-

Noticias Amor y Rabia

El tsunami financiero global planificado acaba de empezar

Published on: lunes, 27 de junio de 2022 // ,


por F. William Engdahl


Desde la creación de la Reserva Federal de EEUU (Fed) hace más de un siglo, el banco central ha desencadenado deliberadamente todos los colapsos importantes de los mercados financieros por motivos políticos. La situación no es diferente hoy en día, ya que es evidente que la Fed está actuando con su arma de tipos de interés para hacer estallar la mayor burbuja financiera especulativa de la historia de la humanidad, una burbuja que ella misma creó. Los colapsos financieros globales siempre comienzan en la periferia, como con el Creditanstalt austriaco de 1931 o la quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008. La decisión del 15 de junio de la Fed de imponer la mayor subida de tipos en casi 30 años cuando los mercados financieros ya están colapsados, garantiza hoy día una depresión mundial y cosas peores.

El alcance de la burbuja del "crédito barato" que la Fed, el BCE y el Banco de Japón han diseñado con la compra de bonos y manteniendo durante 14 años tasas de interés cercanas a cero o incluso negativas, algo sin precedentes, está más allá de la imaginación. Los medios financieros lo esconden mediante informes diarios carentes de sentido, mientras la economía mundiales siendo preparada, pero no para la llamada "estanflación" o una recesión. Lo que se avecina en los próximos meses, a menos que se produzca un cambio drástico de política, es la peor depresión económica de la historia hasta la fecha. Gracias, globalización y Davos.

GLOBALIZACIÓN

Las presiones políticas detrás de la globalización y la creación de la Organización Mundial del Comercio (OMC) a partir de las reglas comerciales del GATT de Bretton Woods con el Acuerdo de Marrakech de 1994 aseguraron que la capacidad de fabricación industrial avanzada de Occidente, especialmente de EEUU, pudiese ser trasladada al extranjero, mediante la llamada "externalización" (Outsourcing), especialmente a países con salarios extremadamente bajos. Ningún país ofrecía más beneficios a fines de la década de 1990 que China. China se unió a la OMC en 2001 y, desde entonces, los flujos de capital occidental a la industria china han sido asombrosos. También lo ha sido la acumulación de deuda en dólares de China. Ahora esa estructura financiera mundial global basada en una deuda record está comenzando a desmoronarse.

Cuando Washington permitió deliberadamente en septiembre de 2008 el colapso financiero de Lehman Bros, el liderazgo chino respondió con pánico y concedió créditos sin precedentes a los gobiernos locales para construir infraestructura. Parte de ella se destinó a cosas útiles, como una red de ferrocarriles de alta velocidad. Y otra parte se despilfarró claramente, en cosas como la construcción de "ciudades fantasma", que están vacías. Para el resto del mundo, la demanda sin precedentes de China de acero para la construcción, carbón, petróleo, cobre y demás fue bienvenida, ya que disiparon los temores de una depresión mundial. Pero las acciones de la Reserva Federal y el BCE de EEUU después de 2008, y de sus respectivos gobiernos, no hicieron nada para abordar el abuso financiero sistémico de los principales bancos privados del mundo en Wall Street y Europa, así como en Hong Kong.

La decisión de Nixon de agosto de 1971 de desvincular el dólar estadounidense, la moneda de reserva mundial, del oro, abrió las compuertas a los flujos globales de dinero. Paso a paso se fueron imponiendo leyes cada vez más permisivas que favorecían la especulación financiera descontrolada en EEUU y en el extranjero, empezando por la derogación de la Glass-Steagall por parte de Clinton a instancias de Wall Street en noviembre de 1999. Eso permitió la creación de megabancos tan grandes que el gobierno los declaró "demasiado grandes como para permitir que caigan" (too big to fail). Eso fue un engaño, pero la población lo creyó y fueron rescatados con cientos de millas de millones en dinero de los contribuyentes.

Desde la crisis de 2008, la Fed y otros importantes bancos centrales mundiales han creado un volumen de crédito sin precedentes para rescatar a las principales instituciones financieras, el llamado "dinero helicóptero" (así denominado por la frase del jefe de la Fred, Bernanke, que se declaró dispuesto a "arrojar dinero desde un helicóptero" como último recurso si fuese necesario para combatir una crisis, AyR). Cuidar de la salud de la economía real no era un objetivo. En el caso de la Reserva Federal, el Banco de Japón, el BCE y el Banco de Inglaterra, se inyectó una suma combinada de 25 billones de dólares en el sistema bancario a través de la compra de bonos mediante la “flexibilización cuantitativa”, así como activos poco fiables como valores respaldados por hipotecas durante los últimos 14 años.




