prensa ucraniana, sin embargo, que el presidente Yanukovich no firmaría el Acuerdo de Asociación. Contra la pared, teniendo que hacer frente a tales presiones en el exterior y el interior del país, me ví obligado a actuar como jefe de gobierno. Después de consultar con el Presidente, el 21 de noviembre detuve la adopción de los preparativos para nuestra capitulación (ante la UE, A&R) y justifiqué esta decisión públicamente. Al hacerlo no ábandonábamos en absoluto la idea de integrarnos en Europa. Lo que hicimos fué dejar claro que no ibamos a permitir perder la iniciativa y tampoco dejarnos engañar. Las condiciones para la asociación con la UE eran simplemente inaceptables, lo que evidentemente era cada vez más obvio para la canciller alemana. En este sentido se expresó el presidente Viktor Yanukovich, que viajó el 28 de noviembre a la Cumbre de la UE en Vilna. Se negó a firmar bajo semejante acuerdo, pero se despidió del resto de jefes de estado y de gobierno comprometiéndose a mantener las conversaciones al respecto con la Unión Europea.


ESCALADA EN KIEV


Esa misma noche, después de mi declaración y el Decreto del Gobierno unos pocos cientos de manifestantes se reunieron en el Maidan. La convocatoria para ello la hizo un periodista que casualmente el 22 de noviembre puso en marcha su propia cadena de televisión. Ese canal de televisión acompañaría las protestas por él iniciadas a partir de entonces. Hromadske.tv (puesta en marcha casi al mismo tiempo y con la misma intención que Espreso TV) declaró que sus emisiones eran independientes del gobierno y ser financiado exclusivamente mediante donaciones, lo cual era cierto, sin duda. Pero ¿quiénes eran los patrocinadores de esta supuesta "televisión popular"? Esto se supo a finales de 2013 gracias al Informe Financiero que presentaron: alrededor de dos tercios, aproximadamente el 60 por ciento del dinero vino de la Embajada de Estados Unidos en Kiev y de la Fundación del estadounidense George Soros. Y la segunda cadena de televisión, Espreso TV, también fue apoyada por el Instituto Nacional Demócrata para Asuntos Internacionales de la ex secretaria de Estado Madeleine Albright y la Fundación Soros.


Movilizados por medios tan "independientes", y probablemente también con el apoyo logístico del exterior (A&R: según un informe del Financial Times tras el golpe, el Maidán también fue financiado por los oligarcas úcranianos, lo que incluía desde el suministro gratis de electricidad hasta los costes de  envíar a clínicas alemanas de "pacíficos manifestantes" heridos en sus violentos choques con la policía), decenas de miles de manifestantes de todo el país fueron llevados a Kiev el 24 de noviembre.  Algunos participantes al borde de la manifestación intentaron ocupar edificios del gobierno, pero esto fue impedido por la policía. No obstante, sus reacciones defensivas a su vez generaron las imágenes y mensajes deseados para mostrar la supuesta dureza del poder del Estado, que se puso en la picota por aquel entonces.  La condenada y encarcelada Julia Timoschenko (3) entró de inmediato de nuevo en huelga de hambre en el hospital ferroviario de Charkov. Pero su solidaridad duró poco, tan sólo un titular en los medios.



Las armas de los manifestantes eran de tipo medieval



El 29 de noviembre 2013 aparecieron por primera vez Arseni Yatseniuk, Vitali Klitschko y Oleg Tjagnibok en el Maidan y exigieron la renuncia del presidente. Al día siguiente, la policía y las fuerzas especiales policiales Berkut (un grupo de intervención policial) intentaron desalojar el Maidan, que se había convertido en la residencia de algunos. El desalojo había sido ordenado por el tribunal de distrito correspondiente, ya que el Maidan, después de todo, es el centro de la ciudad, un lugar público de alto tráfico.  Entonces la "oposición" llamó a protestar mediante una huelga general en todo el país y a ampliar el campamento del Maidan. En este sentido, se ocuparon el Ayuntamiento de Kiev y la Casa de los Sindicatos, y las recien formadas "unidades de autodefensa del Maidán" (A&R: Psarubi, su comandante, uno de los fundadores del “Partido Social-Nacional de Ucrania”, es hoy jefe del parlamento ucraniano) llevaron a cabo sus primeros enfrentamientos con las fuerzas policiales que custodiaban el palacio presidencial. Las autoproclamadas "milicias" golpearon a los policías, lanzaron adoquines e intentaron atravesar el cordón policial usando un vehículo de construcción.


