El Hombre contra la gente
Published on: viernes, 7 de mayo de 2021 //
anarquismo,
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por Agustín García Calvo
Charla-coloquio en Huesca dada el 8 de Mayo de 1995 en Huesca
Gracias por su asistencia, por la hospitalidad de la casa y la del Foro. Gracias a ti que tan atinadamente has dicho unas cuantas cosas sobre las que ahora voy a volver, y les advierto que esto va a ser una conversación, de manera que, si alguien piensa que su voz debe llegar, no tienen porqué esperar al coloquio final sino aprovechar cualquiera de las pausas o interrupciones que voy haciendo para exigirme aclaraciones, dar voz a ocurrencias, contradictorias o no, con lo que vaya diciendo; porque, por supuesto, de esto del Hombre todo el mundo ha tenido que pensar, porque todo el mundo lo sufre, y cualquiera tienen algo que decir. De manera que, por favor, estad preparados desde ahora para intentar hablar. Como gente, no personalmente: las opiniones personales no importan más que, en todo caso, para el engaño, para el trampantojo habitual; y, en cambio, el hablar en público y como público es distinto; eso puede tener cierta gracia. Estén pues dispuestos a recoger esta invitación sin encontrar demasiado estorbo para romper esa vergüenza de hablar en público, una ruptura que, por otra parte, suele tiene buenas consecuencias: cuando se habla en el bar o con la familia o con los amigotes de la oficina, uno está obligado casi infaliblemente a no decir más que tonterías; pero cuando uno rompe la vergüenza de hablar en público la cosa cambia. Pues bien, apelando a ustedes como gente, tratamos de este asunto.
Con el Hombre me encuentro a cada paso. Me lo encuentro, y muchas veces me harta tanto que tengo que preguntar quién es ese Señor: ¿quién es ese Señor? Y en la palabra señor tienen que fijarse un poco, porque, desde luego, le pongo cierta mala intención, que luego se pondrá bastante a las claras. ¿Quién es el Hombre?, ¿Quién es ese Señor?. Desde luego, por lo que se ve, es algo que pertenece a los Señores, al Dominio, a la Cultura. La gente corriente no habla del Hombre. Nada más tienen que fijarse en eso, y mi apelación constante será a ese sentido común que está en el lenguaje corriente, no en las Jergas de los filósofos, de los científicos, de los políticos, de los periodistas, sino en el román paladino con el cual suele el pueblo fablar a su bezino, como decía el maestro Berceo hace ya muchos siglos. En ése no está el Hombre. El Hombre pertenece a la Cultura y, por tanto, como la Cultura, pertenece a los Señores (y en el Régimen que hoy padecemos es el Ministerio y el arma principal del Poder contra el pueblo), está claro que el Hombre les pertenece a Ellos, a los que mandan. ¡Y lo que les gusta!, ¡lo que le gusta el Hombre a los Ejecutivos de Dios! Nada más tienen que recordar, ya desde apenas establecido este tipo de Sociedad del Estado del Bienestar, en el año 69 (si no recuerdo mal), cuando sucedió aquello de que el Hombre pisó la Luna. Alguno de vosotros no habría nacido, pero otros lo recuerdan: ¡el Hombre pisó la Luna!. Y nos han vuelto a recordar al representante del Hombre en aquel caso, aquel astronauta recintado al pisar y bajar al suelo: un pequeño paso para mí, pero un gran paso para la Humanidad, que es lo mismo que este Hombre del que estoy hablando. Y para muestra de los que son los Señores les gusta el Hombre no tenéis más que recorrer cualquier discurso de político, de filosofante, cualquier noticia de prensa para encontrarlo.
Lo malo es que la Cultura penetra mucho y mata... iba a decir a todos pero no es verdad. La Mayoría adopta el nombre, la Mayoría traga, como de costumbre. Alguno adopta el nombre y todo lo que va con él, y ya no es tan raro encontrar, no gente, pero si personas corrientes (ustedes de vez en cuando) que también hablan del Hombre. No todos, la Mayoría. Ceden, que ya es el colmo, hasta las mujeres, que tenían todos los motivos para no ceder, puesto que se trata, como sabéis, del primer caso de dominación (la dominación de las mujeres por el sexo fuerte) de toda la historia, de la sociedad patriarcal, que son todas las sociedades. Esas mujeres, que tenían motivos para no ser el Hombre, sino gente, pueblo, estar más cerca del pueblo, también: en el Estado del Bienestar han adoptado el ideal de los Señores, y todo lo que entienden por liberación, las pobres, es hacerse como Ellos, trepar en la misma pirámide que Ellos, competir en el mismo desastre sangriento que es toda la Historia de la Humanidad. Es decir, rendirse al Otro, rendirse al Hombre. Y esto de las mujeres rindiéndose al Hombre es para mí, desde luego, uno de los aspectos más sangrientos de todo lo que voy contando. Algunas, aún mejor, incluso preferirían decir la Mujer, con mayúsculas igualmente; pero como la Mujer es el Hombre... Esta maldición de hablar del Hombre, se extiende pues, desde hace mucho tiempo a la Mujer, quien sea esa señora. Se extiende también hasta el Niño; yo creo que hasta en algún sitio he visto una estatua del Niño, como en alguna otra parte he visto una estatua de la Madre, y otra del Pastor. Todas esas consagraciones con su mayúscula, y otras realmente con estatua, revelan bien algo de lo que vengo aquí diciendo.
