La 'guerra asimétrica' de Rusia sobre Ucrania
por M.K. Bhadrakumar
¿Puede Europa sobrevivir sin el gas ruso?
La respuesta formal de EEUU a las demandas rusas de garantías de seguridad fue entregada al Ministerio de Relaciones Exteriores en Moscú el miércoles. Los peores temores de Moscú se hicieron realidad: Washington simplemente evitó abordar las principales preocupaciones rusas (la expansión de la OTAN, que la OTAN retroceda su despliegue al nivel anterior a 1997, etc.) y, en su lugar, se ofreció a discutir medidas de fomento de la confianza.
No obstante, Moscú solo tomará la via del diálogo, ya que a Rusia no le interesa parecer obstinada, aunque si la experiencia pasada sirve de guía, medir fuerzas con EEUU no suele durar mucho.
El presidente ruso, Vladimir Putin, en su discurso anual ante el Parlamento ruso el pasado abril, trazó claramente las "líneas rojas" de que, aunque Moscú quiere mantener buenas relaciones con otros países y "realmente no queremos quemar puentes... si alguien interpreta nuestras buenas intenciones como indiferencia o debilidad y tiene la intención de incendiar o incluso volar estos puentes, deben saber que la respuesta de Rusia será asimétrica, rápida y dura”.
Desde entonces, los funcionarios rusos han subrayado repetidamente, incluso esta semana, que no hay compromiso posible sobre una mayor expansión de la OTAN o despliegues militares de la alianza en la frontera rusa. De hecho, la reacción “asimétrica” de Rusia ya se está desarrollando.
Potencialmente, hay tres posibles escenarios. El primero, por supuesto, es la exigencia de esta semana del Partido Comunista de Rusia de reconocer las regiones separatistas del Dombás, en el este de Ucrania, a la que siguió una petición del partido gobernante Rusia Unida instando al gobierno a prestar todo el apoyo militar y económico necesario para que esas regiones resistan cualquier movimiento agresivo de Kiev.
El Parlamento ruso podría respaldar estas demandas. Ahora bien, si Kiev interviene militarmente para detener la conversión de Donetsk y Lugansk como entidades independientes y amenaza la seguridad de la población rusa de la región, eso será casus belli para una intervención de Moscú, que no tendrá otra opción que hacer retroceder a las fuerzas ucranianas. y crear una zona colchón en cualquier lugar hasta el río Dnepr.
Un segundo posible escenario que se está activando es el frente de energía. El hecho es que el principal exportador de energía de Rusia, Gazprom, ha estado bombeando gas de acuerdo con los contratos existentes con países europeos. Pero el flujo de gas a Alemania a través del gasoducto Yamal finalizó el 21 de diciembre.
Moscú no ha hecho ningún anuncio al respecto y probablemente espera que sea cuestión de tiempo antes de que las autoridades alemanas aprueben la puesta en marcha del nuevo gasoducto Nord Stream 2, que tiene una enorme capacidad y puede suministrar 55 bcm anuales.
El precio del gas ruso es muy competitivo. El precio promedio del gas ruso es de alrededor de 280 dólares por cada mil metros cúbicos (mientras que el precio del mercado spot recientemente alcanzó los 2.000 dólares). Por lo tanto, EEUU no puede competir con Rusia en el mercado europeo y surge la necesidad de desalojar a Rusia de su posición de suministrador líder de gas.
Sin embargo, incluso si EEUU encuentra una manera de impulsar las entregas de gas licuado LNG a Europa, los precios de la energía se dispararían. Del mismo modo, otros países exportadores de gas (Noruega, Argelia y Qatar) carecen de la capacidad excedente para cubrir el déficit que provocaría eliminar el suministro de gas ruso a Europa.
Así, el gasoducto Nord Stream 2, que Washington quiso liquidar antes de que naciera, se ha convertido en una prueba de la autonomía estratégica de la UE. Washington cree que la demora en poner en marcha Nord Stream 2 presionará a Moscú para que retroceda en Ucrania, ya que Rusia puede ganar más de 15.000 millones de dólares anuales con el gasoducto. (Rusia invirtió alrededor de 11.000 millones de dólares en la construcción del gasoducto).