En los días siguientes el Maidan se organizó con precisión militar.  Se puso en marcha una cocina, así como puntos medicos y de suministro, se instalaron pantallas de vídeo y sistemas de altavoces.  Obviamente no se trataba de Public Viewing para dispersar a los manifestantes, sino de difundir su propaganda mediante informaciones partidistas, muy partidistas.


"EL ESTADO DE EEUU" DE LA PLAZA DEL MAIDAN


El 3 de diciembre de 2013, la "oposición" en el Parlamento trató de derrocarme, pero su moción de confianza falló con 226 contra 186 votos. Apelé en la Rada a los manifestantes pidiéndoles que  evacuaran los edificios estatales ocupados, así como el Maidan de forma voluntaria. De lo contrario, estaba obligado a recuperar el orden constitucional haciendo uso de medios coercitivos. Pero no pasó nada, tras mi exigencia no se llevó a cabo ninguna retirada. En lugar de eso, se dirigió un ataque del Maidan contra la residencia del presidente en Meschihirja, que pudo ser bloqueado.


El 8 de diciembre de 2013, los activistas de Maidan derribaron la estatua de Lenin en el centro de Kiev y corearon: "¡Yanukovich, eres el siguiente". El 11 de diciembre, el Maidan fue el espectáculo en la escena política internacional: de manera pública y notoria la subsecretaria de Estado de EEUU, Victoria Nuland, repartió comida a los manifestantes. Después se fue a la embajada de Estados Unidos, mientras que la representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Catherine Ashton, apoyó moralmente a los manifestantes del Maidan. Esto sucedió a pesar de que, entre tanto, las fuerzas fascistas que se autodenominaban "Sector Derecho", habían pasado a dominar la plaza del Maidán.



La inscripción, "Gloria a Ucrania", es el lena de los colaboracionistas con los nazis



La noche siguiente a la "alimentación de los 5.000" de Nuland en el maidan, el vicepresidente de EEUU Joseph Biden llamó por teléfono al presidente Yanukovych. Al descaro de sacar de la cama al jefe de gobierno de Ucrania, el político estadounidense añadió otro más. Dijo que si no se detenía la evacuación anunciada del Maidan, los EEUU "castigarían" a los dirigentes Kiev.  Esta amenaza tuvo su efecto, como descubrí con preocupación al día siguiente al hablar con el Presidente. Viktor Fedorovich no me dijo con qué le había amenazado exactamente el vicepresidente de Estados Unidos, pero me dio la orden de abstenerme de llevar a cabo el desalojo que tenía planeado.


Con esta masiva intervención de Biden había quedado claro quién tenía la última palabra entre tanto sobre el Maidan. Ciertamente los americanos no erigieron las barricadas de neumáticos de coche.  Asimismo, tampoco llevaron las armas a la plaza -algo que veía con creciente preocupación y que motivó mi decisión de evacuar rápidamente el Maidan para evitar que el centro de una protesta civil se convirtiese en el centro de una guerra civil. Los americanos no obstante forzaban de manera evidente la confrontación, era evidente que querían obtener los beneficios de sus inversiones a largo plazo. La señora Nuland había informado el 13 de diciembre en Washington sobre su viaje a Kiev y la llamada telefónica de Biden y reveló entonces que Estados Unidos había invertido más de 5.000 millones de dólares para el "desarrollo de la sociedad civil en Ucrania" desde 1991. ("We’ve invested over five billion dollar to assist Ukraine in these and other goals that will ensure a secure and prosperous and democratic Ukraine" - "Hemos invertido unos 5.000 millones de dólares en esos y otros objetivos que asegurarán una próspera y democrática Ucrania").


Esa "sociedad civil" se desarrollaba rápidamente en esos días. Al oeste de nuestro país fueron atacadas y saqueadas por bandidos armados las estaciones de la policía y las instalaciones de los servicios de seguridad, en particular les interesaban las armas allí guardadas. Robaron armas incluso de nuestras guarniciones del ejército, y un número cada vez mayor de armas empezaban a circular sin control alguno. El oeste de Ucrania era como el salvaje oeste americano del siglo XIX y no como la Europa civilizada del siglo XXI.


Me reuní con el embajador estadounidense Geoffrey Pyatt y los jefes de las misiones diplomáticas de los Estados miembros de la UE, y hablé con ellos sobre estos peligrosos desarrollos. De manera diplomática les recordé su parte de responsabilidad en el caso de que las manifestaciones no se desarrollasen de manera pacífica y de que el peligro de enfrentamientos armados estaba creciendo constantemente. Debían, y así se lo pedí a los embajadores, ejercer una influencia moderadora sobre la "oposición", en lugar de echar gasolina al fuego. Pero ¿cual fue su respuesta? Que mi gobierno debía renunciar al uso de la fuerza y resolver el conflicto pacíficamente.