Bueno, esto no es todavía decir mucho de lo que es el Hombre, luego intentaré decir más precisamente qué es, cuando pasemos, como es justo, a la economía, que es donde está la madre del cordero. Pero entre tanto hagámonos estas preguntas generales: el Hombre ¿existe? Si, existe. Existe como Dios; y corno existen todas esas criaturas ideales que hacen las veces de Dios y que a imitación suya han ido surgiendo. En verdad, existir (que es un verbo que se inventó para Dios), solamente pueden existir ese tipo de entes, como el Hombre. Esos son los que existen. A la gente no le pasa eso. La gente va tirando, vive como puede; pero ponerse a existir, no; eso es propio de Dios y de sus Sucesores.
O bien: ¿tiene futuro el Hombre? Si, por supuesto: tiene Futuro; y además, hay que añadir que es lo único que tiene, Futuro. Eso es lo que el Estado quiere conseguir de todos y cada uno, que no tengáis más que futuro. Resulta muy peligroso que se viva, ahora y aquí, según estamos, en este mundo en el que se habla, y no en el mundo del que nos hablan. Resulta muy peligroso que se viva, y por tanto se piense también, aquí. Y el medio de conseguir que no se viva es el Futuro: es hacer vivir en el Futuro. Se os determina por el Futuro, y en ese sentido podemos decir que el Hombre, ese ideal, naturalmente no tiene más que Futuro. En la perfección de su estado sería el Hombre enteramente Futuro.
Existencia, Futuro, éstas son características que quería poner por delante. ¿No preguntáis si vive como la gente? No: ¿Cómo va ser eso propio del Hombre? Es como si se preguntara eso mismo de Dios. ¿Cómo va un Ente como el Hombre o Dios, a entretenerse en eso de andar viviendo. pensando, recordando, dándose un tropezón, arrepintiéndose de lo que ha hecho para volverlo a hacer de una manera distinta? Eso de vivir no es propio del Hombre. Insisto: Él es Futuro. Tiene todo el Futuro y el Futuro, apenas hace falta recordarlo, es la muerte. Por eso, en ese sentido, el Hombre que os estoy presentando es la muerte de lo otro que no es el Hombre, de lo que no se sabe, de la gente esa.
Mortal tiene dos sentidos: el que está sometido a la muerte y el que da la muerte. El Hombre, desde que se inventó en la antigüedad era mortal. Entre los griegos se denominaba con adjetivos como morideros y mortales, sometido a la muerte. Eso se les llamaba para contraponerlos, evidentemente, a los dioses: de quienes se suponía que sí vivían de verdad, que sí eran felices. No se parecen en esto en nada al Dios después desarrollado. Los dioses eran felices, se suponía, y en contraposición, nosotros éramos mortales. Pero esta condición de sometido a la muerte, si os fijáis bien, quiere decir constituido por la muerte, por el Futuro al que se está condenado. Y eso implica el otro sentido de mortal: lo que está así constituido da la muerte. Y, lo mismo que el Estado, el Hombre (que al Estado y al Capital les gusta tanto) es muerte, es mortal.
Del hombre mortal, del Hombre matador, a veces os presentan los Medios de Formación Masas imágenes terroríficas (es el Hombre haciendo estallar el globo en un apocalipsis que, por si acaso, os meten todos los días por los ojos), convinándolas con promesas de florecimiento y buen funcionamiento para el mismo Futuro. Lo uno tiene que usarse junto a lo otro: vamos hacia el apocalipsis, el Hombre destruye al planeta, destruye el Globo, al mismo tiempo que en el año 2075 está previsto que haya una estación espacial que sirva de paso entre la Tierra y Marte, o cualquier otra tontería semejante. Lo uno junto con lo otro, Pero esa imaginería del Hombre destruyendo el Globo es superficial. Estoy animándoos a reconocer que en si, sin acudir a ninguna imaginería, este Hombre ideal, abstracto es muerte, es matador.
Cómo es que este Hombre se debía constituir lo vamos a ver ahora; pero en este momento ya hay que dar paso a vuestras voces sin esperar más. De manera que, por el procedimiento habitual (¡qué se le va hacer!) de levantar una mano para indicar que algo se os está ocurriendo y de vencer la vergüenza y hablar con voz pública, comenzaremos.