Moscú ha advertido que mantener como rehén al Nord Stream 2 será “contraproducente”. Y es dudoso que se pueda intimidar al Kremlin para que renuncie a sus preocupaciones vitales de seguridad (expansión de la OTAN, etc.) en aras de salvar las exportaciones de gas a Europa.
Rusia tiene enormes reservas de divisas y puede permitirse algunas pérdidas financieras. Además, Rusia firmará en breve el acuerdo para el gasoducto Power of Siberia 2 destinado a China que tiene una enorme capacidad, 55 bcm. Si llega el momento, Rusia reemplazará a los compradores europeos de su gas con clientes asiáticos como Japón, Corea del Sur y la India.
El tercer posible escenario de la respuesta asimétrica de Rusia se refiere a una esfera completamente intrigante: la política interna de Ucrania. El presidente ucraniano Volodymyr Zelensky encabeza un régimen inestable con una base de poder erosionada. Los elementos de ultraderecha toman las decisiones en Kiev. Tal como están las cosas, las perspectivas de Zelensky de obtener un segundo mandato en las elecciones presidenciales de marzo de 2024 no parecen buenas.
Si Ucrania sufre una derrota militar, el destino de Zelensky está sellado. Dicho esto, los grupos paramilitares extremistas virulentamente antirrusos que están presentes en la línea del frente del Dombás pueden considerar conveniente provocar un conflicto, incitado por los servicios de inteligencia occidentales, desencadenando la intervención de Moscú.
Está claro que la anexión del territorio ucraniano o una invasión directa de Ucrania no está en los planes rusos, pero si la seguridad de millones de rusos en el Dombás se ve comprometida, Moscú no puede permanecer indiferente.
EEUU lo sabe y Zelensky lo sabe. Es por eso que Zelensky y su ministro de Defensa, Oleksiy Reznikov, se pasaron de la raya últimamente y comenzaron a reducir las tensiones, diciendo incluso que Moscú no contempla llevar a cabo una agresión militar.
Se ha citado a Reznikov (que una vez sirvió en el ejército soviético) diciendo el 24 de diciembre, después de una reunión con legisladores en Kiev: “Hasta hoy, el ejército ruso no ha formado un grupo de ataque capaz de llevar a cabo una invasión. No hay motivos para pensar que mañana ocurrirá una invasión desde un punto de vista militar".
Las cosas llegaron a un punto crítico hoy cuando la CNN informó que el presidente Biden tuvo una conversación difícil de 80 minutos con Zelensky tratando de convencerlo de que una invasión rusa era inminente y que Moscú tenía la intención de sacarlo del poder.
Según CNN, en la “larga y franca” conversación, Zelensky no estuvo de acuerdo y estimó que la amenaza de Rusia sigue siendo “peligrosa pero ambigua”, y dijo que no es seguro que se produzca un ataque.
Un segundo análisis de CNN informó hoy sobre “nuevas señales de grietas entre EEUU y Ucrania en torno a la inminencia de una posible invasión rusa… La frustración en Kiev ha aumentado en los últimos días por la escalada de la retórica de EEUU sobre la crisis”.
Lo que debe tenerse en cuenta aquí es que Zelensky ganó las elecciones de 2019 con un gran apoyo de los votantes de etnia rusa en una campaña electoral que buscaba la mejora de las relaciones con Rusia y un acuerdo en el Dombás.
Por supuesto, después de llegar al poder, bajo la inmensa presión de los nacionalistas derechistas ucranianos que dominaban el poder de la calle, y la manipulación tras las bambalinas por parte de las potencias occidentales, Zelensky cambió de rumbo y comenzó a aplicar políticas antirrusas .
Zelensky se da cuenta de que seguramente será el chivo expiatorio si el tenso enfrentamiento actual con Rusia conduce a una guerra. La tragedia es que ya no controla la línea del frente del Dombás, donde hay mercenarios estadounidenses. Su prioridad será sobrevivir en el cargo y recuperar el terreno político perdido antes de las elecciones de 2024.
Moscú tiene una excelente comprensión de las corrientes subterráneas de la política ucraniana. Significativamente, el canciller ruso Sergey Lavrov reiteró hoy a través de los medios estatales que “El presidente ruso ha dicho: si Zelensky quiere hablar de normalizar las relaciones bilaterales…, estamos listos para eso, no hay problema. Que venga a Moscú, Sochi o San Petersburgo”.