LOCURA CUANTITATIVA

Aquí es donde las cosas empezaron a ir realmente mal. Los bancos más grandes de Wall Street, como JP Morgan Chase, Wells Fargo, Citigroup o en Londres HSBC o Barclays, prestaron miles de millones a sus principales clientes corporativos. Los prestatarios, a su vez, utilizaron la liquidez, no para invertir en nuevas tecnologías de fabricación o minería, sino para inflar el valor de las acciones de su empresa, mediante las llamadas recompras de acciones (stock buy-backs), algo que se denominaba "maximizar el valor para los accionistas".

A BlackRock, Fidelity, los bancos y otros inversores les encantó el enriquecerse de manera gratuita. Desde el inicio de la flexibilización de la Fed en 2008 hasta julio de 2020, se han invertido unos 5 billones de dólares en dichas recompras de acciones, lo que ha creado el mayor repunte del mercado de valores de la historia. Todo se financiarizó en el proceso. Las grandes empresas pagaron 3,8 billones de dólares en dividendos en el período de 2010 a 2019.  Empresas como Tesla, que nunca habían obtenido ganancias, se volvieron más valiosas que Ford y GM juntas. Las criptomonedas como Bitcoin alcanzaron una valoración de capitalización de mercado de más de 1 billón de dólares a finales de 2021. Con el dinero de la Reserva Federal fluyendo libremente, los bancos y los fondos de inversión lo invirtieron en áreas de alto riesgo y alta rentabilidad como bonos basura o deuda de mercados emergentes en lugares como Turquía, Indonesia o, incluso, China.

La era posterior a 2008, basada en la flexibilización cuantitativa y las tasas de interés cero de la Fed, condujo a una absurda expansión de la deuda del gobierno de EEUU. Desde enero de 2020, la Fed, el Banco de Inglaterra, el Banco Central Europeo y el Banco de Japón han inyectado un total combinado de 9 billones de dólares en créditos con tipos de interés cercanos a cero en el sistema bancario mundial. El cambio de política de la Reserva Federal en septiembre de 2019 permitió a Washington aumentar la deuda pública en la asombrosa cantidad de 10 billones de dólares en menos de 3 años. Luego, la Reserva Federal rescató de manera encubierta a Wall Street comprando 120.000 millones de dólares mensuales en bonos del Tesoro de EEUU y valores respaldados por hipotecas, creando una enorme burbuja de bonos.

La imprudente Administración Biden comenzó a repartir billones en el llamado dinero de estímulo para combatir los bloqueos necesarios de la economía. La deuda federal de EEUU pasó de un manejable 35% del PIB global en 1980 a más del 129% en la actualidad. Solo la flexibilización cuantitativa de la Fed, la compra de billones de deuda pública e hipotecaria de EEUU y los tipos de interés cercanos a cero lo hicieron posible. Ahora, la Fed ha comenzado a deshacer eso y retirar liquidez de la economía con QT o el final de su política de reducción de compras de bonos (Quantitative Tightening), además de aumentar los tipos de interés. Esto es algo deliberado. No se debe a que la Fed se tambalee y juzgue mal la inflación.

LA ENERGÍA IMPULSA EL COLAPSO

Por desgracia, la Fed y otros bancos centrales mienten. Subir los tipos de interés no es curar la inflación. Es forzar un restablecimiento global del control de la riqueza en activos del mundo, ya sean raíces bienes, tierras de cultivo, producción de productos básicos, industria e incluso agua. La Fed sabe muy bien que la inflación apenas comienza a afectar la economía global. Lo que es único es que ahora los mandatos relacionados con la energía verde en todos los países industriales están impulsando esta crisis de inflación por primera vez, algo que Washington, Bruselas o Berlín ignoran deliberadamente.

La escasez mundial de fertilizantes, los precios altísimos del gas natural y las pérdidas en el suministro de granos debido a la sequía global o los costos explosivos de fertilizantes y combustibles o la guerra en Ucrania garantizan que, como muy tarde en el período de cosecha de septiembre a octubre, experimentaremos una explosión de los precios de los alimentos y la energía. Todas esas escaseces son el resultado de políticas deliberadas.

Además, una inflación mucho peor es segura, debido a la insistencia patológica de las principales economías industriales del mundo lideradas por la agenda contra los hidrocarburos del gobierno de Biden. Esa agenda está marcada por la asombrosa tontería del Secretario de Energía de los EEUU al afirmar, "compre coches eléctricos en su lugar (a los de gasolina)" como la respuesta a los preciosos explosivos de la gasolina.