¿Por qué el Hombre mortal es matador?
Bueno, por supuesto, algo de eso seguiremos viendo, pero ya se comprende que los entes ideales, futuros, existentes, no pueden consentir la vida de algo que ande por debajo vivo, razonando. Lo vemos con más detenimiento, pero se entiende bien que aquello que no es el Hombre, que no está sometido a la idea, tiene que quedar, en la intención al menos, destruido, anulado. Y viceversa. Claro: aquí estamos tratando que, por el contrario, el pueblo, razón, sentido común, se levante contra el Hombre. Por supuesto, hay un intento de rebelión contra esa muerte sobre el que volveremos. Cabe siempre.
Yo creo que nos has dejado aturdidos con esos argumentos de tanta profundidad, tan vitales, tan sentidos. Y es difícil poder interpretar lo que estás intentando decirnos Entonces, no sé dónde vamos a ir a parar...
Bueno, pero hay algo ligeramente malicioso en lo que me dices: porque, si esto requiere interpretación, yo no hablo con claridad, y la verdad es que pretendo lo contrario, Y está claro, si es de sentido común, interpretación, traducción no requeriría. Yo diría que, si uno se esfuerza por hablar en lenguaje llano (y por mi parte de más en más cada vez lo intento, no emplear nada de la jerga ni de los políticos ni de los filósofos), no hace falta ninguna traducción. Si uno se empeña en eso, el intentar traducir al lenguaje culto (cosa que me sucede con frecuencia a mi mismo) es un desastre, lo estropea todo, lo asimila, lo integra. Me sucede con intérpretes modestos, como los periodistas, que, no pudiendo escribir alguna que otra barbaridad de las que les suelto, tienen que interpretarla, es decir convertirla a jerga habitual, para que no suenen así de mal. Luego me sucede con intérpretes de mayor rango. No, no es interpretación, es simplemente prolongación del intento lo que os pido. Que sigáis hablando en lenguaje llano, con sentido común. Diciendo lo que os rechina o lo que no, cosa así.
¿Por qué el Hombre y no el Ente? ¿Has tenido en alguna ocasión problemas con movimientos feministas?
Sí, con frecuencia y la verdad es que no siempre me he encontrado con suficiente buen humor como para tomarlo a broma: porque es una equivocación sangrienta: cuando al lenguaje se le atribuyen condiciones de machista o cosas por el estilo y se piensa que es un insulto el que a una mujer se le llame catedrático (o al revés, porque ya ni me acuerdo, a lo mejor el insulto es llamarla catedrática) y hacen que en los impresos (cuidado que el Estado y la Banca lo recogen con gusto) haya que escribir os/as, o/a y cosas por el estilo, cuando sueltan tonterías de estas lo sangriento es que están confundiendo el lenguaje (que no es de nadie, que es común, que no es machista ni nada, que está por debajo de toda la Cultura) con la Cultura, que esa si es machista desde el comienzo de la historia. No hay más Cultura que la masculina. No hay más Poder que el masculino, todas las sociedades son patriarcales. Pero el lenguaje es inocente de todo eso. El lenguaje no puede ser de nadie. No hay lengua del mundo en la que el índice central yo-me-mi-conmigo no esté a disposición de cualquiera, sin distinción de sexo, de clase, de edad ni de nada. Las feministas se aferran a veces a tonterías, que además son idiomáticas, porque eso de que en las lenguas haya géneros gramaticales sólo pasa en algunas. Hay muchas que no conocen eso de los géneros gramaticales, y a lo mejor la tribu correspondiente es mucho más machista que la nuestra. El género gramatical no tiene nada que ver con los sexos ni con la diferencia sexual de la manera que ellos creen. Generalmente, cuando hay una oposición de este tipo, privativa, hay término marcado y término no marcado, y cuando no interesa marcar la oposición lo que aparece para representar a ambos es el término no marcado. Y de esta manera el masculino en español es el término no marcado. Evidentemente cuando decimos aquí estamos todos, esto no quiere decir que aquí estemos todos los señores dotados de atributos viriles: estamos todos y todo el mundo lo ha entendido siempre sin ninguna dificultad y nadie se ha ofendido. Lo cual no tendría importancia sino implicara esto: nos perdemos así el apoyo en lo que sólo el pueblo tiene, en lo profundo que es el lenguaje, que, no es Cultura, que no es de nadie. Haciendo esas tonterías lo que se está perdiendo es el instrumento de rebelión primero.
