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Fraude de ley: El pasaporte Covid

Published on: miércoles, 26 de enero de 2022 // ,


por Gorka23

26 de enero de 2022

“Necesitamos soluciones para los problemas reales, no inventar problemas para poder epatar con nuevas soluciones”
Glenn Murcutt

El SARS-CoV-2 mata. El pasaporte Covid mata más. Las armas pueden causar la muerte de personas. Una guerra, en la que se emplean armas de manera indiscriminada y masiva, mata a más personas que las armas en sí.

Es posible que el pasaporte Covid se haya convertido en uno de los principales factores de riesgo para contraer el virus, para enfermar y para, tristemente, fallecer. Si esto fuese así, estaríamos hablando de un hecho gravísimo y sin precedentes. Estaríamos hablando de la implantación de un mecanismo cuya consecuencia más dramática podría ser la muerte evitable de infinidad de seres humanos.

Cantabria y Asturias han suprimido la exigencia del pasaporte Covid. La Rioja, Andalucía, Galicia o Navarra están poniendo fecha final a su utilización o replanteándose su uso. Otras CCAA como Extremadura, Madrid, Castilla y León y Castilla-La Mancha no lo exigieron durante esta sexta ola. El resto mantiene su vigencia.

En Cantabria, “Cara anchoas Revilla” era , hasta hace escasas fechas, un defensor a ultranza de la obligatoriedad del pasaporte e incluso de la obligatoriedad de la vacunación. Sin embargo, ahora dice que su utilidad es nula pero que su implantación “ha sido un acicate para la vacunación”. Son diversos los políticos y científicos que ahora se manifiestan en idéntica línea, en el sentido que el pasaporte, lejos de controlar la pandemia, supone una mayor expansión del virus y que su utilidad radicaba en promover la vacunación a modo de medida coercitiva y de presión que incidía en la voluntad de los ciudadanos.

Un momento. Todo esto ya lo sabemos. Pero lo que nadie dice es que esto resulta gravísimo y constitutivo de delito. Según el “oficialismo”, la finalidad inicial de la implantación del pasaporte fue, como no podría ser de otra manera, de tipo sanitario. Su obligatoriedad respondía al objetivo de limitar o suprimir la movilidad y otros derechos y libertades de las personas no vacunadas porque, siempre según la versión oficial, eran los no vacunados los responsables de la expansión del virus y de la extensión de la pandemia.

Sin embargo, ahora parece ser justo al contrario. El pasaporte significa un incentivo para la movilidad y la participación en actos y acontecimientos que favorecen la propagación del virus. Y para justificar este cambio conceptual tan trascendente, nos están diciendo que ha servido para incentivar ( obligar, más bien) la inoculación de las vacunas.

Esta supone un grave fraude de Ley. El pasaporte no salvaba vidas y no tenía un fin estrictamente sanitario, sino que suponía un determinante factor de riesgo para que se incremente el número de fallecidos. Y todo esto para imponer unas vacunas que, supuestamente, son voluntarias. Pensadlo bien. Este fraude de ley consiste en realizar una conducta aparentemente lícita respaldada por la implantación de una norma pero que produce un resultado contrario o prohibido por otra u otras normas.

Dicho de otra manera, la exigencia del pasaporte Covid (como consecuencia de una norma que lo impone) ha supuesto vulnerar las normas que impiden atentar contra la salud y la vida de las personas. Sería como si la guerra de Afganistán tuviese como finalidad mejorar la democracia y la calidad de vida de los afganos pero, en esencia, el fin último perseguido es utilizarlo como excusa para que algunos hagan grandes negocios o se enriquezcan (hipótesis que se corresponde fidedignamente con la realidad)

Bueno, la muerte inútil de ciudadanos afganos no ha parecido importar mucho a Occidente. Pero la pregunta es: ¿Vamos a permitir que eso mismo suceda con el Pasaporte Covid?

Hay Comunidades que lo han suprimido, otras que se plantean hacerlo y otras que lo mantienen vigente. Esto es una gravísima incoherencia y su gravedad radica en el hecho de que está en juego la salud y la vida de millones de personas.

¿El Pasaporte Covid evita o, por el contrario, fomenta el contagio? ¿ Evita contagios, enfermar y muertes o, por el contrario, provoca mayor infección, enfermedad y muerte? Hay que optar por una de estas dos opciones porque las dos al mismo tiempo no son posibles. El virus no interactúa con el pasaporte en unas Comunidades, regiones o países de una manera y lo hace de la contraria en otras. El virus no entiende de pasaportes.

Esto es de una gravedad sideral. Esto es como si hubiese comunidades o países europeos donde se implanta el carnet de conducir para usar un vehículo porque es una medida que salva vidas y otras zonas o países donde se suprime el carnet de conducir porque así hay menos accidentes y fallecidos. Las dos cosas, al mismo tiempo, no son compatibles.

Si un país europeo suprimiese el carnet y las normas de circulación, todos estaríamos de acuerdo en que se producirían más accidentes y muertos y que habría una evidente responsabilidad penal en la persona o personas que hubiesen tomado esa decisión. Por tanto, si el pasaporte Covid es un factor de riesgo y causa de muerte, entonces todos los que lo han implantado como obligatorio son penalmente responsables, siéndolo más aún los que, a fecha de hoy, todavía mantienen su vigencia.

El virus mata, pero el pasaporte Covid también. El virus es difícil de controlar, va por libre. Pero el pasaporte es una decisión política absolutamente errónea y que, para promover coercitivamente un acto voluntario como es la vacunación, ha supuesto la enfermedad y la muerte de muchos ciudadanos que, sin su implantación, podría haber sido evitada.

Por tanto, si hay muertes que, desgraciadamente, no podemos evitar, por lo menos no implantemos o mantengamos medidas injustificadas que las aumenten. Y, por supuesto, que se depuren las correspondientes responsabilidades legales.

ECONOMÍA