De manera similar, la Unión Europea ha decidido eliminar gradualmente el petróleo y el gas rusos sin ningún sustituto viable, ya que su principal economía, Alemania, está preparando el desmantelamiento de su último reactor nuclear y cerrar más plantas de carbón. Como resultado, Alemania y otras economías de la UE sufrirán cortes de energía este invierno y los precios del gas natural seguirán aumentando. Solo en la segunda semana de junio en Alemania los precios del gas subieron otro 60%. Tanto el gobierno alemán controlado por los verdes como la Agenda Verde "Apto para 55" de la Comisión de la UE continúan impulsando las poco fiables y costosas energías eólica y solar a expensas de los hidrocarburos mucho más baratos y confiables, asegurando una inflación sin precedentes impulsada por la energía.




LA FED HA DESCONECTADO EL SISTEMA FINANCIERO

Con la subida de tipos del 0,75% de la Reserva Federal, la mayor en casi 30 años, y la promesa de que se avecinan más, el banco central de EEUU ahora ha garantizado el colapso no solo de la burbuja de deuda de EEUU, sino también de gran parte de la deuda global posterior a 2008, con un valor de 303 billones de dólares. El aumento de las tasas de interés después de casi 15 años significa el colapso de los valores de los bonos. Y los bonos, no las acciones, son el corazón del sistema financiero mundial.

Las tasas hipotecarias de EEUU se han duplicado actualmente en solo 5 meses a más del 6%, y las ventas de viviendas ya se estaban desplomando antes de la última subida delos tipos de interés. Las grandes empresas estadounidenses asumieron una deuda récord debido a los años de tipos de interés bajísimos. Alrededor del 70% de esa deuda está calificada justo por encima del estado de "basura". Esa deuda corporativa no financiera ascendía a 9 billones de dólares en 2006. Hoy supera los 18 billones de dólares. Ahora, una gran cantidad de esas empresas marginales no podrán refinanciar sus deudas existentes mediante nuevas deudas, por lo que en los próximos meses tendrán lugar quiebras. El gigante de los cosméticos, Revlon, acaba de declararse en bancarrota.

El mercado de las criptodivisas altamente especulativo y no regulado, liderado por Bitcoin, se está derrumbando a medida que los inversores se dan cuenta de que no habrá rescate. El pasado noviembre, el mundo de las criptodivisas tuvo una valoración de 3 billones de dólares. Hoy vale menos de la mitad, y están en marcha más colapsos de su valor. Incluso antes de la última subida de tipos de la Fed, el valor de las acciones de los megabancos estadounidenses había perdido unos 300.000 millones de dólares. Ahora, con más ventas de pánico garantizadas en el mercado de valores a medida que crezca el colapso económico mundial, esos bancos están preprogramados para una nueva crisis bancaria grave en los próximos meses.

Como señaló recientemente el economista estadounidense Doug Noland: “Hoy en día, existe una enorme 'periferia' cargada de bonos basura 'subprime', préstamos apalancados, créditos 'compre ahora y pague después', créditos para la compra de coches, de tarjetas de crédito, para la compra de vivienda, y titulizaciones de energía solar solar (solar securitizations), préstamos de franquicia, créditos privados, créditos en criptodivisas y finanzas descentralizadas, y así sucesivamente. Una infraestructura masiva ha desarrollado durante este largo ciclo económico para estimular el consumo de decenas de millones, mientras se financiaban miles de empresas antieconómicas. La 'periferia' se ha vuelto sistémica como nunca antes. Y las cosas han comenzado  a romperse”.

El gobierno federal se va a dar cuenta de que el costo de los intereses de llevar un récord de 30 billones dólares en deuda federal es mucho más costoso que antes. A diferencia de la Gran Depresión de la década de 1930, cuando la deuda federal era casi nula, hoy el Gobierno, especialmente desde las medidas presupuestarias de Biden, está llegando al límite. EEUU se está convirtiendo en una economía tercermundista. Si la Fed ya no compra billones de deuda estadounidense, ¿quién lo hará? ¿China? ¿Japón? No es probable.


Evolución del mercado de bonos en China (FUENTE)



EL DESAPALANCAMIENTO DE LA BURBUJA

Con la Fed imponiendo ahora un ajuste cuantitativo (Quantitative Tightening), retirando mensualmente decenas de millas de millones en bonos y otros activos financieros de su balance, y elevando las tasas de interés clave, los mercados financieros han comenzado a desapalancarse. Probablemente será un proceso desigual, ya que jugadores clave del sector como BlackRock y Fidelity buscan controlar el colapso en su beneficio. Pero la dirección es clara.