El Hombre todo el mundo ha sabido que es una palabra ambigua en nuestras lenguas. Ya lo era en latín, también en parte antes, con los griegos. Es decir, que en un contexto abarca a personas de cualquier sexo y en otro se utiliza para distinguir. Esto ya se acerca un poco al vocabulario. Cuando de la gramática se pasa al vocabulario ya hay más riesgo de que eso en lugar de ser lenguaje sea Cultura y se halle, por lo tanto, algún reflejo del dominio patriarcal, del dominio de los Señores. Pero el lenguaje no, el lenguaje es inocente. Este Hombre del que he estado hablando es, por supuesto, el Hombre ideal, y ya he dicho que en el Estado del Bienestar la rendición, la sumisión de las mujeres es máxima porque se las está sometiendo al Hombre. Diciendo al Hombre puede parecer que quiere decir al macho, pero no: quiere decir sometiéndose al Hombre ideal. que es el representante del dominio mismo, pensando que no hay más que hacerse como Ellos, trepando en la pirámide y por tanto perdiendo ese aliento de rebeldía que en las mujeres debía ser especialmente vivo.
A mi edad tú crees (...j que irremediablemente voy a tener que ser Hombre ya toda la vida.
A tu edad y a la mía, que es por supuesto mucha más, se pude quitar uno todo lo que haya que quitarse. Lo que pasa es que uno no puede aspirar a hacerlo tan fácilmente y de repente. Hay que levantarse cada día para reconocer que se le ha vuelto a formar una capa protectora de ideas y volver a romper con ellas y al día siguiente otra vez. Es una tarea que nunca se acaba. Uno está condenado al conflicto. Uno es el Hombre ideal, constituido por la muerte, y al mismo tiempo le queda algo de gente.
¿Qué es el sentido común?, ¿Crees que a la gente le queda algo de sentido común?
Sentido común, que a veces digo razón común, es eso que está en el lenguaje comente, eso que he dicho que está por debajo de la Cultura. Es decir, que se entiende mejor oponiéndolo a las jergas. El sentido común se distingue, por tanto, de las opiniones y de las ideas. Eso ya es un camino para saber qué es. Es para mi lo mismo que razonamiento: razonamiento que no razona para sostener una idea y llegar a una conclusión, sino que razona por razonar, dejándose llevar por el propio mecanismo del lenguaje. Desde luego esta palabra no se emplea siempre así. Yo la estoy empleando en lugar de lo que prefiero decir que es razón común y que para mi se iguala con los mecanismos mismos del lenguaje...
Quisiera retomar la primera intervención en relación a que el Hombre es mortal y es matador. También te he oído decir que el pueblo nunca muere y por lo tanto no mata. ¿Qué pasa en el caso del poder teológico, que es inmortal, y sin embargo es el encargado de morir de hacer morir a los seres humanos?
Si, ya dije que el Dios éste evolucionado no se parece a los dioses que vivían y eran felices: Éste no puede vivir. No es que sea mortal, todo el mundo sabe que Dios no va a morirse nunca. No es mortal como las criaturas, es muerto. Dios es muerto en si, lo cual es la perfección de la mortalidad: no es lo mismo que la mortalidad corriente que se reparte por aquí abajo: es la perfección de la mortalidad, es muerto. El Hombre es muerto y, según cabe en ese ideal, le cabe repartir la muerte por doquier. En cuanto al pueblo, y a lo que has adelantado, como a un muchacho amigo se le ocurrió decir una vez a propósito de la muerte de Sócrates y la cuestión de la democracia, no mata a nadie. El pueblo nunca muere: no tiene Futuro. Sobre ello terminaremos insistiendo.
¿También los dioses son mortales?
Desde que los conocemos con La Ilíada y demás son igual de estúpidos, de traicioneros y mentirosos que los mortales. Sin embrago nunca mueren. Y eso de nunca morir parece que a los mortales les daba la noción de una felicidad que después, los epicúreos desarrollaron en el sentido de que los dioses, eran felices gracias a que no se preocupaban para nada de los hombres. Esa fue la tesis epicúrea: había que salvaguardar la felicidad por el procedimiento de la no participación en la pre-ocupación que caracterizaría a los mortales.
Os quería hablar un poco también de como en el surgimiento de esta noción del Hombre, de esta idea del Hombre, hay una especie de sugerencia implícita de Naturaleza Humana. Me estoy refiriendo a vuestros libros de la escuela donde el Hombre aparece dibujado al final de la escala biológica, y no sólo al final sino en la cúspide. Lo recordáis todos: se empieza por una especie de bichitos informes que después se van haciendo pececitos, luego en la tierra van echando patas, van tomando la forma de monos y cuando se llega a la cumbre aparece el Hombre, generalmente erecto, victorioso. Hay efectivamente en todo este engaño que denuncio una sugerencia de Naturaleza Humana. Se quiere hacer creer que el Hombre cumple toda la evolución (que la ciencia presenta como en una especie de aspiración), aspiración a esta perfección que es el Hombre definido así: es un animal pero es el Animal Rey, en el cual se cumple el destino de todos los animales.