LAS SIMPATIAS DESAPARECEN


Para mí, semejate exigencia barata era una burla y cinismo. ¿Quien ejerce la violencia, quien provoca, quien ocupaba edificios, quien robó armas y municiones? No obstante, les dije aquello de lo que estaba convencido: el gobierno de Ucrania está todavía a favor de aclarar pacíficamente las cuestiones sociales y políticas. Sin embargo: ¿quién desarmaría las organizaciones paramilitares y las organizaciones que ahora se habían formado en todas partes? ¿Entregarían voluntariamente las armas? Casi imposible de creer. Y, ¿quién es la persona representante del otro bando? ¿Con quién debería el gobierno negociar el fin pacífico del conflicto? Además -no quería ahorrar esta cuestión a mis interlocutores- el apoyo popular al Maidan estaba disminuyendo. Estaba seguro de que debido a los sucesos violentos que le acompañaban, la cantidad de defensores del "Euromaidán" seguiría disminuyendo.  Entre tanto, uno de cada dos ucranianos rechazaba los acontecimientos que estaban teniendo lugar. Cuanto más durase el peligroso caos en la capital y también en el oeste de Ucrania, más se perdería la simpatía por los manifestantes.  El llamado a la paz y el orden sería aún más fuerte y ahogaría los gritos en la calle y de los medios de comunicación "independientes". La razón volviería lentamente, estaba seguro de ello. Pero ¿por qué había que derramar más sangre para darse cuenta de ello? ¿Porque así los querían unos enfermos ególatras? ¿O porque se trataba de lograr "mayores ingresos"?



La variedad de armas de los ultranacionalistas del Maidán tenían dos cosas en común: su peligrosidad, y que cualquiera podía hacerse una



En lo que respecta a la aprobación de la integración en la UE -la cuestión por la que empezó todo- Ucrania seguía dividida sin cambios, como demostraban las investigaciones.  Al oeste del país el 84% querían entrar en la UE, en la capital y sus alrededores un 56% -pero en el sur tan sólo el 30% y en el este un ridículo 18%. ¿Que tipo de gobierno habríamos sido, si hubiésemos olvidado simplemente los intereses de la mitad de la población y sólo hubiésemos hecho lo que la otra mitad de la población exigía con vehemencia con el apoyo del extranjero?


Sin embargo, el presidente Yanukovych cedió ante la intervención de los embajadores occidentales y aceptó formar parte en unas "negociaciones para la paz" con los tres líderes de los partidos de la "oposición". Las conversaciones fueron, en mi opinión, sólo una maniobra táctica para distraer la atención de un problema sustancial. Y eso significaba para mí: ¿Cómo se obtiene el control de las armas que están en circulación? Yatsenyuk, Klitschko y Tjagnibok, sin embargo, declararon al unísono que no tenían ninguna organización armada a sus órdenes,y por tanto no eran responsables de ese desarme.


RUSIA Y CHINA PODRÍAN AYUDAR


Mientras Yanukovich negociaba sin resultados tangibles con los tres líderes de los partidos -incluyendo, no lo olvidemos, uno que era neonazi y xenófobo confeso-, acabé de preparar el presupuesto para 2014 y presenté al parlamento la ley correspondiente. Gracias a los acuerdos con Rusia y China nuestro país debía recibir en 2014 una cantidad récord de inversiónes extranjeras directas y préstamos en condiciones favorables por valor de más de 40.000 millones de dólares. Eso era más que el total de todas las inversiones que había recibido Ucrania en sus 23 años de existencia. Estos fondos permitirían un avance significativo en nuestro desarrollo y asegurarían un crecimiento significativo de los ingresos de la población. El PIB podría, según calculamos, aumentar en un 8%. En estas circunstancias, era fácil salir adelante sin tener que aceptar las cadenas de los préstamos del FMI. No necesitabamos el dinero de Occidente, que nos obligaría a aumentar el costo de vida de todos los ciudadanos de Ucrania dramáticamente y asumir un empobrecimiento de sectores de la población.


Así, por ejemplo, se nos había sugerido en 2011 cerrar 29 minas de carbón de Ucrania hasta el año 2016. Esta "reforma" del sector energético habría sido apoyada con unos modestos 8,9 millones de euros de la UE. La reestructuración de la similar región alemana del Ruhr duró por lo menos tres décadas y costó miles de millones.