A finales del año pasado, los inversores habían pedido prestado casi un billón de dólares en margin debt (así se denominan las deudas para invertir en bolsa, que es apalancamiento financiero puro y duro, un atajo para inversores muy arriesgado, AyR) para comprar acciones. Eso tuvo lugar mientras el mercado estaba al alza. Ahora ocurre lo contrario, y los prestatarios de margin debt se ven obligados a dar más garantías o vender sus acciones para evitar el impago. Eso alimenta el colapso que se avecina. Con el colapso tanto de las acciones como de los bonos en los próximos meses, desaparecerán los ahorros privados para la jubilación de decenas de millones de estadounidenses llevado a cabo mediante programas como el 401-k. Los préstamos para comprar automóviles con tarjetas de crédito y otras deudas de consumo en los EEUU se dispararon en la última década a un récord de 4,3 billones de dólares a finales de 2021. Ahora, las tasas de interés de esa deuda, especialmente la de las tarjetas de crédito, han superado el límite del 16%, que ya era alto. Los impagos de esos préstamos crediticios se dispararán.

Fuera de los EEUU, lo que veremos ahora que el Banco Nacional Suizo, el Banco de Inglaterra e incluso el BCE se vean obligados a seguir el aumento de las tasas de la Fed, es una bola de nieve global de incumplimientos y quiebras en medio de una inflación vertiginosa que las tasas de interés de los bancos centrales son incapaces de controlar. Alrededor del 27% de la deuda corporativa no financiera mundial está en manos de empresas chinas, y está estimada en 23 billones de dólares. Otra deuda corporativa de 32 billones de dólares está en manos de empresas estadounidenses y de la UE. Ahora China se encuentra en medio de su peor crisis económica desde hace 30 años y hay pocas señales de recuperación. Con EEUU, el mayor cliente de China, entrando en una depresión económica, la crisis de China solo puede empeorar. Eso no será bueno para la economía mundial.

Italia, con una deuda nacional de 3,2 billones de dólares, tiene una relación deuda-PIB del 150%. Solo las tasas de interés negativas del BCE han evitado que explote dando lugar a una nueva crisis bancaria. Ahora esa explosión está preprogramada a pesar de las palabras tranquilizadoras de Lagarde, jefa del BCE. Japón, con un nivel de deuda del 260%, tiene la peor situación de todas las naciones industriales y está en una trampa de tipos de interés cero con una deuda pública de más de 7,5 billones de dólares. El yen ahora está hundiéndose seriamente y desestabilizando a toda Asia.

El corazón del sistema financiero mundial, contrariamente a la creencia popular, no son los mercados de valores. Son los mercados de bonos: bonos gubernamentales, corporativos y de agencias. Este mercado de bonos ha ido perdiendo valor a medida que la inflación se ha disparado y las tasas de interés han aumentado desde 2021 en EEUU y la UE. A nivel mundial, esto comprende unos 250 billones de dólares en valor de activos, una suma que, con cada aumento de los intereses federales, pierde más valor. La última vez que tuvimos una caída tan importante en el valor de los bonos fue hace cuarenta años, en la era de Paul Volcker, con tasas de interés del 20% para “exprimir la inflación”.

A medida que bajan los precios de los bonos, cae el valor del capital bancario. La mayoría de los bancos expuestos a tal pérdida de valor en la UE son los principales bancos franceses, junto con el Deutsche Bank, junto con los bancos japoneses más grandes. Se cree que los bancos estadounidenses como JP Morgan Chase están ligeramente menos expuestos a una caída importante de los bonos. Gran parte de su riesgo está oculto en derivados fuera de balance y cosas similares. Sin embargo, a diferencia de 2008, hoy los bancos centrales no pueden volver a poner en marcha otra década de tasas de interés cero y QE (QE o expansión cuantitativa consiste en gigantescas inyecciones de dinero a los mercados por parte d los bancos centrales, AyR). Esta vez, como han señalado hace tres años expertos como el ex-director del Banco de Inglaterra, Mark Carney, la crisis se usará para obligar al mundo a aceptar las monedas digitales de los bancos centrales, un mundo en el que todo el dinero se emitirá y controlará de forma centralizada. Esto es también lo que la gente de Davos/WEF quiere decir con su Gran Reinicio. No va a ser agradable. Un tsunami financiero global planificado acaba de comenzar.


Este texto es parte del número 60 de la revista Desde el Confinamiento¿Crisis económica o voladura controlada?, que puede descargarse gratuitamente aquí. Una introducción puede leerse aquí.



ECONOMÍA