Ya comprendéis que esta condición de Hombre es lo que le da derecho para matar a troche-moche a toda especie de bicho. En tiempos más antiguos, el limite estuvo dudoso: los negros del centro de África que tenemos que trasladar para cultivar el algodón en America ¿son Hombres o no son Hombres? no pueden ser Hombres porque entonces ¿cómo vamos a hacer esto con ellos?, ¿cómo vamos a meter en un barco a los 500 que agarremos cuando se acerquen a la costa para que lleguen vivos unos cuantos -los más fuertes, se supone, según la ley de supervivencia- y éstos se dediquen a cultivar las plantaciones?; no puede ser, no. Costaba trabajo, incluso a los teólogos, convencer de otra cosa con respecto a negros o respecto a indios, Y las mujeres ¿son Hombres?; era otra disputa de los padres de la iglesia: tenían alma; era lo único que dijeron, porque el trato de sumisión -que era característico no sólo de la Antigüedad sino de la sociedad ya cristiana- exigía que no se creyera mucho en esto. Ha habido vacilaciones de limites; pero en definitiva la culminación está en ese sitio, el ejemplo más sangriento es el de los niños. Se considera que los niños están para recorrer la misma escala que los animalitos: empezando siendo una cosa muy informe que poco a poco se va formando, y gracias a los cuidados de los padres, de la escuela y del Estado acabarán siendo Hombres, acabarán haciéndose un Hombre. Hasta hace poco el proceso se completaba con la milicia. Allí es donde acababa de hacerse Hombre, si todavía a los 21 años aún le quedaba algún alarde de no ser Hombre, de quedarle algo de vivo y de razonable.
Todo esto lo estoy denunciando como mentira. No hay tal cosa como la Naturaleza Humana. Todo eso es invento de la Ciencia, y la Ciencia es a su vez una parte de la Cultura, y la Cultura es un arma de los Señores. Así que de ninguna manera se le pude prestar a eso más que Fe, corno a los Artículos de Fe de la Iglesia, pero nunca entendimiento. No hay Naturaleza Humana más que como imaginería con que la Ciencia más o menos funciona.
Respecto a los que está por debajo de los Hombres, los animalitos, no quiero decir nada. Quiero recordaras que ahi asoma de vez en cuando el misterio; cuando uno trata de asomarse a los ojos de uno de los animales más cercanos y no entiende, honradamente (con sentido común), lo que pasa. Claro que la mayor parte de la Mayoría tampoco se resigna a eso: convierten a los perritos en Hombres, lo hacen casi como el Hombre, tal vez una clase de Hombre un poco inferior, como antaño los negros o los indios, pero Hombre al fin y al cabo, pues no le dejan ser otra cosa. Y bueno, a veces también pasa con otros animales, pero esto ya es de orden distinto: cuando a los chimpancés en decenios pasados trataban de enseñarles a hablar (aunque fuera por la vía del ordenador), de incorporarlos a la raza victoriosa.
Hablando de animalitos, de lo que pueda quedar por debajo, y en lo que no quiere entrar, tenemos que volver sobre la otra parte del titulo, la gente, el pueblo. Antes he dicho como la invención del Hombre está precedida por la fase de llamarnos mortales para distinguirnos de los dioses. A lo que aludo como pueblo, como gente no le pasa nada de esto. La palabra populus es una palabra prácticamente igual a poopulus que designa al álamo y su familia, al álamo y al chopo. Es decir, que la palabra populus tenia algo de onomatopéyica y sugería rebullicio, lo trémulo, el temblor. Es así como tenéis que entender la palabra pueblo, lo que es la gente. Desde luego ninguna palabra se salva del todo del intento de asimilación: de la palabra gente se han hecho desde antiguo muchos usos. Nada más tenéis que recordar las gentes, es decir, los gentiles, opuestos a los cristianos en la antigüedad. Y del pueblo no digamos: hubo un tiempo en que los representantes extremos del poder, diría más bien caricaturescos (Hitler, Mussolini,...), se complacían en usar el término: popolo, volk, es decir que confundían esto a lo que aludo como pueblo con un pueblo nacional, incluso, en el Ideal nazi con una raza bien determinada: que tiene mucho que ver con la pretensión que he dicho: La Raza única que debía quedar, que era la genuina representante del Hombre.
Ahora tal vez si podemos permitirnos usar un poco más la palabra, pero recordando al álamo y su definición. Por cierto, que eso que llamarnos pueblo o gente tiene la gracia de que, mientras el Hombre sabemos lo que es (como existe, como está definido), esta otra cosa tiene la gracia de que no sabemos qué es ni podemos definirla, ni tiene fronteras pueblo no tiene patria), ni tiene por tanto definición, ni acaba nunca de saberse qué es, ni tiene personas (o sea, número de almas, como las poblaciones de los Estados), ni por tanto se puede contar (porque la falta de la Idea significa la falta del cómputo). Y esto es lo que está por debajo del Hombre y lo que el Hombre trata de matar.