Sólo quiero nombrar algunos acuerdos con Rusia y China que habíamos concluido en los últimos meses de 2013, y que entrarían en acción parcialmente en 2014. Rusia concedió a Ucrania en diciembre de 2013 un préstamo de 3.000 millones de dólares en condiciones muy favorables, y de las inversiones que habíamos previsto Moscú quería hacerse cargo de una parte correspondiente a unos 15.000 millones de dólares. Así los proyectos en curso podrían haber continuado, incluyendo la construcción de dos bloques de energía en la central nuclear de Khmelnitsky y una operación en la región Kirovograd, que debeía producir las bases para productos de combustible nuclear, así como la producción estándar de los aviones de los tipos AN-148, AN-158 y AN-70.



La inscripción, "Ternopol", hace referencia a una ciudad en la Galizia, región en la frontera occidental de Ucrania donde el ultranacionalismo ucraniano tiene su base de seguidores. Durante el Maidán llegaron a Kiev autobuses llenos de habitantes ultranacionalistas de esa región.


Con China habíamos firmado varios acuerdos. La República Popular quería construir algunas plantas para convertir carbón en gas en un volumen total de tres mil millones de dólares. Y Ucrania se comprometió a suministrar diez millones de toneladas de grano por año que, y eso era lo interesante, se pagaría por adelantado con 1.500 millones de dólares.  Parte de ese acuerdo era la construcción de un puerto en Kerch para el envío del grano, cuya construcción costaría 3.500 millones de dólares. La empresa estatal china CITIC quería construir viviendas sociales en Ucrania por valor de 15 millones de dólares. Y la adjudicación de la concesión para la construcción de una carretera de circunvalación alrededor de Kiev habría sumado mil quinientos millones de dólares al presupuesto estatal.


Gracias al continuo desarrollo el tipo de cambio de nuestra moneda nacional se mantuvo estable.  A cambio de 8,50-8,70 Grywnja se recibía un dólar. La tasa de inflación en los dos años anteriores había sido cero. Las inversiones previstas y otros indicadores aseguraban un desarrollo exitoso e intensivo de la base económica para los siguientes años. Por supuesto, eso no era un salto en el paraíso, pero sí una opción estratégica para la mejora continua de la existencia de todos los ucranianos -no sólo para unos pocos y para ciertas regiones.


Todo ello desapareció con el golpe de febrero de 2014. Para mí el "Euromaidán" fue y es, por tanto, un acto irreversible de sabotaje contra nuestro pueblo, del que tienen que responder algunos de sus cabecillas y patrocinadores, oligarcas nacionales y aquellos que tenían apoyos internacionales.


Todo lo que está sucediendo en Ucrania no es la consecuencia de la guerra civil. La guerra en sí es la consecuencia del golpe de Estado. Sin este golpe de Estado esta maldita guerra no se habría producido, y sin esta guerra no tendría lugar la destrucción de los medios de vida de nuestro pueblo y la rápida desintegración del Estado.


NOTAS


(1) Nikolai Azarov fue primer ministro de Ucrania durante el gobierno de Viktor Yanukovich y renunció el 28 de enero 2014. A finales de febrero nacionalistas y oligarcas ucranianos apoyados por la UE y EEUU derribaron su gobierno mediante un golpe de estado, el llamado Euromaidán.


(2) Yatsenyuk fue Ministro de exteriores bajo Viktor Yanukovich. Después del golpe se integró en el partido de Tymoshenko Asociación Panucraniana Patria y luego fundó su propia organización, el Frente Popular, siendo nombrado jefe de gobierno; según él, la URSS empezó la Segunda Guerra Mundial. Tjagnibok es el presidente actual del partido neofascista Swoboda.


(3) Yulia Tymoshenko es presidenta del partido Asociación Panucraniana Patria con la que defiende que la entrada de Ucrania en la UE. Fue primera ministra durante la presidencia de Viktor Yushchenko, y más tarde presidenta. Encarcelada por abuso de poder al firmar un contrato con Putin sobre el suministro de gas, fue liberada tras el Maidán. La filtración de una conversación donde deseaba un infierno nuclear a Rusia quedó condenada al ostracismo político en occidente.


(4) Vitaly Klitschko, ex-boxeador profesional y actual alcalde de Kiev, la capital ucraniana, fue apoyado por la ONG alemana Fundación Konrad Adenauer (KAS) para crear una oposición pro-UE frente a Yakunovich. La KAS fue condenada en Egipto en 2013 por golpista (en 2018 la KAS anunció que las condenas in absentia contra 2 de sus trabajadores a 3 y 5 años de cárcel han sido eliminadas retroactivamente mediante un acuerdo de alto nivel entre Egipto y Alemania sobre el estatus de miembros de ONGs trabajando en territorio egipcio, como anunció el Ministerio de Asuntos Exteriores alemán).



Este artículo ha sido publicado en el número 4 de la revista Prisma, que puede descargarse gratuitamente aquí.

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