El Hombre, frente a esa gracia de no saber lo que es, es el Hombre que se sabe bien que es, quien es, adonde va, que Futuro tiene. El Hombre en definitiva, aunque a veces sea la Humanidad, es también la persona singular, con nombre propio, ése que escribimos con mayúsculas. Ha adquirido esa mayúscula de que hablamos por imitación y herencia de como la adquirió Dios, en el cual se cumple la confusión entre el nombre común y el nombre propio, porque Dios desde el momento en que ya no hay dioses, siendo a la vez uno y solo, es al mismo tiempo el ejemplo del individuo absoluto. De modo que de esa manera llegó a usar la mayúscula. Esto de las mayúsculas es una cosa de la escritura: como veis, ni si quiera puedo pronunciarla. Me gustaría mucho decir ¡HOMBRE! para imitar a la mayúscula pero no puedo, es un recurso simplemente de la escritura, es decir de la Cultura, de la Historia. Pero no por ello deja de ser significativo. Se desarrolló en la edad media esta costumbre de usar las letras capitales para iniciales de ciertas clases de palabras: los nombres de los personajes. Dios, por el mecanismo que he dicho, adquirió también esa mayúscula, y después de haberla adquirido Él también el Hombre, y se descuidan la Mujer y el Niño: todo puede caber. El Hombre, es el individuo personal, y corno tal una imitación de Dios. Ya la teología desarrollada establecía la identidad del alma personal y Dios mismo, el creador suyo.
En cierto sentido, es, por tanto, (si me permitís ir un poco rápido) Dinero. Porque en la culminación del Desarrollo Dios ha tomado esta cara en la que Estado y Capital de confunden, y es sencillamente el único objeto de la Religión, en su forma más perfecta, a la que llamamos Economía. El individuo personal es Dinero, porque es Futuro: el Hombre que le gusta a la Banca y al Estado es un Hombre que se desvive constantemente por hacerse un Futuro, por ir labrando su porvenir. Es a ese Hombre al que le habla la Banca de los préstamos juveniles para terminar los estudios, de las mejoras a las ayudas para la jubilación, de los préstamos para construir casitas, y todas las demás cosas: constantemente desvivido por su Cultura, enteramente condenado, no sabiendo hacer más cosa que trabajar y divertirse, que es lo mismo (no vamos a andar ahora haciendo distinciones), porque la diversión es, por supuesto, del mismo orden que el trabajo y sirve para lo mismo, pero vivir, pensar aquí y ahora, en este mundo del que hablamos, no. Estar continuamente preocupado, desvivido, ese es el Hombre que a la Banca y al Estado les gusta. Es el buen súbdito y el buen cliente, es el individuo personal en su forma más desarrollada.
Y naturalmente hay individuos que forman conjuntos, clases y masa de individuos, que son las poblaciones ideales que forman parte del Estado más desarrollado. Son aquellas a las que acude la Democracia, que es el régimen más perfecto y desarrollado, el que padecemos hoy día. La Democracia, que es por tanto la muerte del pueblo, como se ve bien en el hecho de que hasta hay canciones populares (que tal vez hasta principios de este siglo parecen que seguían vivas) que desde el establecimiento de la Democracia desarrollada mueren una detrás de otra, hasta por obra de algún bienintencionado recopilador que las conserva en forma arqueológica, en forma de folklore y cosas por el estilo.
El régimen más perfecto se fía del individuo personal (el individuo que es el mismo dinero, cuya firma es dinero, lo mismo un cheque que en un cuadro de un artista famoso) porque es sumisión al Futuro. Éste es del que se fía y sabe que los conjuntos formados así, con individuos, no ofrecen ningún peligro, que los conjuntos o masas de individuos, llegado el caso de la compra en los grandes almacenes o de la votación, cuando lleguen las votaciones, van a querer lo que está mandado que quieran. Convencido cada uno de que sabe lo que le gusta, y sabe lo que opina, y por tanto tiene su propio criterio; convencido de eso, se le coge e infaliblemente: en las votaciones vota lo que hay que votar, y en las compras y en el éxito de los productos se cumple la misma ley. Por supuesto, con la trampa consustancial a la Democracia de equiparar la Mayoría con todos, truco que hasta en las ciencias ha tenido que desarrollarse, en forma de paso al límite, sólo que en la política de una manera mas descarada. La Mayoría obedece porque está hecha de individuos y el individuo es sumiso. Por tanto se consigue que la Mayoría pase por todos y el Orden sea perfecto.
Bueno, contra eso, sigue habiendo por debajo que es de todos, pero que no es de la Mayoría. Sigue quedando algo de eso incógnito a lo que he aludido con nombres imperfectos como gente o como pueblo. Y esto no tiene que ver con la Especie Humana. Digamos que cualquier cosa que hable, cualquier cosa que razone, cualquier cosa que sienta, cualquier cosa de esto que sigue vivo por debajo. Y después de todo, toda esta Historia nuestra (diez mil años, no más hace que hemos aprendido a escribir) no es casi nada: hasta los propios científicos tienen que decirnos que desde hace 500 mil años hay gente hablando por el mundo. Así que sigue por debajo algo, respirando por dentro. Es decir, algo que se mantiene insensible a la mentira que es toda esta imposición de los ideales, el Hombre (que en definitiva es el Dinero), que sigue sintiéndolos literalmente como una herida en sus propias carnes, en lo que es vida inmediata, y también razón común.
Y algo se queda rezongando; por más cuentos que le cuenten. Por más que uno personalmente se lo crea, queda rezongando que es mentira eso que se le quiere hacer tragar. Incluso este régimen, el más perfecto de todos, sigue siendo imperfecto: no ha matado del todo a la gente, sigue quedando por debajo algo de vida, algo de sentido común, que no se sabe lo que es.
¡Vivan las imperfecciones del Régimen! porque eso es la vida, porque sin eso ni siquiera podríamos estar hablando aquí esta tarde, que es una forma de respirar. La gente no sabe adónde va, no sabrá qué definición tiene, ni sabe qué está haciendo aquí, ni por la Historia ni por fuera de la Historia. La gente no lo sabe, y gracias a que no lo sabe tiene que ir haciéndolo, haciendo cosas que no están hechas, en contra del ideal de régimen, que es que no se haga más de lo que ya está hecho.
Es decir, que puede el Poder quedarse completamente tranquilo, pero el Poder tiene esta grieta. El Poder es un mero ideal, por imperioso que sea, por aplastante que sea, al igual que el Dinero. En cambio, las posibilidades de otras cosas, las posibilidades de que la gente viva se abre literalmente sin fin, es aquello que no sabemos y que hay que hacer a medida que no se sabe, descubriéndose a sí mismo si no se hace.
…Parece que hablas de sentimiento y razón pero también de pesimismo y optimismo…
Fijaos que importancia tiene esto. Las palabras corrientes no engañan. Sentimiento y razón son palabras del lenguaje corriente, no son cultismos: pesimismo es una palabra culta, igual que optimismo. No, esas no se pueden emplear; porque optimismo y pesimismo indican Futuro, indican qué se saben; y por contra la gracia está en que no se sabe; porque lo que se sabe no se hace. No: la gente nunca puede ser ni optimista ni pesimista. Cuanto más gente, más desengañada, menos se lo cree, y por tanto más activa. Pero no tiene Futuro, y ésa es justamente su gracia. Es el Hombre el que tiene todo eso.
Cuando te has referido a lo biológico has hablado de los animales que hay por debajo del Hombre. ¿Hay ahí también gente, al margen de la humanización que de ello también hace el Hombre?
Si, es una cuestión complicada, en la que no quería entrar. Me he limitado a decir que es gente cualquier cosa que hable, que razona, que sienta. Es evidente que éste tipo de criatura que somos hablamos en un sentido peculiar. Las demás, también hablan. Y yo soy muy partidario, si alguien tiene todavía necesidades o deseos religiosos, de hacer como muchos pueblos: de descubrir en los árboles, en los ríos, algo que todavía está hablando, y que es humano de la misma manera que es divino. Esto es un poco en broma, para alguien que todavía tenga un resquicio de religión, que a todos nos pasa de vez en cuando. Se puede pensar, si, que por debajo y por encima del hombrecito que figura en lo alto de la escala, por sitios que no se sabe, hay ocasiones en que las cosas, animales, están diciendo algo, nos pueden oír. Cualquier cosa que nos quite de esta inepta soberbia de la especie, de considerarnos una especie privilegiada y culminante, cualquier oído que permita oír lo que dicen los ríos, la brisa en las ramas de los árboles, puede servir para curar un poco de esta estúpida creencia en la posesión, aunque sea del lenguaje. El Hombre no tiene el lenguaje; porque, como veis, vosotros tampoco lo tenéis, Habláis así de bien gracias a que no sabéis lo que estáis haciendo cuando habláis. Este es un buen camino. Si intentarais saberlo nunca lo conseguiríais pues el aparato es enormemente complejo. Y funciona magníficamente. Todo eso se hace por debajo de uno. Así que cualquier cosa sirve para curarse de esto.
¿Qué partidos y qué organismos controlan el Hombre? ¿Son todos iguales?
Todo se organiza bastante bien. Está el Estado Nacional, por ejemplo, España, están otro tipo de estatículos, están otros inventos por encima y por debajo (la fabricación de Europa por encima, las autonomías por debajo) para completar la obra. De manera que todo es Uno. Nadie puede engañarse de que Aragón Uno, Grande y Libre sea distinto de España, ni que Europa Una, Grande y Libre puede ser distinta de España. Pero se dividen, se multiplican las burocracias. Y, para que todo sea lo mismo, se hace parecer que hay diferencias. Luego vienen los personajones, se hace creer que fulano con esa cara que tiene y ese nombre que te hacen aprender a bombo y platillo va a ser distinto de otro señor es lo mismo, todo es intercambiable, pero todo sirve para el engaño. El poder del Poder es uno y el mismo pero siempre tiene que disfrazarse.
Una de las cosas de las que más se habla hoy en día es de los Derechos del Hombre y del asunto de la solidaridad.
Te agradezco que hables de los Derechos del Hombre porque se me había pasado. Es verdad que después pueden nacer los Derechos de la Mujer, los Derechos del Niño, los Derechos del Inválido, por imitación y por distribución. Eso de los Derechos del Hombre suena aburrido. Son cosas que no tienen remedio: si dice Derechos está diciendo aburrimiento. Fijaos que los tipos de estudios que se imponen con mayor vehemencia para la mayoría de la gente poco formada se caracterizan porque van cargados con el aburrimiento: eso que no te gusta nada, eso es lo bueno: eso es lo que te va a hacer un Hombre: los Derechos del Hombre son aburridos porque son vacíos: no hacen más que ratificar la fe en el Hombre, esto es, en la persona individual, y así, cambiar la vida por su sustituto y anular la verdadera reclamación de abajo, de la gente: matar la vida al protegerla (jurídicamente), como se mata la Naturaleza (se la hace Hombre) al protegerla. Y así mismo la solidaridad entre personas no puede hacer más que consolidar la Fe en la Persona, en el Hombre. El pueblo, que no tiene individuo, ni se cuenta, no es solidario: es común. A la solidaridad se contrapone la comunidad, lo que es de cualquiera porque no es de nadie.
El lenguaje culto, como opuesto al sentido común. Yo entiendo que el lenguaje debería ser el vehículo de comunicación de los hombres.
Comunicación dice una parte de lo que es: sirve para eso. Pero la historia de la literatura está hecha sometiendo a la jerga de la Academia Literaria cosas que a lo mejor no lo eran: porque a lo mejor aquellos productos que le han sonado a la gente eran del lenguaje, de la razón común. ahora bien, eso se idea, se traza un esquema de evolución, y eso es mortal. Lo padecen los muchachos de institutos todos los días: lejos de intentar que algo reviva de aquello que está vivo, el programa (no tanto los maestros, porque hay algunos que no están bien hechos del todo) tiene por misión impedirlo: que no haya nunca ningún disfrute del producto, pero a cambio mucha información histórica sobre el poeta. Es decir, rollo para nunca llegar a entender ni a leer ni a sentir nada.
Si este modelo del Hombre no sirve ¿qué nos planteas?
No hay nada que plantear. Ya he dicho que, a pesar de todo, por debajo siempre hay posibilidades. Lo que yo no puedo hacer es meter un Futuro a cambio. El Futuro es de Ellos. Si propongo un Futuro alternativo, estoy sirviendo al régimen como cualquiera. Eso es lo que hace de ordinario, ofrecer alternativas. Para lo que se pueda hacer no hay mas que recordar lo que se dice en la canción de Machado. no hay camino, se hace camino al andar. Él se hace, la posibilidad de que se haga, implica y necesita que no lo haya. ¿Quién soy yo ni nadie para ofrecer a la gente Futuros? Según se vaya haciendo, veremos qué es, pero si empezamos con programas alternativos, estamos en lo mismo, no estamos saliendo del régimen para nada.
...la solidaridad…
Si, pero, por supuesto, con la condición de que no sea a la manera de los rebaños y de los ejércitos que ellos fabrican con su famosa solidaridad. La palabra común lo resume bastante bien. No es un camino que pueda hacer uno sólo, uno sólo es igual que el Estado. De la persona individual ya he dicho todo lo malo que se puede decir y no se puede esperar nada, pero de conjunto solidario de personas individuales tampoco. Es lo mismo. Los individuos y las masas de individuos no pueden hacer más que lo que ya está hecho.
¿Cada vez hay más Hombres y menos gente?
Por supuesto. Hay que considerar esta época nuestra y este régimen que padecemos simplemente como el sitio donde toda la historia está condensada: la eternidad en la actualidad. Probablemente desde que ha empezado la Historia el dominio de los señores, el sometimiento de las mujeres en primer lugar, la cosa ha sido en esencia la misma, pero en la forma en que nosotros lo padecemos es especialmente clara. El intente es que no haya más que individuos personales, que no haya más que Hombres. Pero sigue quedando mucho de gente por debajo...